El Señor Jesucristo ha resucitado, es
innegable que al tercer día venció a la muerte, Pedro y Juan corrieron al
sepulcro al recibir las noticias de que el cuerpo del Señor no estaba, pero
María Magdalena, desconsolada, aun sin comprender nada de lo que estaba
pasando, quedó a las afueras del sepulcro, por si acaso lograra encontrar el
cuerpo inerte, pensaba ella, del Señor Jesús.
Inclinada para ver dentro del sepulcro, lo
único que mira es a los dos ángeles que estaban donde había sido puesto el
cuerpo del Señor, después al sentir la llegada de Jesús voltea, pero al no
reconocerlo de primera instancia, nuevamente se vuelve hacia el sepulcro, hasta
que al escuchar una sola palabra del Señor, ella reacciona y se da cuenta del
milagro maravilloso de la resurrección: Miriam, le dice Jesús, a lo cual
ella le llama mi gran Señor y al instante se tira a sus pies a sostenerlo, como
deseando que no se vaya nunca.
Pero el Señor sabe que esto no es posible,
le conviene a ella y a todos que Él se vaya y que el Espíritu Santo sea
derramado en nuestros corazones, de esa manera nunca más se verá cortada la
comunión intima con él. Así que le da una simple orden a María Magdalena: vé
a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a
vuestro Dios.
Ella de inmediato obedece, y va en busca de
los demás discípulos para dar las buenas nuevas del más grande día de gozo en
la historia de la humanidad, pero no es la ultima vez que el Señor se
manifiesta en este su primer día resucitado, aún falta la aparición a Pedro en
persona y el pasaje que estudiaremos a continuación, pasaje que es solo
mencionado de forma somera en el evangelio de Marcos, pero que Lucas lo relata
de una forma muy detallada.
13. Y he aquí, dos de
ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta
estadios de Jerusalén. 14 E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que
habían acontecido.
Estos acontecimientos se dan entre Jesús
resucitado y dos de los discípulos, no de los apóstoles, que eran el círculo
más íntimo, sino de discípulos, tal vez de los 70, que eran un círculo un poco
menos allegado al Señor.
En el primer día de la semana, es decir el
día de la resurrección, estos dos discípulos caminaban desde Jerusalén a sus hogares
en Emaús. Aunque no se dice específicamente que vivían allí, puede considerarse
una deducción razonable de vv. 28 y 29.
Emaús dice el texto, estaba ubicada a
sesenta estadios de Jerusalén, pero la ubicación exacta de este lugar es
desconocida en la actualidad. Mientras iban caminando, conversaban entre sí de
todo lo que había ocurrido; es decir, de la crucifixión de Jesús y del informe
de algunas mujeres que habían ido al sepulcro, lo habían hallado vació y habían
recibido un mensaje de ángeles, quienes aseguraron que él estaba vivo.
15. Sucedió que mientras
hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.16
Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.
De repente se escucharon pasos detrás de
ellos. Era Jesús. Él estaba alcanzándolos y caminaba ya junto con ellos. Las
Escrituras no nos explican como fue que apareció en este lugar, solo sabemos
que poco tiempo antes estaba afuera del sepulcro hablando con Magdalena, después
apareció a Pedro y ahora se encuentra al lado de estos dos discípulos.
Algo impedía que lo
reconocieran, es
a lo que se refiere el texto cuando dice que sus ojos estaban velados, del
griego krateo (κρατέω, G2902) que significa sujetado con mucha
fuerza. Tal vez era la incredulidad de ellos, o que la apariencia física del
Señor cambio en relación con antes de morir, no lo sabemos con exactitud, solo
sabemos y eso es lo que importa, que no reconocieron al Señor Jesús hasta mucho
tiempo después.
17. Y les dijo: ¿Qué
pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué
estáis tristes?
El intruso no reconocido les hace
ahora una pregunta. Durante su ministerio público Jesús muchas veces había
usado esta forma de iniciar una conversación (6:3, 9; 8:30; 9:18; 18:40, 41;
20:3, 4, 41–44; 22:35, etc.). El no hizo esta pregunta porque le faltaba conocimiento.
Preguntó para despertar el interés y así tener la oportunidad de explicar lo
que estos interrogados necesitaban saber. En sus rostros y actitud, debió
notarse su tristeza, pues el Señor no deja de mencionárselos.
