Estamos por terminar el capítulo sexto del evangelio
escrito por el discípulo amando, el apóstol Juan, ahora Juan enfoca su relato
en la reacción de las personas al mensaje de nuestro Señor Jesucristo.
Para poder enfocarnos bien recordemos que Jesús, al
llegar a Capernaum, le reprocha a la multitud que le buscaron desesperadamente
pero solo por el interés de recibir algo, en este caso pan para comer de parte
de Jesús, pues un día antes había alimentado a más de 5000 personas de manera
milagrosa.
La exhortación que Jesús les dirige fue hecha por
medio de mashales y metáforas, todas ellas enfocadas al pan como elemento
central: el pan de vida, el pan del
cielo, comer el pan es comer su carne, etc. No está de más decir que estas
exhortaciones fueron hechas en la sinagoga del lugar. ¿Qué es una sinagoga? Se
preguntarán algunos.
La palabra sinagoga significa congregación o lugar de
reunión, era una casa elegida con el triple propósito de ofrecer educación,
culto y gobierno de la vida civil de la comunidad, aunque estaba sujeta a la
ley del país, la sinagoga tenía su propia forma de gobierno, La congregación
estaba bajo el gobierno de ancianos que estaban autorizados a ejercer
disciplina y castigar a los miembros. Para el castigo se empleaba el azote y la
excomunión, por ello el temor de Nicodemo de ser visto con Jesús.
¿Por qué es relevante esto? Por la sencilla razón de que
el principal propósito de ser de una sinagoga era la enseñanza de la ley al
pueblo, y eso es lo que Jesús estaba haciendo, estaba revelando La Palabra de Vida
a los oyentes, Mateo 4.23, pero los
oyentes tuvieron una reacción negativa al mensaje de salvación.
Después de su discurso las personas comienzan a
reaccionar de maneras diferentes, unos rechazándolo, otros preocupados por las
exigencias de su doctrina. La mayor parte de su discurso a estado dirigido a
estos judíos que solo lo buscaban porque esperaban obtener un favor divino de
Él, pero ahora por un momento, Jesús comienza a dirigirse a sus discípulos, es
decir, aquellos que estaban decididos a seguirle como Maestro y habían puesto
en su persona sus esperanzas mesiánicas.
Juan 6:60 Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta
palabra; ¿quién la puede oír?
Después de haber oído todo el discurso que Jesús les
había dirigido a los judíos, los discípulos de Jesús dijeron: Dura es esta
palabra; ¿quién la puede oír? ¿A qué se referían los discípulos de Jesús con
esta declaración?
La palabra griega que el apóstol Juan utiliza para
dura es skleros (σκληρός, G4642) la cual sugiere algo fuerte,
contundente e impetuoso, no porque sea de carácter áspero o insultante, sino
porque es difícil de aceptar.
Su mensaje era claro, sus palabras afirmaban que en Él
se encontraba la vida eterna y que tenían que creerlo para heredar las promesas
de Dios; pero para algunos judíos era difícil de aceptar esta doctrina.
Muchos eruditos en los evangelios creen que al
principio sus discípulos se contaban por decenas o tal vez hasta unos cuantos
cientos de ellos, pero no todos permanecieron, y la razón fue que a estos
discípulos de Jesús les ofendieron evidentemente sus palabras. Decir que se
sentían disgustados es probablemente correcto. Sus corazones estaban en
rebeldía, por ello El mensaje no les era
difícil de entender, les era difícil de aceptar.
La rebeldía es un acto muy fuerte en oposición al
Señor Todopoderoso, la rebeldía es el mejor calificativo que le podemos dar al
pecado y sus consecuencias siempre se hacen presentes. 1ª Samuel 15:22-23.
La rebeldía siempre busca pretextos, Saúl puso como
pretexto que el pueblo quería las ovejas y el demás ganado para sacrificarlo al
Señor, los discípulos pusieron como pretexto que las palabras eran duras de
escuchar. (Aquellos que escuchan estás palabras y las desprecian bajo cualquier
pretexto…)
Siempre que alguna persona está en rebeldía, en
obstinación, en contra de la autoridad establecida por DIOS, encontrará un
pretexto para desobedecer y así se sentirá auto justificado.
Por este motivo es que desde hace mucho tiempo hemos
entendido y puesto en práctica el predicar con palabras fuertes, contundentes y
que confrontan, esto con el propósito de que los corazones rebeldes y
obstinados sean reblandecidos por la acción de redargüir del Espíritu Santo.
Aquellos que prefieren iglesias donde nunca se les
confronta por su conducta pecaminosa, donde nunca les hacen reflexionar por una
vida de rebeldía la Señor, no por nada son las iglesias que mayor número de
personas tienen, a los hombres nos agrada que nos endulcen el oído. 2ª Timoteo
4:3.
Las palabras de Jesús confirman que el corazón de los
llamados discípulos estaba en rebeldía. 61
Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo:
¿Esto os ofende?
Ya hemos aclarado que, por su divinidad, Jesús posee
Omnisciencia, es decir que Todo lo Sabe a la perfección, Juan sutilmente lo
recalca al decir que Jesús supo en sí mismo la murmuración, no hubo necesidad
de que alguien les acusara delante de él, pero la respuesta es impactante:
¿Esto les ofende?
