lunes, 31 de agosto de 2015

Las Parábolas De Jesús 20: La Vid Y Los Pámpanos. Juan 15.1-9.

El día de hoy veremos una parábola que es exclusiva del evangelio de Juan, es única en su tipo y sé que muchos vamos a identificarnos plenamente con ella.

Jesús al final de su ministerio terrenal, cuando ya había lavado los pies a los discípulos, había partido el pan con ellos en la última cena y había despachado ya a judas a hacer lo suyo, les da una serie de enseñanzas  entre las cuales encontramos esta parábola.

En ella Jesús habla de la vid que es el árbol que da uvas, de los pámpanos que no es otra cosa que los sarmientos o las ramas y del fruto que dan, es decir obviamente las uvas.

Pero antes de entrar de lleno al contenido y aplicación de esta parábola, pongamos un poco de contraste para que resalte adecuadamente esta maravillosa y poderosa enseñanza del Señor.

La semana pasada vimos una enseñanza parabólica de Jesús, en la cual vemos claramente que las ovejas son los discípulos mientras que los cabritos son los “casi cristianos” pues su comportamiento o el fruto que dan (o mejor dicho que NO dan) los delata.

Tal vez muchos o todos los que estamos aquí el día de hoy  hemos hecho la misma exclamación  que el mismísimo apóstol Pablo en Romanos 7.24: Miserable de Mí.

¿Qué es lo que aquejaba al gran apóstol a los gentiles? ¿La persecución tal vez? ¿El hambre y la angustia? ¿Tribulación, angustia, escasez?  ¿Peligros o amenazas de muerte? Pues no nada de esto fue lo que agobio hasta este punto al apóstol: Romanos 8:35 al 39.

Lo que tenía al punto de caer a la lona y tirar la toalla al apóstol Pablo fue algo más intenso todavía: era ¡SU MANERA DE VIVIR para Cristo! Romanos 7: 15 al 24.

Antes de comenzar a criticar al apóstol  Pablo hagamos un análisis de nuestras propias vidas y seamos honestos con nosotros mismos y con DIOS ¿Le agrada TODO lo que hacemos? ¿Realmente vivimos como DIOS quiere que vivamos la vida cristiana?

Algunas veces estamos hasta la cima de la montaña espiritual, ayunamos, leemos la biblia, oramos mucho, no nos peleamos con nadie, el diablo no puede con nosotros,  en fin andamos “que echamos lumbre” y otras veces caemos en la más profunda fosa, no leemos, no oramos, tenemos problemas con nuestros seres más cercanos, y caemos en todas las tentaciones del pecado, y está montaña rusa espiritual se repite una y otra vez en nuestras vidas.


Muchos  hombres y mujeres sin importar el tiempo que llevemos de conocer de Cristo y su palabra hemos pasado o hasta estamos subidos en esta montaña rusa espiritual el día de hoy. Un día somos los más cristianos que puede haber en el mundo, somos  los más “ungidos”, al siguiente día nos sentimos como gusanos y perdemos todo deseo de caminar con DIOS.

Muchos se preguntan ¿Debe de haber algo más que esto en la vida cristiana? Se supone que deberíamos estar experimentando la vida abundante que Jesús nos prometió cuando viniéramos a él, sin embargo muchos solo estamos en un estado de miseria espiritual. SIN DAR FRUTO en pocas palabras.

¿Por qué pasa esto? Hoy en día vivimos en una sociedad en la que para todo se demanda el éxito. Desde que nacemos hasta que morimos somos alimentados con la idea de tener éxito en todo lo que hacemos.

·         Éxito en la escuela.
·         Éxito en el trabajo.
·         Éxito en las finanzas.
·         Éxito en el amor.
·         Éxito en todo.

Se nos bombardea en nuestra cultura que la base de todo éxito es el trabajo duro, la constancia, la dedicación, el esfuerzo, etc.  Sin embargo en el mundo espiritual no es así, los caminos de DIOS y sus pensamientos no son iguales a nuestros caminos y pensamientos.

En el caminar con Cristo el hacer nuestro mayor esfuerzo puede llegar a ser lo más perjudicial que hagamos, el hacer nuestro mayor esfuerzo puede volverse nuestra mayor derrota.

Tal vez  nadie tiene ningún inconveniente con esta idea en lo que respecta a nuestra salvación, somos salvos por gracia, no tenemos que hacer ningún esfuerzo, nuestras buenas obras no ayudan en nada,  sin embargo solo lo dejamos ahí, y cuando comenzamos a caminar con DIOS, dejamos la gracia y queremos hacer nuestros esfuerzos, como lo hemos aprendido toda la vida en las demás cosas.

