En nuestra última clase vimos las 3 posiciones que se
dan con respecto a los dones de palabra
de ciencia y palabra de sabiduría, la primera, los lleva la plano de lo
extraordinario, siendo siempre el Espíritu Santo quien da una revelación
directa de algo escondido en las vidas y que lo hace público con el fin de
madurar la fe, ejemplos de este tipo de posición son: Pedro con Ananías y
Safira, Natán con David y el mismo Señor Jesucristo con la mujer samaritana y
con Natanael.
La segunda posición, nos dice que la forma de operar
estos dones es mucho menos llamativa, que
se adquiere el conocimiento y la
sabiduría de forma tradicional, la diferencia con el conocimiento y sabiduría normales es que son potenciados por el
Espíritu Santo para que los utilicemos para provecho de la iglesia, por medio
de pastores, ancianos, obispos, etc. capacitados para toda buena obra. El ejemplo de Salomón y el niño en discordia, y el concilio de Jerusalén, respaldan esta
postura.
La tercera postura, que es a la cual nos apegamos como
cesacionistas abiertos, es un punto medio entre las dos posturas anteriores, DIOS
puede, si así lo desea, dar una revelación directa de ciertos acontecimientos,
pero siempre será para provecho de la
iglesia, nunca para conveniencia personal de nadie.
Pero esta no es la forma en que normalmente opera el
Espíritu, por lo regular él da la palabra
de sabiduría y conocimiento a los pastores, maestros, ancianos, etc. para
provecho y edificación de su iglesia por medio de las enseñanzas,
predicaciones, consejerías, etc.
Aun nos faltan un par de dones que escudriñar: el don
de fe y el don de discernimiento de espíritus, y es en este segundo en el cual
nos vamos a adentrar el día de hoy, dejando el primero para la próxima clase.
Nuevamente nos encontramos como con los dos dones
anteriores, en que está es la primera y última ocasión en la cual es mencionado
este don de forma explícita y directa en las Escrituras, no hay más información
adicional directa de él en ninguna otra parte, aunque si lo encontramos delineado
en concepto como lo iremos entendiendo.
La palabra discernimiento del griego diakrisis
(διάκρισις, G1253) que significa distinción y por ello decisión,
opinión y discernimiento. La palabra espíritus, como a lo sabemos viene del
griego pneuma (πνευ̂μα, G4151).
I.
El malentendido actual.
Los carismático pentecostales comúnmente se asocian
este don, con la capacidad entender la
guerra espiritual, entre los cristianos y los espíritus demoníacos.
Lo ven como la capacidad de distinguir quien está
operando en ciertas situaciones en una persona, si el Espíritu Santo o un espíritu inmundo, basan su enseñanza torciendo
citas como: Marcos 5:9. Lucas 8:30.
¿Qué pasa entonces con la guerra espiritual? ¿Efesios 6:12 la ratifica? De
hecho, así es, es una realidad que estamos en guerra constante, sin embargo, hay
dos errores primarios cuando se habla de guerra espiritual:
·
Sobre-enfatizarla.
·
Subestimarla.
Algunos culpan de cada pecado, cada conflicto y cada
problema a los demonios que necesitan ser expulsados. De todo lo malo que pasa
en sus vidas le quieren echar la culpa al diablo y sus demonios, incluyendo
claro están, sus vidas sin mortificación de la carne.
Otros ignoran completamente la realidad espiritual, y
el hecho de que la Biblia nos enseña que nuestras batallas son contra poderes
espirituales, son los saduceos modernos, pues
en la época del Señor Jesús, la secta de los saduceos negaba todo tipo de
realidad espiritual.
La clave para el éxito en la batalla espiritual es
encontrar el balance bíblico. Algunas veces Jesús efectivamente expulsó
demonios de la gente, y algunas veces sanó a la gente sin mencionar lo
demoníaco para nada.
El apóstol Pablo enseñó a los cristianos a librar
batallas contra el pecado en ellos mismos Romanos
6, y a librar batallas en contra del maligno Efesios 6:10-18.
La Verdadera Batalla Espiritual Es En La Mente Del
Creyente, Amenazado Por Los Dardos De Fuego: Las Mentiras Del Enemigo. 2ª
Corintios 10:3-5.
Los cristianos debemos descansar en el hecho de que
somos declarados justos por el sacrificio que Cristo hizo por nosotros. No
debemos vacilar en nuestra fe, confiando en las promesas de Dios no importa cuán
fuertemente nos ataquen.
