La
parábola de los dos deudores es una más que únicamente encontramos en el
evangelio de Lucas, destaca por su
brevedad y por el alto contenido espiritual y emocional en su enseñanza central.
El
contexto bajo el cual se narra esta parábola lo encontramos en Lucas 7:36-47.
En
primer lugar encontramos que Jesús es invitado a la casa de Simón el Fariseo,
no debemos confundir este hecho con el relatado en Mateo, Marcos y Juan, claramente por las grandes diferencias en los
detalles y la cronología se ve que son dos eventos totalmente diferentes.
Para
entender bien la enseñanza de la parábola es necesario entender los usos y
costumbres de la época al tener invitados a comer:
1. Al llegar los invitados el anfitrión los recibía
con un beso.
2. Tenían criados que les lavaban los pies a los
asistentes.
3. Se ungía la cabeza con un poco de aceite a
los invitados.
4. Los convidados se recostaban a la mesa sobre
su lado izquierdo,
las mesas eran de baja altura.
5. Los invitados eran muy selectos, no
cualquiera podía compartir los alimentos con los fariseos.
Por eso es que la mujer puede besar, ungir y
secar los pies de Jesús, no estaba “bajo
la mesa” estaba al lado de Jesús.
Por el relato de Lucas podemos darnos cuenta que la intención del fariseo al invitar
a Jesús no fue por amor, respeto o nada parecido, pues falto a todas las
rígidas costumbres al tener un invitado especial en casa, el fariseo solo invito a Jesús a su casa para su propia conveniencia.
Jesús era el profeta de moda en la región y
tenerlo de invitado en casa daría buen nombre, buena reputación al
fariseo, meditar en esto me lleva a
preguntarnos ¿Estamos con Jesús por que le amamos o por lo que Él nos puede
dar?
Lamentablemente hoy en día pasa algo muy
parecido, muchas son las personas que no buscan a Jesús por quién es Él sino
por lo que Él puede darles, Fama, fortuna, bienes, prosperidad, poder, dones,
etc. PERO NO LO BUSCAN A ÉL.
La gran mayoría de las iglesias promueven lo
segundo, son antropocéntricas, es decir el ser humano es el centro de todo, ese
tipo de “cristianismo” es solo moda cultural cristiana, son personas que se ven
como los del mundo, hablan como los del mundo, huelen como los del mundo, hacen
las mismas cosas que hacen los del mundo, PERO CREEN QUE ESTÁN BIEN por el
hecho de que INVITARON A JESÚS A SU CORAZÓN UN DÍA.
Cuando Simón se percata de la mujer pecadora
a los pies de Jesús, sus prejuicios salieron a flote rápidamente, la mujer
obviamente no había sido invitada así que se escabulle, llega hasta los pies de
Jesús con la intención de darle un regalo muy costoso pero al estar cerca de Él
la mujer no puede contener su emociones
y comienza a besarle los pies y al llorar riega
los pies de Jesús con sus lágrimas, al no tener una toalla a la mano
remedia la situación y comienza a secar los pies con sus cabellos.
Qué situación más antagónica, primero vemos a
un interesado en lo que Jesús puede darle, un fariseo que lo invita a casa para
beneficio propio e inmediatamente después vemos a una mujer rendida, sumisa,
tirada a los pies del Maestro demostrándole su amor y agradecimiento
desbordadamente.
La mujer no tenía ninguna obligación con
Jesús como lo tenía el fariseo por las tradiciones de la época, ELLA HIZO LAS
COSAS SOLO POR AMOR.
Si nosotros empezamos a ver nuestra relación
con Cristo como una obligación: tengo que
orar, tengo que leer la biblia, tengo que ir a la iglesia, tengo que cantar,
aplaudir, danzar en la alabanza, etc. pronto será una pesada carga y
dejaremos de lado nuestra comunión con Él, en cambio cuando las cosas se hacen
por amor (y nosotros solo correspondemos el amor que nos mostró en la Cruz)
jamás nos pesará y por el contrario siempre lo haremos con gozo: Génesis 29:20.
Desde el punto de vista de Simón el fariseo, este era un incidente muy
difícil. Si la mujer había comprado el perfume con dinero ganado en la
prostitución, el regalo estaba manchado. Según Deuteronomio 23: 18, Dios detestaba tales ganancias, y por lo tanto
no era correcto que estuvieran en su casa.
Regalos obsequiados por personas inmorales
eran considerados sucios e inaceptables por cualquier persona respetable. Es
más, la mujer había soltado el cabello en presencia de hombres; al hacerlo,
demostraba qué clase de mujer era. No era socialmente aceptable que las mujeres
soltaran su pelo en público.
Por esto es que Simón pone en duda que Jesús
en verdad fuera un profeta, pues se decía así mismo, si fuera profeta sabría
bien toda la situación, y no le permitiría a la mujer pecadora acercarse a Él.
¿Cuántas veces ponemos en duda la voluntad de
DIOS? Si te ha pasado es porque simplemente TE
FALTA CONOCERLO MÁS POR MEDIO DE SU PALABRA Y NO POR MEDIO DE TUS SENTIMIENTOS.
