miércoles, 10 de junio de 2020

CFB 1689. Tema 26: De La Ley De Dios Parte 2. Cita: Jeremías 31:33.

La clase pasada comenzamos a estudiar este nuevo apartado en la CFB 1689 que nos habla de La Ley de DIOS, ya aprendimos que:

A. La disposición original de la ley de DIOS.

1.    Dios grabó su moral Ley en el corazón de Adán.
2.    Dios le dio el mandato especifico: no comer del fruto del árbol del bien y del mal.
3.    El pacto de obras: vida por obediencia o muerte por desobediencia.

B. La codificación mosaica de la ley de DIOS.

1.    La ley moral es Eterna.
2.    Está codificada en el decálogo.
3.    La ley es para gobernar y regular nuestras relaciones con DIOS mismo y con nuestros semejantes.

C. Añadidura de la ley ceremonial.

1.    Primer propósito de la ley ceremonial: ser una figura en el AT de Cristo.
2.    Segundo propósito de la ley ceremonial: dar instrucciones sobre deberes morales.
3.    La ley ceremonial ha sido abrogada al cumplirse en Cristo.

D. Añadidura de la ley civil o judicial.

1.    Son para la Nación Estado de Israel.
2.    Los principios bajo los que actúan pueden ser aplicables en otros contextos.

E. La obligación inherente de la Ley de DIOS. La ley moral obliga para siempre a todos, tanto a los justificados como a los demás, a que se la obedezca;1 y esto no sólo en consideración a su contenido, sino también con respecto a la autoridad de Dios, el Creador, quien la dio.2 Tampoco Cristo, en el evangelio, en ninguna manera cancela esta obligación, sino que la refuerza considerablemente.3


1.    Universalidad de la Ley de DIOS. Mt. 19:16-22; Ro. 2:14-15; 3:19-20; 6:14; 7:6; 8:3; 1 Ti. 1:8-11; Ro. 13:8-10; 1 Co. 7:19 con Gá. 5:6; 6:15; Ef. 4:25—6:4; Stg. 2:11-12.


La ley Moral del Señor sigue vigente en la actualidad, todos absolutamente, crean en DIOS o no, están llamados a obedecerla.


2.    Es la autoridad y el carácter del Señor reflejados al mundo. Stg. 2:10-11.

Desobedecer la Ley del Señor, es atentar en contra de su autoridad suprema.

3.    Su elevada fuerza. Mt. 5:17-19; Ro. 3:31; 1 Co. 9:21; Stg. 2:8.

Los creyentes para nada estamos exentos de cumplir con la Ley del Señor, por el contrario, es nuestro más sagrado deber.

F. Las funciones especiales de la Le de DIOS para los cristianos. Aunque los verdaderos creyentes no están bajo la ley como pacto de obras para ser por ella justificados o condenados,1 sin embargo ésta es de gran utilidad tanto para ellos como para otros, en que como regla de vida les informa de la voluntad de Dios y de sus deberes, les dirige y obliga a andar en conformidad con ella,2 les revela también la pecaminosa contaminación de sus naturalezas, corazones y vidas; de manera que, al examinarse a la luz de ella, puedan llegar a una convicción más profunda de su pecado, a sentir humillación por él y odio contra él; junto con una visión más clara de la necesidad que tienen de Cristo, y de la perfección de su obediencia.3 También la ley moral es útil para los regenerados a fin de restringir su corrupción, en cuanto que prohíbe el pecado; y sus amenazas sirven para mostrar lo que sus pecados todavía merecen, y qué aflicciones pueden esperar por ellos en esta vida, aun cuando estén libres de la maldición y el puro rigor de la ley.4 Asimismo sus promesas manifiestan a los regenerados que Dios aprueba la obediencia y cuáles son las bendiciones que pueden esperar por el cumplimiento de la misma,5 aunque no como si se les deba por la ley como pacto de obras;6 de manera que si alguien hace lo bueno y se abstiene de hacer lo malo porque la ley le manda lo uno y le prohíbe lo otro, no por ello demuestra que se encuentre bajo la ley y no bajo la gracia.7

1.    La justificación es por gracia, por medio de la fe, no por cumplir la ley de DIOS. Hch. 13:39; Ro. 6:14; 8:1; 10:4; Gá. 2:16; 4:4,5.

