La clase pasada comenzamos a estudiar la resurrección
literal de entre los muertos de nuestro Señor Jesucristo, si bien, como
aclaramos la semana pasada, su muerte fue el clímax de nuestra redención, su
resurrección es igual de importante por todo lo que ella implica en la historia
y en la doctrina cristiana.
El primer aspecto de la resurrección de Cristo es el
aspecto histórico, donde entendimos ciertos detalles que envuelven a la
resurrección, tales como el hecho de que cristo regreso a la vida para nunca
más morir, o el hecho de tener un cuerpo ya carente se sangre, entre otros
aspectos más.
Pero la resurrección de Cristo no solo se compone del
aspecto histórico, tiene también un carácter apologético incomparable, pues
“defiende” tres grandes áreas:
1.
La doctrina cristiana.
2.
La persona de Jesucristo.
3.
La inerrancia de las Escrituras.
No por nada dos de los más grandes apóstoles del Señor
Jesús, Pedro en Hechos 2:27 y Pablo
en Hechos 13:35 proclamaron que con
la resurrección de Cristo se cumplió lo dicho en el Salmo 16.10.
A. LA PERSONA DE CRISTO.
El Señor Jesús en persona predijo su resurrección en
más de una ocasión:
·
Mateo
16:21.
·
Mateo
17:23.
·
Mateo
20.17-19.
·
Mateo
26.12.
·
Marcos
9.30-32.
·
Marcos
14.8.
·
Lucas
9:22.
·
Lucas
18:21-34.
·
Juan
2:19-21.
·
Juan
10:17-18.
·
Juan
12.7.
Pero Jesús no solo predijo su resurrección, sino que
hizo de ella “la gran señal” de su
mesiandad. Mateo 12:39. Juan 2:18-22.
Es por este motivo que la resurrección es el elemento
apologético por excelencia de la persona de Jesucristo, él dijo que resucitaría
y en verdad resucitó, de aquí que
cuando los apóstoles eran entregados a las autoridades civiles-religiosas no
podían refutar el hecho de la resurrección, y eso les da fuerza a pasajes como:
Hechos 2:32-36. Hechos 17:31. Romanos
1:1-4.
B. LA FE O DOCTRINA CRISTIANA.
El texto clásico para la apologética de la FE
cristiana lo encontramos en 1ª Corintios
15:14-15. Sin la resurrección de Cristo
Tanto la predicación de los apóstoles como el contenido de la doctrina
cristiana resultan vacías o vanas. Del
griego kenos (κενός, G2756) significa
vacío en referencia a la calidad, de hecho, en el sentido original del texto,
el versículo 15 dice que damos testimonio contra DIOS.
C. LA INERRANCIA E INFALIBILIDAD DE LAS ESCRITURAS.
El apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo
(quien inspiró TODA LA ESCRITURA) en 1ª
Corintios 15:1-5, nos muestra que la inerrancia (que no tiene errores) y la
infalibilidad (que no tiene fallas) de la Escritura tiene una piedra angular en
la resurrección de Cristo: conforme a las Escrituras.
Pensemos, si DIOS al inspirar la Escritura falló al
hablar de la resurrección de Cristo, entonces ¿Podemos confiar en las
Escrituras? Por el contrario, si las Escrituras NO se equivocan en un aspecto
tan grandioso como la resurrección del Señor, es obvio que no se equivocan es
ningún otro aspecto menor.
Para muestra está la referencia que hace Jesús a la
historicidad verídica de Jonás y el gran pez, si solo fuera un “cuento judío” obviamente Jesús no lo
hubiese mencionado y mucho menos hubiese comparado su resurrección postrera con
la salvación de Jonás de dentro del gran pez. Si el relato de Jonás es solo un
cuento, ¿Por qué no habría de ser también un cuento la resurrección del Señor?
Como podemos darnos cuenta, la resurrección de cristo
es piedra fundamental en la apologética de la inerrancia y la infalibilidad de
las Escrituras.
Es por estos 3 motivos que El cristianismo histórico,
ortodoxo, fundamentalista, ha afirmado desde siempre la resurrección literal de entre los muertos del Señor Jesucristo, negarla
es negar la Fe cristiana, es negar la Escritura y es negar la veracidad del
Señor Jesús.
Mahoma,
Confucio, Buda, Dalai-lama, y en general todos los “grandes hombres de la
historia” tienen algo en común: ocupan un lugar en el cementerio, todos ellos
tienen un sepulcro, no así nuestro Señor y Salvador Jesucristo, porque Él
resucitó, esto es lo que separa grandemente el cristianismo de las demás
religiones.
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