La acción amorosa de la mujer y la actitud
déspota de Simón fijaron el escenario
para que Jesús diera la parábola de los dos deudores, cuya enseñanza central es
maravillosa: EL AMOR INCONDICIONAL DE DIOS POR SOBRE TODAS LAS COSAS.
Para comenzar, Jesús le dice directamente a
Simón que le tiene algo que decir. Esto despierta el interés del fariseo, quien
le manifiesta a Jesús que le comunique su mensaje. Este mensaje fue expresado
por medio de una parábola que se centraba en la experiencia de dos deudores.
Uno de éstos le debía al acreedor quinientos
denarios, o sea, el equivalente al dinero que un jornalero recibiría por
quinientos días de labor. El otro deudor sólo le debía al acreedor cincuenta
denarios. Ninguno de los dos deudores tenía con qué pagarle al acreedor lo
convenido.
Sin dar una razón, Jesús dice que el acreedor
perdonó la deuda a ambos. El acreedor representa a DIOS y el motivo por el cual
él ha cancelado nuestra deuda de pecado, por el cual Él nos ha perdonado, por el cual él nos ha amado, por
el cual nos bendice es sencillamente PORQUE ÉL ES AMOR.
La palabra para perdonar que usa Lucas
es del Griego carizomai y significa
otorgar un favor de forma incondicional.
Luego, Jesús recalca la idea principal del
relato con una pregunta: ¿Cuál de
éstos le amará más? (de los deudores al acreedor). Sin que lo
dijera, Simón se daba cuenta de que Jesús de alguna manera tenía la intención
de involucrarlo a él personalmente en el relato. Sabía de antemano que Jesús de
alguna manera iba a referirse a la presencia de la mujer y a su propia falta de
cortesía. Sabiendo todo esto, Simón responde a la pregunta de Jesús con cierto
aire de desgano, como que no quería contestar directamente. Dice: Supongo que aquel a quien perdonó
más.
Haciendo caso omiso de su contestación esquiva,
Jesús le dice a Simón que había dado en el clavo, había contestado correctamente.
Lo que sucede después llama la atención:
Jesús, mirando a la mujer, le pregunta al fariseo si puede verla. Es obvio que
Simón no era ciego físicamente; desde luego, la veía. Lo que Jesús quería, sin
embargo, era que el fariseo la viera de manera distinta. Éste la veía
únicamente como una intrusa pecadora.
Jesús quería que Simón la viera como una
persona perdonada. Físicamente Simón podía ver; espiritualmente era ciego. Sin reprocharle, Jesús intentó darle al
fariseo una nueva manera de ver las cosas. Para hacerlo, Jesús le recuerda a
Simón de todas las atenciones que debiera haberle dado. Luego señala todas las
acciones bondadosas de la mujer pecadora para con su persona.
Mediante esta comparación, Jesús pudo lograr
la enseñanza principal de la parábola de los dos deudores. Mientras más la deuda perdonada, más amor habrá para el perdonador.
Era necesario que el fariseo entendiera que
la mujer demostraba su amor para con Jesús porque su deuda había sido grande.
Era más necesario aún que Simón captara la
idea de que sus propios pecados eran grandes también, y hacía falta que pidiera
perdón a Dios por causa de ellos, pero el
fariseo no reconocía sus propios pecados, sólo los de la mujer, tenía que
reconocer sus pecados para luego pedir perdón por ellos y así experimentar el
gozo del ser perdonados por amor.
Muéstrenme Alguien Perdidamente Enamorado De
Cristo Y Les Mostrare Alguien Que Ha Entendido El Gran Perdón Que Ha Recibido.
Por medio de la parábola de los dos deudores
Jesús quería que todos los oyentes y que nosotros hoy en día nos demos cuenta nuestra propia deuda, gran deuda para con Dios por causa del pecado, porque TODOS los hombres sin Cristo están bajo el dominio del pecado: Romanos 3:9-20 y 1ª Juan 1:8-10.
Quitémonos la venda de los ojos, dejemos de
minimizar el pecado dejando de hablar de él o diciéndole nombres como
enfermedad o malos hábitos y entendamos de una vez que EL
SER HUMANO ES PECADOR POR NATURALEZA.
Es tan grave la situación y tan grande la
indignación de DIOS hacia el pecado que es necesario un castigo ejemplar para
los pecadores no arrepentidos: EL INFIERNO.
Ese pecado ha afectado al punto de la muerte
espiritual si se está separado de Cristo: Génesis
2:16-17, Romanos 5.12, Efesios 2:1-3 y
Colosenses 2:13.
La medida del amor está en el tamaño del perdón.
Por eso es tan impactante cuando comenzamos a
conocer y a disfrutar el amor incondicional de DIOS, por eso es que crea en
nosotros identidad, pues no merecíamos ese perdón, no merecíamos estar a los
pies de Jesús, no merecíamos besar sus pies, no merecíamos NADA bueno de parte
de DIOS, solo merecíamos CASTIGO… pero Cristo tomó nuestro lugar para que
pudiéramos recibir el perdón de DIOS.
En la medida que lo entendamos y lo
asimilemos podremos corresponder con el
amor grande que Dios nos mostró. Lucas
7:47-50.