domingo, 5 de agosto de 2018

El Evangelio De Juan 87: El Precio Del Discipulado. Juan 12:20-26.


La semana pasada estudiamos armónicamente el pasaje denominado la entrada triunfal en Jerusalén, este es un hecho narrado en los 4 evangelios, los detalles varían de uno a otro relato, sin embargo, una vez que los unimos los 4, el resultado es maravilloso, pues podemos apreciar la gran armonía que la palabra de DIOS tiene.

El relato en su totalidad, está formado por al menos 14 eventos principales, que van desde poco antes de entrar, cuando manda Jesús a dos de sus discípulos a que le lleven el pollino en el que va a montar para hacer su entrada, pasando por los cantos de aprobación como el mesías, el reproche de los fariseos al escuchar a la muchedumbre citar el Salmo 118 en honor del Señor Jesús, cuando llega y comienza a sanar a los enfermos, hasta que culmina con la desesperación de los fariseos más radicales pues para ellos todo el mundo se va tras Jesús.

Lo realmente importante de la enseñanza de la semana pasada, es que entendimos que Jesús al montar un pollino y entrar a Jerusalén estaba proclamando que en efecto eral el Mesías, pero no el tipo de Mesías que las personas esperaban, pues entró como el Príncipe de paz, como el Mesías salvador.

Las multitudes, tanto la que le seguía desde Betania como la que le esperaba  en la puerta oriental de Jerusalén, estaban expectantes en gran manera, pues con la cercanía de la pascua en lo único que podían pensar era en que el Señor nuevamente los liberará esta vez de la opresión romana, como lo hizo de la esclavitud en Egipto.

Si a esto le sumamos el hecho de que el ultimo milagro del Señor fue una muestra irrefutable de su gran poderío, pues nunca se había visto nada igual, un hombre que después de 4 días de estar en el sepulcro, poderosamente volviera a la vida, esto desencadeno aún más la euforia, si Jesús tenía tal poder, entonces no habría nada que le impidiera ser el libertador terrenal que tanto anhelaban.

No es de sorprendernos el motivo por el cual el Señor Jesús lloró e hizo lamento sobre la ciudad durante su entrada, se percató de inmediato que no entendían nada de lo que estaba ocurriendo, Juan nos relata que ni sus mismos discípulos estaban al tanto de la situación, sino que fue solo hasta después de ser glorificado que entendieron lo que ahí estaba sucediendo: el mesías iba a entregar su vida en rescate por muchos.

Concluimos que es igual de trágico  que nos pase lo mismo que a los discípulos, estar en este lugar pero desconocer el motivo real por el cual vinimos: por la gracia de DIOS  y para la gloria de DIOS.

Lo siguiente que nos narra el evangelio de Juan es el intento de acercamiento de los griegos a Jesús y el discurso que Jesús da al respecto. 20 Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta.

Juan nos dice que había algunos griegos que habían subido a adorar en la fiesta, lo cual indica que se trataba si de personas de origen nacional griego, pero que habían rechazado el culto politeísta para adherirse al culto monoteísta judíos, la biblia les llama prosélitos, y son aquellos que son judíos de religión pero gentiles de nacionalidad.

Juan nos narra que estos gentiles que se adhirieron al judaísmo, deseaban tener una entrevista personal con Jesús: 21 Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús. 22 Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús.

Estos griegos desean entrevistarse con Jesús. No sorprende que vacilen acercarse a Jesús directamente. No les resulta claro si aceptará conversar. Por ello piden a Felipe que actúe como intermediario. Desde luego, no es el diácono y evangelista de Hechos 6 y 8, sino uno de los Doce, el apóstol Felipe que era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro.

¿Por qué escogieron a Felipe? ¿Y por qué éste, a su vez, consultó a Andrés? ¿Acaso estos dos hombres hablaban griego mejor que los demás? ¿Es más que simple coincidencia que entre los Doce estos sean los únicos discípulos que aparecen desde el principio con nombres griegos? ¿O había una razón totalmente diferente del por qué estos dos hombres figuran en primer plano en este relato? Parece ser que el hecho de que tuvieran nombre helenizados fue lo que más influyó, se sintieron más identificados con ellos dos que con los otros diez.