Algunos más lo traducen ¿Esto los escandaliza? Porque la palabra griega original es skandalizo
(σκανδαλίζω, G4624) Significa poner un lazo o una piedra de tropiezo en
el camino, no significa agraviar o matar, significa hacer caer en una trampa en
sentido figurado.
Jesús, por consiguiente, pregunta si con su sermón
estos oyentes se han sentido de hecho conducidos o llevados al pecado. Pero lo
que produjo esa reacción desfavorable no fue lo duro del sermón sino la dureza
de sus propios corazones, es como si dijera: ¿Qué acaso los hice caer en la
trampa para que vean la rebeldía de sus corazones?
¿A qué palabras de Cristo se oponían? ¿Qué fue lo que
los escandalizó? ¿Qué les desagrado tanto como para murmurar?
Sin duda que la respuesta es: les desagradó todo el
sermón, porque les hizó ver que sus ideas o conceptos sobre los cuales estaban
fundamentados eran errados:
ü El
Señor había destacado que no era el maná acerca del que tanto habían oído
hablar, sino él mismo el verdadero pan que había descendido del cielo.
ü Que
en su condición de verdadero pan ofrecía su carne.
ü Que
para tener vida eterna había que comer su carne y beber su sangre.
Esto les resultó demasiado a esas personas, acaban de
perder todo en lo que creían, si hubiesen sido verdaderos discípulos, hubieran
amado más la Verdad de las Palabras de Cristo que sus ideas propias.
Además, a causa de su rebeldía no estuvieron dispuestos
a aceptar las pruebas de los testigos respecto a Jesús, de no ser por su
rebelión habrían preguntado ¿Es posible que estas palabras tengan un
significado más profundo? Pero de hecho ellos consideraban los dichos del Señor
como carentes de espíritu y vida.
Les atribuían la interpretación literal más estricta,
por eso es que Jesús continúa diciéndoles. 62
¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?
Jesús les estaba diciendo, ¿Mis primeras palabras los
escandalizaron? ¿Qué dirán entonces si me vieran subir a donde estaba primero? Jesús estaba haciendo una declaración
directa de su preexistencia divina, hablaba de su estadía al lado del Padre y
del Espíritu Santo en la Eternidad pasada y una prueba más de su divinidad.
Esta frase sirve de puente a la declaración que le da
título a nuestra enseñanza y que es el punto central en el cual nos queremos
enfocar. 63 El espíritu es el que da
vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son
espíritu y son vida.
Ahora lo que Jesús hace es explicarles que su cuerpo
de carne y hueso como tal no es el que les beneficia si lo comieran
literalmente y lo mismo el beber su sangre no lo dijo para hacerlo
textualmente.
Lo que confiere y sostiene la vida, la vida eterna, es
mi espíritu les estaba diciendo Jesús, es mi persona les dice, en el acto de
dar mi cuerpo para que sea destruido y mi sangre para que sea derramada eso es
lo que les dará vida eterna.
Estas palabras están llenas de su propio espíritu y
vida. No son letra muerta. Por el contrario, no sólo son ricas en metáforas, sino
que cuando se aceptan por fe, en su sentido profundo y espiritual, se
convierten en instrumentos de salvación para los suyos.
Ahora Jesús lleva sus palabras al terreno de la fe,
pues lo contrario a la fe es la incredulidad, la cual el menciona a
continuación: 64 Pero hay algunos de
vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los
que no creían, y quién le había de entregar.
La incredulidad era la raíz de la insensibilidad
intelectual; y esto, a su vez, era la causa del no alcanzar a comprender las
palabras de Cristo y de darles una cerrada interpretación literal, esta
incredulidad, aunque inexcusable, era de esperarse, porque la fe es don de
Dios, y no se da a todos los hombres: 65
Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado
del Padre.
Al final algunos judíos no creyeron rechazando así la
vida eterna y condenando su alma a eterna perdición, El apóstol dice que Jesús
sabía desde el principio que estos judíos no creerían por lo que su
incredulidad no lo tomo por sorpresa, incluso sabía desde el principio que
Judas Iscariote un día lo traicionaría.
En resumidas cuentas, vemos que Jesús les dijo:
I.
¿Mis palabras los confrontan? Eso es lo que esperaba.
II.
Si se sienten ofendidos es porque NO han entendido mis
palabras, ninguna de ellas.
III.
No han entendido mis palabras llenas de espíritu y
vida porque NO tiene FE.
IV.
La Fe necesaria para entender la Palabra proviene
solamente de DIOS.
Esto es algo maravilloso, porque para nosotros el día
de hoy el mensaje es:
i.
¿Entiendes que tu vida sin Cristo es ofensiva a DIOS?
ii.
¿Entiendes que necesitas comer su carne y beber su
sangre? Es decir ¿Entiendes que es necesario creer en el sacrificio de Cristo
para tener vida eterna?
iii.
¿Deseas llevar una vida que ahora si agrade y
glorifique a DIOS y estás haciendo lo necesario para lograrlo?
iv.
Esto quiere decir que sin merecerlo DIOS te ha dado la
FE necesaria para venir a los pies Cristo.
Estás palabras tomarán mayor fuerza cuando en la
próxima enseñanza estudiemos acerca de los verdaderos y los falsos discípulos y
sus características de ambos.
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