La semana pasada estudiamos armónicamente el pasaje
denominado la entrada triunfal en
Jerusalén, este es un hecho narrado en los 4 evangelios, los detalles
varían de uno a otro relato, sin embargo, una vez que los unimos los 4, el
resultado es maravilloso, pues podemos apreciar la gran armonía que la palabra
de DIOS tiene.
El relato en su totalidad, está formado por al menos
14 eventos principales, que van desde poco antes de entrar, cuando manda Jesús
a dos de sus discípulos a que le lleven el pollino en el que va a montar para
hacer su entrada, pasando por los cantos de aprobación como el mesías, el
reproche de los fariseos al escuchar a la muchedumbre citar el Salmo 118 en honor del Señor Jesús,
cuando llega y comienza a sanar a los enfermos, hasta que culmina con la
desesperación de los fariseos más radicales pues para ellos todo el mundo se va tras Jesús.
Lo realmente importante de la enseñanza de la semana
pasada, es que entendimos que Jesús al montar un pollino y entrar a Jerusalén
estaba proclamando que en efecto eral el Mesías, pero no el tipo de Mesías que
las personas esperaban, pues entró como el Príncipe
de paz, como el Mesías salvador.
Las multitudes, tanto la que le seguía desde Betania
como la que le esperaba en la puerta
oriental de Jerusalén, estaban expectantes en gran manera, pues con la cercanía
de la pascua en lo único que podían pensar era en que el Señor nuevamente los
liberará esta vez de la opresión romana, como lo hizo de la esclavitud en
Egipto.
Si a esto le sumamos el hecho de que el ultimo milagro
del Señor fue una muestra irrefutable de su gran poderío, pues nunca se había
visto nada igual, un hombre que después de 4 días de estar en el sepulcro,
poderosamente volviera a la vida, esto desencadeno aún más la euforia, si Jesús
tenía tal poder, entonces no habría nada que le impidiera ser el libertador terrenal
que tanto anhelaban.
No es de sorprendernos el motivo por el cual el Señor
Jesús lloró e hizo lamento sobre la ciudad durante su entrada, se percató de
inmediato que no entendían nada de lo que estaba ocurriendo, Juan nos relata
que ni sus mismos discípulos estaban al tanto de la situación, sino que fue
solo hasta después de ser glorificado que entendieron lo que ahí estaba
sucediendo: el mesías iba a entregar su
vida en rescate por muchos.
Concluimos que es igual de trágico que nos pase lo mismo que a los discípulos,
estar en este lugar pero desconocer el motivo real por el cual vinimos: por la
gracia de DIOS y para la gloria de DIOS.
Lo siguiente que nos narra el evangelio de Juan es el
intento de acercamiento de los griegos a
Jesús y el discurso que Jesús da al respecto. 20 Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la
fiesta.
Juan nos dice que había algunos griegos que habían
subido a adorar en la fiesta, lo cual indica que se trataba si de personas de
origen nacional griego, pero que habían rechazado el culto politeísta para
adherirse al culto monoteísta judíos, la biblia les llama prosélitos, y son aquellos que son judíos de religión pero gentiles
de nacionalidad.
Juan nos narra que estos gentiles que se adhirieron al
judaísmo, deseaban tener una entrevista personal con Jesús: 21 Estos, pues, se acercaron a Felipe, que
era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a
Jesús. 22 Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo
dijeron a Jesús.
Estos griegos desean entrevistarse con Jesús. No
sorprende que vacilen acercarse a Jesús directamente. No les resulta claro si
aceptará conversar. Por ello piden a Felipe que actúe como intermediario. Desde
luego, no es el diácono y evangelista de Hechos
6 y 8, sino uno de los Doce, el apóstol Felipe que era de Betsaida, la
ciudad de Andrés y Pedro.
¿Por qué escogieron a Felipe? ¿Y por qué éste, a su
vez, consultó a Andrés? ¿Acaso estos dos hombres hablaban griego mejor que los
demás? ¿Es más que simple coincidencia que entre los Doce estos sean los únicos
discípulos que aparecen desde el principio con nombres griegos? ¿O había una
razón totalmente diferente del por qué estos dos hombres figuran en primer
plano en este relato? Parece ser que el hecho de que tuvieran nombre helenizados fue lo que más
influyó, se sintieron más identificados con ellos dos que con los otros diez.
