domingo, 7 de mayo de 2017

El Evangelio De Juan 22: Luz Y Tinieblas del Corazón. Juan 3:17-21.

La semana pasada llegamos al clímax de la entrevista de Jesús con Nicodemo, a Nicodemo le rondaba en la cabeza la pregunta de ¿Qué hacer para tener la vida eterna? Jesús lo va conduciendo hasta llegar al punto máximo no solo de la entrevista, sino del evangelio mismo: El amor incomparable de DIOS.

En Juan 3.16 encontramos:

1)    Su carácter (de tal manera amó).
2)    Su autor (DIOS).
3)    Su objeto (el mundo).
4)    Su don (el Hijo, Él Unigénito).
5)    Su propósito (que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna).

Pero la entrevista aún no ha terminado, Jesús continúa hablándole a Nicodemo acerca de las verdades más profundas del evangelio, no perdamos de vista nunca que DIOS en su infinita sabiduría hizo el evangelio tan sencillo que hasta un niño pequeño lo puede entender, pero al mismo tiempo lo hizo tan rico y profundo en saber, que los más grandes eruditos de la historia no lo han alcanzado a comprender por completo.

Lo siguiente que Jesús le dice a Nicodemo es para reafirmar lo expuesto: Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

Esto lo dijo Jesús, pues la creencia popular entre los judíos era que cuando el Mesías llegará condenaría a los paganos, el día del Señor traería castigo a las naciones que había oprimido a Israel, y como la opresión romana era bastante cruel, esta idea tomó aún más fuerza en la época de Jesús.

Amós ya había censurado con gran severidad esta interpretación equivocada de las profecías Amós 5:18–20, pero ellos nunca la abandonaron. Las palabras de Jesús van dirigidas contra este exclusivismo judío. El versículo 17 indica claramente:

1)    Que el propósito redentor de Dios no se limita a los judíos, sino que abarca a todo el mundo (no universalismo sino hombres de toda tribu y nación, considerados en conjunto). Apocalipsis 5:9.

2)    Que el objetivo principal de la primera venida de Cristo no era el condenar sino el salvar.

La palabra griega utilizada para condenar es krino (κρίνω, G2919) la cual también se traduce como discriminar, hacer diferencia entre uno y otro.

No está de más decir, que en nuestra época no pocos son los que han tomado la sana doctrina para comportarse de forma elitista, piensan que son mejores que los pentecostales, por ejemplo, al tener la verdad y ellos estar errados en su antropocentrismo, lo cierto es que la sana doctrina con el corazón errado en igual al corazón piadosos del pentecostal, pero sin la enseñanza correcta de las Escrituras, ambas son igual a nada delante del Señor, no podemos tener una cosa sin olvidar la otra.

Esto hace surgir una pregunta: ¿Hemos de decir, entonces, que el propósito de la primera venida de Cristo fue el traer salvación, mientras que el propósito de su segunda venida será el de traer condenación (o juicio, por lo menos)?

El versículo 18 nos muestra que el asunto no es tan simple como parece: El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito Hijo de Dios.

Jesús divide a todos los que oyen el mensaje de salvación en dos grupos, cada uno de los
cuales está representado por un individuo:

(1)  El que permanece en Cristo por la fe no es juzgado; esto significa que nunca se pronunciará contra él una sentencia de condenación. Desde ahora aparece sin culpabilidad ante los ojos de Dios, esta doctrina maravillosa separa el cristianismo de las demás religiones: La Justificación.

(2)  El que rechaza a Cristo y no cree en él como el Hijo unigénito de Dios no tiene que esperar al juicio final, como si el veredicto se aplazara hasta entonces. Por el hecho mismo de su obstinada incredulidad, ya ha sido condenado, y por lo tanto permanece en ese estado, no será condenado, sino que ya está condenado, solo en espera que se ejecute oficialmente su condena.

Este versículo nuevamente nos muestra que no hay otros medios de salvación, las buenas obras, la justicia propia, las mandas, otras religiones y dioses son obviamente falsas a la luz de este versículo y de la Escritura en general, o crees en el Hijo o no hay otro modo de ser salvo de la Santa Ira venidera de DIOS.

El versículo 19 nos lleva al clímax de nuestra enseñanza de hoy: Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

Jesús con sus palabras nos muestra el veredicto final de aquellos que obstinadamente, vez tras vez rechazan el Regalo de amor de DIOS:  La Vida del Unigénito ofrendada en la Cruz.

La palabra condenación del griego krisis (κρίσις, G2920) significa una decisión tribunal, la impartición de Justicia por medio de un juicio, se puede parafrasear este versículo para un mayor entendimiento de la siguiente manera:

Aquellos que rechazan al Unigénito hijo de DIOS acarrean sobre si mismos el veredicto: a causa de su propia maldad, prefirieron quedarse en las tinieblas y no venir a la Luz Admirable.

Jesús en estas cortas palabras estaba predicando el primer punto de la soteriología calvinista: Total Depravacy: Depravación, corrupción total de los seres humanos y una vez más nos damos cuenta que n i fue Agustín de Hipona, ni fue Calvino ni fueron los reformadores quienes inventaron esta gnóstica doctrina como mal algunos llaman: es 100% bíblica.

