El día de hoy terminaremos la exposición del capítulo
6 del evangelio de Juan, en este que es el más largo de todo el libro, hemos
encontrado valiosas lecciones espirituales que infunden vida a nuestras almas.
El capítulo comienza con la alimentación milagrosa de
más de 5000 personas, acto seguido Jesús se aparta a orar mientras los
discípulos se ven azotados por una tormenta al seguir las órdenes de cruzar al
otro lado, es en medio de la tormenta que Jesús camina sobre el agua como si
fuera tierra firme, el hecho de que Jesús cambiara de lugar es lo que
desencadenó el resto de los acontecimientos de este capítulo.
La gente desesperadamente buscó al Señor y tomaron las
medidas necesarias para encontrarse con él al otro lado del mar de Galilea, lo
cual no fue bien visto por el Señor, que sabía que solo iban tras de él por interés
de llenar sus vientres y para confrontarlos el Señor utilizó una serie de ricas
metáforas en las que el pan es el elemento central.
En la enseñanza pasada vimos que, por la rebeldía de
sus corazones, no pocos que se hacían llamar discípulos de Jesús, al verse
confrontados por las duras palabras del Maestro, prefirieron dejar de seguirlo
a cambiar sus vidas, pues no es que las palabras de Jesús fueran groseras o
ásperas, ni siquiera eran difíciles de entender, es porque eran difíciles de aceptar.
En resumidas cuentas, vimos que Jesús les dijo:
I. ¿Mis
palabras los confrontan? Eso es lo que esperaba.
II.
Si se sienten ofendidos es porque NO han entendido mis
palabras, ninguna de ellas.
III. No
han entendido mis palabras llenas de espíritu y vida porque NO tiene FE.
IV. La
Fe necesaria para entender la Palabra proviene solamente de DIOS.
El verso 66 nos dice que la reacción ya no fue solo de
desagrado o murmuración, en definitiva, dejaron de seguirle: 66 Desde entonces muchos de sus discípulos
volvieron atrás, y ya no andaban con él.
Este versículo aislado de su contexto es utilizado por
los que creen que la salvación se puede perder, pues alegan que un discípulo
puede dejar de seguir al maestro, lo cual no solo es violentar el pasaje sino
toda la evidencia al respecto, ya más adelante veremos que el evangelio de Juan
nos muestra la Perseverancia de los santos, por ahora solo basta con entender
lo que en verdad dice este verso.
Si recordamos las palabras de Jesús en el capítulo 2:22-25, muchos creyeron, pero Jesús no
se confiaba pues conocía sus corazones, el tipo de discípulos de los que habla
aquí el apóstol Juan es como ese tipo de creyentes: solo unos interesados y por
lo tanto solo eran prosélitos o partidarios de lo que representaba Jesús: la
liberación del yugo romano.
Los falsos discípulos se han dado desde hace cientos
de años, cuando en el imperio romano, el César en turno llegaba a ser
simpatizante del cristianismo, de inmediato muchos nuevos discípulos surgían para obtener los beneficios de ser
cristiano.
En la actualidad es la misma situación, le llamado que
hacen las mayorías de las iglesias no es al arrepentimiento y creer en
Jesucristo, la mayoría hace promesas superficiales:
ü
Una vida mejor.
ü
Mejor economía.
ü
Tu milagro financiero.
ü
Tu sanidad.
ü
Restauración familiar.
ü
Etc.
No pocos están aquí el día de hoy esperando recibir
algo de DIOS, una ayuda, una promesa por cumplir, una palabra que fortalezca su
estado de ánimo, pero pocos son los que están aquí el día de hoy negándose a sí
mismos, sus deseos, sus metas, poniendo sus vidas a los pies de Cristo, lo que
puede hacer la diferencia entre los falsos discípulos que leemos en el sexto
capítulo de Juan y muchos de los que están aquí el día de hoy es la
reacción que tendrán al recibir esta palabra de exhortación.
Ya vimos la reacción rebelde y el significado y
consecuencias de la rebeldía del corazón, ya vimos como desembocó en la
deserción de su discipulado, simple y sencillamente porque NO aceptaron la
corrección, cuando una característica fundamental de un discípulo es que es
enseñable y corregible, es por ello que concluimos que en realidad NO eran
verdaderos seguidores del Señor.
De este tipo de falsos seguidores es que escribe el
mismo apóstol en 1ª Juan 2:17-19.
Lo
más importante no es solo conocer a Jesús sino seguir siendo der verdad su
discípulo, a Jesús, muchos le conocieron; judas, los fariseos, Pilatos,
etc. pero no le seguían porque no eran sus discípulos. Lucas 9:62.
En
el siguiente versículo leemos ahora no acerca de la multitud sino de los doce
apóstoles. 67 Dijo entonces Jesús a los
doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
Jesús
estaba creando la oportunidad perfecta para probar la fe de sus doce discípulos
más allegados. Jesús no quería medios seguidores.
