Una parábola es un relato generalmente corto, de
acciones o acontecimientos conocidos por los oyentes y tienen como propósito
comparar algunos puntos esenciales para demostrar una verdad.
Como ya mencionamos en otra ocasión debemos de tener
cuidado de alegorizar en extremo al interpretar las parábolas, no debemos buscar simbolismos o significados
ocultos donde no los hay, no debemos dejarnos llevar por un aire de súper
espiritualidad y sacar de proporción la enseñanza central de las parábolas,
pues ese es su fin darnos al menos una gran enseñanza central, ocasionalmente
veremos que nos dan dos o hasta tres enseñanzas, pero no más, pero por su
afinidad esas enseñanzas centrales van
de la mano.
Era necesario aclarar lo anterior antes de entrar de
lleno al estudio de la llamada parábola de la viuda y el juez, pues en ella
encontraremos elementos que si los sacamos de proporción simplemente le daremos
una mala interpretación a las escrituras, recordemos siempre que LA BIBLIA NOS
DEBE MARCAR LA ENSEÑANZA A NOSOTROS NO NOSOTROS DEBEMOS MARCAR QUE ENSEÑA LA
BIBLIA.
Esta parábola se encuentra solo en el libro de Lucas y
tiene una “parábola gemela” en el capítulo
11 igual del libro de Lucas y la abordaremos un poco más adelante con el fin de enriquecer nuestra enseñanza del día de hoy,
Jesús dicta esta parábola al final del discurso de explicación de la venida del
reino, se trata de un contexto de espera escatológica, y lo hace más evidente
con la pregunta con la que cierra la parábola.
La enseñanza central es clara, Jesús mismo la da al
inicio, perseverar en la oración, insistir en ella, la necesidad de orar
siempre, la oración es el respirar de todo cristiano, es hablar con DIOS,
platicar con él, vaciar nuestro corazón por medio de las palabras.
Jesús nos dice no
desmayar, el desmayo físico es
involuntario, el desmayo físico se da debido a condiciones extremas tanto
emocionales como corporales, deshidratación, nervios, estrés, etc. cuando
alguien se desmaya simplemente no lo puede controlar.
Pero el desmayo espiritual no es así, la palabra
desmayo que usa Lucas aquí es enkakeo y significa estar cansado y
perder el ánimo, siempre que vemos cristianos desanimados, tristes, apagados
por los muchos y muy grandes problemas que el vivir diario nos trae pues no
podemos minimizar los problemas y el dolor que nos hacen pasar, pero en lugar
de correr a los brazos de nuestro amado Padre lo primero que muchos hacemos es
correr en dirección contraria.
La oración la vemos como el último recurso, frases
como:
ya solo me queda orar por tal o cual situación son frecuentes entre
nosotros por no darle el real valor a la oración, pensamos que orar es pesado,
aburrido, cansado, hasta inútil, ¿Para qué orar si DIOS no va a hacer nada?
Pensamos muchas veces.
Y cuando llegamos a orar creemos que es la lámpara
maravillosa y el genio saldrá a concedernos nuestro deseo de inmediato, cuando
Jesús nos habla de la necesidad de orar SIEMPRE, no solo cuando hay problemas o
tribulación, el orar es crecer en nuestra relación con DIOS.
El evangelio de Lucas fue escrito en medio de la
persecución de la iglesia primera, es por eso que trata de darle aliento a
todos aquellos que son triturados por el imperio romano y su cruel tiranía
hacia los cristianos, su intención es la de fortalecer la fe de sus lectores,
parafraseado sería: si no creen en la eficacia de la oración es tal vez porque no tienen
fe, y si tiene fe ¿Por qué se cansan de orar?
Conocimiento sin oración produce legalismo, no sirve
tener sana doctrina sin tener amor por estar en tiempo de oración constante con DIOS.
El tipo de Juez que nos describe Lucas 18.2 que ni teme a
DIOS ni respetaba a los hombres es para que el contraste con DIOS sea más
claro, NO debemos confundirnos y pensar que DIOS está en el cielo de
“caprichoso” pues como no hay nadie que le pueda decir que hacer entonces se da
gusto viéndonos sufrir. (Por eso se dio la aclaración al principio).
Durante la época de Jesús, había normas
establecidas con respecto al proceder legal. En la parábola que estamos estudiando ahora
se nota que había un solo Juez. Esto nos indica que la petición de la viuda
probablemente tuviera que ver un problema de índole monetaria, ya que ésta era la única clase de disputa que un solo Juez podía
resolver. Los demás juicios requerían por lo menos tres jueces.
Por la descripción del juez que se nos da en la parábola, ni temía a Dios.... se
puede deducir que no era un escriba. Lo más probable es que era un
Juez secular un oficial del gobierno de
Herodes.
La clase de justicia que existía para los
pobres en esa época era algo como lo
siguiente:
Sobre una tarima un poco elevada se sentaba
el kadi o juez, medio cubierto por cojines. En su derredor había varias
secretarias y otras personas notables. La muchedumbre se apretujaba en el salón...
cada uno clamando porque se escuchara su causa primero. Los litigantes más prudentes
no se unían al clamor sino que, susurrando, se comunicaban con las secretarias,
entregándoles sobornos. Al satisfacerse la avaricia de los subalternos, uno de
ellos susurraba al kadi, y éste citaba un caso. Se daba por sentado que
el juicio favorecería al
litigante con el mayor soborno. Pero mientras tanto, una mujer pobre en el contorno
de la muchedumbre interrumpía constantemente los procesos, clamando en
voz alta por la justicia. Mandaban que se callara, y le decían con reproche que
ella acudía a la corte todos los días, ella respondía: “así haré todos los días
hasta que kadi me oiga”.