Los griegos se dirigen a Felipe muy cortésmente. Dicen Señor, una clara expresión de respeto, la petición quisiéramos ver a Jesús, no quiere decir que desean solo ver su aspecto físico para satisfacer su curiosidad mórbida y poder contar a todo mundo que le vieron en persona.

Tampoco significa, como algunos han dicho que significa que deseaban plantearle a Jesús la propuesta de que se olvide de los rebeldes judíos para de ahora en adelante predicarnos a nosotros, los griegos, el evangelio. Esta interpretación le hace decir demasiado al texto.

Teniendo en cuenta lo que sigue, parecería que el deseo de los griegos tenía algo que ver con el gran tema de la salvación. Deseaban ver a Jesús:

a. Porque la sabiduría de los griegos había naufragado, al no poder satisfacer los anhelos más profundos del alma.

b. Por qué basados en lo que habían oído acerca de Jesús se habían esperanzado de que podría proporcionarles la paz espiritual y mental que no habían podido encontrar en ningún otro lugar

Sin embargo, para Felipe y Andrés, la solicitud de los griegos representaba un doble problema:

a. anteriormente les había dado instrucciones de ir primero con las ovejas perdidas de la casa de Israel. Mateo 10:5 y 15:24. Pero también había dicho que tenía ovejas que no eran de ese redil. ¿Cuál era, pues, la actitud de Jesús hacia los griegos: los recibiría o se negaría a darles audiencia?

b. ¿Acaso Jesús, al conceder audiencia a los griegos, no incitaría la ira de todo el pueblo judío, especialmente si la entrevista se sostenía en algún lugar del templo? Los prosélitos, a pesar de convertirse al judaísmo, solo tenían permitido entrar al patio de los gentiles pues los judíos de nacimiento eran muy celosos de su templo.

Como el problema resultaba demasiado grande para Felipe, consulta con su amigo y compatriota, Andrés. Andrés y Felipe, no queriendo ofender a los griegos, ni tampoco alentarlos, presentan la petición de los griegos a Jesús. 23 Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. 24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.

Jesús respondió a Andrés y Felipe. Estos, a su vez, podrían llevar la respuesta a los griegos, no perdamos de vista que muchos judíos estaban alrededor cuando Jesús dio la respuesta.

En la petición de los griegos Jesús ve su linaje, es decir, posteridad espiritual abundante, pues aun antes de morir y resucitar, ya hay personas de otras naciones acudiendo a su persona. Esto le había sido prometido al Mesías como fruto de su sacrificio voluntario. Isaías. 53:10.

Aparte de su sacrificio voluntario Jesús nada podía hacer por estos griegos, si lo que buscaban era conocimiento trascendente, o una novedosa filosofía, o tal vez las respuestas a la existencia humana, entonces la respuesta del Señor no debió dejarlos muy satisfechos en ese momento.

Jesús habla de inmediato de su muerte. Dice, Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. Si recordamos bien, en más de una ocasión fue el mismo Señor quien claramente dijo que su hora aún no había llegado, pero en esta ocasión es todo lo contrario, él sabía perfectamente a que había venido y el tempo perfecto en el cual cumplir su misión.

El término hora, no debe tomarse en forma literal, como si se refiriera a un período de exactamente sesenta minutos. Es el tiempo designado, la época en la que el Señor entró en el valle del más intenso sufrimiento, seguido por la recompensa justa y prometida: la resurrección, ascensión y coronación.

Dada la necesidad absoluta de su muerte, Jesús agrega, De cierto, de cierto os digo, el doble amén que indica que una verdad poderosa está a punto de ser dicha, que si el grano de trigo o la semilla del grano, cualquier clase de grano, no cae en la tierra y muere, queda sólo; pero si muere, lleva mucho fruto.

