Estudiar los atributos de DIOS es una tarea nada sencilla pues conforme
avanzamos nos vamos dando cuenta que muchas de las características que teníamos
por sentadas con respecto al carácter de nuestro DIOS solo eran emociones o
pensamientos nuestros, y cuando lo comparamos con un estudio serio de la
escritura los ídolos de pensamiento caen
de forma drástica.
Los atributos son el medio por el cual DIOS muestra su
carácter, se dividen en dos grandes tipos de atributos: los incomunicables o
absolutos que son aquellos que únicamente DIOS posee tales como Independencia,
Supremacía, Omnipotencia, Soberanía, etc.
El otro grupo de atributos son los llamados
comunicables y son los que DIOS comparte o comunica con nosotros los seres
humanos aunque obviamente en menor medida, y hasta ahora hemos estudiado la
espiritualidad, fidelidad, bondad y amor de DIOS.
El día de hoy veremos un atributo, que juntamente con
el Ser Todopoderoso y La Soberanía son
llamados por muchos atributos ancla, lo que quiere decir es que de estos
atributos se sujetan todos los demás y también nos ayudan a aterrizar los demás atributos y a
entender correctamente aquellos que se han desvirtuado por el sentimentalismo
humano, me refiero a LA JUSTICIA DE
DIOS.
Muchas veces, todos hemos escuchado las palabras: NO
ES JUSTO.
·
De un niño que no se la da un dulce antes de comer.
·
De un adolescente que no se le da permiso de ir a una
fiesta.
·
De una esposa que tiene que llevar toda la carga de la
familia ella sola.
·
De un hombre que no le salen las cosas como el
esperaba.
· DE LOS SERES HUMANOS CONTRA DIOS CUANDO NO ENTENDEMOS
SU VOLUNTAD SOBERANA.
El apóstol Pablo en Romanos 9.14 hace una
pregunta retórica ¿Hay injusticia en DIOS? Para un discípulo que ama a DIOS y su palabra y que cree
fielmente en la Biblia no hay problema al responder esta pregunta: por supuesto
que no, sin embargo muchas personas hoy en día y hasta algunos que se dicen
cristianos no opinan de igual forma,
piensan cosas como:
·
¿Si soy hijo de DIOS porque permite que me pase esto a
mí?
·
¿Acaso no debería irme siempre bien por ser cristiano?
·
¿Por qué cuando mas busco a DIOS peor me va?
·
Soy cristiana, ¿Por qué le pasa esto a mi familia?
·
No es justo, ¿Por qué a mí?
Son muchas las veces que me ha tocado escuchar frases
como estas… y peores.
Todo por tener una idea equivocada y por supuesto anti
bíblica de lo que es la JUSTICIA DE DIOS.
La palabra justo se traduce de la
palabra hebrea tsaddik y
la palabra griega dikaíos.
Las dos palabras denotan la rectitud o excelencia moral de Dios.
Según las Escrituras, Dios es un ser
absolutamente justo y siempre actúa de una manera perfecta de acuerdo con Quien
es, es decir de acuerdo a su propio carácter. No hay nada equivocado o incorrecto en la naturaleza de Dios o Sus obras.
DIOS
nunca “será” o “hará” algo que justificaría una acusación de mal. Sus
obras, decretos, y juicios son absolutamente perfectos. Decir que DIOS es
injusto o que actuó injustamente con alguien
o en alguna situación querría decir que DIOS se equivocó, que no hizo
las cosas de forma perfecta lo cual LO DESCALIFICARIA PARA SER DIOS.
Una cosa es que no nos gusten, no nos agraden
o no disfrutemos nosotros su perfecta voluntad y otra cosa muy distinta es que
DIOS sea injusto. Job 36:22-23.
Es importante entender que la justicia de
Dios es intrínseca o inherente (perteneciente a Su naturaleza).
La justicia no es meramente algo que Dios decide ser o hacer, sino que es
esencial a Su naturaleza – Él es justo. Dios tendría que dejar de ser
Dios para ser injusto. Tendría que negar Su propia naturaleza para hacer algo
que no es correcto. Esta es una verdad maravillosa que infunde gran confianza
en Dios. Deuteronomio 32:4.
Es importante entender que la justicia de
Dios es trascendente, es decir va mucho más allá de todo lo convencional. La
justicia de Dios sobrepasa la de todos los demás. No hay otro que es justo como
el Señor. Job 4:17-19. Isaías 45:21.
La
justicia de Dios se refleja en Su actitud hacia las obras de hombres y ángeles.
Dios no es moralmente neutral o apático, sino que ama la justicia y aborrece la
injusticia, como nos enseñan las siguientes Escrituras: Salmo 7:11-12. Salmo 11:7.
La justicia de Dios, entonces, excluye todo tipo de favoritismo:
Dios no le da preferencia a nadie, no hace
acepción de personas; 1ª Pedro 1.17,
porque si lo hiciera, no sería justo y no sería el Dios de la Biblia.
