A partir de esta semana comenzaremos a escudriñar el
capítulo número 15 del evangelio del apóstol Juan, recordemos que a partir de
la narración del capítulo 13 nos encontramos con los últimos acontecimientos
antes de que el Señor Jesús sea entregado a morir por nuestros pecados, es
decir estamos a escasas horas de que comience la pasión y muerte del Señor.
Es por ello que los lleva al aposento alto a tomar la cena pascual, pues como ya lo dijimos,
estaban en la víspera de la celebración de esta, la más importante de todas las
fiestas Judías que DIOS les dio como señal de su identidad nacional y cuyo
contenido apunta a Jesucristo.
Ya en el aposento alto, el Señor lava los pies de sus
discípulos, cena con ellos, instituye la Santa Cena como ordenanza memorial del
pacto de gracia, les hace el anuncio de la traición de Judas y de la negación
de Pedro así como de su pronta partida de este mundo, es por todos estos
motivos que los 11 restantes estaban fuertemente sacudidos en sus corazones, su
fe estaba siendo puesta a prueba, como el oro estaba siendo purificada de la
escoria dentro del horno ardiente.
El Señor Jesús lo sabe perfectamente, por ello es que
se dedica en todo el capítulo 14 a dar a los suyos palabras de consuelo, al menos encontramos 10 de esas maravillosas
palabras, incluido el hermoso mashal Yo
Soy el camino verdadero que produce vida.
Juan finalizó el capítulo 14 mostrándonos que el Señor
Jesús les dio la instrucción a sus discípulos de levantarse de la mesa en el
aposento alto, para ponerse en marcha al torrente de Cedrón donde se encuentra
el huerto de Getsemaní.
Es en camino a Cedrón que el Señor les dirige las
palabras que encontramos en los capítulos 15, 16 y 17, seguramente pararon más
de una ocasión para poder concentrarse en lo que Jesús les decía, aunque hay
algunos comentaristas que piensan que al menos el capítulo 15 fue narrado
mientras aun cenaba pues armoniza más, no
nos atrevemos a pensar igual porque no hay otro indicio de que así fuera.
Antes de entrar a escudriñar el capítulo 15 debemos
saber varias cosas que nos van a mejorar y mucho el panorama general del
pasaje:
1.
El contexto que tiene esta parábola es que
prácticamente unos minutos antes había instituido la última cena, la cual tiene
como elementos centrales el pan y el vino.
2.
Jesús sabía que era normal que el israelita, conocedor
del Antiguo Testamento, asociara la fertilidad tanto natural como espiritual
con la idea de la vid: Salmo 80:8 y 14. Salmo
128:3. Isaías 5:1–7. Ezequiel 17:8. Joel 2:22. Zacarías 8:12. Malaquías 3:11.
3.
Las parábolas, tienen una enseñanza central, no
podemos perderla de vista al adentrarnos en los detalles.
4.
Este es el séptimo y último Yo Soy de Jesús en el evangelio de Juan, anteriormente ya
escudriñamos cuando se refirió así mismo como:
a.
Yo
Soy el pan de vida.
b.
Yo
Soy la luz del mundo.
c.
Yo
Soy la puerta para las ovejas.
d.
Yo
Soy el buen pastor.
e.
Yo
Soy la resurrección y la vida.
f.
Yo
Soy el camino y la verdad y la vida.
Una
vez más el Señor utiliza el Yo Soy para
reafirmar su plena divinidad y por lo tanto igualdad con el Padre.
Tengamos todo esto en mente, tanto el contexto, como
las referencias, pues nos van a ser de gran bendición para comprender
correctamente las palabras de Jesús en esta alegoría.
Lo primero que dice el Señor en este capítulo es: 1 Yo soy la vid verdadera. Ya sabemos
que es el último de los 7 Yo Soy de este evangelio, ya sabemos que es para
identificarse en igualdad ontológica con el Padre, solo resta entender ¿Por qué
es la Vid Verdadera?
Jesús lo dice así a propósito para resaltar sobre dos
situaciones:
·
Que Él está sobre los arboles naturales, las vides
comunes y corrientes.
·
Que Él está sobre las monedas, que desde la época
macabea tenían inscritas la vid.
Por este motivo es que resalta su persona con el verdadera o genuina, como diciendo que
ni los arboles comunes ni las monedas de cambio corrientes de aquella época, se
le igualan.
Después nos dice: 1b
y mi Padre es el labrador. Es importante resaltar que para Jesús la primera
persona de la Trinidad es mi Padre, nunca nuestro Padre. Aquí el Padre se
representa como el que prepara la tierra en el pasado y en el presente el que
cuida de la viña, concentrando su atención en los pámpanos.
El Señor continúa su enseñanza: 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que
lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Ya comienza a tomar forma la alegoría del Señor Jesús,
ahora, no solo nos dice que Él mismo es el árbol de la Vid, y que Su Padre es
el Viñador, sino que también menciona un elemento más: los pámpanos o las ramas
que representan a los seres humanos y además menciona el elemento central en
esta enseñanza: el fruto o la falta de él.
