La clase pasada terminamos de estudiar el primer
estado de nuestro Señor Jesucristo, el estado de humillación, el cual consistió
de varias condiciones:
·
Su Encarnación y nacimiento.
·
Su infancia.
·
Su tentación.
·
Su bautismo.
·
Sus sufrimientos en general.
·
Sus sufrimientos expiatorios que son:
o
La agonía en el huerto de Getsemaní.
o
La flagelación.
o
Los insultos recibidos.
o
La soledad absoluta.
o
La muerte por crucifixión.
o
La sepultura.
o
Su descenso a los infiernos.
A partir de esta clase veremos el segundo estado que
es el llamado Estado de Exaltación del
Hijo de Dios, como principio de cuentas, dejemos claro que es la persona
completa de nuestro Señor Jesucristo, la segunda persona de la Trinidad, el
Verbo quien es el sujeto de la exaltación.
Esto es importante aclararlo, pues algunos grupos como
los luteranos sostienen que el sujeto de la exaltación (y también de la
humillación) es solo la naturaleza humana del Señor, lo cual cae en el
monofisismo o de una sola naturaleza.
Los reformados por su parte sostienen (y nos
adherimos) que el sujeto tanto de la exaltación como de la humillación es el
Verbo, el Hijo de Dios, aunque por supuesto no en su naturaleza divina sino en
su naturaleza humana.
¿Qué es el estado de
exaltación?
Es bueno aclararlo antes de proseguir en el tema, pues
hay quienes simplemente creen que es el regreso del verbo al uso completo de
sus atributos divinos que supuestamente perdió en la Encarnación, lo cual ya
entendimos es una distorsión de la doctrina de la Kenosis.
El estado de exaltación bien lo podemos definir como
sigue:
El momento a partir del cual el Verbo dejó de estar
bajo la ley para parar a un estado de soberanía total, con la posesión de las
bendiciones salvíficas que gano para la humanidad ya redimida, y su coronación
a la diestra del Padre en honor y gloria. Isaías
53:10-12. Efesios 4:10. Colosenses 1:15-19. Hebreos 12.2.
Por lo tanto, son tres los elementos del estado de
exaltación:
Después de la tremenda humillación de esta Hombre con
mayúscula, al grado de hacerle sustituto de la humanidad al descargar sobre de
él la justicia divina por nuestros pecados, ahora es elevado a la más alta
posición que pueda pensarse o concebirse en todo el cosmos, lo de verdad
impactante es que todo ese honor, toda esa gloria, todo ese dominio él lo
comparte con cada uno de los verdaderos creyentes. Romanos caps. 6 y 8. Efesios cap. 2.
Las fases de la exaltación son 4 o 5 dependiendo del
autor al que nos apeguemos, Louis Berkhof por ejemplo solo maneja las primeras
4 y suprime la 5ª que vamos a enumerar.
1) La resurrección de entre los muertos, por
la cual Cristo dejó de estar sujeto a su anterior condición de debilidad
física.
2) La ascensión a los cielos, por
la que Cristo dejó de estar sometido a las limitaciones del espacio-tiempo
propias de nuestra dimensión.
3) La sesión a la diestra del Padre, símbolo
de la gloria, del honor y el poder que comparte con Él.
4) Su segunda venida en gloria, para
juzgar a los vivos y a los muertos.
5) El ejercicio de lumbrera
por toda la eternidad (Apocalipsis 21.23), el
contemplar directamente a Jesucristo glorificado el único y exhaustivo
reflector de la gloria de DIOS, es la fuente de bienaventuranza de los elegidos
en la eternidad.
Pasajes de la exaltación del Verbo:
·
Marcos
16.19.
·
Lucas
24.26.
·
Juan
7.39.
·
Hechos
2:33.
·
Romanos
8:17.
·
Efesios
1.20-22.
·
Efesios
4.10.
·
Filipenses
2:9-11.
·
1ª
Timoteo 3:16.
·
Hebreos
1.3.
·
Hebreos
2:9.
·
Hebreos
10:12.
De todos estos textos deducimos tres consecuencias
respecto a la ostentada exaltación del Hijo de DIOS:
A. El
estado de exaltación es el resultado judicial
del estado de humillación, el que no habiendo conocido pecado y que fue por
nosotros hecho pecado, tiene que ser ahora glorificado como aniquilador del
pecado y merecedor del premio de vencedor. Fue puesto bajo la ley, ahora él es la
suprema ley.
B. Así
como su humillación fue publica y ostentosa, su exaltación debe de serlo
también o aún mayor.
C. Todas
las fases de exaltación de Cristo tienen relación con la salvación de los
elegidos:
a.
Su resurrección tiene que ver con nuestra
justificación. Romanos 4:25.
b.
Su ascensión tiene relación con nuestra santificación.
Colosenses 3.1-2.
c.
Su sesión a la diestra de Padre como intercesor y
abogado tiene relación con nuestra preservación. Hebreos 7.25.
d.
Su manifestación en gloria en su segunda venida tiene
relación con nuestra glorificación. Colosenses
3:3.
e.
Su presencia en esplendor resplandeciente como Lumbrera por la eternidad tiene relación
con el servir y reinar de los elegidos. Apocalipsis
22:3-5.
Los seres humanos pecadores por la naturaleza caída, encontramos en Cristo la máxima exaltación posible para una criatura, pues fuimos predestinados a ser totalmente semejantes al Hijo de DIOS. Romanos 8.29. 1ª Juan 3:2.
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