domingo, 9 de diciembre de 2018

El Evangelio De Juan 104: La Vid Verdadera: Una Advertencia de Muerte. Juan 15:1-11.


A partir de esta semana comenzaremos a escudriñar el capítulo número 15 del evangelio del apóstol Juan, recordemos que a partir de la narración del capítulo 13 nos encontramos con los últimos acontecimientos antes de que el Señor Jesús sea entregado a morir por nuestros pecados, es decir estamos a escasas horas de que comience la pasión y muerte del Señor.

Es por ello que los lleva al aposento alto a tomar la cena pascual, pues como ya lo dijimos, estaban en la víspera de la celebración de esta, la más importante de todas las fiestas Judías que DIOS les dio como señal de su identidad nacional y cuyo contenido apunta a Jesucristo.

Ya en el aposento alto, el Señor lava los pies de sus discípulos, cena con ellos, instituye la Santa Cena como ordenanza memorial del pacto de gracia, les hace el anuncio de la traición de Judas y de la negación de Pedro así como de su pronta partida de este mundo, es por todos estos motivos que los 11 restantes estaban fuertemente sacudidos en sus corazones, su fe estaba siendo puesta a prueba, como el oro estaba siendo purificada de la escoria dentro del horno ardiente.

El Señor Jesús lo sabe perfectamente, por ello es que se dedica en todo el capítulo 14 a dar a los suyos palabras de consuelo, al menos encontramos 10 de esas maravillosas palabras, incluido el hermoso mashal Yo Soy el camino verdadero que produce vida.  

Juan finalizó el capítulo 14 mostrándonos que el Señor Jesús les dio la instrucción a sus discípulos de levantarse de la mesa en el aposento alto, para ponerse en marcha al torrente de Cedrón donde se encuentra el huerto de Getsemaní.

Es en camino a Cedrón que el Señor les dirige las palabras que encontramos en los capítulos 15, 16 y 17, seguramente pararon más de una ocasión para poder concentrarse en lo que Jesús les decía, aunque hay algunos comentaristas que piensan que al menos el capítulo 15 fue narrado mientras aun cenaba pues armoniza más, no nos atrevemos a pensar igual porque no hay otro indicio de que así fuera.

Antes de entrar a escudriñar el capítulo 15 debemos saber varias cosas que nos van a mejorar y mucho el panorama general del pasaje:

1.   El contexto que tiene esta parábola es que prácticamente unos minutos antes había instituido la última cena, la cual tiene como elementos centrales el pan y el vino.

2.   Jesús sabía que era normal que el israelita, conocedor del Antiguo Testamento, asociara la fertilidad tanto natural como espiritual con la idea de la vid: Salmo 80:8 y 14. Salmo 128:3. Isaías 5:1–7. Ezequiel 17:8. Joel 2:22. Zacarías 8:12. Malaquías 3:11.

3.   Las parábolas, tienen una enseñanza central, no podemos perderla de vista al adentrarnos en los detalles.
4.   Este es el séptimo y último Yo Soy de Jesús en el evangelio de Juan, anteriormente ya escudriñamos cuando se refirió así mismo como:

a.   Yo Soy el pan de vida.
b.   Yo Soy la luz del mundo.
c.    Yo Soy la puerta para las ovejas.
d.   Yo Soy el buen pastor.
e.   Yo Soy la resurrección y la vida.
f.     Yo Soy el camino y la verdad y la vida.

Una vez más el Señor utiliza el Yo Soy para reafirmar su plena divinidad y por lo tanto igualdad con el Padre.

Tengamos todo esto en mente, tanto el contexto, como las referencias, pues nos van a ser de gran bendición para comprender correctamente las palabras de Jesús en esta alegoría.

Lo primero que dice el Señor en este capítulo es: 1 Yo soy la vid verdadera. Ya sabemos que es el último de los 7 Yo Soy de este evangelio, ya sabemos que es para identificarse en igualdad ontológica con el Padre, solo resta entender ¿Por qué es la Vid Verdadera?

Jesús lo dice así a propósito para resaltar sobre dos situaciones:

·         Que Él está sobre los arboles naturales, las vides comunes y corrientes.
·         Que Él está sobre las monedas, que desde la época macabea tenían inscritas la vid.

Por este motivo es que resalta su persona con el verdadera o genuina, como diciendo que ni los arboles comunes ni las monedas de cambio corrientes de aquella época, se le igualan.

Después nos dice: 1b y mi Padre es el labrador. Es importante resaltar que para Jesús la primera persona de la Trinidad es mi Padre, nunca nuestro Padre. Aquí el Padre se representa como el que prepara la tierra en el pasado y en el presente el que cuida de la viña, concentrando su atención en los pámpanos.

El Señor continúa su enseñanza: 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.

