La semana pasada vimos que la reacción de la gente
ante la persona y obra de Jesús fue excepcional, puesto que duró hasta un par
de meses la controversia, pues inició poco después de la fiesta de los
tabernáculos que es en octubre y hasta la fiesta de la dedicación o Janucá que
es a finales de diciembre.
El centro de nuestra enseñanza pasada se desprendió precisamente
de la fiesta de la dedicación, la cual no está indicada en ningún otro lugar en
la Escritura por tratarse de un acontecimiento intertestamentario, pues el
imperio Helénico de la mano de Antíoco
IV Epífanes profanó el templo de Jerusalén, sacrificando una puerca en el
altar del holocausto y levantando una imagen de Zeus en el templo, este hecho
es conocido como la abominación
desoladora, y fue profetizado por Daniel cientos de años antes de que
sucediera.
Sabemos que DIOS tiene todo escrito, no hay nada que
pase sin que Él no solo lo sepa, y sin que Él lo haya planeado, la historia
mundial no es la excepción, no solo los 4 imperios descritos en el libro de
Daniel, babilonia, Grecia, los medos persas y los romanos, sino que todo
acontecimiento político, cultural, económico, social, etc. por grande o pequeño
que parezca a nuestros ojos fue planeado por DIOS desde la eternidad pasada.
Esto incluye por supuesto a nuestro país México, siempre
fue así, es así y siempre será de este modo, por lo cual, las elecciones en
puerta y su resultado también están
ordenados de antemano por DIOS, por más difícil que sea de creer.
A esto se le conoce como cosmovisión cristiana de la historia, y espero en DIOS que hayamos
entendido claramente que la esperanza de México no es un político, por más populista
que sea, ni una propuesta o partido social o una revolución del pueblo, la esperanza
de nuestro país es únicamente el Señor Jesucristo.
Pero no decimos esto como una arenga o como un spot
publicitario tipo slogan, la biblia dice en el libro de Romanos que la creación aguarda expectante la manifestación de los
hijos de DIOS, es tiempo ya de reflejar a Cristo en cada área de nuestras
vidas, de la misma forma que cayó el imperio romano por la influencia enorme del
cristianismo desde dentro, es que
nuestro país puede salir del bache social, económico, cultural, etc. en el que
se encuentra.
Es en medio de la celebración por la rededicación del
templo, que los judíos, al borde de la desesperación vuelven a interrogar a
Jesús ¿Si eres el Cristo dínoslo abiertamente fue su pregunta? Definitivamente
no estaban preparados para la respuesta que escucharon, y es esa respuesta en
la que nos adentraremos el día de hoy, la reacción de los judíos la dejaremos
para la próxima semana.
La respuesta de Jesús fue contundente. 25 Jesús les respondió: Os lo he dicho, y
no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de
mí.
El Señor sabía perfectamente que la desesperación era
debido al estado de semiesclavitud en el que vivían, la opresión recibida
durante siglos les tenia al borde de la locura, querían saber si Jesús era el Mesías
prometido no para adorarle, sino para coronarle rey y esperar que los guiara a
una guerra de independencia e instituyera un imperio con el pueblo de Israel.
Nosotros sabemos que antes de venir como el Mesías
reinante, primero vino como el Mesías salvador o Mesías sufriente, por ello su
respuesta, aunque clara, no da lugar para insinuaciones de revolución ni nada
por el estilo, no fue algo como:
·
Si lo soy, a las armas.
·
Si soy el Mesías síganme a derrocar a Pilato.
·
O simplemente, lo soy y a partir de ahora todo va a
estar bien.
En su lugar, les aclaró una vez más que sus hechos son
los que atestiguan la veracidad de su mesiandad, hechos tales como:
·
Convertir el agua en vino.
·
Sanar al hijo del oficial.
·
Alimentar a los 5000.
·
Caminar sobre el agua.
·
Sanar al paralitico en Betesda.
·
Perdonar a la mujer adúltera.
·
Sanar al ciego de nacimiento.
