A. La
disposición original de la ley de DIOS.
1.
Dios
grabó su moral Ley en el corazón de Adán.
2.
Dios
le dio el mandato especifico: no comer del fruto del árbol del bien y del mal.
3.
El
pacto de obras: vida por obediencia o muerte por desobediencia.
B. La
codificación mosaica de la ley de DIOS.
1.
La
ley moral es Eterna.
2.
Está
codificada en el decálogo.
3.
La
ley es para gobernar y regular nuestras relaciones con DIOS mismo y con
nuestros semejantes.
C. Añadidura de
la ley ceremonial.
1.
Primer
propósito de la ley ceremonial: ser una figura en el AT de Cristo.
2.
Segundo
propósito de la ley ceremonial: dar instrucciones sobre deberes morales.
3.
La
ley ceremonial ha sido abrogada al cumplirse en Cristo.
D. Añadidura de
la ley civil o judicial.
1.
Son
para la Nación Estado de Israel.
2.
Los
principios bajo los que actúan pueden ser aplicables en otros contextos.
E. La
obligación inherente de la Ley de DIOS. La ley moral obliga para siempre a
todos, tanto a los justificados como a los demás, a que se la obedezca;1
y esto no sólo en consideración a su contenido, sino también con respecto a la
autoridad de Dios, el Creador, quien la dio.2 Tampoco Cristo,
en el evangelio, en ninguna manera cancela esta obligación, sino que la
refuerza considerablemente.3
1.
Universalidad
de la Ley de DIOS. Mt.
19:16-22; Ro. 2:14-15; 3:19-20; 6:14; 7:6; 8:3; 1 Ti. 1:8-11; Ro.
13:8-10; 1 Co. 7:19 con Gá. 5:6; 6:15; Ef. 4:25—6:4; Stg. 2:11-12.
La ley Moral del Señor sigue
vigente en la actualidad, todos absolutamente, crean en DIOS o no, están
llamados a obedecerla.
2.
Es
la autoridad y el carácter del Señor reflejados al mundo. Stg. 2:10-11.
Desobedecer la Ley del Señor, es
atentar en contra de su autoridad suprema.
3.
Su
elevada fuerza. Mt.
5:17-19; Ro. 3:31; 1 Co. 9:21; Stg. 2:8.
Los creyentes para nada estamos
exentos de cumplir con la Ley del Señor, por el contrario, es nuestro más
sagrado deber.
F. Las
funciones especiales de la Le de DIOS para los cristianos. Aunque los
verdaderos creyentes no están bajo la ley como pacto de obras para ser por ella
justificados o condenados,1 sin embargo ésta es de gran
utilidad tanto para ellos como para otros, en que como regla de vida les
informa de la voluntad de Dios y de sus deberes, les dirige y obliga a andar en
conformidad con ella,2 les revela también la pecaminosa
contaminación de sus naturalezas, corazones y vidas; de manera que, al
examinarse a la luz de ella, puedan llegar a una convicción más profunda de su
pecado, a sentir humillación por él y odio contra él; junto con una visión más clara
de la necesidad que tienen de Cristo, y de la perfección de su obediencia.3
También la ley moral es útil para los regenerados a fin de restringir su
corrupción, en cuanto que prohÃbe el pecado; y sus amenazas sirven para mostrar
lo que sus pecados todavÃa merecen, y qué aflicciones pueden esperar por ellos
en esta vida, aun cuando estén libres de la maldición y el puro rigor de la
ley.4 Asimismo sus promesas manifiestan a los regenerados que
Dios aprueba la obediencia y cuáles son las bendiciones que pueden esperar por
el cumplimiento de la misma,5 aunque no como si se les deba
por la ley como pacto de obras;6 de manera que si alguien hace
lo bueno y se abstiene de hacer lo malo porque la ley le manda lo uno y le
prohÃbe lo otro, no por ello demuestra que se encuentre bajo la ley y no bajo
la gracia.7
1.
La
justificación es por gracia, por medio de la fe, no por cumplir la ley de DIOS.
Hch.
13:39; Ro. 6:14; 8:1; 10:4; Gá. 2:16; 4:4,5.
Los cristianos obedecemos la ley
del Señor como muestra de nuestra salvación recibida, no para ganarla.
