Estamos comenzando ahora el sexto capítulo del
evangelio escrito por el discípulo amado de Jesús, el apóstol Juan, a
diferencia de relatos anteriores como la entrevista nocturna con Nicodemo, el
encuentro con la mujer samaritana y la curación milagrosa del paralitico en el
estanque de Betesda, este relato lo encontramos en los otros evangelios, de
hecho, lo encontramos en los 4 canónicos, es de las escasas narraciones con las
que sucede esto si exceptuamos los relatos de su pasión, crucifixión, muerte y
resurrección.
Los pasajes paralelos en la Escritura son:
·
Mateo
14:13-21.
·
Marcos
6:30-44.
·
Lucas
9:10-17.
De los 4 relatos, el que el apóstol Juan nos ofrece es
el más rico en detalles que los otros pasan por alto, detalles que saldrán a
relucir más adelante.
Este capítulo se divide en cinco partes:
1) El milagro de la multiplicación de los cinco panes
y los dos peces.
2) Jesús se retira de la multitud que quiere hacerle
rey.
3) las multitudes acuden a Él en Capernaum.
4) su famoso mensaje sobre el pan de vida.
5) los efectos que el mensaje produjo en sus oyentes.
Éste, además, es el capítulo más largo del Evangelio de Juan.
El relato comienza con la frase después de esto, en obvia
referencia a ser después de lo narrado en el capítulo 5, después de sanar al
paralitico y de confrontar a los judíos religiosos por atreverse a hacerlo en
día de reposo, después de demostrar ampliamente su autentificación como el
Mesías, después de presentar a sus testigos y de confrontarlos duramente con la
cruda realidad: que carecían del amor de DIOS en sus vidas.
Después juan nos ubica el lugar exacto del milagro: al
otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias (ciudad fundada por Herodes en el
año 22, en honor a Tiberio emperador romano), por el relato paralelo de Lucas
sabemos que era cerca de Betsaida, que en arameo significa casa de pescar.
En el versículo dos nos dice: 2 Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los
enfermos. Acerca de esta situación vamos a hablar más adelante en este
mismo capítulo.
En el verso 3 leemos Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos.
En la orilla noreste de este mar, a unos dos
kilómetros al sur de Betsaida, existe una pequeña llanura. Puesto que, cuando
Jesús y sus discípulos fueron allí, era primavera, no debe sorprendernos que se
nos diga que había hierba verde en abundancia. Al final de esta llanura se alza
un monte, de modo que se cumplen todos los requisitos de las narraciones de los
Evangelios.
Por lo tanto, cuando el evangelista escribe que Jesús
subió al monte, los que estaban familiarizados con los alrededores sabrían exactamente
a qué monte se refería; y los que desconocían el paisaje podían adivinar fácilmente
que había un monte al final de una faja llana a lo largo de la orilla del mar. Aquí,
pues, podemos ver a Jesús. Ascendió un trecho por la ladera del monte, y se
sentó allí con sus discípulos.
El versículo 4 dice que estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. Es por esta
mención que sabemos que fue en la primavera, pues la pascua es siempre en
primavera (en abril a lo menos en la última semana de marzo).
Probablemente el apóstol Juan menciona la proximidad
de la Pascua para explicar 6:15. La
Pascua era una conmemoración de la liberación de la esclavitud en Egipto. Era,
en consecuencia, en este día cuando los pensamientos de los judíos giraban en
torno a la pregunta: ¿Cuándo quedaremos libres de la esclavitud de Roma?
Es a partir del verso 5, que comienza la narración en
sí de la alimentación milagrosa: 5 Cuando
alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe:
¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?
Lo primero que nos cuenta del milagro es que el Señor
se percató de que una gran multitud comenzaba a seguirlos, lo mismo que había
pasado con los samaritanos, ahora sucedía aquí, por el relato paralelo en el
libro de Mateo 14.14. Podemos darnos
cuenta de que nuestro amoroso Jesús se conmovió al grado de comenzar a sanar a
los enfermos que llegaban a él, una muestra más del ferviente amor
incondicional de DIOS.
En su compasión le pregunta a Felipe que harán para
darle de comer a la gente que se agolpaba en pos de él. ¿Dónde compraremos pan
para que coman estos? Otro punto que revela el amor desinteresado de Cristo, es
que no preguntó ¿Dónde compraremos pan para que comamos (incluyéndose él y sus
discípulos)?
Al igual que lo hizo desde que se encarnó, y hasta que
sufrió la muerte de Cruz, nuestro Señor no pensó en él antes que en nosotros.
Inmediatamente el apóstol Juan nos dice el motivo de
la pregunta de Jesús a Felipe: 6 Pero
esto decía para probarle; porque él (Jesús) sabía lo que había de hacer.
