La clase pasada comenzamos a estudiar el segundo
estado del Señor Jesucristo, el Estado
de exaltación, ya entendimos que los tres elementos de este estado son:
·
Soberanía total.
·
Posesión de bendiciones salvíficas.
·
Honor y gloria a la diestra del padre.
También vimos que son 5 las fases o condiciones del
estado de exaltación, la primera de esas fases y que estudiaremos en las tres
clases siguientes es su resurrección de entre los muertos.
Es muy importante comprender a la perfección este
tema, pues a pesar de que la redención se efectuó en la cruz del calvario y la
muerte de Jesús representa el clímax de su holocausto y la esencia de su
sacrificio expiatorio por el pecado, sin embargo, la resurrección de Cristo era totalmente necesaria de varias maneras dentro
del contexto de la historia de nuestra salvación.
Como lo iremos viendo, no solo ocupa un lugar
preferencial dentro de nuestra doctrina como cristianos ortodoxos, sino que
también es el elemento apologético de
mayor peso en cuanto a argumento en nuestra fe cristiana y al mismo tiempo es
indispensable para efectuar nuestra salvación al 100%, por ello es que lo
veremos en tres clases, para adentrarnos en tres aspectos: el histórico, el
apologético y el salvífico.
Aclarado lo anterior, podemos adentrarnos en nuestro
tema de hoy, en primer lugar, la resurrección de Cristo no fue solamente la
reunificación de su alma y espíritu a su cuerpo para volver a la vida, este
tipo de resurrecciones temporales las encontramos en varias ocasiones
en la Escritura:
·
2ª
Reyes 4.34-35. El hijo de la viuda.
·
2ª
Reyes 13:21. En la tumba de Eliseo.
·
Marcos
5.42. La hija de Jairo.
·
Lucas
7.15. El hijo de la viuda de Naín.
·
Juan
11:44. Lázaro, el amigo de Jesús.
Todos ellos comparten algo en común: fueron
resucitados milagrosamente por DIOS, pero tiempo después volvieron a morir, así
se cumple lo que dice la Escritura en Hebreos
9.27.
Así como la muerte de cristo fue única en el sentido
de que por medio de ella pagó por nuestros pecados, de igual manera su
resurrección es única, no solo por lo inesperada y sorprendente, sino porque
también es el modelo, el principio, la primicia
de los demás que habremos de resucitar en el día postrero:
·
Mateo
27.52-53.
·
1ª
Corintios 15.20-23.
·
Colosenses
1.18.
·
Apocalipsis
1.5.
Es por este motivo, que Cristo en el periodo entre su
resurrección y antes de ascender a la gloria su condición fue muy diferente a
la de los previamente vueltos a la vida:
·
Entraba y salía con las puertas cerradas. Juan 20:19.
·
Se hacía visible e invisible a voluntad. Lucas 24.31.
·
Su rostro era diferente. Marcos 16:12.
·
Etc.
Además, su cuerpo no era un cuerpo etéreo o astral al estilo esotérico,
sino verdaderamente un cuerpo humano: Lucas
24:39, pero con la característica de carecer ya de sangre: Juan 20.25-27. La sangre es la
encargada de la cicatrización en los tejidos humanos, al no haber sangre, las
heridas en las manos y el costado de Jesús permanecieron “abiertas” y sin sangrar (pues el texto no dice que sangraban sus
heridas).
Hay muchas objeciones en cuanto a la resurrección de
Cristo, aun en el “cristianismo” contemporáneo hay algunos que sutilmente la
niegan, las objeciones más comunes son:
· Que los discípulos robaron el cuerpo de la tumba. Mateo 28:11-15. ¿Cómo un grupo reducido de pescadores y gente común podrían imponerse
ante una guardia tan poderosa como la romana? ¿darían su vida por una mentira?
·
Que los romanos o los judíos escondieron el cuerpo. De ser así, ¿Por qué nunca
lo
exhibieron para acabar con la iglesia del primer siglo?
·
Que no murió, que solo se desmayó en la cruz. Los hechos demuestran lo contrario. Juan
19:31-34. (véase predicación de la muerte de cruz).
· Que hubo alucinaciones de parte de los que lo vieron. La psiquiatría apoya que esto es imposible debido a las diferentes
ocasiones y personas que les apareció.
· La llamada fe en el misterio
pascual. Es tal vez la más peligrosa pues se infiltra
en el pensamiento de los cristianos, esta mentira propone la resurrección de
Señor como una reelaboración mítica de los acontecimientos históricos por parte
de la primera comunidad de cristianos (la iglesia primitiva).