Los griegos se dirigen a Felipe muy cortésmente. Dicen
Señor, una clara expresión de
respeto, la petición quisiéramos ver a
Jesús, no quiere decir que desean solo ver su aspecto físico para
satisfacer su curiosidad mórbida y poder contar a todo mundo que le vieron en
persona.
Tampoco significa, como algunos han dicho que
significa que deseaban plantearle a Jesús la propuesta de que se olvide de los
rebeldes judíos para de ahora en adelante predicarnos a nosotros, los griegos,
el evangelio. Esta interpretación le hace decir demasiado al texto.
Teniendo en cuenta lo que sigue, parecería que el deseo
de los griegos tenía algo que ver con el gran tema de la salvación. Deseaban
ver a Jesús:
a. Porque la sabiduría de los griegos había naufragado,
al no poder satisfacer los anhelos más profundos del alma.
b. Por qué basados en lo que habían oído acerca de Jesús
se habían esperanzado de que podría proporcionarles la paz espiritual y mental
que no habían podido encontrar en ningún otro lugar
Sin embargo, para Felipe y Andrés, la solicitud de los
griegos representaba un doble problema:
a. anteriormente les había dado instrucciones de ir
primero con las ovejas perdidas de la casa de Israel. Mateo 10:5 y 15:24. Pero también había dicho que tenía ovejas que
no eran de ese redil. ¿Cuál era, pues, la actitud de Jesús hacia los griegos:
los recibiría o se negaría a darles audiencia?
b. ¿Acaso Jesús, al conceder audiencia a los griegos, no
incitaría la ira de todo el pueblo judío, especialmente si la entrevista se
sostenía en algún lugar del templo? Los prosélitos, a pesar de convertirse al
judaísmo, solo tenían permitido entrar al patio
de los gentiles pues los judíos de nacimiento eran muy celosos de su
templo.
Como el problema resultaba demasiado grande para Felipe,
consulta con su amigo y compatriota, Andrés. Andrés y Felipe, no queriendo ofender
a los griegos, ni tampoco alentarlos, presentan la petición de los griegos a
Jesús. 23 Jesús les respondió diciendo:
Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. 24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de
trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho
fruto.
Jesús respondió a Andrés y Felipe. Estos, a su vez, podrían
llevar la respuesta a los griegos, no perdamos de vista que muchos judíos
estaban alrededor cuando Jesús dio la respuesta.
En la petición de los griegos Jesús ve su linaje, es
decir, posteridad espiritual abundante, pues aun antes de morir y resucitar, ya
hay personas de otras naciones acudiendo a su persona. Esto le había sido
prometido al Mesías como fruto de su sacrificio voluntario. Isaías. 53:10.
Aparte de su sacrificio voluntario Jesús nada podía
hacer por estos griegos, si lo que buscaban era conocimiento trascendente, o
una novedosa filosofía, o tal vez las respuestas a la existencia humana,
entonces la respuesta del Señor no debió dejarlos muy satisfechos en ese
momento.
Jesús habla de inmediato de su muerte. Dice, Ha llegado la hora para que el Hijo del
Hombre sea glorificado. Si recordamos bien, en más de una ocasión fue el
mismo Señor quien claramente dijo que su
hora aún no había llegado, pero en esta ocasión es todo lo contrario, él
sabía perfectamente a que había venido y el tempo perfecto en el cual cumplir
su misión.
El término hora,
no debe tomarse en forma literal, como si se refiriera a un período de exactamente
sesenta minutos. Es el tiempo designado, la época en la que el Señor entró en
el valle del más intenso sufrimiento, seguido por la recompensa justa y
prometida: la resurrección, ascensión y coronación.
Dada la necesidad absoluta de su muerte, Jesús agrega,
De cierto, de cierto os digo, el doble amén que indica que una verdad
poderosa está a punto de ser dicha, que
si el grano de trigo o la semilla del grano, cualquier clase de grano, no cae
en la tierra y muere, queda sólo; pero si muere, lleva mucho fruto.
