La parábola que vamos a estudiar el día de hoy es
llamada del gran banquete, de la gran cena o de la fiesta de bodas, y tiene un
pasaje paralelo en el libro de Mateo
22.1-14. Sin embargo para nuestro estudio nos vamos a enfocar principalmente en el
relato que encontramos en el libro de Lucas.
Como es debido hacerlo, primeramente veamos el contexto de esta
parábola de Jesús para entender lo que la palabra dice y no lo que nosotros
creemos que dice. El contexto está dividido en tres grandes partes, dos de las
cuales vimos en la parábola de la semana pasada, la de los convidados a las
bodas.
Primero vimos que Jesús es invitado en un día de
reposo a una cena en casa de un príncipe de los fariseos, ahí da cátedra de lo
que es la esencia de la Ley: Glorificar a DIOS, al sanar a un hombre hidrópico,
y después a raíz de esto Jesús cuenta la primer parábola de ese día, los
convidados a las bodas pues el notaba como llegaban a devorar los “mejores”
lugares en la casa del fariseo, esta enseñanza nos habla fuertemente del
principio de humildad que ya vimos más a detalle la semana pasada.
En Lucas
14.12-14 encontramos la tercera parte del contexto, ahora Jesús se dirige
al anfitrión de la cena, no a los invitados como al principio y de esa manera
complementa su enseñanza.
Jesús tenía mucho conflicto con los religiosos de su
época, en especial con los fariseos, los religiosos más que amar
a DIOS, son amantes de la ley, de las reglas, del buen
comportamiento, ¿Cuál es la diferencia?
La diferencia es que en el exterior aparentan una conducta correcta,
pero en el interior hay tinieblas, pues lo hacen por satisfacción propia, para
sentirse mejores o superiores, para ser vistos por los demás y no por un genuino amor a DIOS. Mateo 23.1-34.
Jesús les da una lección a estos fariseos al resaltar
la idea de la humildad, hacer las cosas considerando a los que no pueden pagar
de ningún modo la invitación a cenar, pues como ya lo vimos era la costumbre
invitara la crema y nata de la
sociedad religiosa, por eso cuando Jesús comía o convivía con pecadores era tan fuertemente criticado.
A partir de aquí es que se desarrolla la segunda
parábola de ese día, una vez más usando el ejemplo de la cena, pues como estaban en una cena la ocasión era perfecta, les
dice que un Hombre (en Mateo nos
dice que es un Rey, y se refiere a DIOS) hace una gran cena y manda a sus
sirvientes a llamar a sus invitados, sin embargo lo único que reciben sus
sirvientes son excusas y pretextos para no asistir.
El énfasis original de la parábola tal son las excusas
que los invitados pusieron y la invitación a los pobres, los mutilados, los
ciegos y los cojos. Este mensaje estaba diseñado para desarmar la protesta de
los adversarios de Jesús contra su invitación para los pecadores. Y sobre todo también recalcaba la urgencia
de responder inmediata y decisivamente a la invitación extendida. ¿Cómo
podían reclamar ahora los fariseos que se les predicara a los “más pecadores”
si ellos mismos habían rechazado ese privilegio?
Vemos en esta enseñanza tres excusas: uno compró una
hacienda, otro compro cinco yuntas de bueyes y otro más dijo que recién se
había casado, además hay que enfatizar el hecho de que era costumbre de la
época invitar doble vez a los convidados y había algunos fariseos que si no les
daban esa doble invitación simplemente no asistían, y en este caso los
convidados ya habían confirmado su asistencia en la primera invitación, la
segunda invitación solo era un gesto de modales.
Sin embargo, ahora todos retiran sus promesas
anteriores. En vista de la enorme cantidad de trabajo comprendido en la
preparación de todas las cosas para los invitados, esa cancelación de los compromisos
era una ofensa. Demostró que ellos no habían sido sinceros. Habían dicho “sí”, cuando
querían decir “no”. Mateo 5:37.
Las excusas son inválidas y superficiales, ¿Quién
compra una propiedad sin antes verla? Y suponiendo que así fuera acaso ¿No tendría más oportunidades de verlo?, al fin de cuentas ya era suyo.
Al igual no era costumbre comprar bueyes para las
yuntas sin probar antes la capacidad de carga de estos animales, también estaba
inventando su excusa y para ser más claros ESTABA MINTIENDO. Y suponiendo que
fuera cierto, acaso ¿No podría probarlos
al día siguiente, al igual ya eran de su propiedad?
La excusa del tercero era tan floja como las otras.
Aunque Deuteronomio 24:5, dice que durante el primer año de casados eximía
al hombre del servicio militar y de ser encargado con algún asunto público, no
le quitaba el derecho de asistir a un banquete. De hecho, más bien estimulaba
el ejercicio de este derecho; nótense las palabras al final de ese pasaje:
“para alegrar a la mujer que tomó”. ¡Llevándola al banquete sí la habría
alegrado! Y si antes de hacerlo, le hubiera informado de su matrimonio al que lo invitaba, esa persona
cordial habría dicho: “Por supuesto, tráela contigo”
Como podemos ver son excusas inválidas, son pretextos
inventados y obvias mentiras para no cumplir a su palabra de asistir, pero no
nos sorprendamos, pues hoy en día las excusas al igual cuando se trata de DIOS
son muchas y también muy engañosas:
·
No
tengo tiempo. (¿Y las redes sociales te quitan que?).