Cuando los dos hombres oyeron esta pregunta
quedaron parados, dejando ver que la pregunta era del todo inesperada y hasta
les parecía fuera de lugar. Se veían tristes porque los sucesos de los últimos
días habían llenado sus corazones y mentes de dolor y desilusión.
18. Respondiendo uno de
ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en
Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?
Probablemente después de un desconcertado
momento de silencio uno de los dos hombres se decidió a contestar. Su nombre
era Cleofas, pero no hay ninguna buena razón para identificarlo con el Cleofas
de Juan 19:25. Su respuesta tenía la forma de una contra pregunta. Él
quería saber si el intruso era el único extranjero, o visitante, en Jerusalén
que había logrado mantenerse desinformado acerca del tema que estaba en cada
boca.
19. Entonces él les dijo:
¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta,
poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20 y cómo le
entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de
muerte, y le crucificaron.
Con mucho tacto, el Señor Jesús da a Cleofas
y su acompañante una oportunidad perfecta para desahogarse. Ellos le dijeron:
De lo relacionado con Jesús de Nazaret, que fue un profeta poderoso en palabras
y obras, y como nuestros principales sacerdotes y gobernadores le entregaron
para ser sentenciado a muerte, y le crucificaron.
En la respuesta de estos discípulos
encontramos tres situaciones que nos revelan su corazón:
a.
Jesús
de Nazaret.
Cleofas y su compañero estaban seguros de que el extranjero que se les había
unido estaba bastante desinformado. De modo que la sola respuesta Jesús
no bastaría. Después de todo, debe haber habido varias personas en aquel tiempo
que tenían ese nombre.
b.
Un
profeta poderoso en palabras y obras. Sin duda ellos tenían razón al describir
así a Jesús. Por ser discípulos del Señor, ellos presenciaron los milagros y
prodigios que eran la señal característica del ministerio del Señor, la
multiplicación de los panes para alimentar a 5000, la resurrección de Lázaro,
la vista al ciego de nacimiento, y muchos otros milagros más, pero también
presenciaron sus sermones, en el monte de los olivos, a las afueres y dentro
del Templo, cuando refutaba a los escribas y fariseos, por ello es que no
vacilan es presentarlo como varón poderoso en palabras y obras.
c.
Como
nuestros principales sacerdotes y gobernadores le entregaron. Los dos hombres
pusieron la culpa exactamente donde correspondía, no sobre Pilato y el gobierno
romano, sino sobre los principales sacerdotes y gobernadores de los judíos.
Esto no es antisemitismo. Simplemente es una reflexión acertada de un hecho
histórico. Pero no pasemos por alto que, tanto los líderes judíos como los
romanos eran culpables, pero la principal responsabilidad y, por ende, también
la culpa más grande recayó sobre los judíos, el eco de los gritos su
sangre sea sobre nosotros y sobre de nuestros hijos aún se podía
escuchar en Jerusalén.
La explicación continuó: 21. Pero
nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora,
además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
No sabemos exactamente cuento tiempo fueron
discípulos del Señor, lo que si sabemos es que, al igual que las multitudes que
lo recibieron triunfalmente en su entrada en Jerusalén una semana antes de
morir, ellos tampoco entendían absolutamente nada de lo que en realidad estaba
pasando. Ellos, al igual que el pueblo estaban en espera del Mesías político-militar,
que los liberara de la terrible opresión de los romanos y levantara su nación
como la potencia que DIOS había prometido. Nosotros esperábamos que él era
el que, de alguna manera libraría a Israel de su aflicción, tanto espiritual
como política.
Ellos esperaban, pero la llama de la
esperanza casi se había extinguido, como es evidente por sus siguientes
palabras: Además de todo esto, hoy es el tercer día desde que acontecieron
estas cosas. Es casi como si dijeran: Aun después que Jesús fue
crucificado abrigábamos alguna esperanza que Dios de pronto interviniera y
enviara liberación. Pero esto no ocurrió, ni el primer día, ni el segundo y ya
es el tercer día, y aún no vemos que las cosas mejoren.
24:22. Aunque también nos
han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día (que amaneciera)
fueron al sepulcro; 23 y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que
también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. 24. Y
fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron, así como las mujeres
habían dicho, pero a él no le vieron.