Jesús no preguntaba por falta de información, no sé dónde venden pan aquí cerca, como
podemos juntar dinero para tanto pan, ni nada por el estilo, nosotros con
frecuencia no sabemos lo que vamos a hacer, pero no así nuestro DIOS, nuestro Señor
lo hemos entendido nunca hace nada sin propósitos bien definidos, Jesús estaba
probando el corazón de Felipe.
La palabra griega que usa el apóstol Juan para probar
es peirazo
(πειράζω, G3985) significa poner a prueba con el fin de examinar. Lo
que Jesús estaba haciendo era examinar a Felipe, no para saber su reacción,
pues Jesús es Omnisciente, ya sabía cómo iba a reaccionar Felipe antes de
preguntarle, la biblia dice en el Salmo 139:4
que aún no está la palabra en nuestra boca y ÉL ya la sabe, todavía no
terminamos de hablar y nuestro DIOS ya sabía todo lo que hay en nuestra mente.
Cuando Jesús examinó a Felipe por medio de probar su Fe, lo hizo con el
fin de que Felipe mismo se diera cuenta de lo que había en su corazón.
Fue la mejor forma en que Jesús pudo mostrarle a
Felipe su fe, su convicción, su madurez, por medio de una simple, pero maravillosa
pregunta, esto mismo hace DIOS hoy en día con todos nosotros. 1ª Tesalonicenses 2:4. 1ª Corintios
3:13-15.
Cada vez que somos probados, cada vez que somos
pasados por el fuego purificador de DIOS no es porque él no sepa lo que vamos a
hacer, es para que nosotros nos demos cuenta de nuestra condición espiritual
real y como dice el apóstol Pablo, si lo que habíamos construido es heno,
hojarasca, hojas secas, basura, el fuego lo quemará.
Dios sabía perfectamente cómo iban a reaccionar, por
ejemplo:
·
Jacob al ser odiado por Esaú.
·
Moisés al ser perseguido por matar al egipcio.
·
David al ser perseguido por Saúl.
·
Job al pasar por tantas calamidades.
·
Daniel al ser echado al foso de los leones.
·
Jeremías al ser echado en la cisterna vacía.
·
Cada uno de nosotros en las diversas pruebas que
atravesamos por la vida.
DIOS lo sabe a la perfección, la pregunta es ¿Sabes tú
como vas a reaccionar en medio de las pruebas?
¿Qué haremos al pasar por el dolor, el sufrimiento, la
decepción, el abandono? ¿Nos retiraremos del cristianismo, le daremos la
espalda al Creador y sustentador del universo? O ¿Seguiremos adelante cuente lo
que cueste?
¿Qué haces
cuando tus amigos o vecinos te ven salir de tu casa con la biblia bajo el
brazo? ¿Qué haces cuando te pregunta si es verdad que eres aleluyo? ¿Cómo
reaccionas?
¿Cuándo DIOS pruebe nuevamente tu corazón que va a
encontrar en él?
·
¿Orgullo?
·
¿Vanidad?
·
¿Miedo?
·
¿Desconfianza?
·
¿Rencor?
·
¿Ambición o interés material?
La manera en que reaccionamos a las pruebas, cualquiera
que estas sean, nos dice nuestro estado real en el aspecto espiritual, tal como
fue con Felipe al ser cuestionado por Jesús acerca de qué hacer para dar de
comer a tantas personas desvalidas.
En el versículo siguiente nos damos cuenta de que Felipe
no paso la prueba, pues aun no entendía a fondo lo que estaba pasando, vio a
Jesús convertir el agua en vino y lo estaba viendo sanar milagrosamente a los
que se acercaban a él, Felipe ni siquiera sabía bien quien era Jesús: 7 Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no
bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco.
El denario, la moneda de plata romana de donde se
origina nuestra palabra dinero, era
el equivalente al salario de un día de trabajo para un jornalero, Felipe
hablaba del salario de 200 días y que ni así podrían alimentar, aunque sea un
poco a tantas personas.
En los siguientes dos versos leemos :8 Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de
Simón Pedro, le dijo: 9 Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada
y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?
Andrés no estaba en mejor condición que su
condiscípulo Felipe, pues al mencionar al muchacho no lo hace esperando un
milagro de parte de Jesús, sus mismas palabras lo delatan ¿Qué es esto poco
para tantos?
Algo que es bueno volver a recalcar es que es
importante callar donde la Escritura calla, pues a lo largo de los siglos,
diferentes predicaciones acerca del muchacho han salido:
·
Que si iba a un mandado y pasó por ahí.
·
Que si seguía a Jesús y fue movido por Dios hasta el
lago.
·
Que si iba a visitar a su madre para llevarle el pan y
los peces.
·
Que si había salido de excursión.
·
Que era vendedor ambulante.