Ya comienza a tomar forma la alegoría del Señor Jesús, ahora, no solo nos dice que Él mismo es el árbol de la Vid, y que Su Padre es el Viñador, sino que también menciona un elemento más: los pámpanos o las ramas que representan a los seres humanos y además menciona el elemento central en esta enseñanza: el fruto o la falta de él.

¿Cuál es el fruto? El carácter de Cristo formado en nosotros, más específicamente, lo que el apóstol Pablo delineó en Gálatas 5:22-23. Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza. Tenemos una serie de enseñanzas acerca de este tema, te sugiero las repases cotidianamente.

Para los discípulos la enseñanza que les estaba dirigiendo era totalmente comprensible,  estaban muy acostumbrados culturalmente a estos elementos: las viñas o viñedos, los viñadores y su labor: cortar las ramas que no dan fruto y podar las que están dando fruto, las ramas cortadas se echaban al fuego.

Seguiremos el orden del Señor en la aplicación de esta metáfora:

·         Advertencia de muerte a los que no dan fruto.
·         Promesa de vida a los que si dan fruto.

Esta semana veremos la primera, la advertencia de muerte, la siguiente semana, primero DIOS veremos la promesa de vida, pero antes aclaremos los siguientes 4 versículos para tener todavía un mejor contexto y poder entrar en materia.

3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. A diferencia de Juan 13:10, cuando les lava los pies y les dice que están limpios aunque no todos, pues sabía que aún estaba con ellos el traidor de Judas Iscariote, en esta ocasión si les dice que están limpios y no hace ninguna excepción.

La Palabra que el Señor les ha hablado durante 3 años y medio, y el recibirla por Fe, pues la fe viene por el oír la Palabra de DIOS, hizo que los 11 fueran limpios, es decir estaba ya justificados por medio de la fe en Él, en Su Palabra.

La justificación está lista, pero el proceso de reflejarlo mediante la santificación esta en transcurso, por eso es que prosigue diciendo: 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.  

Es como si el Señor les dijeras, ya los Justifique por mi palabra, por medio de la Fe, ahora yo mismo también los santifico, por medio de la fe permanezcan en mí y esa santidad se verá reflejada.

Hace tiempo lo entendimos cuando estudiamos soteriología bíblica, la gracia de DIOS es para ser salvos y es para ser santos, y esa gracia se recibe siempre por medio de la fe, la fe es para salvación y la fe es para santificación.

Acerca de permanecer del griego meno (μένω, G3306) que significa quedar firme, ya lo hemos estudiado, no nos vamos a detener mucho aquí, solo recordaremos que es lo que llamamos: descansar en Cristo, lo cual no es otra cosa que nuestra relación íntima, diaria con Él.

No se trata de orar por orar o leer la biblia por cumplir, o congregarnos solo por costumbre, todo eso y más, es con miras a fomentar una relación de intimidad con Cristo, cuando lo hacemos de esta forma y no solo como obligaciones espirituales, entonces es que estamos permaneciendo.

El Señor mismo lo confirma en el siguiente versículo: 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

Repite lo dicho en el versículo 1: Yo Soy la vid. Ya no aclara que es la genuina Vid, da por hecho que lo entendieron la primera vez, tampoco menciona a Su Padre, en cambio está ocasión menciona a los discípulos, les aclara directamente esta parte de su alegoría: ustedes son las ramas,  estén firmes en mí que soy el árbol, para que lleven mucho fruto.

Y les aclara enfáticamente porque separados de mí, nada pueden hacer, si intentamos dar fruto en nuestras fuerzas, con nuestro esfuerzo o talento, jamás lo lograremos, solo hay una forma de hacerlo: permaneciendo en Cristo, si no es por medio de una relación con Él, todo lo que hagamos será nada delante de DIOS.

Este pasaje enseña ciertamente la incapacidad del hombre para hacer lo que es bueno delante de Dios. O es en permaneciendo en Cristo o no vale nada.

Finalmente el Señor llega al cenit de la primer parte de su enseñanza central en está alegoría: 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.

Primero notamos que el Señor muy a propósito cambia el plural permanezcan por el singular el que no permanece, esto con el fin de poner de relieve la responsabilidad personal de cada uno de los que rechazan su evangelio.

La mayoría de los comentaristas concuerdan en que Jesús al dar está enseñanza, y los discípulos al recibirla, tuvieron en mente a Judas el traidor, pues él fue de los que no permaneció en la Palabra de Cristo, siendo que el Señor le dio en repetidas ocasiones oportunidad de arrepentirse.

Hay dos grupos en está alegoría:

·         Los que permanecen y dan fruto.
·         Los que no permanecen y no pueden dar fruto.

Estos dos grupos representan a los que escuchan y reciben el mensaje del evangelio y a los que lo escuchan pero deciden rechazarlo al final de cuentas. El Señor en repetidas ocasiones lo mencionó: aquellos que andan en luz, aquellos que se quedan en las tinieblas. Aquellos que creen y aquellos que se rehúsan a creer.