Aparte de la cruz no hay cosecha espiritual. Jesús
estaba siendo muy específico, sin su sacrificio no hay nada, no hay manera de
entrar al cielo, no hay forma de ser restituidos en la presencia de DIOS, no
hay salvación en pocas y llanas palabras.
La ilustración era muy clara, especialmente en el
momento en que se utilizó, apenas unos días antes de la fiesta religiosa de la
cosecha de la Pascua. Las semillas habían sido entregadas a la tierra y, en consecuencia,
habían muerto. Pero por medio de este mismo proceso de descomposición habían
producido abundante cosecha. Si la semilla no se siembra, queda sola, no
produce fruto. Así también si Jesús no muere, permanecerá solo, sin fruto
espiritual que son las almas salvas para la eternidad. Su muerte, sin embargo,
producirá una cosecha espiritual abundante.
La solemne verdad contenida en el versículo 24 se
aplica a Cristo, y sólo a él. Sólo él muere como sustituto, y al hacerlo así
produce mucho fruto. Sin embargo, hay un principio análogo que actúa en la
esfera de los hombres. Es el que se afirma en los versículos 25 El que ama su vida, la perderá; y el que
aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.
La relación entre las dos ordenanzas, una que se
aplica sólo a Cristo, otra a los discípulos, se puede resumir como sigue:
1.
En
cuanto a Cristo: para que haya fruto, debe morir (versículo 24).
2.
En
cuanto a sus discípulos: deben estar dispuestos a morir por la causa
Ser discípulo de Jesús tiene un costo muy alto, pero
no serlo tiene un costo aún más alto: la pérdida eterna del alma. El ejemplo
más cercano en este pasaje es el mismo Lázaro, quien ya también estaba
amenazado de muerte por los miembros del sanedrín, ya que a causa de su
resurrección milagrosa, no pocos judíos estaban creyendo en Jesús, y obviamente
Lázaro, como buen discípulo, fiel al Señor Jesucristo, lejos de negarlo,
difundía aún más las maravillosas noticias. Juan 12:9-11.
Hemos entendido que el ser un discípulo no es algo a
medias, no se puede ser parcialmente discípulo, se es o no se es y punto, no es
algo de medio tiempo, no acepta competencia de ningún modo, ser discípulo no
tiene comparación alguna con nada más.
Por lo mismo no es barato, es muy especial, y requiere
de toda nuestra consideración y respeto, ser discípulo es la manera de Cristo de decirnos: YO manejo tu
vida, la puedes manejar tú si así lo deseas, pero NO ambos.
·
Nuestro Tiempo.
·
Nuestro Dinero.
·
Nuestras Cosas.
·
Nuestros Gustos.
·
Nuestras metas.
·
Nuestra visión.
·
Nuestros anhelos.
·
Nuestros deseos.
·
Nuestras Diversiones.
·
Nuestra Vida.
·
Nada Es Nuestro Ya.
La paradoja en estas palabras es impresionante, si
perdemos nuestra vida, si nos negamos, si le seguimos, si tomamos nuestra Cruz
solo entonces en verdad Encontraremos La Vida.
Si por el contrario dejamos de lado estas palabras y
seguimos nuestros propios deseos, nuestras metas, nuestra propia manera de
vivir, si queremos salvar nuestras vidas lo que pasará inevitablemente es que
en realidad la perderemos. Es una promesa para los creyentes, que aquellos que
somos sus discípulos tenemos puestos los ojos en Cristo en la Eternidad, no en
lo efímero de la vida terrenal y pasajera.
La respuesta del Señor Jesús a la pregunta de Felipe y
Andrés, acerca de si podría atender a los griegos incluyó el mensaje del
evangelio completo:
·
Primero les habló de la necesidad de Su muerte para
lograr el fruto de la salvación.
·
Pero también les habló de Su Señorío que es el
verdadero costo del discipulado.
La parte de la salvación todos la desean, pero cuando
llega la parte del discipulado, el ser enseñable, corregible, el ser una
persona que refleje a Cristo cueste lo que cueste, que en medio de cada
situación de evidencia de que ha sido comprado y que su vida no le pertenece
más a él mismo, sino que su vida misma es de Cristo, esa parte no cualquiera la
desea.
