Hablar del fruto que el Espíritu Santo produce en los
creyentes es hablar del carácter de Cristo reflejado por medio de nuestras
vidas, ese carácter se ve claramente delineado por el apóstol Pablo en Gálatas 5:22-23.
·
Amor.
·
Gozo.
·
Paz.
·
Paciencia.
Son hasta el momento las características que hemos
estudiado a la luz de las Escrituras, el día de hoy veremos la siguientes dos
características: la benignidad y la bondad, esto es así pues una no va separada
de la otra para su completa comprensión.
La benignidad es interiormente mientras que la bondad
es exteriormente, no podemos ser benignos sin ser bondadosos, aunque si podemos
ser bondadosos sin ser benignos, pero para entenderlo veamos primeramente las
definiciones etimológicas de estas dos palabras.
Benignidad del griego crestotes (χρηστότης, G5544), Significa excelencia moral
o de carácter, tiene que ver con el sentir interior de hacer el bien o lo que
es bueno y es producido por el Espíritu Santo, no por nosotros mismos. Romanos 7: 18.
por su parte, la palabra bondad del griego agathosune (ἀγαθωσύνη, G19), Significa virtud o
beneficencia, cualidad de bueno, es la manifestación exterior de la benignidad,
que ya fue producida por el Espíritu Santo en nuestros corazones.
La benignidad es el sentir, la bondad es el hacer. Santiago
2:14-17.
La
benignidad y la bondad están relacionadas tan estrechamente que muchas veces es
difícil distinguir una de la otra, una persona si realmente es benigna por
consecuencia será bondadosa, sin embargo, no siempre una persona bondadosa (o
que tiene la apariencia de bondad) es benigna.
Muchas
veces hay personas que aparentan ser bondadosas, que asisten a la iglesia, que
dan ofrenda, que obedecen a DIOS, sin embargo, eso solo es lo externos, por
dentro pueden estar en total podredumbre. Lucas 18:9-14.
Los
legalistas, aquellos que las apariencias son lo que importan, por lo regular
tiene la apariencia de bondad, por fuera aparentan ser buenos, sus obras son
buenas, pero sus intenciones no lo son, para DIOS no basta con lo externo
solamente, de hecho, es lo interno, lo que realmente importa, pues es en el
interior que Cristo genera el querer como el hacer.
Las buenas obras o buenas acciones en sí
mismas no pueden salvar a nadie, como Charles Spurgeon decía: “es más fácil cruzar el océano en un
barquillo de papel, que ser salvo por medio de las obras” Hay personas que
hacen las buenas obras, pero sin Creerle a DIOS, las hacen por y para ellos
mismos y se les conoce como religiosos.
Las buenas obras pueden venir por razones
propias, morales, buenos deseos, ser buen ejemplo, etc. pero no es por y para DIOS,
por ejemplo, el teletón o CR7. (Donador de órganos, no lleva
tatuajes pues es donante activo de sangre y médula ósea, paga tratamientos experimentales para cáncer a niños, dona 100 mil euros anuales a la cruz roja,
no bebe alcohol pues desea ser el mejor jugador del mundo, subasta su botín de
oro para donar dinero a escuelas, tiene asociaciones altruistas por todo el
mundo, y varias obras buenas más). Romanos
14.23.
Por el otro lado tenemos a aquellos que son
muy espirituales, que siempre están llenos de buenos deseos, de los mejores
anhelos, de las mejores y más buenas intenciones para con DIOS y sus prójimos,
pero que en realidad NUNCA HACEN NADA, nunca reflejan ese cambio interno, nunca
dan fruto de que hay una motivación en su interior llamado Cristo que genera la
benignidad. Santiago 1:23-25.
Como podemos darnos cuenta la benignidad y la
bondad van juntas, hay quienes les llaman los
frutos gemelos del Espíritu, por su parecido y sobre todo por lo
inseparables que son.
Estas características del fruto del Espíritu
se reflejan directamente en nuestro trato con los demás, todos aquellos que nos
rodean, las personas debieran referirse a los cristianos como personas amables en su trato, pues el
motivador interno llamado Jesucristo produce benignidad en nuestros corazones y
la muestra externa es ser bondadosos, esto no lo saben los demás, ellos solo
ven personas amables.
Ambas características, la benignidad y la
bondad derivan del amor, al igual que la paciencia (la cual acabamos de
estudiar por tres semanas). Hay quienes dicen que la paciencia es al amor
sufrido, la benignidad es el amor compadeciéndose y la bondad es el amor
trabajando. 1ª Corintios 13:4.