No
podemos ser discípulos a medias, no es algo que se puede hacer parcialmente, o
somos o no somos discípulos, no hay más, no acepta competencia, no es algo de
medio tiempo, porque no se compara con nada más en el mundo, por lo tanto, no
es algo barato o fácil de hacer, es algo muy especial y requiere de toda
nuestra consideración y respeto, ser discípulo es la forma en que Cristo nos
dice Yo manejo tu vida, la puedes seguir manejando como hasta el momento si tú
lo deseas, pero no lo haremos los dos.
Tarde
o temprano como a los apóstoles con Jesús, llegarán a nuestras vidas momentos donde
DIOS pone a prueba nuestro discipulado, no me refiero al fuego de prueba o a
las tribulaciones en sí misas, más bien con una bifurcación: obedecer a DIOS en
su Palabra o ir por el yo. Lucas
18.18-23.
Ya
entendimos cuando Jesús le preguntó a Felipe como conseguir el pan para dar de
comer a la multitud, que el propósito de esas pruebas es para que seamos
nosotros los que sepamos que hay en realidad dentro de nosotros.
Martin Lutero, por ejemplo, paso por esta bifurcación al ser obligado a
retractarse de sus escritos y negarse a hacerlo en la dieta de Worms, frente a
las autoridades eclesiásticas de su época.
Falsamente
muchos creen ser buenos discípulos, pero sus formas de medir su compromiso no
son del todo ciertas: Romanos 12:3.
ü Casi no falto a los servicios.
ü Ayudo en la iglesia cuando puedo.
ü Doy ofrenda.
ü Leo mi biblia algunas veces.
ü Hago oración antes de cada comida.
ü Llevo “X” número de años siendo cristiano.
ü Etc.
Lamento
informarles que esos no son los parámetros correctos para medir nuestro nivel
de discipulado.
La
verdadera forma de cuantificar nuestro discipulado la da el apóstol Pedro.
68 Le
respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida
eterna. 69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo
del Dios viviente.
Pedro
de inmediato contesta y en forma espléndida. Utiliza el plural, con lo que
muestra que era el portavoz de todos, aunque en realidad no de Judas. Reconocía
que el hombre está hecho de tal forma que debe acudir a alguien. No puede vivir
aislado. Lo que Pedro quiere decir es evidentemente esto: No hay otra persona a
quien podemos ir; no hay otra persona que satisfaga el anhelo del corazón.
Pedro
y los otros 10 estaban tomando muy en serio su papel de discípulos, lo cual es
una situación que lamentablemente es cada vez más escasa.
Ser un discípulo significa que ya no tenemos nada que ver con nosotros
mismos, nosotros NO somos los que vivimos más, ahora es Cristo quien vive en
nosotros y por nosotros, y lo que vivimos en la carne, lo vivimos confiando en
Él y su voluntad perfecta para nuestras vidas.
Ser un discípulo significa que tomo con la seriedad que se merece mi
vida espiritual, que me preocupo y me ocupo de crecer y madurar como hijo de
DIOS, significa que se dejan de tomar las cosas de DIOS como si fueran un
pasatiempo, un hobbie o peor aún, un juego, donde lo único que se puede ver es
una total indiferencia a su destino eterno.
Cuando Pedro dijo tú tienes palabras de vida eterna, se
estaba refiriendo al mensaje que acababa de proclamar, el mismo mensaje que
escandaliza, ofende y hace que los falsos discípulos se vayan es el mensaje de
vida de los verdaderos discípulos.
Charles Spurgeon decía: ¿Quieres limpiar la iglesia de
cabritos? Dales comida de oveja.
Un verdadero discípulo, acepta con humildad que su ego
sea aplastado para que Cristo brille por medio de él, un verdadero discípulo si
ha de elegir entre la Verdad y sentirse bien o entre la verdad y tener la razón
siempre elegirá por mucho, la Verdad de DIOS, y esa verdad lo irá renovando,
hasta que como Pedro y los otros, conozca
a Cristo el Hijo del DIOS viviente.
La respuesta de Jesús la leemos en los siguientes dos
versículos: 70 Jesús les respondió: ¿No
os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? 71 Hablaba
de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y
era uno de los doce.
Es importante no pasar por alto que Jesús no aduló a
Pedro, no le dijo algo como: bien mi
Peter, esa es mi roca consentida, los niños necesitan motivación externa, un
dulce, un juguete, los adultos necesitan motivación interna, ser adulados,
recibir las gracias, pero los discípulos tenemos
motivación interna: JESUCRISTO y nada más.
No vayamos por nuestra vida cristiana esperando que
todos nos reconozcan, que nos den las gracias, que seamos famosos, ni nada
parecido, eso solo dice algo de nosotros: EGO desmedido, recordemos las
palabras de Jesús, como posiblemente lo hizo Pedro: siervo inútil soy.