Aparte de la cruz no hay cosecha espiritual. Jesús estaba siendo muy específico, sin su sacrificio no hay nada, no hay manera de entrar al cielo, no hay forma de ser restituidos en la presencia de DIOS, no hay salvación en pocas y llanas palabras.

La ilustración era muy clara, especialmente en el momento en que se utilizó, apenas unos días antes de la fiesta religiosa de la cosecha de la Pascua. Las semillas habían sido entregadas a la tierra y, en consecuencia, habían muerto. Pero por medio de este mismo proceso de descomposición habían producido abundante cosecha. Si la semilla no se siembra, queda sola, no produce fruto. Así también si Jesús no muere, permanecerá solo, sin fruto espiritual que son las almas salvas para la eternidad. Su muerte, sin embargo, producirá una cosecha espiritual abundante.

La solemne verdad contenida en el versículo 24 se aplica a Cristo, y sólo a él. Sólo él muere como sustituto, y al hacerlo así produce mucho fruto. Sin embargo, hay un principio análogo que actúa en la esfera de los hombres. Es el que se afirma en los versículos 25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

La relación entre las dos ordenanzas, una que se aplica sólo a Cristo, otra a los discípulos, se puede resumir como sigue:

1.   En cuanto a Cristo: para que haya fruto, debe morir (versículo 24).
2.   En cuanto a sus discípulos: deben estar dispuestos a morir por la causa

Ser discípulo de Jesús tiene un costo muy alto, pero no serlo tiene un costo aún más alto: la pérdida eterna del alma. El ejemplo más cercano en este pasaje es el mismo Lázaro, quien ya también estaba amenazado de muerte por los miembros del sanedrín, ya que a causa de su resurrección milagrosa, no pocos judíos estaban creyendo en Jesús, y obviamente Lázaro, como buen discípulo, fiel al Señor Jesucristo, lejos de negarlo, difundía aún más las maravillosas noticias. Juan 12:9-11.

Hemos entendido que el ser un discípulo no es algo a medias, no se puede ser parcialmente discípulo, se es o no se es y punto, no es algo de medio tiempo, no acepta competencia de ningún modo, ser discípulo no tiene comparación alguna con nada más.

Por lo mismo no es barato, es muy especial, y requiere de toda nuestra consideración y respeto, ser discípulo es la  manera de Cristo de decirnos: YO manejo tu vida, la puedes manejar tú si así lo deseas, pero NO ambos.

·         Nuestro Tiempo.
·         Nuestro Dinero.
·         Nuestras Cosas.
·         Nuestros Gustos.
·         Nuestras metas.
·         Nuestra visión.
·         Nuestros anhelos.
·         Nuestros deseos.
·         Nuestras Diversiones.
·         Nuestra Vida.
·         Nada Es Nuestro Ya.

La paradoja en estas palabras es impresionante, si perdemos nuestra vida, si nos negamos, si le seguimos, si tomamos nuestra Cruz solo entonces en verdad Encontraremos La Vida.

Si por el contrario dejamos de lado estas palabras y seguimos nuestros propios deseos, nuestras metas, nuestra propia manera de vivir, si queremos salvar nuestras vidas lo que pasará inevitablemente es que en realidad la perderemos. Es una promesa para los creyentes, que aquellos que somos sus discípulos tenemos puestos los ojos en Cristo en la Eternidad, no en lo efímero de la vida terrenal y pasajera.

La respuesta del Señor Jesús a la pregunta de Felipe y Andrés, acerca de si podría atender a los griegos incluyó el mensaje del evangelio completo:

·         Primero les habló de la necesidad de Su muerte para lograr el fruto de la salvación.
·         Pero también les habló de Su Señorío que es el verdadero costo del discipulado.

La parte de la salvación todos la desean, pero cuando llega la parte del discipulado, el ser enseñable, corregible, el ser una persona que refleje a Cristo cueste lo que cueste, que en medio de cada situación de evidencia de que ha sido comprado y que su vida no le pertenece más a él mismo, sino que su vida misma es de Cristo, esa parte no cualquiera la desea.