Si recordamos al estudiar el amor como parte
del fruto del Espíritu entendimos que más que una emoción intensa o que un
bonito sentimiento, el amor cristiano es una sólida decisión.
Por consecuencia la benignidad y la bondad también
son una decisión, una vez que DIOS pone en nosotros el deseo de obrar bien, de
hacer lo que es bueno a sus ojos, una vez que pone en nosotros el amor
compasivo, en Cristo tomamos la decisión de llevarlo a cabo.
¿Pastor que pasa si en mí no pone esos buenos
deseos? Es una buena pregunta, pero para los hijos de DIOS solo hay una
respuesta, Cristo siempre se encarga de
poner ese deseo en los suyos. 1ª Corintios 2:16.
Cuando el apóstol Pablo dice que tenemos la
mente de Cristo, se refiere a que ya no son más nuestros deseos, nuestras
ideas, nuestros pensamientos, todos son generados por Cristo que vive en
nosotros.
Antes de que nos alarmemos por no tener esos buenos deseos de parte de DIOS,
y empecemos a pensar que tal vez ni somos hijos de DIOS, déjame recordarte
que si bien tenemos la mente de Cristo por lo cual discernimos la Verdad, el
paso siguiente es renovar nuestro
entendimiento. Romanos 12.2.
Cuando se empieza a renovar mi entendimiento
es cuando empiezan a venir los cambios en mi vida, en todos los aspectos, es
cuando mi familia, mis amigos, mis vecinos y todos los que me rodean comienzan
a ver el fruto en mi vida, es cuando de verdad comienzo a ser un discípulo y
por ello la gente comienza a reconocerme como un CRISTIANO.
Madurar no es sinónimo de muchos años en la
iglesia o de ser capaz de “hacer milagros” madurar es cuestión de renovar
nuestro entendimiento con la Palabra de Verdad y por consecuencia vivir en
Santidad, al igual la santidad no es cuestión de comportamiento solamente, la
Santidad es fruto de nuestra relación con Cristo y está se da por medio de la
renovación de la mente. Efesios 4.17-24.
¿Cómo Renovamos Nuestra Mente?
a)
Con el estudio individual de la Palabra.
b)
Siendo discipulado: Juan 8.31-32.
Cuando nuestra vieja mentalidad se vaya
diluyendo, poco a poco iremos notando la presencia de esos buenos deseos de
parte de Cristo en nuestro ser, de la misma manera que Cristo mostró benignidad y bondad a los demás cuando estuvo en su ministerio terrenal,
nosotros lo iremos haciendo como una expresión de su vida.
Pero si no renovamos nuestra mente, o ni
siquiera nos interesa hacerlo, no nos sorprenda que esos deseos no se hagan
presentes en nuestras vidas. Efesios
4:31-32.
Cristo es nuestro mayor ejemplo de una vida
llena de benignidad y bondad, fue a tal nivel el agrado de su vida delante de
DIOS que su sacrificio en la cruz fue un olor fragante. Efesios 5:2. Del Gr. Euodia: olor suave, grato, agradable.
Las ofrendas por los pecados en los tiempos
del Antiguo Pacto nunca se describen como de olor suave, sin embargo, si se
aplicó a Jesús, ¿Qué hizo la diferencia? La ternura, compasión y dulzura con
que nos amó.
La biblia nos muestra que los hijos de DIOS de
igual forma podemos ser de olor agradable, grato, dulce, delante de DIOS. Filipenses 4:18.
¿Cuál es la primera característica que
buscamos en una fruta? Que este madura, pero, ¿Cómo sabemos que está madura?
Porque tiene un sabor agradable y ese sabor agradable por lo regular es un
sabor DULCE.
Desde el inicio de esta serie quedó
establecido que no son los 9 frutos del Espíritu, sino que son los rasgos o
características de un único fruto, como una naranja, por ejemplo, tiene
cascara, el zumo o jugo, los gajos, tamaño y peso, la forma casi esférica, el
color, y el sabor.
La benignidad y la bondad son el sabor dulce y agradable del fruto que
estamos dando, o acaso ¿Seremos un fruto amargo?
Si es así, lo que nos falta es
madurar, y eso se logra como ya lo entendimos renovando nuestras mentes en la
Palabra de Verdad.
