Con motivo de la celebración de la semana santa, el día de hoy vamos a
ver desde el punto de vista tanto bíblico como médico lo que es en sí la muerte
de cruz o conocida como la crucifixión de Cristo.
Antes de empezar deseo hacer notar que las llamadas representaciones del
viacrucis, sean de donde sean, Iztapalapa, Filipinas, etc. SON UNA TOTAL
BLASFEMIA al sacrificio de Cristo, en primer lugar, una hacen afrenta a una de
las siete frases que Jesús exclamo en la cruz: Consumado es, que viene del griego tetelestai que era la frase que se usaba en la antigüedad para dar
por cerrado y terminado un negocio.
En segundo lugar y como lo iremos viendo a lo largo de esta enseñanza
los shows que los voluntarios hacen no son ni la mínima parte del sufrimiento
que en realidad paso nuestro amado Señor, por lo cual solo es una burla y una
desobediencia a la palabra de DIOS.
¿De dónde
viene la cruz?
Tal vez el símbolo más grande en la historia de la humanidad, al menos
en los últimos 2000 años, es la cruz, sin embargo este signo venerado por el
mundo católico, no nació con la crucifixión de
Cristo, tiene una larga historia
que vas desde 6000 años antes de Cristo.
Los egipcios tenían la cruz
ansata o también llamada cruz del Nilo, también tenían la cruz TAU en
forma de “T” los pueblos arios veneraban
al dios Odín y su culto estaba ligado con la cruz suástica, al llegar los españoles a América
descubrieron dibujos con cruces en las culturas azteca e inca.
En la cultura celta, en
Europa, se utilizaban las cruces hasta en sus monedas, muchos siglos antes del
cristianismo.
La cruz solar era una cruz
dentro de un círculo, el símbolo religioso más universal de todos. También era
un símbolo pagano. Representa al sol y a las estaciones del año.
¿Qué nos
dice la historia de la muerte de cruz?
La
cruz como herramienta de tormenta fue utilizada por los babilonios, los sirios,
los persas, los asirios, los
cartagineses, y de ellos pasó a los griegos y posteriormente a los romanos.
Hay
evidencias de que los piratas capturados eran
crucificados en el puerto de Atenas alrededor del siglo VIII
DC.
¿Visión de la cruz?
El emperador Constantino
primero, justo antes de la Batalla del Puente Milvio el 28 de octubre de 312.
Según la leyenda, una Cruz se le apareció a Constantino en el cielo, pidiéndole
que sustituyera las águilas imperiales de las insignias de los soldados por la Cruz cristiana, de
manera que con ese signo vencería. Después de este sueño o visión, Constantino
adoptó el lema latino «In hoc signo vinces» («Con
este signo vencerás»)
Es por este motivo que la
cruz, a pesar de simbolizar paganismo y muerte, es un símbolo central del
catolicismo.
¿Cómo era la muerte de cruz?
La crucifixión es un método antiguo de ejecución por el que el condenado era atado o clavado
(las más de las veces) en una cruz de madera, un poste o un muro y dejado allí
hasta su muerte. La crucifixión fue ampliamente utilizada en el Imperio
Romano y en culturas vecinas del Mediterráneo, sin duda, influenciadas
por la cultura imperial.
Este tipo de tortura y ejecución, fue utilizado por
los romanos, según apuntan algunos historiadores, hasta el año 337 d.C. Es
decir, después de que el cristianismo fuese “legalizado” por el emperador
Constantino pero antes de que se convirtiera en la religión única y
oficial del imperio en el año 380 por el Edicto de Tesalónica.
De acuerdo con otros académicos, parece que los romanos aprendieron la crucifixión de los cartagineses quienes la utilizaban contra los esclavos, los rebeldes, los piratas, los cautivos de guerra y contra los criminales más sanguinarios.
Es por ello que la crucifixión era
considerada como la forma más humillante de morir: clavado en un poste,
semidesnudo, con un cartel sátiro sobre la cabeza y expuesto a la intemperie
hasta que la inanición, las heridas y la asfixia acababan con la vida del reo.
Además, tanto las vestimentas como pertenencias del
crucificado podían ser reclamadas tanto por el centurión como por los soldados
del grupo de ejecución.
Un castigo prohibido para el verdadero ciudadano
romano.