Aun nosotros sabemos que el favoritismo es
injusto porque, ¿cuál es nuestra reacción al enterarnos del abuso de poder de
parte de un político que pone a familiares o amigos en posiciones del gobierno,
en vez de escoger al que sería el más adecuado o calificado para el oficio?
Somos prontos para clamar: “¡Qué injusticia!”
Pero muchos creen que Dios es igual al
político porque creen que Él actúa de una manera diferente con los “malos” que
con los “buenos” (o sea, realmente creen que Dios debería actuar de una manera
diferente con ellos que con los demás).
Dios es infinitamente justo y le da a cada
uno lo que merece (ni más, ni menos), sin ningún favoritismo, eso significa que
tenemos la garantía de que Él no hará
nada malo, que él reinará sobre su creación sin capricho, parcialidad o
injusticia alguna: 2ª Crónicas 19:7.
Sofonías 3.5. Job 8.3.
Hay quienes pretenden refutar la doctrina de
la elección soberana de DIOS para salvación argumentando que eso hace a DIOS
injusto, ¿Por qué elige a unos si y a otros no? Eso lo hace ser injusto dicen,
sin embargo Romano 9 nos contesta claramente
que no es así, los elegidos recibimos Gracia de parte de DIOS, los demás
reciben JUSTICIA, el justo pago por sus pecados, pero absolutamente nadie recibe injusticia por parte de DIOS.
La justicia de Dios se manifiesta muy
claramente en la cruz de Cristo.
Romanos
3.26.
Antes de la primera infracción de la ley,
Dios había establecido la paga del pecado (la pena, el castigo por infringir Su
ley): La muerte (física y espiritual). Gen
2.16-17.
El hombre sabía de antemano cuales eran
aquellas “reglas” y cuál era la pena por romperlas. Puesto que Dios es justo
(completa, plena e infinitamente justo), Él tiene que “jugar según las reglas”
que Él mismo estableció. Si hiciera otra cosa, no sería justo. Por lo tanto, es
imposible que Dios haga lo que no es conforme a la perfecta justicia
imparcial.
Esto quiere decir que el hombre pecador tiene
un problema grave porque es imposible que Dios simplemente justifique al impío
(como decirle: “¡Ah, tranquilo! No importa. No voy a tomar su injusticia en
cuenta. Entre en el cielo. No hay problema”). Dios no puede hacer esto porque sería
completamente contrario a Su carácter. Y si lo hiciera, Él no sería el Dios de
la Biblia.
Más bien, Dios es Juez Justo (el único Juez
Justo) y esto implica que cada uno que ha infringido la ley tiene que sufrir la
consecuencias—tiene que “pagar la multa” y “cancelar la deuda”. Puesto que el
hombre ha hecho lo malo (desobedeció a Dios violando Su santa ley moral; merece
castigo y no recompensa; merece el infierno y no el cielo.
Dios es justo y por lo tanto la “multa” tiene
que pagarse (alguien tiene que sufrir la muerte y aun la “muerte segunda” de la
ira de Dios—la ira que se manifiesta más plenamente en el lago de fuego).
El Señor Jesucristo, nuestro Sustituto
inocente, pagó nuestra “multa” sufriendo el castigo que nosotros merecíamos. Isaías 53.5-6. 1ª Pedro 3.18.
En la cruz, Jesucristo pagó toda nuestra
deuda que teníamos con Dios por haber pecado contra Él. Dios Padre lo hizo a Él
pecado por nosotros, en nuestro lugar 2ª
Corintios 5.21; Gálatas 3.13 y derramó toda Su ira (la ira que nosotros
merecemos) sobre Su Hijo, clavado en la cruz.
De esta manera Dios sigue siendo justo
(porque la multa se pagó), pero a la misma vez Él llegó ser el que justifica al
impío. Cuando Cristo murió para pagar la pena de nuestros pecados mostró que
Dios era realmente justo, porque en efecto aplicó el castigo apropiado al
pecado, y al mismo tiempo perdonó a Su pueblo sus pecados. Romanos 3.21-26.
Dios ha compartido este atributo con los
hombres.
Obviamente cada ser humano tiene algún
sentido de justicia—algún sentido de lo que es correcto.
Todos creen que un hombre que viola a una
niña merece castigo y no recompensa. Todos también sienten cierta indignación
cuando un criminal se va libre de ningún castigo. “¡Qué injusticia!” Decimos. Así
que, podemos ver este atributo comunicable en todos los seres humanos.
Pero aun más que esto, nosotros los cristianos
somos siervos de justicia. Romanos 6.17-22.Vemos
en esto que la justicia de Dios está bien ligada a Su santidad, porque Él nunca
hará lo malo (lo injusto) sino que siempre hace lo bueno (lo justo).
En Cristo somos justificados de una vez para
siempre, pero eso no implica que debamos simplemente sentarnos, contentos y ociosos
con respecto a la justicia. Más bien implica que ahora tenemos la capacidad
de luchar para crecer en la santidad,
separándonos del pecado y procurando siempre andar en la justicia. Dios es justo
en todos Sus caminos; Sus hijos también
manifestamos este mismo atributo.
gracias, muy interesante el estudio, bendiciones
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