Jesús sabe, sin embargo, que esta confesión no
representaba la convicción íntima de cada uno de los doce; había una excepción:
Judas. Es propósito de hacer alusión al traidor es doble, como una advertencia
al mismo judas y para que después los demás no crean que la traición lo ha
tomado por sorpresa.
Jesús llama a Judas: diabolos, que significa calumniador, más adelante veremos más
acerca de este personaje, lo que ahora nos importa entender es ¿Qué hizo la
diferencia entre Judas y Pedro? Mateo 16:23.
Ciertamente no fue el título, pues satanás, significa el adversario o enemigo, lo que hizo la
diferencia es que Pedro si era un
verdadero discípulo y Judas en cambio era un falso discípulo.
Los verdaderos discípulos podemos llegar a tener
caídas, incluso graves, como el rey David cuando adulteró, mintió y asesinó por
la mujer de Urías, pero tarde o temprano un verdadero discípulo correrá a los
pies de su Señor a confesar sus pecados para apartarse de ellos. Salmo 51.
En cambio, los falsos discípulos, como cerdos en el
lodo, están en su habitad natural, no solo pecan, llegan ya hasta hacerlo
desvergonzadamente, y solo piden perdón, pero no porque amen a DIOS sino para
no sentir remordimiento de sus actos.
Juan agrega la frase acerca de Judas era uno de los doce, no porque fuera un
verdadero discípulo que se perdió, lo hace para mostrar la enormidad de su
pecado, pues a pesar de estar cerca del maestro, de comer de su plato, de
recibir sus enseñanzas y ejemplo todos los días, decidió traicionarlo.
APLICACIÓN:
Hace poco entendimos que los sacramentos: bautizo y
santa cena, solo los toman con seriedad los verdaderos discípulos.
No Podemos Afirmar Que Somos Discípulos De Cristo, Si No Estamos
Dispuestos A Ser Disciplinados.
En el sentido más preciso, la disciplina bíblica es:
El acto de
excluir de la membresía de la iglesia y de la participación en la cena del Señor
a alguien que profesa ser un cristiano pero que ha caído en pecado grave y no
demuestra arrepentimiento y no quiere abandonar ese pecado.
Algo pasa en muchas de las iglesias de la actualidad, con tal de que la
gente permanezca, que no se vayan a otra congregación, que no se sientan
atacados ni confrontados, permanecemos callados y desatendidos de las graves
faltas que suceden a nuestro alrededor, todo con tal de tener la iglesia llena. Algo parecido paso hace más de 2000 años en
la iglesia primitiva. 1ª Corintios
5:1-2.
Por eso es tan importante e indispensable la disciplina bíblica en la
congregación, su papel es primordial en la iglesia del Señor y cuando la
lleguemos a aplicar es porque: la
disciplina bíblica, es la forma en que la iglesia guarda de ser blasfemado el nombre de Cristo.
Privar a alguien del sacramento de la santa cena es
algo que se puede hacer de inmediato obviamente al vetarlo la próxima ocasión
que la tomemos.
Pero, para poder excluirlo de la membresía es
necesario que primero haya una membresía bien definida en la congregación,
motivo por el cual en los próximos meses nos daremos a la tarea de preparar y
otorgar las tarjetas de membresía de nuestra congregación.
Un miembro no es lo mismo que un congregante, ni mucho
menos que un simpatizante, un miembro es aquel que el liderazgo de la iglesia
considera como verdadero discípulo de Cristo, es aquel que en verdad está
comprometido con la DIOS y con la congregación y refleja fielmente ese
compromiso en todas las áreas de su vida:
ü Es
fiel asistente de servicios y discipulados, porque es enseñable.
ü Es
una persona dispuesta a dar cuentas de su vida porque es corregible.
ü Es
una persona bautizada y no solo un pagano remojado.
ü Está
comprometido con el sustento físico de la congregación.
ü Comparte
la misma confesión de Fe que la iglesia.
ü Se
apega a los lineamientos de la congregación y reglamentos de grupo específico.
ü Etc.
Poco a poco iremos dando a conocer más a detalle, esto
es solo el comienzo, estamos en camino de ser una iglesia correctamente
establecida, lo que en verdad deseo es que no se vaya a sorprender al no ser considerado
como miembro, la antigüedad no es un parámetro, ya lo entendimos, y si no le
interesa esta situación y cree que puede seguir
adelante en su vida sin ser miembro, no entendió el mensaje del día de hoy.
Únicamente los miembros son los verdaderos discípulos,
los falso discípulos se van, se alejan, consideran escandalosas las palabras de
exhortación, pero su destino eterno es lo peor que le puede pasar al ser
humano: separación eterna del DIOS amoroso que nos creó y nos redimió.