Sin embargo, ninguno de estos hechos eran lo que los
judíos esperaban porque en ninguna se insinuaba siquiera un poco un cambio en
la condición social, una vez más nos topamos de frente con personas que quieren
un dios a la medida, tal como en el
cristianismo actual, que desean:
La salvación de Cristo, Su fama, Sus dones, Su unción,
todos Sus beneficios, amor, prosperidad, bienestar, salud, economía próspera,
pero que ni por poco desean Su Señorío sobre de sus vidas, y el hecho de
predicar que somos sus esclavos los ofende,
pues ese tipo de dios no está a la medida de su egocentrismo.
Por este motivo es que les recalca aún más su ceguera
e incredulidad. 26 pero vosotros no
creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.
Hay un motivo para su incredulidad y es muy simple, de
hecho, ya se los había dicho, declara Jesús: ustedes no son mis ovejas. En este
solo versículo encontramos parte del decreto eterno de DIOS, manifestado en dos
verdades paralelas: la soberanía de DIOS en la elección y la responsabilidad
humana al pecar.
Son verdades complementarias no contradictorias, y el
negar alguna de las dos es caer en necedad espiritual, nadie puede acusar a DIOS
por ser injusto y no predestinar a alguien para ser salvo, si se pierden es por
su propio pecado y nada más, pero al mismo tiempo nadie se puede jactar de
venir a Cristo por su propia cuenta, si alguien está a los pies de Cristo es
porque DIOS así lo predestinó, para que fuera una de sus ovejas.
Richard Baxter decía que en la puerta del infierno
habrá una inscripción que diga: todos
los que entren merecen estar aquí, pero
que en la puerta del cielo la inscripción dirá: nadie de los que entren merece estar aquí.
Dios no está obligado a salvar a los que se han
querido destruir a sí mismos por su pecado. Además, debemos tener en mente que
la incapacidad de los pecadores siempre va de la mano con la mala voluntad, por
lo tanto, en la perdición del ser humano, DIOS sigue siendo tan Santo como
Soberano, es en el hombre en quien recae toda responsabilidad por su propia
perdición espiritual.
En los siguientes dos versículos, el Señor Jesús nos
da una de las anclas sobre las cuales
nos mantenemos firmes los cristianos: la preservación de nuestra salvación. 27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las
conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni
nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que
todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Si analizamos formalmente las sublimes palabras del
Señor encontramos 3 exclamaciones con su acción reciproca:
Las ovejas
|
Cristo
|
Escuchan
Su voz
|
El las conoce
|
Le
siguen
|
Él les da vida eterna
|
Nunca
perecerán
|
El las cuida de que no sean arrebatadas.
|
Cada acción que realizamos las ovejas, tiene una
acción reciproca de parte de Cristo, pero de hecho la primera acción es
inspirada por DIOS en nosotros.
La confianza que tenemos en Cristo de guardarnos hasta
el final no es infundada, ni mucho menos es presunción, la confianza que
tenemos es eterna, es la seguridad que la
fe inteligente produce en nosotros.
Jesús está siendo totalmente claro, les indica a los
fariseos que en efecto Él es el Cristo, que sus obras maravillosas le
respaldan, pero que ellos no lo alcanzan a comprender porque no son sus ovejas.
En cambio, los que son suyos, los que El Padre le dio,
su rebaño, sus ovejas, escuchan su voz, lo cual ya lo hemos entendido, es porque
fuimos predestinados a ser ovejas suyas que entendemos y amamos la sana
doctrina, no es porque seamos mejores o nuestro intelecto sea superior.
Le siguen, van tras él, a donde Él nos lleve, a pastos
verdes, a manantiales de agua, a la senda de justicia o al valle de sombra de
muerte, él sabe lo que es mejor para nosotros, pero no nos deja solos o a la
deriva, nos dice que aquellos que le seguimos tendremos vida eterna.
Seguir a Cristo implica más que una oración emocional
o un fuerte sentimiento de unos cuantos días, seguir a Cristo implica perder
nuestras vidas por su causa, implica tomarnos en serio nuestra vida espiritual,
implica vivir la vida crucificada cada día, cada instante descansando en
Cristo.