Debido al carácter humillante descrito, la crucifixión era una práctica vetada para los ciudadanos romanos condenados a muerte. Un noble siempre se merecía el mejor de los tratos y hasta en las ejecuciones se mantenía esa máxima.
Debido al carácter humillante descrito, la crucifixión era una práctica vetada para los ciudadanos romanos condenados a muerte. Un noble siempre se merecía el mejor de los tratos y hasta en las ejecuciones se mantenía esa máxima.
Así, en el caso de que un ciudadano romano fuese
condenado a muerte, antes recibía la honorable muerte de la
decapitación o mediante la práctica de seccionar la médula en la zona del
cuello por el filo de una espada (algo similar al estoque en los toros).
Incluso en casos de alta traición estaba mal visto
colgar a un ciudadano romano que, por propia concepción, prefería morir a
espada antes que la muerte lenta, dolorosa y vergonzosa de la
crucifixión, donde no sólo la muerte tardaba en llegar sino que el reo se
convertía en espectáculo público y objeto de mofa.
¿Cómo fue
la muerte de cruz de nuestro amado Señor Jesús?
GETSEMANÍ:
Comencemos hablando de unas horas antes de ser crucificado, cuando en
agonía intensa oró en el huerto de Getsemaní. Lucas 22:39-44.
Este hecho es conocido en la medicina como hematidrosis, y se trata
de una respuesta a un estrés máximo, se
ha presentado en personas que saben con certeza que van a morir en breve de
manera dolorosa, como en condenados a muerte o en situaciones de guerra, con
este hecho la piel se vuelve frágil y tierna.
Después de esta primera
situación ocasionada por la angustia intensa. Es sometido a un ayuno que durara
toda la noche durante el juicio, y persistirá hasta su crucifixión.
LA FLAGELACIÓN:
La flagelación era un
preliminar legal para toda ejecución Romana. A la víctima le desnudaban la
parte superior del cuerpo, lo sujetaban a un pilar poco elevado, con la espalda
encorvada, de modo que al descargar sobre esta los golpes, nada perdiesen de su
fuerza y golpeaban, sin compasión, sin misericordia alguna.
El instrumento usual era un
azote corto (flagrum o flagellum) con varias cuerdas o correas de cuero, a las
cuales se ataban pequeñas bolas de hierro o trocitos de huesos de ovejas a
varios intervalos.
Cuando los soldados
azotaban repetidamente y con todas sus fuerzas las espaldas de su víctima, las
bolas de hierro causaban profundas contusiones y hematomas. Las cuerdas de
cuero con los huesos de oveja, desgarraban la piel y el tejido celular
subcutáneo.
Al continuar los azotes,
las laceraciones cortaban hasta los músculos, produciendo tiras sangrientas de
carne desgarrada. Se creaban las condiciones para producir pérdida importante
de líquidos (sangre y plasma). Hay que tener en cuenta que la hematidrosis
había dejado la piel muy sensible en Jesús.
EL ESCARNIO:
Después de la flagelación,
los soldados solían burlarse de sus víctimas. A Jesús, le fue colocada sobre su
cabeza, como emblema irónico de su realeza una corona de espinas. En Palestina
abundan los arbustos espinosos, que pudieron servir para este fin; se utilizó
el Zizyphus o Azufaifo, llamado Spina Christi, de espinas agudas, largas y
corvas.
Le fue colocada una túnica
sobre sus hombros (un viejo manto de soldado, que figuraba la púrpura de que se
revestían los reyes, "clámide escarlata"), y una caña, parecida al
junco de Chipre y de España como cetro en su mano derecha.
LA CRUCIFIXIÓN:
Se obligó a Jesús, como era
la costumbre a cargar la cruz; desde el poste de flagelación al lugar de la
crucifixión. La cruz pesaba más de 130 kilos,
sólo llevo el patíbulo que pesaba entre 35 y 50 kilogramos. Fue colocado
sobre su nuca y se balanceaba sobre sus dos hombros.
Con agotamiento extremo y
debilitado, tuvo que caminar un poco más de medio kilómetro (entre 600 a 650
metros) para llegar al lugar del suplicio. El nombre en arameo es Golgotha,
equivalente en hebreo a gulgolet que significa “lugar de la
calavera”, ya que era una protuberancia rocosa, que tenía cierta semejanza con
un cráneo humano, hoy se llama por la traducción latina calvario.
