Un estudio serio, dedicado y sobre todo BÍBLICO acerca
de la persona, estados y obra de nuestro Señor Jesucristo es de importancia
fundamental para todos aquellos que nos decimos cristianos, pues Cristo es el
tema central de la Escritura misma, Cristo es la meta final de la historia de
la humanidad, conocer a Cristo es la clave para discernir las falsas enseñanzas
doctrinales, Cristo es la esencia del cristianismo, en pocas palabras para
nosotros Cristo lo es todo en nuestras vidas cristianas diarias.
Hasta ahora en nuestro estudio de Cristología bíblica,
hemos entendido varias verdades fundamentales para que el cristianismo
permanezca de pie, la completa y total divinidad y al mismo tiempo humanidad en
la única persona de Jesucristo comúnmente conocida como La Unión Hipostática.
Sin embargo, desde el primer siglo de la iglesia ya abundaban
diversas herejías acerca de la persona de Jesucristo, en las siguientes
enseñanzas nos vamos a dar a la tarea de estudiarlas y dejarlas al descubierto.
¿PORQUE SURGIERON LAS HEREJÍAS CRISTOLÓGICAS?
Antes de comenzar a adentrarnos en las herejías acerca
de la persona de Jesucristo es necesario aclarar el motivo por el cual
surgieron tantos malos entendidos al grado de llegar a ser herejías (una
herejía es una idea religiosa que se opone directa y contradictoriamente a la
verdad doctrinal revelada por DIOS y aceptada por la iglesia universal).
UNA MALA COMPRENSIÓN DEL AUTO DESPOJO Y LA ENCARNACIÓN.
El mayor motivo por el cual se han dado herejías en
torno a Cristo es por una mala comprensión de Filipenses 2.7 y Juan 1.14. es decir, de la Kenosis y la
encarnación de Cristo, aun en la actualidad hay grupos cristianos que creen que
Cristo al venir a la tierra lo hizo limitado por un cuerpo humano y sin poderes
divinos.
Previamente ya vimos las consecuencias desastrosas de
no comprender correctamente estás doctrinas, pues si Cristo no fue al mismo
tiempo 100% humano y 100% divino nuestra salvación no está completa al 100%,
pues DIOS no puede morir y además debía de ser un sacrificio perfecto.
Las herejías cristológicas más conocidas desde los
primeros siglos del cristianismo son:
A. EL DOCETISMO.
El docetismo es la primera herejía formal en torno a
la persona y la naturaleza de Jesucristo, su grave error fue una negación de su
humanidad.
La palabra docetista viene del griego dokeo
que significa parecer o apariencia, fue promovida principalmente por los gnósticos, y decían que Jesucristo en realidad NO vino en carne
solo era una apariencia de un ser humano, es en contra de esta herejía que el
apóstol Juan escribe su primera carta universal. 1ª Juan 4:2-3.
Los gnósticos creían que todo lo material, incluyendo
el cuerpo humano, era malo, por lo tanto, si Cristo ha de ser completamente
puro para realizar el sacrificio en la cruz no podía tener una naturaleza
humana completa sino solo en apariencia, afirmaban que no fue concebido en el
vientre de Miriam, sino formado en el cielo y emanado como por un canal por el
útero de Miriam.
Si lo anterior fuera cierto toda la vida terrenal y en
especial la muerte y resurrección de Cristo habrían sido pura apariencia, pura
farsa, la biblia es muy clara al hablar de la total humanidad de Cristo, no
solo en la carta del apóstol Juan.
·
Hebreos
2:14.
·
1ª
Timoteo 3:16.
·
Juan
1:14.
·
2ª
Juan 7.
·
Etc.
B. EL EBIONISMO.
Los ebionitas (del hebreo ebion que significa pobre en
el sentido de indigencia) fueron unos herejes de origen judío que abundaron a
finales del siglo I y principios del siglo II, eran hombres que tenían un
ardiente deseo de mantener vivo a toda costa el monoteísmo del Antiguo
Testamento, para ellos negaban la
divinidad de Jesús y su concepción virginal.
Para ellos Jesús solo era un mero hombre, aunque muy
observante de la ley mosaica, y eso lo capacito para ser elegido por DIOS como
el Mesías prometido, según ellos Jesús fue ungido como Cristo al ser bautizado
por Juan el Bautista y descendió el Espíritu Santo sobre Él, y así quedo
capacitado para la obra de profeta y maestro.