Da una promesa doble para los que le siguen: no perecerán, y nadie los arrebatará. Cuando
dice No perecerán se refiere
obviamente a la vida eterna, pues es necesario que todos pasemos por la muerte
una vez y después el juicio, sin embargo, los que nacemos dos veces solo vamos
a morir una vez, no así los que solo nacieron una vez pues morirán dos veces.
Pero cuando dice: nadie las arrebatará de mi mano, estaba
utilizando nuevamente una metáfora para que los oyentes comprendieran mejor,
era común como lo dijimos, que algunas fieras o ladrones y asaltantes quisieran
devorar el ganado, el buen pastor arriesga su vida en beneficio por las ovejas,
pero a diferencia de los pastores naturales, que estaban a expensas de que la
situación no los sobrepasara (podían ser más de un asaltante y lo sometían, o
la bestia tomarlo desprevenido y perder alguna oveja), pero eso nunca sucederá
con nuestro Pastor por excelencia Jesucristo, en Él siempre estaremos
seguros.
En estas cortas palabras él Señor nos habla de La Seguridad Eterna De Su
Salvación.
Pero debido a la infiltración de falsas doctrinas,
herejías y malos entendidos en la iglesia, son muchos los que enseñan de manera
deplorable:
·
Que la salvación se puede perder.
·
Que nosotros debemos de cuidarla.
·
Que Cristo la gano y nosotros nos hacemos cargo.
·
Que nadie tiene el cielo comprado.
·
Que tengas cuidado que borren tu nombre del libro de
la vida.
·
Que si Dios arrancó al olivo ¿acaso no puede arrancar
a las ramas injertadas? Haciendo alusión a Israel y la iglesia.
·
Que tengas cuidado de caer de la gracia.
·
Que “salvo siempre salvo” no viene en la biblia.
Estas malas enseñanzas hacen eco en los corazones y
las mentes de cristianos sinceros en su amor por Cristo robándoles su seguridad Eterna, la cual siempre ha
sido el sello característico de los verdaderos creyentes, por eso es que a lo
largo de los siglos ha habido tantos mártires dispuestos a darlo todo por el
Señor que los salvó, porque simplemente tienen la seguridad de que son
preservados siempre por Cristo en las manos de DIOS.
En la actualidad, con los carismáticos aferrados a
reprender al diablo por cualquier situación, lo creen capaz de arrebatarnos la salvación, hay quienes piensan ¿Y si el diablo se interpone entre mi vida y la voluntad de DIOS? ¿Si
hace su chamba y me saca de la
voluntad de DIOS? ¿Si mete su cola y estropea mi vida y pierdo mi salvación?
Este tipo de pensamientos le dan gloria al diablo que no tiene y
expresan confianza en que el diablo tiene la habilidad para engañarnos y hacer
que nos extraviemos, le da mucho más crédito del que merece.
Si el creyente diera el mismo crédito a la
habilidad del Espíritu Santo para guiarnos en la voluntad de Dios, de la misma
manera que le damos la habilidad al enemigo para guiarnos fuera de la voluntad
de Cristo, la seguridad de la eterna salvación nuevamente reinaría en la
Iglesia de Cristo como hace 20 siglos.
La seguridad eterna de la que habla Cristo
solo llegará si estamos permaneciendo en Él, sí es así, entonces Dios
suavemente nos guía a sus planes para nuestras vidas y ni todo el infierno lo
puede detener. Nadie lo ha dicho mejor que el rey Nabucodonosor en Daniel 4:35. A esta verdad de la
Escritura la conocemos como Soberanía
Divina.
Otra mentira que ha robado la seguridad
eterna es el creer que nosotros mismo podemos hacer algo para salirnos de la
voluntad de DIOS y que la consecuencia será que nuestra salvación sea inestable
o en definitiva pensamos que nunca fuimos salvos, dejamos de darle crédito al
diablo, pero ahora nos lo damos a nosotros mismos para frustrar los planes
perfectos de DIOS.