Los seres humanos somos pecadores por naturaleza y es naturaleza de pecado es la que no solo nos impide estar cerca de DIOS nos destituye de su Gloria, también es la que nos impide ir de las tinieblas a su Luz Admirable, en otras palabras, es el pecado mismo el que nos hace ciegos a la Verdad de la Palabra de DIOS y nos aleja de Cristo.


·         Juan 12:35. Perdemos el rumbo de nuestras vidas.
·         1ª Juan 2:11. Nos es imposible amar a nuestros semejantes.

En el siguiente versículo, el 20, Jesús confirma aún más lo que viene diciendo: Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.

Aquí Jesús nos muestra un lado aún más profundo: no hay puntos medios, no hay mitad y mitad o cierto porcentaje, si amas las tinieblas entonces ABORRECES la luz, no podemos decir que hasta cierto grado amamos a DIOS, que de algún modo a pesar de que éramos o somos pecadores tenemos algo de amor por DIOS: o somos frío o calientes NO HAY MAS.

Con el Señor no hay medias tintas, en el libro de Apocalipsis amonesta severamente a los tibios, y más adelante en definitiva les dice que el que este sucio ¡que se ensucie más!

O manejas tu vida tu o lo hace Cristo.
O te entregas por completo o no has dado nada.
O te rindes a sus pies totalmente o no has hecho ni un poco por estar con él.

En la actualidad, muchos tienen la mentalidad de que irán poco a poco, que verán lo que pasa, sin embargo, una entrega mediocre da como resultado un cristianismo mediocre.

Jesús nos dice claramente en el evangelio de Juan, aquellos que están en tinieblas NO quieren venir a la luz pues aborrecen esa Luz que lo primero que hace es revelar el grado de suciedad en la que se encuentran y les da temor la reprensión. Génesis 3:7-10.

Alguna vez que has preguntado:

¿Por qué no te gustaba venir a la iglesia?
¿Por qué te ponía de malas escuchar las predicaciones?
¿Por qué no te gustaba leer la biblia?
¿Por qué se te hacían muy ñoñas las alabanzas?
¿Por qué no te agradaba que te predicara tu mamá, tu amigo, tu vecino acerca de Cristo?
¿Por qué te molestaba que ya fueran a empezar otra vez con lo mismo?
¿Por qué no querías saber nada de DIOS?
  
Es simple, porque estábamos sumidos en las tinieblas del corazón, la muerte espiritual y totalmente separados de la presencia amorosa de DIOS. Efesios 2.1-5.

La gente de esa clase se asemeja a aborrecibles insectos que se ocultan bajo las maderas y las piedras, que prefieren siempre la oscuridad, y que se asustan terriblemente cuando se les saca a la luz.

Para terminar la entrevista Jesús da aires de esperanza no solo al buen y dispuesto Nicodemo, también a todos los seres humanos en el versículo 21: Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Mientras que a los incrédulos se les puede comparar con habitantes del reino de las tinieblas, los creyentes, por otro lado, se parecen a esas hermosas plantas que vuelven sus hojas hacia la luz del sol. 1ª Juan. 1:6.

¿Quiénes pueden practicar la verdad continuamente? ¿si todos nacemos en pecado y en tinieblas por lo tanto? Por eso Jesús momentos antes le había dicho a Nicodemo: es necesario nacer de nuevo, por eso le dice que sus obras son hechas EN DIOS.

No le dice que se esforzó mucho o que por sus logros propios o por sus méritos lo ha logrado, sino que es EN DIOS, esto es lo que significa cuando en el libro de los salmos leemos en tu luz vemos la luz. Salmo 36:9.

Ya hemos indicado que existe una estrecha relación entre la luz y la verdad, y por ello no nos sorprende que el que practica la verdad vaya a la luz para mostrar que sus obras, aunque están lejos de ser perfectas, fueron, sin embargo, hechas por la inspiración de Dios y que siempre será de esa manera, jamás nosotros tendremos gloria alguna.

Jesús dijo: “… el que practica la verdad viene a la luz”, así termina su discurso de la manera más adecuada, invitando implícitamente a Nicodemo para que deje el dominio de las tinieblas y de la incredulidad, y se una a Cristo, la luz verdadera.
Te imaginas, eso se lo dijo a un hombre que guardaba celosamente la religión de sus antepasados, que sabía de memoria la Ley los salmos y los profetas, que era altamente respetado por su gran posición de príncipe entre los suyos, eso debe llevarnos a preguntarnos ¿Cuánto no será a nosotros la invitación a venir a la luz?

Así culmina la entrevista nocturna de Jesús con Nicodemo:

·         La gran disposición de Nicodemo.
·         La NECESIDAD del nuevo nacimiento.
·         La soberanía de DIOS en la salvación, tal como el viento.
·         La redención anunciada por todo el A.T. mostrada en la serpiente de bronce.
·         El amor incomparable de DIOS al dar como regalo a su Hijo Unigénito.
·         El llamado de salir de las tinieblas e ir a la luz de Cristo.









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