¿Cuál es el fruto? El carácter de Cristo formado en
nosotros, más específicamente, lo que el apóstol Pablo delineó en Gálatas 5:22-23. Amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza. Tenemos una
serie de enseñanzas acerca de este tema, te sugiero las repases cotidianamente.
Para los discípulos la enseñanza que les estaba
dirigiendo era totalmente comprensible,
estaban muy acostumbrados culturalmente a estos elementos: las viñas o
viñedos, los viñadores y su labor: cortar las ramas que no dan fruto y podar
las que están dando fruto, las ramas cortadas se echaban al fuego.
Seguiremos el orden del Señor en la aplicación de esta
metáfora:
·
Advertencia de muerte a los que no dan fruto.
·
Promesa de vida a los que si dan fruto.
Esta semana veremos la primera, la advertencia de
muerte, la siguiente semana, primero DIOS veremos la promesa de vida, pero
antes aclaremos los siguientes 4 versículos para tener todavía un mejor
contexto y poder entrar en materia.
3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he
hablado. A diferencia de Juan
13:10, cuando les lava los pies y les dice que están limpios aunque no
todos, pues sabía que aún estaba con ellos el traidor de Judas Iscariote, en
esta ocasión si les dice que están
limpios y no hace ninguna excepción.
La Palabra que el Señor les ha hablado durante 3 años
y medio, y el recibirla por Fe, pues la fe viene por el oír la Palabra de DIOS,
hizo que los 11 fueran limpios, es decir estaba ya justificados por medio de la fe en Él, en Su Palabra.
La justificación está lista, pero el proceso de
reflejarlo mediante la santificación esta en transcurso, por eso es que
prosigue diciendo: 4
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por
sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en
mí.
Es como si el Señor les dijeras, ya los Justifique por
mi palabra, por medio de la Fe, ahora yo mismo también los santifico, por medio
de la fe permanezcan en mí y esa santidad se verá reflejada.
Hace tiempo lo entendimos cuando estudiamos
soteriología bíblica, la gracia de DIOS es para ser salvos y es para ser
santos, y esa gracia se recibe siempre por medio de la fe, la fe es para
salvación y la fe es para santificación.
Acerca de permanecer del griego meno (μένω, G3306) que
significa quedar firme, ya lo hemos estudiado, no nos vamos a detener mucho
aquí, solo recordaremos que es lo que llamamos: descansar en Cristo, lo
cual no es otra cosa que nuestra relación íntima, diaria con Él.
No se trata de orar por orar o leer la biblia por
cumplir, o congregarnos solo por costumbre, todo eso y más, es con miras a
fomentar una relación de intimidad con Cristo, cuando lo hacemos de esta forma
y no solo como obligaciones espirituales,
entonces es que estamos permaneciendo.
El Señor mismo lo confirma en el siguiente versículo: 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el
que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí
nada podéis hacer.
Repite lo dicho en el versículo 1: Yo Soy la vid. Ya no aclara que es la
genuina Vid, da por hecho que lo entendieron la primera vez, tampoco menciona a
Su Padre, en cambio está ocasión menciona a los discípulos, les aclara
directamente esta parte de su alegoría: ustedes
son las ramas, estén firmes en mí
que soy el árbol, para que lleven mucho fruto.
Y les aclara enfáticamente porque separados de mí, nada pueden hacer, si intentamos dar fruto
en nuestras fuerzas, con nuestro esfuerzo o talento, jamás lo lograremos, solo
hay una forma de hacerlo: permaneciendo
en Cristo, si no es por medio de una relación con Él, todo lo que hagamos
será nada delante de DIOS.
Este pasaje enseña ciertamente la incapacidad del hombre
para hacer lo que es bueno delante de Dios. O es en permaneciendo en Cristo o no vale nada.
Finalmente el Señor llega al cenit de la primer parte
de su enseñanza central en está alegoría: 6
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los
recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Primero notamos que el Señor muy a propósito cambia el
plural permanezcan por el singular el que no permanece, esto con el fin de
poner de relieve la responsabilidad personal de cada uno de los que rechazan su
evangelio.
La mayoría de los comentaristas concuerdan en que Jesús
al dar está enseñanza, y los discípulos al recibirla, tuvieron en mente a Judas
el traidor, pues él fue de los que no
permaneció en la Palabra de Cristo, siendo que el Señor le dio en repetidas
ocasiones oportunidad de arrepentirse.
Hay dos grupos en está alegoría:
·
Los que permanecen y dan fruto.
·
Los que no permanecen y no pueden dar fruto.
Estos dos grupos representan a los que escuchan y
reciben el mensaje del evangelio y a los que lo escuchan pero deciden
rechazarlo al final de cuentas. El Señor en repetidas ocasiones lo mencionó:
aquellos que andan en luz, aquellos que se quedan en las tinieblas. Aquellos
que creen y aquellos que se rehúsan a creer.