El temor de salirnos de la voluntad de DIOS no permite que nos demos
cuenta que para eso precisamente es que se necesita la Fe, esa fe inteligente
basada en los atributos de DIOS, no habría necesidad de que DIOS nos hubiera
dado la fe si nunca fueran a haber dudas, no es pecado dudar, pecado es
persistir en la duda y no anclarnos a la fe que DIOS nos regaló. Romanos 14:23.
En la seguridad de la salvación, es donde más necesaria es una fe
inteligente, no solo creer a ciegas, eso
ya lo aclaramos no es la fe bíblica, la fe inteligente con la que DIOS nos
guarda es una fe basada al 100% en Su persona, específicamente en Sus atributos:
·
Fe en Su Omnipotencia, por lo tanto, NADIE nos puede arrebatar de Su
mano.
·
Fe en Su inmutabilidad, por lo tanto, nunca cambiará de opinión.
·
Fe en Su Soberanía, y que ha tomado una decisión definitiva.
·
Fe en Su Fidelidad, y aunque nosotros le negaremos Él permanece firme.
·
Fe en Su Amor incondicional y pase lo que pase seguimos seguros en sus
manos.
·
Fe en Su bondad, y porque es bueno nos preservará aún sin merecerlo.
·
Fe en Su Justicia, que está satisfecha por el sacrificio de Cristo.
Por medio de la Fe inteligente es que Un hijo de DIOS que permanece en
Cristo, confía en DIOS y toma las decisiones diarias de la vida, y aunque
algunas veces haya dudas no significa que no tiene fe, al contrario, está
ejerciéndola cada vez que la duda lo asalta.
Saber que Cristo nos mantiene dentro de la voluntad de DIOS disipa la
angustia y trae gozo a los cristianos, él DIOS que nos salvó, es el mismo DIOS
que nos guía paso a paso. Salmo 37:23.
Pero hay una situación especial, cuando los resultados en nuestras vidas
no son como los esperábamos, empozamos a pensar que de alguna manera nos hemos
salido de la voluntad de DIOS.
Creer esta mentira nos volverá improductivos y nuevamente temerosos de salirnos
de la voluntad de DIOS y hasta caer de Su
Gracia, no nos hemos detenido a pensar que Dios quiere que estemos
exactamente allí, donde nuestras decisiones nos han llevado.
Entonces ¿Por qué he tomado decisiones equivocadas siendo cristiano?
¿DIOS me abandonó o NO pudo manejar mi vida? Esto solo es cuestión de
percepción, Jesucristo vivió al 100% en la voluntad de DIOS…Y FUE CRUCIFICADO.
A pesar de que parezca que hay errores en nuestras vidas fuera de la
voluntad de DIOS, esto NO es así, nuestros cabellos están contados cuanto más
guiados nuestros pasos de fe. 1ª Pedro
4:19.
Si llegamos a creer la mentira de que estamos fuera de la voluntad de
DIOS por el motivo que sea, llegaremos a ser improductivos espiritualmente pues
perderemos la motivación de caminar en confianza y fe.
Cuando las
cosas no nos salen como esperamos pensamos que estamos fuera de la voluntad de
DIOS, como Adán en el Edén, sin embargo, DIOS no pierde el control de las
situaciones nunca.
Cuando las cosas NO salen como nosotros esperábamos solo significa una
cosa: DIOS tiene un plan distinto al nuestro. Proverbios 19.21.
¿O que le
dirías a Daniel cuando fue echado al foso de leones?
¿A Moisés
cuando huyo del faraón por matar al egipcio?
¿A David al
ser perseguido por Saúl?
¿A José al
ser vendido como esclavo?
¿A Jonás
cuando fue tragado por el gran pez?
¿A los 3
cuando fueron echados al horno de fuego?
¿A Noemí
cuando quedó viuda y sin hijos?
¿A Jeremías
cuando fue echado en la cisterna?