Algo que tal vez no acabamos de entender es que El verdadero cristianismo debe de ser por definición una contracultura...siempre ha sido así, históricamente hablando, el verdadero seguidor de Cristo va en contracorriente.

La contracultura, es el movimiento que se opone a los valores ideológicos, culturales, educacionales, etc. establecidos por la sociedad, en este caso no se trata de que vayamos en contra de todo, sino más bien, somos una contra cultura, porque no nos adaptamos ni aceptamos nada que vaya en contra del carácter justo y Santo de nuestro DIOS, por ejemplo, si la cultura actual apoya y promueve abiertamente:

·         El homosexualismo.
·         La identidad de género.
·         El libertinaje sexual.
·         El aborto.
·         La diversión desenfrenada y dañina.
·         La corrupción.
·         La idolatría.
·         El machismo.
·         Etc. Isaías 5:20.

Este es el motivo por el cual cayó el imperio romano, no fue conquistado desde fuera, cayó desde dentro, pues los cristianos, con su contracultura, a pesar de que todos en el imperio veían con buenos ojos las conquistas, las guerras, la barbarie, el militarismo activo, los mismos juegos a muerte en el coliseo, los cristianos, eran el contrapunto, y lejos de asesinar por poder, ofrecían sus vidas por las de otros.

A la contracultura, la biblia le llama el camino estrecho. Mateo 7:13-14. Y si en verdad estamos caminando por este camino estrecho, vamos a ir en contra de la cultura actual como ya lo entendimos, pero también y no pocas veces, iremos en contra de algunos que se hacen llamar cristianos.

Hay muchos que el cristianismo genuino no les agrada, y critican fuerte y despiadadamente a aquellos que con su genuina fe les hacen sentir incómodos, esto no es algo nuevo, Jesús mismo dijo que los enemigos serían los de casa,  Matthew Henry acertadamente dijo al respecto:

La razón por la cual algunas personas censuran a los buenos cristianos que se toman su vida cristiana en serio, es porque ellos mismos no están dispuestos a llegar a ese nivel de dedicación, están cómodos en una religión fácil y barata.

Pero el Señor nos da unas palabras de consuelo y con ellas deseo terminar el día de hoy: 26 Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

El Señor Jesús da una promesa doble a todos aquellos discípulos, que le honran con sus vidas, a los cuales el servir a Cristo con sus corazones rendidos a él, es su vida misma:

Primeramente, serán felices con Él: Donde yo estoy allí también estará mi servidor. Se refiere, sin duda, al Paraíso que como ya hemos entendido no es otro lugar que el trono de DIOS ubicado en el Tercer cielo.

El señor Jesús en su infinito e incondicional amor, tenía como suficiente recompensa por sus sufrimientos venideros, estar con los suyos, sus elegidos por la eternidad. Hebreos 12:2 Quienes le acompañan por el mismo camino que Él pisó, le acompañarán en el lugar al que Él subió.

En segundo, serán honrados por el Padre, como Él ha sido honrado por el Padre al ser exaltado hasta lo sumo sobre todo lo creado. Así serán sobreabundantemente compensados de todos los sufrimientos y pérdidas de cosas terrenales, pues recibirán honores muy superiores a los que cualquier persona de esta tierra podría aspirar.

El honor se mide por el que lo confiere, así como la injuria se mide por el que la sufre.

Nosotros, pues, hemos ofendido a Dios, con nuestros pecados, injurias, en cierto modo, infinitas; pero al ser salvos por pura gracia, recibimos de Dios honores, en cierto modo también, infinitos.

El honor que el Padre otorga es el más alto y duradero que existe: un honor digno de tal Señor. Quienes sirvan al Hijo, serán honrados por el Padre. Quienes, en el servicio de Cristo, se humillen a sí mismos y sean hasta denigrados por el mundo, serán, por contrapartida feliz, exaltados sobre todo lo del mundo; aunque no lo sean en este tiempo, lo serán a su debido tiempo.

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