2.
No
estamos exentos de guardar la ley como reflejo del carácter de DIOS. Ro. 7:12,22,25;
Sal. 119:4-6; 1 Co. 7:19.
Hay un término que es como el invitado incomodo de la teologÃa
reformada, o Cristocéntrica, y es el ANTINOMIANISMO,
que literalmente significa en contra de la ley o sin ley, y que por ser
malinterpretado es que ha dado pie a un cristianismo liberal en la práctica: puedes hacer lo que quieras al cabo eres
salvo siempre salvo, lo cual NO es bÃblico.
Los creyentes estamos llamados a cumplir con la ley
del Señor, pero no somos nosotros, es Cristo en nosotros quien lo lleva a cabo.
3.
La
Ley del Señor es un espejo que nos muestra nuestra desgracia. Ro. 3:20;
7:7,9,14,24; 8:3; Stg. 1:23-25.
La ley no nos justifica para salvación, ese
nunca fue su trabajo, su trabajo es mostrarnos nuestra pecaminosidad, tanto
antes de ser salvos, fue el ayo para llevarnos a Cristo, como después de ser
regenerados, por medio de ella es que podemos ver el estándar que DIOS ha
puesto para la forma de vida que a Él le agrada y al no llegar a cumplirlo es
que nos damos cuenta de nuestras fallas de carácter y de nuestro hábitos pecaminosos
que en la carne aun tenemos, es el espejo que nos muestra nuestra miseria.
La Ley Fue Dada Para Que Las
Personas Pudieran Ver Su Absoluta Incompetencia En Vivir De Una Manera Que
Glorifique A Dios y asà vayan a descansar a los pies de Cristo.
4.
La
ley de DIOS nos sirve como guÃa y barandal para guardarnos. Stg. 2:11; Sal.
119:101,104,128.
DIOS nos preserva para salvación
por la eternidad, una de las maneras en que lo hace es por medio de su ley como
medio de restricción de los pecados.
5.
El
obedecer a la ley genera el cumplimiento de algunas recompensas del Señor. Ef. 6:2,3; Sal.
37:11; Mt. 5:6; Sal. 19:11.
DIOS en su infinita gracia ha
determinado que al cumplir con su ley se de como consecuencia una serie de
recompensas y bendiciones.
6.
Estás
recompensas son prometidas no merecidas. Lc. 17:10.
Nuestra obediencia a la Ley no
condiciona a DIOS, es por que él es bueno que nos da la recompensa que él mismo
prometió.
7.
Cumplir
con la Ley de DIOS no es excluyente de vivir bajo la gracia. Véase el libro de
Proverbios; Mt. 3:7; Lc. 13:3,5; Hch. 2:40; He. 11:26; 1 P.
3:8-13.
El hecho de cumplir con la ley del
Señor es una prueba externa de la regeneración interna que el EspÃritu santo
realizó, por lo tanto, es una manifestación de vivir bajo la gracia.
G. ArmonÃa de
la Ley y la gracia. Los usos de la ley ya mencionados tampoco son
contrarios a la gracia del evangelio, sino que concuerdan armoniosamente con él;
pues el EspÃritu de Cristo subyuga y capacita la voluntad del hombre para que
haga libre y alegremente lo que requiere la voluntad de Dios, revelada en la
ley.1
1.
Explicación
de está armonÃa. Gá.
3:21; Jer. 31:33; Ez. 36:27; Ro. 8:4; Tit. 2:14.
Cuando el Señor Jesucristo cumplió
totalmente con la Ley del Señor y murió en la cruz, no fue para liberarnos de
cumplir con la Ley de DIOS, por el contrario, fue para capacitarnos
internamente, fue para darnos la habilidad espiritual con la cual
podemos ahora si cumplir con los mandamientos del Señor, no como algo externo
que nos obliga, sino como algo que está dentro de nosotros y nos guÃa.
El plan de DIOS siempre ha sido ser
glorificado por medio de vidas santas, pero él sabe perfectamente que no
estamos capacitados para hacerlo, es por este motivo que envió al Señor Jesús,
ahora que hemos sido regenerados, ya podemos obedecer la ley de DIOS.
La ley y la gracia son
complementarias entre sà y están en perfecta armonÃa, no en contra una de la
otra.
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