Terminemos repasando un claro ejemplo en la
biblia de la benignidad y la bondad en Acción. Lucas 10:25-37.
En la serie de predicaciones anterior llamada
Las Parábolas de Jesús estudiamos esta parábola y su enseñanza, pero el día de
hoy la abordaremos desde el punto de la benignidad y bondad como parte del
fruto del Espíritu.
El camino de Jerusalén a Jericó era muy
peligroso en esa época, no solo era un terreno muy empinado y lleno de rocas,
además había muchas cuevas donde fácilmente se escondían ladrones y sorprendían
a los viajeros. Por lo cual al contar la historia no fue algo sorprendente pues
estaban todos familiarizados. (Como si hoy en día contáramos de un asalto en el
trasporte público). Hirieron al hombre y
lo dejaron casi muerto.
El primero en pasar cerca del hombre herido
fue UN SACERDOTE un hombre santo que ofrecía sacrificios en el templo, no tenía
excusa para ignorarlo, pues Jesús deja en claro que descendía, es decir iba de Jerusalén
a Jericó como el viajero herido, lo cual indica que iba a su casa no al templo,
así que no podía poner como excusa el que se podía contaminar por tocar un
muerto (en caso de que lo estuviera).
Después pasó por ahí un Levita, quien
básicamente era el ayudante de los sacerdotes en las funciones del templo, y la
actitud es la misma: indiferencia.
Pero UN SAMARITANO pasó por ahí, los
samaritanos de la época de Jesús eran mestizos de otras naciones con hebreos LO
CUAL ERA ABOMINACIÓN para los judíos.
Había un odio reciproco entre judíos y
samaritanos: Juan 4.9 y Juan 8:48.
El samaritano FUE MOVIDO A MISERICORDIA, es
decir tuvo compasión, fue benigno por la situación del viajero.
Lo que hizo este samaritano fue más allá de
las palabras o los buenos deseos, desmontó, se acercó al hombre herido, lo le
dio primero auxilios, lo le puso vino y aceite, artículos nada baratos en la
época, lo llevo al mesón, cuido de él y dejó dinero suficiente para varios días
de atenciones y por si fuera poco dejó dicho que si había más gastos él los
cubriría al regresar en otras palabras fue bondadosos
con el viajero.
El buen samaritano no solo tuvo una
motivación interna llamada benignidad, sino que la expreso en acciones para con
su prójimo, lo cual es la bondad.
Jesús le pregunta ¿Quién de estos tres te parece que es el prójimo del
viajero? El doctor en la ley le contesta que el que
usó de misericordia, a lo que Jesús le contesta nuevamente VE TÚ Y HAZ LO MISMO.
No busquemos al prójimo fuera de casa,
primero seamos benignos y bondadosos con los más cercanos a nosotros:
¿Cómo tratas a tu esposo (a), a tus hijos, a
tus papás, a tus hermanos, a tus abuelitos si viven contigo? ¿Los respetas?
¿Les dices que los amas y se los demuestras? ¿Tratas de mostrar bondad o te da
igual cómo les fue en el día? ¿Eres
cristiano con los de tu casa o solo con la gente de la iglesia?
En un hogar cristiano sino se respira, paz,
gozo, amor, respeto, en el que no hay amor expresado por medio de la bondad y
benignidad, en el cual los miembros no son amables
unos con otros por definición no es un hogar cristiano.
Pueden faltar la economía, la salud los
bienes materiales hasta la felicidad por estar en alguna prueba o tribulación,
pero la felicidad es momentánea y la causa factores externos, lo que menciones
es eterno y lo causa CRISTO EN NOSOTROS,
y su presencia en nosotros es permanente.
Te lo digo nuevamente: La benignidad y la bondad son el sabor
dulce y agradable del fruto que estamos dando, no seamos un fruto amargo,
es buen momento de empezar a madurar en nuestro sabor dulce y agradable delante
de DIOS, dejemos que Cristo se exprese en benignidad y bondad, dejemos a Cristo
ser amable con todos los que nos rodean.
¡Excelente estudio! Dios le bendiga y le siga dando cada día más sabiduría.
ResponderEliminarExcelentisimo
ResponderEliminarMuy buena y clara la diferencia entre los dos frutos y su relación
ResponderEliminarMuy bueno! Me encantó lo de la naranja. Un saludo
ResponderEliminarme gusto mucho
ResponderEliminarMuchas Gracias, por esta Poderosa Palabra de Dios.
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