Hasta este momento, en nuestro estudio del tema
Esclavos de cristo, hemos entendido que todos aquellos que hemos nacido de
nuevo, aquellos que nos consideramos hijos de DIOS, somos entonces por
definición bíblica Esclavos, comparados a precio de sangre de nuestro Señor y
salvador Jesucristo.
Esta esclavitud tiene grandes implicaciones en
nuestras vidas, y eran comprendidas tan bien por los primeros discípulos en
persecución que llegaron al grado de responder cuando sus vidas pendían de un
hilo: Soy libre porque soy esclavo de Cristo.
La enseñanza pasada vimos a la luz de la Escritura que
aquellos que somos parte del cuerpo de Cristo somos LOS DISCÍPULOS y Cristo es
la Cabeza, es el que ocupa la posición más alta, es quien da las ordenas, es
quien manda en su cuerpo y el primer signo de que somos parte del cuerpo es que
apreciamos y buscamos ser discipulados bíblicamente y las enseñanzas
doctrinales nos nutren en el conocimiento de nuestro Santo DIOS.
La enseñanza del día de hoy, titulada Salvador
personal, Señor personal, veremos ahora no en forma corporativa lo que
significa que Cristo sea nuestro Señor y Salvador, ahora seremos más
específicos, más certeros, más enfáticos con esta Verdad.
Ya entendimos que a pesar de que muchos se dicen
cristianos, en la práctica niegan el señorío de cristo en sus vidas de formas
diversas, hay quienes definitivamente lo desafían al pecar deliberadamente para
que la gracia abunde en sus vidas, hay quienes más sutilmente lo niegan al
rechazar la doctrina y el ser discipulados, otros más lo niegan al elegir hacer
las cosas que el mundo hace, pero con un toque de “cristianización”.
Pero, el Señorío de Cristo no solo es una verdad de
forma corporativa, también es algo personal, muy personal diría yo, y de la
misma manera que Cristo es el Amo y Señor en la iglesia en forma colectiva
siendo la Cabeza, también Cristo es el Señor de cada creyente en forma
individual, y si creemos que Cristo es Señor de su iglesia, automáticamente
estamos afirmando que Cristo es el Señor de cada uno de los miembros de su
cuerpo. 1ª Corintios 12:12-27.
En la cultura grecorromana era muy común que los amos
tuvieran docenas o hasta cientos de esclavos, y estos eran responsables ante su
amo en forma colectiva y en forma individual, lo mismo es cierto para la
iglesia, cristo es la Cabeza no solo del cuerpo en forma colectiva, sino que
también es la Cabeza de forma individual de cada creyente, Cristo es tanto el
Salvador como el Señor personal de los que estamos a sus pies. Hechos 2:21. Y todo aquel que invocare el
nombre del Señor será salvo.
Si le decimos a Jesús: Señor, estamos entonces
reconociéndolo como nuestro único Amo o Dueño, Kurios y doulos, amo y esclavo
van siempre juntos.
Kurios y doulos son los dos lados de la misma moneda,
son relaciones interconectadas permanentemente, siempre que Cristo sea nuestro
Señor por consecuencia somos sus Esclavos, bajo esta luz, es que la cita de Romanos 10:9 toma su verdadero sentido.
Durante 150 años se ha usado está cita para expandir
el evangelio decisionista, confiesa con tu boca que Jesús es el Señor y serás
salvo y ¡listo! Nada más alejado de la Verdad total de la Escritura, confesar
viene del griego homologueo significa asentir, decir lo mismo, opinar y pensar
igual, confesar a Cristo como Señor significa que decimos, pensamos lo mismo
que DIOS piensa acerca de esto.
Por lo tanto, confesar a Jesús como Señor va más allá
de decir una oración, confesar a Cristo como Señor significa aceptar el Señorío
de Cristo de forma voluntaria, es aceptar su buena, agradable y perfecta
voluntad, renunciando a nuestra propia vida, es entender que cueste lo que
cueste, es preferible estar con Cristo por sobre todas las circunstancias, es
rendir nuestras vidas como sus esclavos todo el tiempo.
Lamentablemente, el gran daño del decisionismo es que
no hay ninguna transformación real, los hombres y mujeres repiten una oración
como fórmula mágica y jamás aceptan el señorío de Cristo, jamás toman su Cruz y
le siguen, jamás se comportan como esclavos, viven su vida igual o peor que
antes de “ser salvos” quieren la salvación que Cristo ofrece, pero rechazan el
Señorío de él sobre de sus vidas.
El contraste es enorme, ser cristiano era sinónimo de persecución,
de peligrar la vida, de ser atacado o acusado injustamente hoy por el contrario
es sinónimo de ungido, de bendecido, de buena onda espiritual, se viven las
vidas como CUALQUIER OTRO PAGANO MÁS, pero esperamos que por venir a la iglesia
y haber dicho una oración “de todo corazón” un día DIOS nos aceptará en su
reino.
No damos ninguna mínima evidencia de haber nacido de nuevo, nos
gusta lo que al mundo le gusta, aprobamos lo que DIOS desaprueba, y nos
callamos cuando deberíamos hablar el evangelio, y al compararnos con los demás
cristianos vemos que “no estamos tan mal”
PERO EL VERDADERO PUNTO DE
COMPARACIÓN DEBE DE SER CON LA PALABRA DE DIOS NO CON OTROS CRISTIANOS.
