La semana pasada vimos la actitud infantil de los
discípulos de Juan el Bautista al percatarse que el ministerio de Jesús y sus
discípulos crecía y el de ellos iba disminuyendo, los seguidores del Bautista
no entendían todavía de que se trataba el ministerio de su maestro y van a él a
reprocharle, llenos de celos y molestia.
El Bautista, los recibe con una respuesta no solo
sorprendente, sino humilde en extremo y llena de sabiduría de lo alto: No puede el hombre recibir nada si no le
fuere dado del cielo.
Para Juan el bautista no había mayor éxito en la vida
que hacer lo que DIOS lo diseñó que hiciera: preparar el camino a Jesús el
Mesías.
En los versículos 29 y 30 Juan el Bautista solo
reafirma por medio de una ilustración tomada de las costumbres matrimoniales de
su época: 29 El que tiene la esposa, es
el esposo; más el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza
grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. 30 Es
necesario que él crezca, pero que yo mengüe.
El Bautista hace ver que la novia pertenece al novio,
no al amigo de éste. Ahora bien, Cristo es el Novio, y su pueblo es la novia.
La novia, pues, debe ser llevada al Novio. Esto es exactamente lo que Juan
había estado haciendo, cumpliendo el propósito por el cual fue diseñado eso
para él era el sinónimo de éxito total, cumplir la voluntad de DIOS cueste lo
que cueste.
Juan confirma aún más con sus palabras: mi
gozo está cumplido, estaba dando a entender que el ver que todos
se estén yendo con Jesús a ser bautizados por sus discípulos era la
causa del gozo, de la satisfacción de vida de Juan, y aun eleva más su
respuesta con sus palabras: Es necesario
que él (Cristo) crezca, pero que yo mengüe.
Juan estaba en total acuerdo con el Plan perfecto de
DIOS, no hubo quejas, no hubo dudas, no hubo indisposición, solo hubo un
humilde acuerdo, estaba consiente que no era el Rey, que solo era su Heraldo, y
eso para Juan y para cualquiera de nosotros seres humanos caídos, debe ser más que
suficiente.
A partir de los versículos 31 al 36, Juan continua con
su respuesta a sus discípulos, pero ahora realizando un enorme contraste entre
él, un simple ser humano y Cristo: DIOS Todopoderoso. 31 El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es
terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos.
Juan con sus palabras, da a entender que él solo es un
ser humano más, normal en todos los sentidos y de naturaleza caída como todos
los demás seres humanos, con errores e imperfecciones propias del pecado, pero
Jesús NO, Jesús vino de arriba y
debido a su origen celestial está sobre todos y es superior a todos.
Este es un atributo propio de la Deidad y que uno de
los Nombres de DIOS en la Escritura lo describen a la perfección: Elyon: El Altísimo. Hablar del Altísimo
es hablar de la Supremacía de DIOS, la Supremacía se refiere A Su Posición
Exaltada Sobre Toda Creación.
La verdad de la Supremacía de Dios tiene al
menos tres importantes implicaciones:
1.
Con
respecto a la Persona de Dios,
significa que Él es infinitamente más excelente que Sus criaturas y de más
infinito valor que todas Sus criaturas juntas.
Si
tuviéramos una balanza lo suficientemente grande y pudiéramos poner a todas las
criaturas en un lado de la balanza y a DIOS del otro lado, aun así, no seríamos
ni por poco o mucho cercanos a Él. (La balanza para medir el valor no el peso).
2.
Con
respecto al Lugar de Dios,
significa que Él es exaltado sobre toda Su creación y no tiene igual.
Usemos
el mismo ejemplo de la balanza, pero en esta ocasión en lugar de las criaturas
pongamos su creación, de igual modo no se compara en nada con Él.
3.
Con
respecto al Propósito de Dios,
significa que Él es el centro de todas las cosas y las dirige hacia un gran
propósito: Su Propia Gloria.