Dada esta clase de justicia por trasfondo, es
fácil ver cómo los primeros discípulos entenderían los pormenores de la parábola.
Ciertamente en ésta parábola la viuda no
tenía quien intercediera por ella. Tampoco tenía dinero para sobornar al juez
por medio de las secretarias.
Ciertamente en el caso de la viuda de la parábola,
el soborno tal vez hubiera resuelto en algo su problema, dado el carácter del
juez. Aparte de no tener reverencia para Dios, tampoco tenía respeto para la
gente, (v. 2). Para la mentalidad judía, las dos cosas siempre iban de la mano.
El hombre que no temía a Dios siempre era aquel que maltrataba a la gente.
De hecho, en el pueblo hebreo se esperaba que
el juez no tan sólo dictara la justicia sino que también fuera el defensor de
los oprimidos. Éstos eran clásicamente las viudas y los huérfanos. La viuda estaba entre la gente
más desamparada. La palabra griega que se traduce como "viuda"
significa "desamparada" o "dejada vacía". De hecho, así era
su existencia.
Hoy en día en contraste podemos ver que los
gobiernos se preocupan más por los sectores sociales vulnerables, hay programas
de ayuda a las viudas y madres solteras, en esa época no era así, las viudas
eran la condición más baja que había, por eso la iglesia se ocupaba de ellas: Hechos 6.1. 1ª
Timoteo 5.3-5, 9,11. Y Santiago 1.27.
Muchas veces nosotros mismos nos sentimos
como esa viuda que clamaba al juez injusto, estamos en la miseria espiritual y
emocional por los problemas y las situaciones difíciles, en la escuela, en el trabajo,
en el hogar mismo, no por nada la viudez es figura de tristeza y desolación: Lamentaciones 1.1.
La oración no tiene como propósito cambiar la voluntad de DIOS la
oración tiene como propósito cambiarnos a nosotros, la verdadera paciencia no es cuánto tiempo esperamos sino la actitud con
la que esperamos, podemos esperar 20 años desesperados porque DIOS haga algo o
esperar 20 minutos alabando a DIOS, no es el tiempo es la actitud.
Si pensamos que nuestras oraciones cambian
los planes o la voluntad de DIOS es porque aún no entendemos a fondo lo que es
la Soberanía divina, la oración es para que aprendamos a descansar en DIOS.
¿Pero que acaso el juez no le dio lo que ella
pidió? Sí, pero recordemos que no podemos forzar todos los puntos de una
parábola, en la parábola gemela en Lucas 11: 2, 5-8, vemos un punto
crucial: DIOS EN SU INFINITA SABIDURÍA Y
BONDAD NOS DA LO QUE NECESITAMOS, no
necesariamente lo que le pidamos.
No me malinterpreten no es que no debamos de
pedir, no es que ya no vamos a orar pues de todos modos DIOS es soberano y va a
hacer lo que Él sabe que es mejor, por el contrario, saber que DIOS es soberano
debe alentarnos aún más a orar, pues
tenemos la seguridad de que va a darnos la respuesta perfecta, aunque muchas
veces esa no sea la respuesta que queremos escuchar, pero al final es la mejor.
¿Entonces como es que debemos de orar cuando
tenemos una petición? Igual que siempre, rogando humildemente, suplicando y
pidiendo, PERO RECONOCIENDO QUE SE HACE SU VOLUNTAD y que su voluntad es
perfecta, tal como Jesús en el huerto de Getsemaní: Lucas 22: 41-44.
El no reconocer esta verdad ha llevado a
muchos cristianos sinceros y humildes a
la frustración espiritual:
·
Le pedí a DIOS salud de mi esposo y no me dio nada.
·
Rogué por un mejor trabajo y no respondió.
·
Suplique por mi economía y DIOS no escuchó.
·
Clame por mi familia y no pasó nada.
Son frases muy comunes entre los cristianos
que ignoran la Soberanía de DIOS, el engaño de las doctrinas humanistas hace
estragos en la iglesia.
Cuando leemos en los versículos 6 y 7 que
DIOS hará justicia a los que clamamos no se refiere a la justicia a nuestro
modo, se refiere a SU JUSTICIA, pues nosotros a fuerza de ser sinceros la
mayoría de las veces lo que queremos es venganza y no justicia.
En contraste con el juez, a Dios no le
molesta que su pueblo clame a él de día y
de noche, por el contrario Él está esperando que nos acerquemos en oración, no
porque se siente solo, sino porque Él es Amor.
La frase del versículo 8 Cuándo venga el Hijo del Hombre,
¿Hallará FE en la tierra? Ha
sido muy mal entendida y manipulada para hacer todo tipo de falsas enseñanza en
torno a la FE, sin embargo dado el contexto, la pregunta no es con el fin de la
especulación sino del auto examen, parafraseada a un lenguaje contemporáneo
será algo como A PESAR DE LAS PRUEBAS ¿TENEMOS FE EN QUE DIOS HACE LO MEJOR POR NOSOTROS
Y POR ELLO DESCANSAMOS EN ÉL EN ORACIÓN?
Para que aumentemos nuestra fe (La FE viene
por el oír la palabra de DIOS Romanos
10.17.) vamos a terminar leyendo Éxodo
2:23-25.
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