Saber diferenciar entre la verdadera obra del Espíritu Santo y las
muchas falsificaciones basadas en las emociones que se le están achacando a Él,
es muy importante para un cristiano, sobre todo en estos días tan fuertes que
está atravesando la iglesia de Cristo, saturada de apostasía y falsos maestros
por todos lados.
Sin embargo esto no es nada nuevo ni mucho menos le sorprende a
nuestro Soberano DIOS, su palabra está llena de advertencias de que esto
sucedería:
·
Mateo 24:24.
·
2ª Corintios 11:13-14.
·
2ª Pedro 2:1.
·
1ª Juan 4:1.
¿Cómo saber si una obra es genuina del Espíritu Santo o no? La
misma palabra se convierte en nuestra guía a seguir en estos casos, en 1ª Juan 4:1-8 encontramos la más fiel
guía para estos casos, son de acuerdo a la palabra 5 las pruebas de
autenticidad, las primeras cuatro son:
·
Debe de llevarnos a Cristo.
·
Debe de llevarnos a las Escrituras.
·
Debe de oponerse a lo mundano.
·
Debe de
comprometerse con la sana doctrina.
La quinta y última prueba conforme a la escritura es que DEBE DE PRODUCIR AMOR A DIOS Y A LOS DEMÁS.
1ª Juan 4:7-8.
Cuando el apóstol Pablo le escribe su primera carta a la iglesia
de Corinto, entre los capítulos 12 y 14
que son los que más luz arrojan en todo el nuevo testamento acerca de los dones
y el mover del Espíritu Santo, DIOS lo lleva a escribir acerca de un camino mejor: el amor. 1ª Corintios 12:31 y 13:1-2.
El amor es
parte del fruto del Espíritu no es un don, y Jesús dijo que por el fruto seremos
conocidos no por los dones.
La verdadera obra del
Espíritu santo debe en primer lugar producir en nosotros amor por DIOS y la
adoración es una expresión de amor hacia DIOS, y por lo tanto involucra tanto
los sentimientos como el intelecto, el decir que debemos de hacer a un lado
nuestra razón cuando vamos a adorar a DIOS es falso y anti bíblico: Mateo 22:37-38.
Sin embargo no debemos jamás confundir la adoración de manera
bíblica con la mera expresión emocional que se da en algunos cultos
contemporáneos, la adoración debe de llevar de la mano siempre obediencia a
DIOS de lo contrario no es adoración: Juan
14:15.
Hoy en día en muchas iglesias se promueve solo la emoción, y la
gente sale de las congregaciones pensando o sintiéndose más espiritual porque sus
emociones se incrementaron durante el culto, pero al salir de la congregación
se vuelven al molde del mundo, no controlan sus lenguas (aunque en la iglesia
hablaron en lenguas) tienen problemas en el trabajo, con los vecinos, son
adúlteros, fornicarios, etc.
Una
adoración que solo involucra los sentimientos pero que no involucra la voluntad
en obediencia solo es una adoración superficial.
Muchos ministerios modernos están más interesados en el juego de
luces, el equipo de audio de vanguardia, en músicos (no ministros) excelentes y
en que las emociones sean manipuladas a su máxima expresión y a eso le llaman
adoración, hay algunos que hasta se atreven a decirte durante el culto que “desconectes tu intelecto” que no
trates de racionalizarlo todo que ese es un espíritu
griego o de la razón, cómo si nosotros pudiéramos frenar el mover del Espíritu al
usar nuestro pensamiento.
Amar y obedecer a DIOS es algo inseparable, pues no solo es
emocional, debe de ser con nuestras convicciones, y nosotros le amamos porque
Él nos amó primero: 1ª Juan 4:19.
Muchos afirman que si promueven el amor a DIOS sin embargo lo
hacen a la misma forma que algunos padres promueven el amor en los niños por los reyes magos: solo por lo que les dan.
El amor que le tenemos a DIOS es por quién en él, no por lo que
nos da, ya dio todo lo que necesitábamos al enviar a Cristo a morir en nuestro
lugar, lo demás que nos llegare a dar solo es gracia sobre gracia, sin embargo
el amor de un cristiano maduro debe de llegar a ser totalmente desinteresado de
sus bendiciones, si DIOS da ALABADO SEA SU NOMBRE, si DIOS no nos da, ALABADO
SEA SU NOMBRE y si DIOS nos quita ALABADO SEA SU NOMBRE. Habacuc 3:17-19.
La consecuencia inmediata de amar a nuestro DIOS (y obedecerlo) es
amar a nuestros semejantes. Mateo
22:39-40.
Sin embargo y de manera lamentable aún dentro de las mismas
congregaciones hay chismes, pleitos, enojos, un grupo no se lleva bien con
otro, no se hablan entre hermanos o si hablan es mal de ellos, pero cómo se siente muy bonito en la adoración piensan que entonces están en
lo correcto.
Piensan que por que fluye mucho el Espíritu, o porque en su
iglesia hay milagros y maravillas a diario entonces están exentos de amar a los
demás, tal cual hacían los cristianos de la iglesia de corinto muchos hacen así
hoy.
El amor fraternal se ha sustituido por mera convivencia, el dar la
vida por lo demás ya no se hace desinteresadamente y que decir de aquellos que
son difíciles de amar, mejor son
relegados de las congregaciones (a menos que aporten en algún área, eso los hace
más tolerables).
Una iglesia donde verdaderamente se está moviendo el Espíritu
Santo es una iglesia donde el amor entre hermanos fluye libremente: 1ª Juan 4:20-21.
Si el movimiento es de un gran “mover” pero en ese movimiento no
hay un amor genuino por las almas, entonces no es del Espíritu Santo, no es lo mismo estar unidos por un fin común
que amarse los unos a los otros.
No Todo Lo Que Brilla Es Oro.
Deseo concluir esta serie de enseñanzas aplicando el buen refrán por muchos conocido:
no todo lo que brilla es oro.
No debemos dejarnos guiar por iglesias, movimientos cristianos o
pseudo-maestros, etc. Que si bien tiene prodigios, señales, milagros, no tienen
a Cristo en sus vidas, y prueba de ello es que sus enseñanzas tratan de todo
menos de los 5 puntos esenciales conforme a las escrituras para saber si su
obra es del Espíritu Santo:
·
No hablan de Cristo.
·
No se oponen a lo mundano (ya no
dicen nada de la 2ª venida de Cristo).
·
No nos llevan a las escrituras.
·
No se preocupan por la sana
doctrina.
·
No promueven amor genuino por DIOS
y los demás.
Nunca debemos dejarnos guiar por el misticismo, el cual es la
actitud de buscar más, nuevas
revelaciones, nuevo nivel de unción, nuevas olas de poder, ni nada parecido, con Cristo y su palabra es más que suficiente.
A la gente que
predicamos de la sana doctrina nos tachan de divisivos e intolerantes, sin
embargo como bien decían algunos reformadores: es preferible estar separados por la verdad que permanecer unido por el
error.
De la misma manera que un niño debe evitar
los fósforos, los creyentes deben permanecer lejos del fuego extraño de la adoración
y las prácticas inaceptables de los falsos ministerios cristianos. En el mejor
de los casos, esto representa la confusión de Corinto que Pablo corrigió. En el
peor, se trata de las herejías destructoras de los falsos maestros. Filipenses 3:18-19.
Los verdaderos creyentes deben evitar estos
fraudes espirituales a toda costa. Como el apóstol Juan advirtió en 2ª Juan 7–11.
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