Esto demuestra que el informe que las mujeres
dieron a los Once ya se había divulgado. Debe haber habido una relación
bastante estrecha entre el círculo pequeño y el círculo más amplio de
discípulos, mucho más al tratarse de una noticia tan maravillosa.
Era demasiado emocionante para no comentarse.
Entonces algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y lo
hallaron exactamente como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.
Probablemente estos dos hombres estaban
pensando en Pedro y Juan, ya que ellos eran los únicos que fueron al sepulcro y
encontraron todo exactamente como habían dicho las mujeres, pero no vieron al
Salvador resucitado. Así que Cleofas y su compañero estaban desconcertados. No
sabían qué pensar en cuanto a todo esto.
Al analizar sus palabras, nos damos cuenta
de que las mujeres, incluida María la madre del Señor, los once apóstoles
reunidos, Cleofas y su compañero, todos habían perdido la esperanza, ninguno
pensaba que el Señor se levantaría de los muertos, no lo recordaban siquiera
que él mismo lo profetizo hasta después que lo vieron.
Por ello es que dicen Esperábamos
(tiempo pasado), pero toda esperanza se ha ido.
25. Entonces él les dijo:
¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han
dicho! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara
en su gloria?
El énfasis de estos dos versículos cae en
dos palabras: todo y necesario.
El problema de los líderes religiosos judíos
de los días de Jesús era que, en general, al leer el Antiguo Testamento veían
sólo la gloria y victoria del Mesías y no veían el hecho de que la senda para
alcanzar estas bendiciones era una de sufrimiento. A veces llegaban incluso a aplicar
al Mesías las referencias en Isaías 52 y 53, a la gloria del Siervo del Señor,
pero a Israel las referencias a los sufrimientos del Varón de dolores. No entendían todo el consejo de
DIOS.
Sin embargo, no había excusa para esto. Debe
tenerse presente que la gente del tiempo de Jesús, tenían no sólo el Antiguo
Testamento. Tenían también en medio de ellos al Señor Jesucristo, quien se lo
interpretaba continuamente por medio de lo que él era, hacía y enseñaba. Básicamente
desde Génesis 3:15, en el proceso de herir a Satanás en la cabeza, se
heriría el calcañar del Salvador, se señala que para el Mesías el camino a la
gloria sería el del sufrimiento
¿Acaso no interpretó Jesús esta profecía,
por ejemplo, en Juan 12:31-32, donde enseña que, al ser levantado de la
tierra, el príncipe de este mundo es echado fuera y él a todos atrae a sí
mismo? Este ser levantado sin duda comprende la muerte.
Otro pasaje del Antiguo Testamentario que
enseña claramente la misma lección de que para el Mesías la senda a la gloria
sería la del sufrimiento es el Salmo 118: 22, en relación con la piedra
desechada, que viene a ser cabeza del ángulo. ¿Y no interpretó también Jesús
esta figura como una referencia a sí mismo en Mateo 21:42?
Luego está Isaías 53:12, Jesús mismo
afirmó con palabras claras que esta profecía hacía alusión a él: Lucas 22:37.
De hecho, incluso algunas de las frases dichas en la cruz como lo vimos hace un
par de semanas, fueron citas a veces modificadas e interpretaciones de frases
tomadas del Antiguo Testamento.
Además, lo registrado en los evangelios no
es todo lo que el Señor dijo y realizó, hubo muchos dichos, milagros, oraciones,
enseñanzas y más que no fueron registrados, pero que los discípulos
presenciaron.
Todo esto debe ser suficiente para probar
que los dos hombres que caminaban a Emaús merecían que se les llamara insensatos anoetos
(ἀνόητος, G453)
que
significa necios y lentos bradus (βραδύς,
G1021) lentos
y tediosos, por no creer que para Cristo el camino a la gloria era y
tenía que ser el camino del sufrimiento.
27. Y comenzando desde
Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las
Escrituras lo que de él decían.