¿Por qué el Señor los menciona relacionados? ¿Por qué
a ambos grupos los describe cómo pámpanos? ¿Qué tienen de parecido entre ellos?
Recordemos a quien les dirigió originalmente estás palabras: a los 11
discípulos que salieron con Él del aposento alto. Eso no limita que la Palabra
tiene aplicación en nuestras vidas actualmente, pero si aclara el panorama.
Originalmente esta alegoría fue para los iodos y
corazones de sus discípulos, los cuales acababan de ver la salida del traidor
de Judas, siendo que había caminado con ellos, comido con ellos y compartido su
vida durante 3 años y medio, parecía que había intimidad, parecía que él
también había permanecido, sin embargo nunca fue así, solo fue un pámpano sin
fruto.
Ahora Judas estaba camino a la destrucción. Para los
discípulos fue natural entender que los pámpanos que no dan fruto, que son
cortados y echados en el fuego, eran hombres como Judas, que aparentemente
tuvieron una relación con Jesús, pero que ahora se encuentran en camino a la
muerte eterna. Juan mismo debió tener en mente a Judas cuando escribió su
primera carta. 1ª Juan 2:19.
Y también para ellos fue natural entender que al
hablar de los pámpanos que si dan fruto, se refería a ellos mismos, que estaban
permaneciendo, de hecho, como lo vimos la semana pasada, estaban siendo podados
por medio de la prueba de su fe para que dieran más fruto, para llevarlos de
las emociones a las convicciones.
Los dos grupos tienen en común el contacto con Cristo
y el evangelio. Hablando en los términos de la parábola, ambos grupos de pámpanos
estaban en la vid. Jesús se está refiriendo a los cristianos y a los casi cristianos.
Podemos observar que el hecho de haber estado en la
vid no se refiere necesariamente a la unión espiritual y salvadora con Cristo.
No todos los que están en el pacto son del pacto. No todos los que fueron bautizados
en Moisés se salvaron. 1ª Corintios
10:1–5.
Resulta claro entonces que, al hablar de los hombres
que en otro tiempo habían estado en él, pero que luego se habían apartado,
Jesús tenía presente no una posibilidad hipotética, algo que podría pasar, sino una situación repetida en la vida real.
Lamentablemente no son pocos los casi
cristianos en el mundo.
·
Personas que en algún momento de sus vidas sintieron
amor por DIOS, pero no fue una convicción en sus vidas.
·
Personas que anhelaron la salvación de Cristo, pero no
su Señorío.
·
Gente que escuchó la verdad, pero que no amó la
verdad.
·
Gente que recibió la semilla del evangelio, pero que
nunca germinó.
·
Personas que estuvieron en la Vid, pero que nunca
permanecieron.
No nos confundamos, en ningún sentido pasajes como estos
sugieren que se puede caer de la gracia, como si los que en una ocasión
realmente fueron salvos finalmente perecieran.
Esta alegoría enseña claramente que los pámpanos que
se cortan y queman representan a personas que nunca produjeron fruto, ni
siquiera cuando estaban supuestamente en
Cristo. En consecuencia, nunca fueron verdaderos creyentes; en el mejor de
los casos fueron casi cristianos.
Su relación con Cristo fue puramente externa. No hay
conflicto con este pasaje y la seguridad eterna de nuestra salvación de
aquellos que hemos nacido de nuevo por la gracia de DIOS. Los verdaderos
creyentes del capítulo 15 están representados por los pámpanos que,
permaneciendo siempre en la vid, dan fruto, más fruto, mucho fruto. ¡Estos
nunca perecen!
Pero aquellos que rechazan la luz, esta es la
advertencia de muerte, la cual contiene cinco elementos en el castigo del que
rechaza la luz:
A.
Es
echado fuera. Ya está condenado, al igual que las 5 vírgenes
imprudentes, no alcanzaran a entrar al gozo del Señor. Mateo 7:21-23.
B.
Se
seca. Aunque esta persona pueda seguir en esta vida por un
tiempo más, no tiene paz, ni gozo, está seca
espiritualmente. Judas 12. Basta
recordar el terrible tormento emocional y espiritual que orilló a Judas
Iscariote al suicidio.
C. Y los recogen. Para entenderlo
vamos a Mateo 13:30.
D. Los echan en el fuego.
Mateo 13:41-42.
E.
Y
arden. Marcos
9:43-48. El texto en específico
junto con toda la Escritura son claros, la aniquilación del ser no es una
opción, no importa que tan bonito suene
a los oídos de los inmaduros, liberales y
pseudointelectuales.
Tengamos cuidado, no hay nada más peligroso para sí
mismo que un casi cristiano, pues cree que va en camino al cielo, cuando su
fin, es la muerte segunda. La advertencia de muerte nunca es con el fin de
provocar miedo al contrario, es una
de las maneras en que DIOS providencialmente guarde para la eternidad a sus
elegidos.
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