Algo que tal vez no acabamos de entender es que El
verdadero cristianismo debe de ser por definición una contracultura...siempre
ha sido así, históricamente hablando, el verdadero seguidor de Cristo va en
contracorriente.
La contracultura, es el movimiento que se opone a los
valores ideológicos, culturales, educacionales, etc. establecidos por la
sociedad, en este caso no se trata de que vayamos
en contra de todo, sino más bien, somos una contra cultura, porque no nos
adaptamos ni aceptamos nada que vaya
en contra del carácter justo y Santo de nuestro DIOS, por ejemplo, si la
cultura actual apoya y promueve abiertamente:
·
El homosexualismo.
·
La identidad de género.
·
El libertinaje sexual.
·
El aborto.
·
La diversión desenfrenada y dañina.
·
La corrupción.
·
La idolatría.
·
El machismo.
·
Etc. Isaías 5:20.
Este es el motivo por el cual cayó el imperio romano,
no fue conquistado desde fuera, cayó desde dentro, pues los cristianos, con su contracultura, a pesar de que todos en el imperio veían con buenos ojos las conquistas, las guerras,
la barbarie, el militarismo activo, los mismos juegos a muerte en el coliseo,
los cristianos, eran el contrapunto, y lejos de asesinar por poder, ofrecían
sus vidas por las de otros.
A la contracultura,
la biblia le llama el camino
estrecho. Mateo 7:13-14. Y si en verdad estamos caminando por este camino
estrecho, vamos a ir en contra de la cultura actual como ya lo entendimos, pero
también y no pocas veces, iremos en contra de algunos que se hacen llamar cristianos.
Hay muchos que el cristianismo genuino no les agrada,
y critican fuerte y despiadadamente a aquellos que con su genuina fe les hacen
sentir incómodos, esto no es algo nuevo, Jesús mismo dijo que los enemigos
serían los de casa, Matthew Henry acertadamente dijo al respecto:
La razón por la cual algunas personas censuran a los
buenos cristianos que se toman su vida
cristiana en serio, es porque ellos mismos no están dispuestos a llegar a
ese nivel de dedicación, están cómodos en una religión fácil y barata.
Pero el Señor nos da unas palabras de consuelo y con
ellas deseo terminar el día de hoy: 26
Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi
servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.
El Señor Jesús da una promesa doble a todos aquellos
discípulos, que le honran con sus vidas, a los cuales el servir a Cristo con
sus corazones rendidos a él, es su vida misma:
Primeramente, serán felices con Él: Donde yo estoy allí también estará mi
servidor. Se refiere, sin duda, al Paraíso que como ya hemos entendido no
es otro lugar que el trono de DIOS ubicado en el Tercer cielo.
El señor Jesús en su infinito e incondicional amor,
tenía como suficiente recompensa por sus sufrimientos venideros, estar con los
suyos, sus elegidos por la eternidad. Hebreos
12:2 Quienes le acompañan por el mismo camino que Él pisó, le acompañarán
en el lugar al que Él subió.
En segundo, serán
honrados por el Padre, como Él ha sido honrado por el Padre al ser exaltado
hasta lo sumo sobre todo lo creado. Así serán sobreabundantemente compensados
de todos los sufrimientos y pérdidas de cosas terrenales, pues recibirán
honores muy superiores a los que cualquier persona de esta tierra podría
aspirar.
El honor se mide por el que lo confiere, así como la
injuria se mide por el que la sufre.
Nosotros, pues, hemos ofendido a Dios, con nuestros
pecados, injurias, en cierto modo, infinitas; pero al ser salvos por pura
gracia, recibimos de Dios honores, en cierto modo también, infinitos.
El honor que el Padre otorga es el más alto y duradero
que existe: un honor digno de tal Señor. Quienes sirvan al Hijo, serán honrados
por el Padre. Quienes, en el servicio de Cristo, se humillen a sí mismos y sean
hasta denigrados por el mundo, serán, por contrapartida feliz, exaltados sobre
todo lo del mundo; aunque no lo sean en este tiempo, lo serán a su debido
tiempo.
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