Jesús pudo haber interpretado literalmente
decenas de pasajes desde Génesis hasta Malaquías. Por ejemplo: Gn. 3:
15; 9:26; 12:3; 22: 18; 49: 10; Ex. 12: 13; Nm. 24: 17; Dt. 18: 15, 18; 2 S. 7:
12, 13; Sal. 2:2; 22: 1, 18; 45: 11; 68: 18; 69:20, 21; 72:8, 9; 110: 1;
118:22; 132: 11; Is. 2:4; 7: 14; 8:8, 10; 9: 1, 2, 6, 7; 11: 10; 25:8; 28: 16;
35:5, 6; 42: 1; 49:6; 52: 14; cap. 53; 55:4; 59: 16; Jer. 23:5; Ez. 17:22; Dn.
2:24, 35, 44; 7: 13, 14; 9:25; Mi. 5:2; Hag. 2:6-9; Zac. 3:8; 6:12s; 9:9;
11:12; 12:10; 13:7; Mal. 3:l.
No es difícil, toda la Escritura, lo cual
incluye por supuesto todo el A.T. habla de él, en cada libro de la biblia
Cristo, el mesías es el tema, para saber más, busque el estudio de bibliología.
Así que es razonable suponer que nuestro Señor, al interpretar en todas las
Escrituras las cosas referentes a él, mostró cómo el Antiguo Testamento
completo, de diversas maneras lo señalaba a él.
28. Llegaron a la aldea
adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. 29. Mas ellos le obligaron a
quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha
declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.
Cuando los tres se acercaban a Emaús, el
Señor hizo como que iba seguir su camino más lejos, y así hubiera sido si ellos
no lo hubieran persuadido de quedarse un poco más, esta es una muestra de que
el plan perfecto de DIOS nunca nos anula ni suprime nuestras vidas, por el
contrario, nos incluye en decisiones tomadas por nuestra parte.
Viajar de noche suponía peligros de varios
tipos, como ladrones, obstáculos no visto pro la oscuridad, incluso en algunas
regiones animales salvajes, sin embargo, no cabe duda de que la razón principal
para pedirle que se quedara con ellos era que se estaba forjando un amor por
él, al inicio no fue así, cuando se unió a ellos como un forastero, pero
ahora las cosas han cambiado, ellos aun no entienden porque motivo, pero no
desean que se vaya.
Así que él se dejo persuadir y entró con
ellos a la casa, los dos aun honraron a su desconocido, pero tan distinguido
invitado pidiéndole cumplir los deberes de un anfitrión.
30. Y aconteció que,
estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les
dio. 31. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; más él se
desapareció de su vista.
¿Cómo sucedió que al partir el pan ellos
repentinamente le reconocieron?
¿Vieron las marcas de los clavos en sus
manos?
¿Fue la manera en que partió el pan y se les
dio lo que abrió sus ojos?
¿O fue la forma en que habló a su Padre lo
que refrescó su memoria?
No sabemos con exactitud, pero, cualquier
sea la respuesta, lo cierto es que su cuerpo resucitado ahora poseía facultades
que le permitían aparecer a voluntad y, como en este caso, desvanecerse cuando
quisiera. Así que apenas alcanzaban a
darse cuenta totalmente de lo que estaba sucediendo cuando él ya no estaba.
32. Y se decían el uno al
otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino,
y cuando nos abría las Escrituras?
Esta exclamación suya es comprensible. Ellos
meditan en la forma en que habían ardido sus corazones, en ese momento se
habían iluminado sus espíritus y reavivado sus esperanzas cuando este hombre
que ahora ya no era un extraño les había explicado lo que nunca antes habían entendido.
Además, ahora sabían que después de todo las
mujeres tenían razón. Lejos de hablar disparates, ellas habían dicho la verdad,
además, era estupendo que Cristo los había escogido a ellos para recibir el
privilegio de tener abiertas las Escrituras para que ahora las entendieran como
nunca antes habían entendido.
Estos dos hombres estaban tan llenos de gozo
que necesitaban compartirlo con otros. ¿Han caminado ya diez kilómetros?
Entonces serían diez kilómetros más. ¿Qué era peligroso y oscuro? Esto ahora no
importaba. Esta noticia era tan electrizante y alentadora que los demás discípulos
debían conocerla. No mañana sino esa misma noche.
Luc 24:33. Y levantándose
en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a
los que estaban con ellos, 34 que decían: Ha resucitado el Señor
verdaderamente, y ha aparecido a Simón. 35. Entonces ellos contaban las cosas
que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir
el pan.