Es por eso que definitivamente el decisionismo no es más parte de
nuestra doctrina, ni como doctrina secundaria o liturgia, pues la gente que
repite una “oración de fe” sale a vivir su vida exactamente igual que siempre,
pero engañada al pensar que ya es salvo cuando bíblicamente NO LO SON.
Aquellos creyentes que aceptan el Señorío de Cristo sobre nuestras
vidas son aquellos que caminan por el camino de justicia, por el camino
angosto, que van por la puerta estrecha, aunque TODOS VAYAN POR EL OTRO CAMINO,
un hijo de DIOS no es como todos, un hijo de DIOS NO ES PERFECTO, pero marca la
diferencia con su manera de vivir, de hablar, de amar, de tolerar, de ser en
general, pues no es más él, ahora es CRISTO en ese hijo e hija suya.
Alguien que agradece el regalo de la salvación y que reconoce sobre de
su vida el Señorío de Cristo es alguien que entiende que la voluntad de su
Señor es soberana y que sabe que como su esclavo no importa que sacrificio deba
hacer, siempre cumplirá (no solo tratará) la voluntad de su Dueño. Lucas 9:23.
¿Qué pasaría si quitáramos la musical cool y las sillas acolchonadas?
¿Qué pasaría si quitamos la pantalla y dejamos de acondicionar la iglesia? ¿Qué
pasaría si no hay más ventiladores? ¿Qué
pasaría si removemos toda la comodidad?
¿Sería la PALABRA DE DIOS Y EL AMOR A CRISTO suficiente incentivo para
seguirnos congregando?
Llevar la cruz Significa elegir voluntariamente una senda de
rechazo, vergüenza, sufrimiento, estrechez, soledad, traición, negación, odio,
insultos, persecución, agonía mental e incluso la muerte por amor a Cristo. Un
hombre le advirtió a su amigo misionero cuando salía al extranjero: "No
vayas, puede que mueras”. La respuesta fue "Ya he muerto".
Ser discípulo de Cristo significa también ser su Esclavo y como esclavos
lo que más anhelamos es ser enseñados y corregidos por la Verdad, de lo contrario
solo seremos como aquellos que le dicen Señor, Señor, pero jamás nos conoció. Mateo 7:21-23.
Aquellos que no están dispuestos a abandonarlo
todo para seguirle Cristo no son sus esclavos en realidad.
Si en realidad somos esclavos de Cristo, entonces estamos más que
dispuestos a:
·
Cambiar
de trabajo si el que tengo no me deja congregarme fiel y regularmente.
·
Cambiar
de carrera si la que estudio va en contra de la Palabra de DIOS (Psicología,
por ejemplo).
·
Gastar
en pasajes sin quejarnos, si es necesario hacerlo con tal de congregarme en una
iglesia de sana doctrina bíblica.
·
Seguir
a Cristo aun a pesar de las burlas y los escarnios recibidos.
·
Dejar
ciertas “amistades” (incluyendo las virtuales) que no son de edificación.
· Dejar
de ver programas o series que son contrarias a la Verdad de la Escritura (Dos
hombres y medio es un buen ejemplo).
·
Aceptar
el orden de DIOS en la familia.
·
Preferir
la Verdad antes que tener la razón.
·
Aportar
para las necesidades de la congregación de forma regular.
·
Cambiar
nuestra forma de vestir si está no glorifica a DIOS.
·
Dejar
el fútbol o cualquier deporte que intervenga en nuestra relación y comunión con
DIOS (“jugar los días de servicio”).
·
Ajustar
mis redes sociales para que están glorifiquen solo a DIOS.
·
Darle
prioridad a Cristo y sus asuntos por encima de TODAS las demás cosas.
·
Y
un largo etcétera.
El
ser esclavos de Cristo no es algo a medias, no se puede ser parcialmente Su
esclavo, se es o no se es y punto, no es algo de medio tiempo, no acepta
competencia de ningún modo.
Ser
esclavos de Cristo no tiene comparación alguna con nada más, por lo mismo no es
barato ni es para cualquiera, es solo para aquellos que él mismo ha comprado
con Su Sangre Preciosa.
Ser
Esclavos de Cristo es muy especial, y requiere de toda nuestra obediencia y
respeto, ser sus esclavos es la manera de Cristo de decirnos: YO manejo tu vida, la puedes manejar tú
si así lo deseas, pero NO ambos, pues
como esclavos legalmente no tenemos nada nuestro, NI NUESTRAS VIDAS SON
NUESTRAS.
Bajo
esta enseñanza el pasaje de Colosenses
3.23 toma un sentido aún más profundo, pues nos insta a hacer las cosas
COMO SUS ESCLAVOS pues Cristo es nuestro Señor.
Podemos
confesar a Cristo como salvador personal, pero si no llevamos sumisamente su
Señorío sobre nuestras vidas estaremos cayendo en una gran contradicción, pues
la muestra palpable de que somos salvos es que somos sus esclavos, si en verdad
fuimos comprados por Cristo en el calvario no solo seremos salvos, también
seremos sus esclavos de aquí a la eternidad.
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