¿Por qué el Señor los menciona relacionados? ¿Por qué a ambos grupos los describe cómo pámpanos? ¿Qué tienen de parecido entre ellos? Recordemos a quien les dirigió originalmente estás palabras: a los 11 discípulos que salieron con Él del aposento alto. Eso no limita que la Palabra tiene aplicación en nuestras vidas actualmente, pero si aclara el panorama.

Originalmente esta alegoría fue para los iodos y corazones de sus discípulos, los cuales acababan de ver la salida del traidor de Judas, siendo que había caminado con ellos, comido con ellos y compartido su vida durante 3 años y medio, parecía que había intimidad, parecía que él también había permanecido, sin embargo nunca fue así, solo fue un pámpano sin fruto.

Ahora Judas estaba camino a la destrucción. Para los discípulos fue natural entender que los pámpanos que no dan fruto, que son cortados y echados en el fuego, eran hombres como Judas, que aparentemente tuvieron una relación con Jesús, pero que ahora se encuentran en camino a la muerte eterna. Juan mismo debió tener en mente a Judas cuando escribió su primera carta. 1ª Juan 2:19.

Y también para ellos fue natural entender que al hablar de los pámpanos que si dan fruto, se refería a ellos mismos, que estaban permaneciendo, de hecho, como lo vimos la semana pasada, estaban siendo podados por medio de la prueba de su fe para que dieran más fruto, para llevarlos de las emociones a las convicciones.

Los dos grupos tienen en común el contacto con Cristo y el evangelio. Hablando en los términos de la parábola, ambos grupos de pámpanos estaban en la vid. Jesús se está refiriendo a los cristianos y a los casi cristianos.

Podemos observar que el hecho de haber estado en la vid no se refiere necesariamente a la unión espiritual y salvadora con Cristo. No todos los que están en el pacto son del pacto. No todos los que fueron bautizados en Moisés se salvaron. 1ª Corintios 10:1–5.

Resulta claro entonces que, al hablar de los hombres que en otro tiempo habían estado en él, pero que luego se habían apartado, Jesús tenía presente no una posibilidad hipotética, algo que podría pasar, sino una situación repetida en la vida real. Lamentablemente no son pocos los casi cristianos en el mundo.

·         Personas que en algún momento de sus vidas sintieron amor por DIOS, pero no fue una convicción en sus vidas.
·         Personas que anhelaron la salvación de Cristo, pero no su Señorío.
·         Gente que escuchó la verdad, pero que no amó la verdad.
·         Gente que recibió la semilla del evangelio, pero que nunca germinó.
·         Personas que estuvieron en la Vid, pero que nunca permanecieron.

No nos confundamos, en ningún sentido pasajes como estos sugieren que se puede caer de la gracia, como si los que en una ocasión realmente fueron salvos finalmente perecieran.

Esta alegoría enseña claramente que los pámpanos que se cortan y queman representan a personas que nunca produjeron fruto, ni siquiera cuando estaban supuestamente en Cristo. En consecuencia, nunca fueron verdaderos creyentes; en el mejor de los casos fueron casi cristianos.

Su relación con Cristo fue puramente externa. No hay conflicto con este pasaje y la seguridad eterna de nuestra salvación de aquellos que hemos nacido de nuevo por la gracia de DIOS. Los verdaderos creyentes del capítulo 15 están representados por los pámpanos que, permaneciendo siempre en la vid, dan fruto, más fruto, mucho fruto. ¡Estos nunca perecen!

Pero aquellos que rechazan la luz, esta es la advertencia de muerte, la cual contiene cinco elementos en el castigo del que rechaza la luz:

A.   Es echado fuera. Ya está condenado, al igual que las 5 vírgenes imprudentes, no alcanzaran a entrar al gozo del Señor. Mateo 7:21-23.

B.   Se seca. Aunque esta persona pueda seguir en esta vida por un tiempo más, no tiene paz, ni gozo, está seca espiritualmente. Judas 12. Basta recordar el terrible tormento emocional y espiritual que orilló a Judas Iscariote al suicidio.

C.  Y los recogen. Para entenderlo vamos a Mateo 13:30.

D.  Los echan en el fuego. Mateo 13:41-42.

E.   Y arden. Marcos 9:43-48.  El texto en específico junto con toda la Escritura son claros, la aniquilación del ser no es una opción, no importa que tan bonito suene a los oídos de los inmaduros, liberales y  pseudointelectuales.



Tengamos cuidado, no hay nada más peligroso para sí mismo que un casi cristiano, pues cree que va en camino al cielo, cuando su fin, es la muerte segunda. La advertencia de muerte nunca es con el fin de provocar miedo al contrario, es una de las maneras en que DIOS providencialmente guarde para la eternidad a sus elegidos.

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