El panorama de la iglesia cristiana contemporánea está plagado de
muchísimas experiencias místico-religiosas, las cuales son prácticamente
interminables como para enumerarlas todas y por si fuera poco cada día salen a
la luz más y más nuevas revelaciones o
experiencias que se está volviendo un caos el poder discernir entre lo
santo y lo profano.
Pero damos gracias a DIOS por su palabra, pues por medio de ella
podemos y estamos estableciendo las bases para PROBAR LOS espíritus como dice
el apóstol Juan en su primera carta universal.
La primera prueba es la que entendimos en la predicación pasada de
esta serie y es algo muy sencillo pero al mismo tiempo una prueba muy poderosa:
¿Exalta a Cristo?
Basados en 1ª Juan 4:1-8 tal como lo hizo Jonathan Edwards hace más de 300
años en el gran despertar en los Estado Unidos podemos encontrar otras cuatro
pruebas para autentificar la obra del Espíritu Santo, pues le están achacando
obras que no son suyas, pues van desde lo carnal hasta lo demoníaco.
Lamentablemente lo que muchos cristianos creen hoy en día es que
si el Espíritu Santo está realizando una obra en algún ministerio en particular
lo que va a dar fe de que es genuino es la prosperidad material, el
emocionalismo, los supuestos milagros, o la auto-satisfacción que produce ese
mover, sin embargo lo que realmente
avala que una obra sea iniciada por inspiración del Espíritu Santo es vivir en
santidad, la madurez espiritual, y ser cada día más parecidos en el carácter a
Jesucristo.
Una
verdadera obra del Espíritu convence los corazones de pecado y combate los
deseos mundanos: Romanos 8:5-11.
Las personas que viven en la carne persiguen los placeres de este
mundo y lamentablemente hay muchos
cristianos que viven amoldados por completo al mundo, a pesar de que se dicen
ser llenos del espíritu: 1ª Juan 2:16-17. Gálatas 5:19-21.
Por el contrario los que viven conforme al Espíritu Santo ponen
sus mentes y corazones en las cosas de arriba, justo donde está Cristo: Colosenses 3:1-2.
Cuando de verdad es el Espíritu Santo el que está obrando en una
persona o ministerio lo que pasa es que las pasiones pecaminosas, el andar en
la carne no causa aflicción severa, ya no pecas
a gusto por así decirlo, pero hay
quienes se creen libres de la religiosidad cuando en realidad andan en
libertinaje.
El
ministerio del Espíritu Santo es totalmente opuesto a los deseos mundanos de la
carne: Gálatas 5:16-17.
El apóstol Juan, en el contexto de las
pruebas de los espíritus, se hizo eco de esas mismas verdades bíblicas. Al
hablar de los falsos profetas, Juan escribió: «Hijitos, vosotros sois de Dios,
y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está
en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye»
(1 Juan 4.4–5).
Tal vez algunos podrán decirme, pero pastor nunca he escuchado que desde el púlpito digan que vivamos como el mundo, a lo que les respondo, así es, sin embargo
tampoco oyes que desde el pulpito ataquen la vana manera de vivir, que
promuevan la santidad o que condene el pecado, pues quienes predicamos así
sabemos que a muchos no les agrada ser confrontados por la verdad, y es más
sencillo estar en una iglesia en la que me dicen que DIOS me ama a pesar de que
viva en pecado desvergonzado a que me digan ARREPIENTETE o perecerás.
Los falsos movimientos de hoy en día ocupan el precioso tiempo de
sus conferencias -porque ya no son predicaciones- en hablar de dones, de prosperidad, de
unción, de peso de gloria, de superación personal, etc. Pero no te hablan de
arrepentimiento, de pecado o de santidad, consideran esos temas como
anticuados, pasados de moda y algunos hasta le llaman ofensivos.
Las iglesias usan hoy en día métodos mundanos
para atraer a la gente, ignorando que tendrán que usar métodos aún más mundanos
para mantener a la gente en ellas, bajan a Egipto por modas, métodos,
novedades y técnicas para ser funcionales cuando DIOS YA
NOS SACO DE EGIPTO DESDE HACE MUCHO TIEMPO.
Cuando en realidad una verdadera obra del
Espíritu Santo no tienta a las personas con búsquedas vacías o deseos de la
carne, sino que promueve la santidad personal y la entereza frente a los deseos
mundanos.
Sin embargo tristemente muchos en
iglesia de hoy en día apelan sin
descanso a los valores francamente mundanos. La atracción principal es
el cumplimiento de los deseos carnales. Desde los Tele-evangelistas hasta los
sanadores por fe, pasando por los predicadores de la prosperidad, las celebridades cristinas presentan
descaradamente los deseos de este mundo como si fueran el verdadero fin de toda
religión.
Sus reclamos estridentes y sus llamativos
estilos de vida están en claro contraste con la norma bíblica para los líderes
de la iglesia: 1ª Timoteo 3.1–7 y Tito
1.5–9.
Si comparamos las enseñanzas de Cristo con
las de la iglesia de hoy veremos grandes contrastes, hoy se dice que viene el
mejor tiempo de nuestras vidas, que año de prosperidad, de éxito, de
sobreabundancia, etc. En pocas palabras hacen que nos obsesionemos con el
dinero, la fortuna y la fama, cuando
Cristo dijo que no tenía ni donde recostar su cabeza: Lucas 9:57-58.
Los grandes líderes de la iglesia de hoy en
día se apartan cada vez más de las enseñanzas bíblicas, en lugar de hablar de
arrepentimiento ellos mismos caen una y otra vez en graves pecados de todo
tipo, y no es que estemos juzgando, pero parece que para ser grandes hombres y mujeres de DIOS, llenos de
poder y milagros, saturados de unción y dones, apóstoles, profetas y maestros a las naciones, deberían por lo
menos con tanta unción e n ellos vivir en santidad.
Los mensajes de los conferencistas modernos
son de prosperidad y de poner las esperanzas en los placeres pasajeros de este
mundo, este tipo de mensaje glorifica el estilo de vida mundano y no a Cristo, frases como: si tu estas bien con DIOS Él te va a dar casa, auto, dinero, salud, eso aleja los corazones de DIOS pues le aman
por lo que les da no por quien Él es.
Una verdadera obra del Espíritu produce santidad en la vida de las
personas. Hebreos 12.14.
El Espíritu Santo está involucrado de forma
activa en la santificación de su pueblo, dándole el poder para luchar contra la
carne, mientras crece en la semejanza a Cristo. Los deseos carnales sin
límites, por el contrario, son característicos de los falsos maestros: 2ª Pedro 2: 1-22.
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