·
Salmo
97.9.
·
Salmo
113:4-6.
·
1ª
Crónicas 29:11.
·
2ª
Crónicas 2:6.
·
Isaías
57.15.
Si fallamos en entender o definitivamente ignoramos la
Supremacía de DIOS fácilmente
dudaremos y pondremos en duda la soberanía de DIOS, los seres humanos debido al
pecado en nuestra naturaleza continuamente ponemos en tela de juicio las decisiones
soberanas de nuestro DIOS y hasta llegamos a creer que somos más sabios que él,
cuando lo cierto es que no solo no podemos ser más sabios que un DIOS
Omnisciente, también olvidamos que DIOS hace las cosas para SU propia
Gloria y no nos debe explicación alguna pues Él es El Altísimo, el Ser Supremo
creador y sustentador de todo.
Y antes de caer en el temor desmedido y malsano de
DIOS, también recordemos que No es un tirano o un dictador tomando decisiones,
su voluntad es agradable, buena y perfecta, y hará siempre lo mejor para sus
hijos: hacer que seamos como Cristo.
En los versículos 32-33 el bautista hablando de Jesús
dice: 32 Y lo que vio y oyó, esto
testifica; y nadie recibe su testimonio. 33 El que recibe su testimonio, éste
atestigua que Dios es veraz.
Aquí encontramos el mismo contraste que en Juan 1:11-12 A lo suyo vino, pero los suyos
no le recibieron, más a todos los que le recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Desde el principio el
mensaje y la persona de Jesucristo ha sido rechazada por el ser humano, pues se
siente exhibido y confrontado a causa del pecado.
Solo son unos cuantos los que reciben su testimonio: que es El Hijo de DIOS, esto hace a DIOS
veraz, lo podemos deducir claramente del pasaje contrastante de 1ª Juan 5:10.
En palabras más sencillas, cuando no creemos en que Jesucristo es el
Hijo de DIOS, Señor y Salvador, le estamos diciendo a DIOS que es un mentiroso,
pues fue DIOS quien lo envió.
Esto es algo muy grave, es una tremenda ofensa, no
solo por el hecho de que DIOS NO es mentiroso obviamente, sino también por lo
que acabamos de entender, es EL Altísimo, es El Ser Supremo, y que una de sus
insignificantes criaturas le llame mentiroso al despreciar a Jesucristo, es de
los más ofensivo que podemos hacer.
Los versículos 34 y 35 confirman aún más esta verdad: 34 Porque
el que Dios envió las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por
medida. 35 El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.
Aquí Juan el Bautista está reafirmando que Jesucristo
es el embajador, el representante de DIOS por ser DIOS mismo, enviado por DIOS,
designado para esta tarea desde la eternidad pasada, y aun así hay quienes le
desprecian, lo hacen menos, se burlan y lo rechazan.
Y, por si fuera poco, nos muestra que no viene solo,
que el Espíritu Santo viene con él, pues no tiene el Espíritu por medida, es
decir no está limitado con él, en estos versos vemos a la Santísima Trinidad
actuando en el mensaje de salvación: el Padre ama al Hijo y le ha dado todo en su
mano y el Hijo tiene al Espíritu Santo, y aun así hay quienes
voluntariamente se resisten a creer en Cristo y arrepentirse de sus pecados.
Todo esto es importante, pues en la culminación de su
respuesta, Juan el Bautista contrasta grandemente la gracia de DIOS con su ira:
36 El que cree en el Hijo tiene vida
eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de
Dios está sobre él.
Solo basta con creer, Sola Fide redactaron los reformadores del siglo 16, creerle a DIOS
que Jesucristo es su embajador y nuestro Señor y Salvador, eso es todo, creerle
a DIOS para nacer de nuevo, creerle a DIOS para ser perdonados del pecado,
creerle a DIOS y seremos Justificados, creerle a DIOS y seremos llevados sin
merecerlo a tener vida eterna.