¿A Jesús al
ser castigado y crucificado?
Pero siempre está el otro lado de la moneda: el pecado.
Si lo que
nos mantiene inquietos en cuanto a la seguridad eterna de nuestra salvación es
que estamos viviendo desvergonzadamente en pecado, entonces ¿Qué esperamos para
salir de esa situación?
Si lo que estamos haciendo no trae gloria a DIOS, si, por el contrario,
pone en vergüenza el Nombre de Cristo, no esperemos a ser disciplinados por
DIOS, pues aun en medio de nuestras decisiones pecaminosas, DIOS tiene el
control, solo que cuando DIOS actúa para poner el remedio, es cuando nos
quejamos dolosamente. Proverbios 19:3.
Ahora piensa:
·
En Lot al mezclarse con la sociedad de Sodoma y Gomorra.
·
En Sansón cuando desobedeció su voto nazareno.
·
En María la hermana de Moisés cuando murmuro.
·
En Salomón cuando pecó por sus mujeres.
·
En el rey Manasés. 2ª Crónicas
33:9-13.
Un hijo de DIOS puede caer incluso, en pecado grave, de muerte, pero si
en realidad es un hijo legítimo, DIOS no lo va a dejar siempre en esa
condición, aunque como por fuego, pero
lo va a traer a los pies de Cristo nuevamente, no a la fuerza, no por enojo o
venganza, por amor, por amor eterno, incomparable e incondicional, pues si lo
dejará consumiéndose en sus pecados, su destino eterno será el infierno.
El Señor Jesús termina sus palabras con una declaración que causo
revuelo, lo veremos la próxima semana, su declaración fue: 30 Yo y el Padre uno somos.
Es un texto que denota la diversidad de personas divinas y al mismo
tiempo la escencia y unidad en la divinidad, sin embargo, dejaremos su gran
contenido teológico para enfocarnos en su aplicación: CRISTO COMO DIOS TODOPODEROSO Y QUE VIVE EN NUESTROS CORAZONES ASEGURA
ETERNAMENTE NUESTRA SALVACIÓN.
Por si aún no estábamos satisfecho, Jesús capitula y cierra a la
perfección su discurso acerca de la seguridad eterna de la salvación: Él y el
Padre son uno en escencia divina, por lo tanto, si Cristo vive en nosotros, es
DIOS mismo quien vive en nosotros y si es DIOS TODOPODEROSO quien vive en
nosotros en la persona de Jesucristo ¿Quién podrá echar a perder el Plan eterno
de nuestra salvación? Romanos 8:31-39.
SOLI DEO GLORIA.
Jesús arremete contra los perversos fariseos que le cuestionan acerca de
si es el Cristo, su respuesta no solo los dejó perplejos, al mismo tiempo es el
discurso por excelencia en el tema que ha dado paz a la verdadera iglesia
durante 20 siglos: la seguridad eterna
de la salvación de los creyentes.
Su respuesta se divide así:
·
Mis obras respaldan que lo soy.
·
Ustedes no lo entienden porque NO son mis ovejas.
·
Mis ovejas me oyen, me siguen y nunca perecerán.
·
Mi Padre me las dio, están Sus manos, están en Mis manos.
No hay nada que el diablo, ni nosotros ni nadie pueda hacer para
frustrar el decreto divino, es muy pretensioso que unas simples y limitadas
criaturas podamos hacer para salirnos del plan del Creador Omnipotente:
Nuestras decisiones diarias, si son descansando es Cristo, aunque sus
consecuencias no las entendamos, están guiadas por DIOS y nos guardará de
perdernos eternamente.
Aun si nos empecinamos en pecar, DIOS sabia y amorosamente se las
arreglará aun por medio y por encima de nuestras decisiones para regresarnos a
los pies de Cristo, pero no olvidemos que no nacimos de nuevo para seguir
viviendo a nuestro modo, y que cuando DIOS nos haga recomponer el camino, por
lo regular duele y duele mucho, mejor arrepentirnos, confesar nuestros pecados y
apartarnos de ellos.