Dicen que no importa el hecho histórico como
tal, sino el impacto que causo al iniciarse y expandirse la iglesia cristiana,
dicen que lo importante es recalcar el mensaje de amor y unidad de Jesús no
tanto así su resurrección, este mensaje aunque “bonito” es una falacia en toda
la extensión de la palabra, hace de Jesús un fracasado, de los apóstoles unos
mentirosos y de la vida cristiana una invención sin fundamento, se diseminaba
desde principios de la era cristiana y todo el capítulo de 1ª Corintios 15 es una oposición a esta teoría.
Lo que, es más, hay evidencias de que en
realidad Cristo resucito, he aquí algunas de ellas:
· El nuevo testamento. No estamos razonando en círculo, pues no
intentamos probar que por estar ahí escrito es cierto, pero lo que sí es un
hecho indiscutible es que todo libro escrito tiene un contexto histórico, por
ejemplo: Los Miserables de Víctor Hugo situado en la revolución francesa.
Sabemos, según datos indiscutibles, que el
Nuevo Testamento tuvo su origen al principio de nuestra era entre el movimiento
cristiano que tenía sociedades organizadas llamadas «iglesias» en las grandes
ciudades del mundo romano. Es evidente, según la naturaleza del Nuevo
Testamento mismo, que los escritores de los veintisiete libros creían
cabalmente que Jesucristo había resucitado de los muertos. Creían que su tumba
estaba vacía y que había aparecido en forma reconocible con el mismo cuerpo con
que había sufrido en la cruz.
·
El movimiento cristiano. Indiscutiblemente el cristianismo lleva
presente cerca de 2000 años y durante todo ese tiempo ha trastornado el mundo,
el fundamento y principal predicación de este movimiento es la resurrección de
Cristo, ha soportado entre sus seguidores muertes, persecuciones, hambres,
tribulaciones, etc. Permanecido de pie hasta la fecha, y una de las cosas que
lo sostienen y fortalecen es la firme creencia en que Cristo vive.
·
El día de culto cristiano. Antes de la era cristiana el día de culto de
los judíos era el séptimo día de la semana o el sábado, después de la
crucifixión la iglesia cristiana empezó a dar culto el primer día de la semana,
la razón por la cual se cambio fue que precisamente en el primer día de la
semana resucito el Señor. Marcos 16:2.
·
La experiencia cristiana. Otro hecho tangible de la resurrección de
Jesús es cuando un alma pecaminosa, se acerca a DIOS con humildad y quebranto y
DIOS transforma esa alma por el poder de su gracia, este cambio radical se le
llama “vida resucitada” tal como la de Cristo.
·
La piedra removida y el sello. ¿Quién movió la piedra? La abertura en la
cueva (sepulcro) estaba tapada por una gran disco de roca que se giraba para
abrir o cerrar la entrada, generalmente se necesitaban de varios hombres para
lograr moverla.
Los discípulos no la pudieron mover, ya vimos
los motivos, ¿los soldados? ¿Qué interés tendrían? ¿los enemigos del Señor? No
les convenía, por el contrario, eran los más afectados, solo el poder milagroso
de la resurrección del Señor pudo mover esa roca tan pesada.
El sello consistía en una cuerda de lado a
lado en la entrada que cubría obviamente también la piedra y que se fijaba por
medio de cera y ahí se imprimía el sello imperial, el sello representaba el
poder militar y la autoridad imperial de Roma, era respetado altamente pues
romper un sello de este tipo era bajo penas muy fuertes hasta de muerte, nadie
en sano juicio rompería el sello para mover la piedra y sacar el “cuerpo” de
Jesús.
· La tumba
vacía. Tal vez la prueba más contundente es el hecho de que la tumba permaneció
vacía, y eso hizo eco en la vida de las personas desde esa época, aun entre los
enemigos del Señor, que no podían refutar ni oponerse a este hecho, solo podían
limitarse a prohibir hablar de ello, pero no lo podían negar.
o
Hechos
4:13-22.
o
Hechos
5:33-40.
o
Mateo
28.11-14.
La resurrección de Cristo es un misterio revelado en la palabra de DIOS
y hecho manifiesto, no a todos, sino solo a
los testigos que DIOS había ordenado de antemano. Hechos 10.40-41.
No debe asombrarnos tanto el hecho de que a pesar de haber pruebas indubitables
haya quienes se nieguen a creer en ella, lo que más debe sorprendernos es el
hecho de que nosotros sí creemos en ella, eso es solo obra de DIOS que depositó
la Fe necesaria para hacerlo aun antes de que naciéramos, eso sí es para
llenarnos de asombro y agradecimiento, pues no somos mejores que los demás,
somos de la misma naturaleza pecaminosa, pero DIOS, que es rico en gracia y
misericordia le ha placido que creamos en el Hijo de DIOS, que murió por nuestros pecados y que RESUCITÓ AL TERCER DÍA.
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