Pero el gran contraste se da con aquellos que se
rehúsan a creer. La palabra rehusar del griego apeitheo (ἀπειθέω, G544) no creer, desobedecer, desobediencia, desobediente,
no obedecer, rebelde. (voluntaria y
perversamente).
Aquellos que voluntariamente, una y otra vez
desobedecen a DIOS y no creen el Jesucristo son objeto de la ira de DIOS, no es
poco castigo, han llamado mentiroso al Altísimo, han rechazado a Cristo como
embajador del Padre y han despreciado al DIOS Trino: Padre, Hijo y Espíritu
Santo.
En la antigüedad, y aún en la actualidad en muchas
naciones y culturas, rechazar al embajador o representante de un rey,
presidente o persona de importancia es el equivalente a rechazar a la persona a
quien representa. 1ª Crónicas 19:1-19.
Como podemos darnos cuenta, la Ira de DIOS no es un
enojo injustificado y arbitrario, todo lo contrario, es lo menos que se puede
esperar después de que sus criaturas, en repetidas ocasiones y voluntariamente:
·
Le llaman mentiroso al Ser Supremo de la existencia.
·
Ofenden al representante de DIOS en la tierra:
Jesucristo.
·
Rechaza al DIOS Trino.
·
Siguen viviendo en su pecado y miseria espiritual.
Por eso es que justamente La Ira de DIOS es sobre aquellos que no creen en Jesucristo.
No son pocos los predicadores que en la actualidad no
hablan acerca del atributo de DIOS llamado ira, es como si se apenaran de este
atributo, como si fuera una mancha en el carácter de DIOS que es necesario
esconder y no tocar el tema ni superficialmente, creen que es mejor hablarles
del amor de DIOS que de su Ira.
La ira de DIOS forma parte de la perfección
divina y es tan importante como su amor, su fidelidad o su santidad y
menospreciarla es menospreciar el carácter de DIOS y por consecuencia a DIOS mismo,
no podemos amar o hablar solo las partes
que nos gustan de DIOS nada más.
En DIOS no hay el más mínimo defecto, no hay
mancha, no hay falla, y si no tuviera IRA sería un Ser incompleto, pues sería
solo indiferente hacia el pecado lo cual es una terrible falta moral y haría a
DIOS imperfecto.
La ira de DIOS es el aborrecimiento de toda maldad e injusticia, la ira
de DIOS es su santidad puesta en acción en contra del pecado, La Ira de DIOS es
DIOS detestando intensamente todo lo que es malo.
Vista sola, despertaría sólo temor y pavor. Sin embargo, es útil que preguntemos lo que
sería Dios si fuera un Dios que no detesta el pecado. Sería un Dios que o bien se
deleitaría en el pecado, o por lo menos no le molestaría. Tal Dios no sería digno de
nuestra adoración, porque el pecado es aborrecible y merece que se le deteste.
La ira santa de DIOS se manifiesta en el infierno:
·
Sí es un lugar de tormento.
·
Sí es un lugar horrible.
·
Sí es un castigo eterno.
·
Sí es un lugar de dolor y oscuridad eterna.
·
Sí es la muerte segunda o siempre estar muriendo.
·
Sobre todo, es un lugar donde nunca más se apreciará
el amor de DIOS.
Es un lugar espantoso pues es necesario tomar medidas
ejemplares contra aquellos que han llamado mentiroso al Ser Supremo de la
existencia, que han insultado al representante de DIOS en la tierra: Jesucristo,
que han rechazado al DIOS Trino y que encima de todo siguen viviendo en su
pecado y miseria espiritual.
Son horribles noticias para los que se rehúsan a
creer, pero para aquellos que por fe hemos llegado a los pies de Cristo, por
gracia somos librados de este terrible destino. Efesios 2.1-8.
Por este motivo es que Juan el Bautista nos dice: El que cree en el Hijo, tiene vida eterna.
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