Los cristianos obedecemos la ley del Señor como muestra de nuestra salvación recibida, no para ganarla.

2.    No estamos exentos de guardar la ley como reflejo del carácter de DIOS. Ro. 7:12,22,25; Sal. 119:4-6; 1 Co. 7:19.

Hay un término que es como el invitado incomodo de la teología reformada, o Cristocéntrica, y es el ANTINOMIANISMO, que literalmente significa en contra de la ley o sin ley, y que por ser malinterpretado es que ha dado pie a un cristianismo liberal en la práctica: puedes hacer lo que quieras al cabo eres salvo siempre salvo, lo cual NO es bíblico.

Los creyentes estamos llamados a cumplir con la ley del Señor, pero no somos nosotros, es Cristo en nosotros quien lo lleva a cabo.


3.    La Ley del Señor es un espejo que nos muestra nuestra desgracia. Ro. 3:20; 7:7,9,14,24; 8:3; Stg. 1:23-25.

La ley no nos justifica para salvación, ese nunca fue su trabajo, su trabajo es mostrarnos nuestra pecaminosidad, tanto antes de ser salvos, fue el ayo para llevarnos a Cristo, como después de ser regenerados, por medio de ella es que podemos ver el estándar que DIOS ha puesto para la forma de vida que a Él le agrada y al no llegar a cumplirlo es que nos damos cuenta de nuestras fallas de carácter y de nuestro hábitos pecaminosos que en la carne aun tenemos, es el espejo que nos muestra nuestra miseria.

La Ley Fue Dada Para Que Las Personas Pudieran Ver Su Absoluta Incompetencia En Vivir De Una Manera Que Glorifique A Dios y así vayan a descansar a los pies de Cristo.

4.    La ley de DIOS nos sirve como guía y barandal para guardarnos. Stg. 2:11; Sal. 119:101,104,128.

DIOS nos preserva para salvación por la eternidad, una de las maneras en que lo hace es por medio de su ley como medio de restricción de los pecados.

5.    El obedecer a la ley genera el cumplimiento de algunas recompensas del Señor. Ef. 6:2,3; Sal. 37:11; Mt. 5:6; Sal. 19:11.

DIOS en su infinita gracia ha determinado que al cumplir con su ley se de como consecuencia una serie de recompensas y bendiciones.

6.    Estás recompensas son prometidas no merecidas. Lc. 17:10.

Nuestra obediencia a la Ley no condiciona a DIOS, es por que él es bueno que nos da la recompensa que él mismo prometió.

7.    Cumplir con la Ley de DIOS no es excluyente de vivir bajo la gracia. Véase el libro de Proverbios; Mt. 3:7; Lc. 13:3,5; Hch. 2:40; He. 11:26; 1 P. 3:8-13.

El hecho de cumplir con la ley del Señor es una prueba externa de la regeneración interna que el Espíritu santo realizó, por lo tanto, es una manifestación de vivir bajo la gracia.


G. Armonía de la Ley y la gracia. Los usos de la ley ya mencionados tampoco son contrarios a la gracia del evangelio, sino que concuerdan armoniosamente con él; pues el Espíritu de Cristo subyuga y capacita la voluntad del hombre para que haga libre y alegremente lo que requiere la voluntad de Dios, revelada en la ley.1

1.    Explicación de está armonía. Gá. 3:21; Jer. 31:33; Ez. 36:27; Ro. 8:4; Tit. 2:14.

Cuando el Señor Jesucristo cumplió totalmente con la Ley del Señor y murió en la cruz, no fue para liberarnos de cumplir con la Ley de DIOS, por el contrario, fue para capacitarnos internamente, fue para darnos la habilidad espiritual con la cual podemos ahora si cumplir con los mandamientos del Señor, no como algo externo que nos obliga, sino como algo que está dentro de nosotros y nos guía.

 

El plan de DIOS siempre ha sido ser glorificado por medio de vidas santas, pero él sabe perfectamente que no estamos capacitados para hacerlo, es por este motivo que envió al Señor Jesús, ahora que hemos sido regenerados, ya podemos obedecer la ley de DIOS.

La ley y la gracia son complementarias entre sí y están en perfecta armonía, no en contra una de la otra.

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