Antes de comenzar el
suplicio de la crucifixión, era costumbre dar una bebida narcótica (vino, con
mirra, e incienso) a los condenados; con el fin de mitigar un poco sus dolores.
Cuando presentaron a Jesús este brebaje, no quiso beberlo. Marcos 15:23.
Con los brazos extendidos,
pero no tensos, las muñecas eran clavadas en él madero. De esta forma, los
clavos de un centímetro de diámetro en su cabeza y de 13 a 18 centímetros de
largo, eran puestos para sujetar su
cuerpo.
La posibilidad de una
herida dolorosa fue grande, al igual que la lesión de vasos arteriales. El
clavo penetrado destruía el nervio lo cual
produjo tremendas descargas de dolor en ambos brazos. El empalamiento de
varios ligamentos provoco fuerte contracciones en la mano.
Los pies eran fijados al
frente de la cruz siendo atravesados por en medio del empeine con un gran clavo
de hierro.
¿Se clavaron ambos pies con
un solo clavo o se empleó un clavo para cada pie?
También esta es una
cuestión controvertida. Pero es mucho más probable que cada uno de los pies del
salvador estuvo fijado a la cruz con clavo distinto. San Cipriano que, más de
una vez había presenciado crucifixiones, habla en plural de los clavos que
traspasaban los pies. San Ambrosio, San Agustín y otros mencionan expresamente
los cuatro clavos que se emplearon para crucificar a Jesús.
Los padecimientos físicos
ya tan violentos al hincar los clavos, en órganos por extremo sensibles y
delicados, se hacían aún más intensos por el peso del cuerpo suspendido de los
clavos, por la forzada inmovilidad del paciente, por la intensa fiebre que
sobrevenía, por la ardiente sed producida por esta fiebre, por las convulsiones
y espasmos, y también por las moscas que la sangre y las llagas atraían.
¿Cómo describir los
padecimientos morales que soportó nuestro Señor Jesús Cristo durante su
horrorosa agonía?
Una muchedumbre de gente se
saciaba sus ojos con el espectáculo de aquella agonía, acompañando con todo
tipo de ultrajes que le colmaron hasta el último momento. Sufría al ver la
mirada abnegada de su madre y sus amigos, a quienes sus dolores tenían sumidos
en profunda tristeza. Todo Él era, digámoslo así, un tormento en sus miembros,
en su espíritu, en su corazón y en su alma.
Al momento de estar clavado
en vertical en la cruz, sus brazos se
estiraron intensamente, probablemente
hasta 15 centímetros, y ambos hombros
tuvieron que haberse dislocado esto por la gravedad que empuja el cuerpo hacia
abajo. Salmo 22:14.
Una vez que colgó de la
cruz se va dando una muerte lenta y dolorosa (es un dolor excruciante el dolor era tan insoportable que no había palabras
para describirlo así que se inventó una nueva palabra: excruciante –de la
cruz- para dar descripción a ese dolor)
Se va agonizando por asfixia, El efecto principal de la crucifixión, aparte del tremendo dolor, que
presentaba en sus brazos y piernas, era la marcada interferencia con la
respiración normal, particularmente en la exhalación. Lo cual provocaba la
sensación de ahogamiento. Para poder
exhalar tenía que apoyarse en sus pies, que estaban fijos por clavos al madero,
al hacerlo los clavos iban desgarrando la carne hasta finalmente quedar
incrustados.
Después de sufrir un martirio para
exhalar, descendía para inhalar otra bocanada de aire y nuevamente tenía que
empujarse hacia arriba raspando su espalda ensangrentada en la áspera madera de
la cruz, este proceso continuaba hasta que ya no pudiera empujarse hacia
arriba para respirar para entonces morir, Jesús aguanto esto
durante 3 horas.
Para acelerar el proceso los soldados
quebraban las piernas de los sentenciados para evitar que pudieran “subir” a
tomar aire, así la muerte llegaba en cuestión de minutos, pero con Jesús ni
sucedió así. Juan 19:31-34.
Por medio de esta sangre y agua que broto
de su costado, los médicos han concluido que literalmente se le partió el
corazón.
Jesús sufrió la muerte de cruz, pero
¿Por qué? La respuesta la encontramos en su palabra en Romanos 5:6-8.
No fue cualquier muerte, fue la muerte de cruz.
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