Yo mismo viví mucho tiempo de mi vida en Cristo atrapado en el ciclo llamado motivación-condenación-rededicación.

De repente me sentía con el ánimo de ganar el mundo para Cristo en un solo día, y daba mi mejor esfuerzo para ello, pero algo pasaba y se iba diluyendo hasta desaparecer, ahí caía en la condenación de estar frío para DIOS, sintiéndome ser el peor cristiano en la historia, y al final me rededicaba de nueva cuenta a hacer las cosas para Cristo.

¿Por qué no podía tener éxito? ¿Por qué muchos se encuentran así el día de hoy? Atrapados en el ciclo, ahogados en un mar de angustia, encerrados en la miseria espiritual que  llega a nosotros al pensar que “no damos el ancho para DIOS”.

Es por que muchos miden su éxito espiritual de la misma forma en que miden los demás éxitos, en términos de producción, y el cristianismo no está construido alrededor de lo que hacemos, está construido alrededor de CRISTO.

Por eso es tan importante  dejar de vivir conforme a los valores de la vida cristiana (no esto, no lo otro, has esto, has lo otro)  y centrar nuestras vidas en la persona de Jesucristo.

Si tú estás en una postura de mediocridad espiritual, no hay nada que puedas hacer para salir de ahí, la respuesta no es algo, la respuesta es alguien y ese alguien es Cristo Romanos 7:25.

Vamos ahora, con este contexto a leer nuevamente está parábola y veamos su profunda enseñanza:



Juan 15.1. LA VID VERDADERA: Jesús. Hace esta distinción de decir VERDADERA, pues en el pensamiento Judío basado en el antiguo testamento la nación de Israel es la Vid que el padre planto, sin embargo como es bien sabido la nación resulto infiel y sin fruto.


Juan 15.2. la rama que no de fruto será quitada, muchos piensan erróneamente que habla de un cristiano que no da fruto perderá su salvación sin embargo esto es totalmente imposible pues contradice la escritura, se trata más bien legado a las palabras del versículo 6 “los echan en el fuego y arden” de aquellos que nos habla 1ª Corintios 3.15.

La segunda mitad del versículo, aquellos que llevan fruto serán  limpiados para que lleven MAS fruto nos habla de cuando estamos caminando correctamente con DIOS y llegan las pruebas. PARA REFLEJAR CADA VEZ MÁS EL CARÁCTER DE CRISTO.

Juan 15.3. El agente purificador no son las buenas obras, es LA PALABRA DE DIOS.

En Juan 15:4-5. Jesús da la clave, PERMANECER NO ESFORZARTE.

La palabra permanecer del Gr. Meno  significa estar en algún lugar por un periodo de tiempo, ¿En qué lugar? A los pies de Cristo, abrazado agarrado de Él, ¿Cuánto tiempo? Toda la vida. Porque sencillamente separados de Cristo NADA podemos hacer.

¿Cómo podemos permanecer? ¿A qué se refiere? ¿Cuál es la forma práctica no la tanto la forma  teológica de hacerlo? 

Juan 15.7. Dice permanezcan en mi Y MIS PALABRAS permanezcan en ustedes. Permanecer es por medio de la renovación de nuestro entendimiento esto es por medio de la verdad de su palabra.
De forma práctica es que todo lo que hagamos en esta vida sea con la plena consciencia de que es Cristo a través de nosotros y mientras más lo practiquemos más espontáneamente lo vamos a realizar:

·         Al trabajar.
·         Al ir a la escuela.
·         Al hacer los quehaceres de la casa.
·         Al estudiar.
·         Al orar.
·         Al leer la biblia.
·         Al caminar por la calle.
·         Al momento de pasar por el fuego de prueba.
·         Al ser tentados por el pecado.
·         Etc.

Juan 15.8. Nos muestra una vez más que todo lo que DIOS hace es con propósito.

Juan 15:9. ¿Alguna vez has  visto una pareja recién casada, recién inician una relación de noviazgo, etc.? Derrochan tanta miel que hasta empalagan, DIOS quiere empalagarnos con su amor.

Lo malo es que hay mucha gente tan preocupada por hacer cosas para DIOS que se les olvida disfrutar de su relación con DIOS. Cristo no quiere una criada, él quiere una esposa   
El amor hacia DIOS está en relación directa de cuanto le conocemos, no podemos amar a quien ni conocemos. Es por esto que conocer a DIOS es de suma importancia. Juan 17:25 y 26.

ES TIEMPO DE AMAR Y ES TIEMPO 
DE CONOCER A DIOS,









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