·
Es Que
estoy muy ocupado.
·
No tengo
dinero.
·
Soy muy joven.
·
Estoy
estudiando.
·
Soy muy
rico.
·
Soy muy
viejo.
·
Soy muy
bueno, no lo necesito gracias.
·
Soy muy
malo no me va a aceptar.
·
Tengo
familia.
·
Estoy
enfermo.
·
Etc.
Si vemos rápidamente a los personajes que impactaron
en la historia bíblica, veremos que a pesar de que ellos sí tenían verdaderamente grandes
dificultades, no las pusieron como pretexto:
·
Abraham era viejo.
·
Jacob era inseguro.
·
Lea fue menospreciada.
·
José fue violentado.
·
Moisés era tartamudo.
·
Gedeón era miedoso.
·
Rahab era inmoral.
·
David adultero y asesino.
·
Jonás era rencoroso.
·
Ruth era extranjera.
·
Noemí era viuda.
·
Juan el bautista era todo un excéntrico.
·
Pedro era impulsivo.
·
Martha era afanada.
·
Tomás dudaba.
·
Pablo no tenía buena salud.
Si vamos a
esperar a que todo este “PERFECTO Y EN SU LUGAR” para hacer las cosas, jamás
vamos a hacer nada, por eso es que no se trata de nosotros se trata siempre de Cristo, y si
tenemos a Cristo no nos falta nada más.
Cuando el amo escucho de labios de su sirviente las excusas insulsas y vacías que dieron sus primero invitados se ENOJO
mucho. Recientemente terminamos los días miércoles la serie de los atributos de
DIOS y vimos que uno que muchos no lo compaginan con el dios hippie todo amor
que tienen en sus mentes Es LA IRA DE DIOS.
¿DIOS SE
ENOJA? Por supuesto que sí, pero no significa que tenemos un DIOS enojón,
molesto todo el tiempo, listo a destruir a capricho su creación o que su Ira es
en el mismo sentido que la ira que demostramos los seres humanos: rabia
incontrolada por no tener lo que queremos o planeamos, esto no le pasa a DIOS,
Él es Todopoderoso así que esto no es causante de su Ira.
La Ira de DIOS: DIOS detesta intensamente todo lo que es malo. La Ira de DIOS la vemos manifestada en las escrituras en muchas
ocasiones, siempre en contra de lo malo, injusto, el pecado: Al ser desterrado
el hombre del huerto del Edén. En el diluvio. La destrucción de Sodoma y
Gomorra. El castigo por el becerro de oro. En la Cruz del calvario. Ananías y
Safira. Herodes comido por gusanos. Etc.
Por su puesto que es digna de detestar una
actitud así, no se espera menos, pues querían tomarle el pelo, pasarse de
listos como decimos en México al inventar tan tontas excusas para no asistir a
la cena, es por esto que el padre le dice al esclavo que vaya a las plazas y a
las calles e invite a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos y al
sobrar aun lugar le dice que vaya a los caminos y traiga más. 1ª Corintios 1:18-31.
El padre es ese tipo de persona, de gran
corazón y generoso. Le gusta hacer que la gente se sienta gozosa, especialmente
los caídos y desechados. En consecuencia, ahora manda a su siervo a los
principales caminos que hay fuera de la ciudad.
A lo largo de los caminos vive gente
dispersa, quizás extranjeros. La gente muy pobre y la gente que en otros
lugares serían llamados “parias”, “intocables”, habrían levantado algún tipo de
refugio en medio de los matorrales y arbustos que hay junto a esos caminos.
Ahora había que “obligar” a estas personas de los caminos, gente marginada de
la sociedad, a entrar en el banquete; “obligar” no físicamente, si no HABLÁNDOLES DEL INMENSO AMOR, EL Amor Incondicional del Padre.
En esta parábola encontramos a dos tipos de
personas, los que se creen dignos de la invitación, al grado de rechazarla, y
que son las personas religiosas justas en su propia opinión y aquellos que
saben exactamente cuál es su posición: sucios, inmundos, no merecedores ,
pecadores viles RESCATADOS POR GRACIA, POR MEDIO DEL AMOR INCONDICIONAL DEL
PADRE. Y que por saber su situación hasta se sorprenden de ser invitados a tan
grande honor.
La verdad es
que nadie merece la invitación de Dios para entrar a la cena o para ser
Salvo. Alguien que en verdad es un elegido por gracia se da cuenta de que no es
merecedor de esa elección y por ello vive humilde y sumiso a la voluntad de
DIOS, pues sabe que Jesús es su salvador
y también es su Señor, esto es su dueño, pues por precio hemos sido comprados,
ya no nos pertenecemos más a nosotros mismos le pertenecemos al señor que nos
compró en la cruz a precio de sangre, entender y amar esta verdad TRANSFORMA
NUESTRAS VIDAS PROFUNDAMENTE.
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