Nuestra máxima defensa es la seguridad que tenemos de
nuestra salvación, una garantía que ninguna fuerza espiritual puede quitar. Nuestra
arma ofensiva es la Palabra de Dios, no nuestras propias opiniones y
sentimientos. Jesús es nuestro mejor ejemplo
para la guerra espiritual en como manejó los ataques directos de Satanás cuando
fue tentado en el desierto. Mateo 4:1–11.
Cada tentación disfrazada de mentira la combatió con
las palabras Escrito está. La
Palabra del Dios vivo es el arma más poderosa contra las mentiras del diablo. Salmo 119:11.
La guerra espiritual entonces, nada tiene que ver con andar echando fuera demonios, y mucho
menos, usando de amuleto místico mágico el
Nombre o la sangre de Cristo. Hechos
19:13–16.
Incluso el Arcángel Miguel no reprendió a Satanás en su
propio poder, sino que dijo: ¡El Señor te
reprenda! Judas 9. Cuando
empezamos a hablar con el diablo, corremos el riesgo de ser llevados por mal
camino como lo fue Eva. Génesis 3:1–7.
Nuestro Enfoque Debe Estar En Dios, No En Los
Demonios;
Hablamos Con Él, No Con Ellos.
II.
Operación bíblica del don.
Como todos estos dones, el don de discernimiento de
espíritus es dado por el Espíritu Santo, quien reparte estos dones a los
creyentes para el servicio en el cuerpo de Cristo.
Es importante en primer lugar que entendamos que cada
creyente nacido de nuevo tiene una cierta medida de discernimiento (saber
distinguir), que aumenta a medida que el creyente madura en el Espíritu. Hebreos 5:13-14.
Un creyente que ha madurado más que un niño en Cristo
que solo participa de la leche, es capaz de discernir tanto el bien y el mal.
El creyente maduro está capacitado por el Espíritu de Dios a través de las
Escrituras, para distinguir entre el bien y el mal, y más allá de eso, él
también puede distinguir entre lo que es bueno y lo que es mucho mejor. En
otras palabras:
Cualquier Creyente Genuino Centrado En La Palabra De
Dios, Discierne Espiritualmente La Verdad De La Mentira Descarada.
Sin embargo, hay algunos creyentes que tienen el don
espiritual de discernimiento de espíritus, es decir, la capacidad dada por Dios
para distinguir entre la verdad de la Palabra y las engañosas doctrinas
propagadas por los demonios.
El Don De Discernimiento De Espíritus Es La Capacidad
De Distinguir La Verdad De La Casi Verdad Para Provecho De La Iglesia.
Todos los hijos de DIOS somos exhortados a poder
discernir espiritualmente. Hechos 17:11.
1ª Tesalonicenses 5:21.1ª Juan 4:1.
Pero algunas personas en el cuerpo de Cristo han
recibido la capacidad especial para detectar las falsas doctrinas que han
plagado a la Iglesia desde el primer siglo. Este discernimiento no implica
revelaciones extra bíblicas misteriosas, ni tampoco una voz de Dios. Más bien,
los que disciernen espiritualmente están tan familiarizados con la Palabra de
Dios, que ellos reconocen al instante lo que es contrario a ella.
Ellos no reciben mensajes especiales de Dios;
simplemente usan la Palabra de Dios para probar
los espíritus, para ver cuáles están alineados con Dios y cuáles están en
oposición a Él. Los que tienen el don de discernimiento de espíritus son
personas diligentes en usar bien la Palabra de Dios. 2ª Timoteo 2:15.
III.
Conclusiones.
Es por este motivo que creemos que este don, en está
precisa forma de operar en específico, sigue vigente, pues aunque muchas de las
falsas doctrinas actuales solo son un refrito
de herejías anteriores, no podemos negar que le es más que necesario a la
iglesia que haya gente que discierna y enseñe a discernir entre la verdad y la
casi verdad a los demás creyentes.
No hay nada que cause más daño y confusión que las
mentiras con algo de verdad, y eso es
precisamente lo que ocurre con muchas herejías, contienen aunque sea una pizca
de verdad, por lo menos, la cita bíblica en la cual la basan, por ello es
importante y necesario el don de discernimiento. 2ª Pedro 2:1-22.
Los pastores, maestros y ancianos de las
congregaciones son quienes mayormente son dotados con este importante don del
Espíritu Santo.
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