Pero el Espíritu Santo lo dejo solo en el calvario y
así murió como un ser humano más, contra ellos escribió también el apóstol Juan
en su primera carta: 1ª Juan 5:5-6.
Previamente ya establecimos la completa y total
divinidad de nuestro Señor Jesucristo, tanto por citas explicitas llamándole
Señor y DIOS, como por atributos incomunicables en su persona.
C. CERINTIO.
Cerinto fue un heresiarca
(palabra de origen griego que significa fundador o principal promotor de
una herejía) que vivió en la segunda mitad del siglo II, Cerinto afirmaba que
Jesús era un hombre ordinario, hijo de Miriam y de José (al menos legalmente),
y que el Cristo era un espíritu superior o una especie de fuerza poderosa que
descendió sobre Jesús al ser bautizado en el Jordán (como los ebionitas) y que
lo dejo nuevamente antes de ser crucificado.
El apóstol Juan contraataca estas herejías en su
evangelio y cartas:
·
Juan
1.14.
·
Juan
20:31.
·
1ª
Juan 2.22.
·
1ª
Juan 4:15.
·
1ª
Juan 5:1 y 6.
De hecho, la primera carta del apóstol Juan es una
respuesta a las herejías gnósticas de Cerinto, además Cerinto negaba que DIOS
hubiera hecho el mundo físico y que Jesús fuera DIOS encarnado, para Cerinto la
justificación y salvación era por las obras, en específico guardar las
ceremonias judías.
D. MARCIONISMO.
La cristología de Marcion refleja la misma tendencia
gnóstica. Cristo no es el Mesías profetizado en el Antiguo Testamento; no nació
de la Virgen María, por la sencilla razón de que ni nació ni creció. Ni
siquiera en apariencia.
En el año decimoquinto del reinado de Tiberio se
manifestó de repente en la sinagoga de Cafarnaúm. A partir de este momento tuvo
una apariencia humana, que conservó hasta su muerte en la cruz. Derramando su
sangre, redimió a todas las almas del poder del demiurgo (poder creador, pero
no divino por lo tanto maligno), cuyo reino destruyó con su predicación y con
sus milagros.
Aparece aquí otra idea gnóstica. Según Marcion, en
efecto, la redención afecta sólo al alma. El cuerpo, por lo tanto, sigue sujeto
al poder del demiurgo y está destinado a la destrucción.
La inconsciencia y la falta de toda lógica en estas
doctrinas son evidentes. Marcion no cree de su incumbencia el explicar el
origen de su dios de justicia, ni por qué el sacrificio de la cruz reviste tal
importancia a sus ojos, cuando en realidad no es sino el sacrificio de un
fantasma.
Marcion fue el primero en elaborar un canon del nuevo
testamento en el cual incluía solamente el evangelio de Lucas y las cartas del
apóstol Pablo, además Marcion afirmaba que el Dios del Antiguo Testamento es
diferente del Dios del Nuevo Testamento.
Según Marcion, el Dios del Nuevo Testamento, el Padre
celestial que envió a Jesús y acerca de quién Jesús predicaba, es bueno,
misericordioso, y perdonador. En contraste, el Dios del Antiguo Testamento, el
Creador del universo material, es una deidad tribal celosa, cuya ley demanda
justicia, que castiga a las personas por sus pecados.
A la luz de esta óptica, no resulta sorprendente que
Marcion rechazó todo el Antiguo Testamento, y aceptó solo un limitado número de
libros del Nuevo Testamento, que él mismo había editado favoreciendo su
perspectiva.
Las citas usadas para refutar el ebionismo, y a
Cerinto son suficientes para refutar al marcionismo también.
La próxima clase seguiremos estudiando las herejías
cristológicas, pero es ahora más explícito el motivo por el cual es muy
necesaria la doctrina correctamente enseñada, en especial la doctrina
fundamental como la cristología, pues no fueron pocos los que siguieron estas
corrientes y por consecuencia vivieron y murieron engañados en su fe.
En la actualidad las herejías son más sutiles, pero no
han cesado, por ello es que las palabras del apóstol Pablo en 1ª Corintios 10.12 son más que
apropiadas.