En las últimas dos enseñanzas acerca de la unión
hipostática quedo establecido por medio de la Escritura y basados en el credo
calcedonio lo que es en si la unión hipostática: que es la unión de las dos
naturalezas: la humana y la divina de forma perfecta, inconfundible, inmutable,
indivisible e inseparable en la única persona de Jesucristo, el Verbo de DIOS
encarnado.
Dicha unión no tiene punto de comparación ni hay
analogía posible para mostrar su verdad, esta unión es un misterio como lo dice 1ª
Timoteo 3:16, aunque ya quedo aclarado que la palabra misterio significa algo
que solo DIOS revela cuando Él quiere y a quien Él quiere.
La ortodoxia de esta doctrina a través del tiempo
(desde el concilio de calcedonia) nos dice que la unión hipostática es tanto
necesaria (sin ella no hay plena salvación como ya lo entendimos) como indisoluble
es decir la unión una vez comenzada en la concepción por el Espíritu
santo de la virgen María nunca más se va a disolver.
El día de hoy, para cerrar las enseñanzas acerca de
este tema en particular, veremos las implicaciones que tiene la Unión Hipostática, implicaciones tan
importantes que sin unión hipostática definitivamente no hay cristianismo
bíblico que se sostenga de pie.
La impecabilidad de
Jesucristo.
Aunque la biblia nos dice claramente que Jesucristo
fue al cien por ciento un ser humano, hay una gran excepción, él fue sin pecado
y jamás cometió pecado alguno.
Hay quienes presentan objeción a esta importante doctrina,
pues dicen que si fue un ser humano al 100% necesariamente tuvo que pecar
algunas veces pues todos los humanos pecamos por la naturaleza pecaminosa con
la cual hemos nacido.
Sin embargo, en Jesucristo hay una clara excepción y
es su concepción y nacimiento, mientras que todos los seres humanos heredamos
el pecado de adán en nuestra naturaleza, Jesucristo NO lo heredo pues su
concepción fue milagrosa. Lucas 1:35.
Esta enseñanza es muy conocida como concepción
inmaculada de nuestro Señor Jesucristo, lo cual significa que él nació
limpio de la mancha del pecado original pues la forma en que fue concebido no
fue la forma en que los demás seres humanos lo hacemos.
En el catolicismo romano, hay una enseñanza que no es
bíblica, solo es tradición impuesta por el magisterio, la cual dice que aun la
virgen María fue concebida de forma inmaculada, que de esa forma no se halló
pecado nunca en ella y por lo tanto ella tampoco heredo el pecado original a
Jesús, sin embargo, no hay ni una sola evidencia de que esto sea una realidad
en toda la Escritura, ni siquiera en los libros deuterocanónicos (fuera del
canon) ni los apócrifos (falsos).
Cuando hablamos de la impecabilidad de Cristo queremos
decir que Él literalmente NO podía pecar, y esto es más que solo decir que él
pudo permanecer sin pecar jamás, como si tuviera una gran resistencia al poder
del pecado, la impecabilidad nos dice que Jesús literalmente NO puede pecar ni
pecó jamás, pues DIOS no puede pecar o deja de ser el DIOS Santo, Santo, Santo
de la Escritura:
·
2ª
Timoteo 2:13.
·
Santiago
1:13.
El hombre natural puede pecar y puede ser tentado.
Debido a la perfecta unión de las dos naturalezas, el Señor Jesucristo era
tentable (podía ser tentado en su naturaleza humana), pero no pecable (debido a
su naturaleza divina).
Desde luego, la tentación que el Señor pudo
experimentar fue distinta a la que nosotros experimentamos. Nosotros somos
tentados internamente: Santiago.1:13-15
y externamente: 1ª Corintios 7:5.
Las tentaciones externas vienen de satanás y las
tentaciones internas, que son la gran mayoría, vienen de nuestra propia
naturaleza carnal que se quedó acostumbrada al pecado.
La biblia es clara al demostrar que el Señor
Jesucristo NO tuvo pecado heredado:
·
Lucas
1.35.
·
Mateo
1.20.
·
Juan
8:46.
·
2ª
Corintios 5:21.
·
Hebreos
4:15.
·
Hebreos
7:26.
·
1ª
Pedro 2:22.
·
1ª
Juan 3:5.
Esto quiere decir que Jesucristo solo podía ser
tentado EXTERNAMENTE, pues en lo interno no tenía ni tiene pecado alguno, por
otro lado, nuestras tentaciones son controladas por DIOS para que no seamos
destruidos por ellas: 1ª Corintios
10.13.
En cambio, las tentaciones que Jesús experimento en su
naturaleza humana, cayeron sobre de Él con toda la fuerza del maligno: Mateo 4:1-12. Las tentaciones que Jesús
recibió fueron del grado de su persona Teantrópica (DIOS-Hombre):
·
Convertir piedras en pan.
·
Dejarse caer desde lo alto y ser rescatado por sus
ángeles.
·
Asumir el control del mundo aparte del plan perfecto
de redención.
Son tentaciones que solo DIOS-Hombre puede tener.
Pero, hay quienes se preguntan si Jesús literalmente
NO podía cometer ningún pecado entonces, ¿Su tentación fue real? Y usan este
argumento para oponerse a la doctrina de la impecabilidad de Jesucristo.
Una vez más, la doctrina de la unión hipostática
sustenta los argumentos, pues claramente vemos en la Escritura que Jesús, su
naturaleza humana fue tentada, sin embargo, la naturaleza divina que subsiste
en la misma persona de Jesucristo le lleva a NO poder pecar, al igual que con
los milagros realizados, se da por la comunicación
de atributos.
Además, El testimonio bíblico está en contra de tal
suposición. Jesucristo experimentó la tentación con tal intensidad que la
angustia que le hizo sudar sangre. Lucas
22:44.
El Getsemaní es la mejor evidencia de la realidad de
la tentación del Señor. Allí se ve un conflicto entre lo que era su deseo y lo
que era su voluntad. Su deseo fue evitar la cruz por razón de la separación con
el Padre, pero su voluntad fue hacer la voluntad del Padre.
¿Por qué es tan importante la impecabilidad de nuestro Señor Jesucristo?
Porque sencillamente sin ella NO hay salvación.
1ª Pedro 1:18-19.
La impecabilidad de Cristo no es simplemente un
atributo personal, característico de su naturaleza humana tanto como de su
naturaleza divina, sino que es uno absolutamente indispensable para la
expiación que obró en la cruz del Calvario. A la práctica de
esta impecabilidad durante su vida terrenal al obedecer perfectamente la santa
ley de Dios se le llama su «obediencia activa». Esto no implica otra expiación,
sino que su vida perfecta
fue necesaria para que ofreciera un sacrificio
perfecto. 1ª Juan 4:10.
Por último, pero no menos importante, tiene una
poderosa implicación práctica en nuestros días y es el oportuno socorro cuando
nosotros, sus hijos somos tentado o estamos pasando por periodos de fuerte
tentación. Hebreos 2:18.
no me refiero solamente a ser tentados en los pecados
en las que la carne se quedó acostumbrada a andar, me refiero a la más común de
las tentaciones de los cristianos: el pecado de la incredulidad que se traduce
en desaliento, desánimo y falta de interés en las cosas de DIOS como
congregarnos, leer la biblia, orar, adorar, etc.
El mismo Cristo que venció las tentaciones, y no cualesquiera
tentaciones, es el que viven en nosotros y somos uno con él a nivel espiritual,
dejemos que el brille, que él salga, que él viva por medio de nosotros.
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