Obsérvese lo siguiente:
a.
La
decisión de partir enseguida para hacer su viaje de diez kilómetros de regreso
a Jerusalén, debido a que las nuevas que querían compartir con los demás eran
demasiado asombrosas, nos recuerda a los cuatro leprosos de Samaria. 2ª Reyes
7:9.
b.
Y
encontraron reunidos a los once. La expresión los once es un término
técnico para designar el grupo de los apóstoles originales. No significa que
todos los once estuvieran realmente presentes. Sabemos que al menos Tomás, no
estaba. Juan 20:24.
c.
Los
once estaban reunidos muy probablemente por el relato de las mujeres y la
aparición de Cristo a Pedro.
d.
Es
digno de destacar que los dos hombres de Emaús supieran exactamente donde poder
encontrar a los Once. Esto confirma nuestra opinión de que había una relación
muy estrecha entre el círculo íntimo y el círculo más amplio de discípulos.
e.
Hay
que resaltar lo dramático de la situación: Habiendo terminado su viaje ¿sería
ya las nueve de la noche? los dos hombres llegan a la puerta del cuarto en que
están reunidos los Once y algunos discípulos más con ellos. La puerta se abre y
ellos se disponen a gritar las nuevas. Pero antes que aun tuvieran la
oportunidad, de hacerlo, escuchan la bendita noticia: El Señor ha resucitado y
ha aparecido a Simón. 1ª Corintios 15:3-5.
f.
Finalmente,
también ellos tienen la oportunidad de contar su historia. Es de esperarse que
el gozo indescriptible, la confusión, las dudas no cesaron, seguramente hubo
muchas preguntas a estos dos discípulos y a Pedro mismo: ¿Cómo paso? ¿Qué les
dijo? ¿Por qué no vino con ustedes? ¿Cuál era su aspecto? ¿Dónde está en este
momento? Y muchas interrogantes más salieron a flote en ese momento tan
extasiado para los discípulos.
Ahora todo ha cambiado, el mismo motivo de
desconsuelo, de dolor y de sufrimiento, es ahora la fuente de su gozo, su paz y
su esperanza viva. La resurrección de Jesucristo de los muertos es la fuente de
una esperanza sin igual. El mismo apóstol Pedro lo delinea años después en su
primera carta universal. 1ª Pedro 1:3.
Nos hizo renacer para una
esperanza viva.
Es la manera en que ahora Pedro expresó que puede sonreír nuevamente. Una
esperanza viviente, real, no solo un deseo sino la convicción de que no vivimos
nuestras vidas aquí en vano. Una esperanza no basada en una leyenda o fantasía
sino en la Roca inmovible de la resurrección de Cristo del sepulcro.
Pero en medio de este gozo, fe y esperanza
renovadas, hay una tragedia, nombrada por muchos como la tragedia del día de
resurrección es a donde quiero anclar la enseñanza del día hoy, dicha tragedia,
como algunos ya pueden estarlo pensando, es la de Cleofas y su compañero,
quienes caminaron al lado de Jesús, no solo en el trayecto a Emaús, sino
durante su tiempo como discípulos, y, sin embargo, nunca lo conocieron en
verdad.
Ellos esperaban que ese varón, poderoso en
palabra y obras, aquel que sanó enfermos, alimentó hambrientos, ayudo a los
pecadores, fuera el libertador político de su nación, nunca entendieron, al
igual que los dirigentes judíos, que ese no era el plan de DIOS. Tengamos
cuidado de caminar al lado de un Señor que no conozcamos.
Muchas personas en la iglesia son como esos
dos discípulos, están presentes, pero en realidad no saben de que se trata,
creen que venir a la iglesia es para una vida mejor, para que se arregle
nuestro matrimonio, nuestra salud, nuestros problemas en general, como esos dos
discípulos, queremos un mesías a la medida, al igual estamos sin comprender que
no se trata de nosotros, que la biblia no es un libro de consejos para una vida
mejor para el hombre, la Biblia es el libro que nos Revela la majestuosidad del
Hijo de DIOS, que se entregó así mismo para salvarnos de nuestros pecados, pero
que, como lo hemos visto en las ultimas semanas, ¡resucitó de entre los
muertos paran nunca más volver a morir!
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