·
Etc.
Es sabio como ya lo entendimos semanas atrás guardar
silencio cuando la Escritura lo hace y no sacar enseñanzas fantasiosas donde no
las hay, es un camino peligroso que puede desembocar en herejías. La luz se
centra en el Señor, no en el muchacho. Bástenos saber que Jesús quiso servirse
de este muchacho y ya.
Un detalle importante a recordar es que el pan que
llevaba el muchacho era pan de cebada, considerado un pan de baja calidad
llamado comúnmente el pan de los pobres.
Es entonces que Jesús manda a recostar a las personas
sobre la hierba: 10 Entonces Jesús dijo:
Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron
como en número de cinco mil varones. Por el relato paralelo en Marcos 6.40 sabemos que se juntaron en
grupos de 100 y de 50 personas lo que facilitó el servirles y el contarles
también.
A continuación, se relata el milagro con una extraordinaria
sencillez: 11 Y tomó Jesús aquellos
panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los
discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto
querían.
La sencillez de la narración no hace a un lado lo
extraordinario del hecho milagroso, de solo 5 panes y dos peces se alimentaron
más de 5000 personas, hay quienes tratando de difamar este milagro han explicado que los más ricos llevaban
consigo suficiente pan, y que, por el tono de las enseñanzas de Cristo, esto es
amor, compañerismo, humanidad entre prójimos, etc. Es que esos hombres ricos
repartieron de su pan entre la multitud.
El detalle del pan de cebada derriba esta “explicación” racionalista, que trata de
dejar fuera el poder y la majestad divina, el pan de cebada como ya lo
mencionamos se consideraba en ciertos círculos como el “pan de pobre”, incluso Josefo habla de una clase de pan de cebada demasiado vil para que lo consuma el hombre.
Si eran los ricos los que repartieron su pan de
consumo personal entre sus prójimos, ¿Por qué llevaban pan de cebada que era de
los pobres? La Escritura es veraz, siempre, esta vez no es la excepción, que
sea difícil de explicar para el ser humano común, no significa que sea difícil
de hacer para nuestro DIOS.
Al principio de estas predicaciones, en el capítulo 1,
hablamos acerca del Verbo Creador, y
ahí ahondamos acerca de aceptar humildemente con Fe, lo dicho por DIOS en la
Escritura, no podemos cercenar la Palabra ni tratarla como los liberales o la
neo ortodoxia lo hace o Es o No Es La Palabra de DIOS, pero no hay puntos
medios.
En los versículos siguiente nos habla de la magnitud
del milagro: 12 Y cuando se hubieron
saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no
se pierda nada.13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de
los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.
Contar con recursos infinitos, no es una excusa para
desperdiciar. El desperdiciar es pecado. Por otro lado, ¿no había otros que
también tenían que comer, como por ejemplo el muchacho, los discípulos, los
pobres que acudirían mañana, e incluso, el mismo Jesús?
Los versos 14-15 nos indican que el propósito del
milagro no fue entendido en ese momento: 14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho,
dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.15 Pero
entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió
a retirarse al monte él solo.
Las personas, por la cercanía de la pascua, que
conmemora la salida de Egipto de su nación, se exaltaron sobremanera y de
inmediato pensaron en Jesús como el Mesías-Rey,
pensaron que el propósito del milagro era ser reconocido, recibir fama, ser
promovido por la gente como alguien poderoso facultado para derrocar a los
romanos que los oprimían, el profeta, del que hablo nada menos que Moisés antes
de morir.
Por eso es que Jesús, sabiendo que aún no era tiempo
se apartó de ahí, al monte el solo.
No cometamos el mismo error, de pensar en las cosas
como aquí y ahora, TODO lo que DIOS
hace en nuestras vidas tiene un propósito, aunque no siempre lo entendemos y no
necesita ser un gran milagro a la escala de alimentar a más de 5000 personas.
Pero muchas veces no entendemos que DIOS tiene planes
para nuestra vida en la tierra, pero sus planes no terminan aquí, tienen mira a
la eternidad, la vida terrenal no lo es todo, hay mucho más después de morir.
Nosotros jamás nos sentiremos 100% satisfechos con
esta vida por que DIOS nos diseñó para la eternidad, si nos aferramos a lo
terrenal, a lo pasajero y efímero como la gente al recibir el milagro de la
multiplicación de los panes, nos perderemos el verdadero propósito de DIOS,
para ellos, en ese momento ver el amor, la gracia, la misericordia infinita de
su creador.
Para nosotros, entender que DIOS nos está preparando
para cuando pasemos de aquel lado de la eternidad, para estar por siempre a su
lado, rengamos pues los pies firmes en la tierra, pero la mirada bien puesta en
lo alto, donde está el trono de DIOS.
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