miércoles, 28 de agosto de 2019

Apologética 3: La Existencia De DIOS. Colosenses 1:17.


Ya entendimos que la apologética es la defensa sistemática y formal de la veracidad y la confiabilidad de la fe cristiana, también vimos que hay varios sistemas apologéticos, y no creemos que haya uno perfecto en sí mismo, sino que dependerá de la persona y la situación, por lo tanto, vamos a continuar nuestro estudio sin hacer distinción de en qué sistema apologético estemos usando.

Así que comenzaremos por responder las preguntas acerca de la existencia de DIOS, aunque filosóficamente hablando DIOS no existe, pues implicaría que tuvo un principio generado, el término exacto es que DIOS es real, pero, para ser más prácticos, en estos estudios, nos manejaremos de la forma coloquial: la existencia de DIOS.

Pero no hablamos únicamente de un ser supremo, sino de un DIOS personal y moral, el cual es en el que creemos los cristianos, pues si nuestro DIOS no es moral, no hay entonces contra quien pecar y por lo tanto no es necesaria la salvación.

Y peor aún, si no hay DIOS en lo absoluto, si no existe, entonces sus actos milagrosos no pueden existir y la vida de nuestro Señor Jesucristo solo podría ser entendida como ficción o mito, por ello es que la primera pregunta que responderemos es ¿Existe DIOS? La segunda va íntimamente relacionada con la primera, si existe, ¿Qué clase de DIOS es?

     I.        ¿DIOS existe?

Tradicionalmente son cuatro los argumentos utilizados para probar la existencia de DIOS:

1.    Argumento a partir de la creación o cosmológico.
2.    Argumento a partir del propósito o teleológico.
3.    Argumento a partir de la ley moral o Axiológico.
4.    Argumento a partir del Ser de DIOS u ontológico.

A.   Argumento cosmológico.

El filósofo griego Platón es el primer pensador conocido que desarrolló todo un argumento basado en la causalidad, Aristóteles siguió su línea de pensamiento. Filósofos musulmanes y judíos también apoyaron esta escuela.

En el pensamiento cristiano, teólogos como Agustín de Hipona, Tomas de Aquino, Anselmo de Canterbury, Descartes, Leibniz y muchos más hasta nuestros días, lo han hecho el argumento más ampliamente conocido acerca de la existencia de DIOS. El apóstol Pablo ya lo manejaba desde hace 20 siglos. Romanos 1:19-20.

La idea básica de este argumento es la siguiente:

Este universo debió ser causado por algo más allá de él mismo, basado en la ley de la causalidad que nos dice que todo objeto finito es causado por otro diferente a él.

Este argumento asume dos posturas distintas que trataremos una a una:

a.    El universo necesita una causa inicial.

Este argumento afirma que el universo es limitado porque tuvo un principio, y ese inicio fue originado por algo más allá del universo mismo, esto se puede formular de la siguiente manera:

·         El universo tuvo un comienzo.
·         Lo que tiene un comienzo es originado por una causa.
·         Por lo tanto, el universo fue originado por una causa externa, esa causa es DIOS.

Para salir de esta conclusión, hay quienes dicen que el universo es eterno, que no tuvo un inicio, que siempre ha existido y nada más, el famoso científico agnóstico Carl Sagan dijo: el cosmos es todo lo que es, lo que fue alguna vez y lo que será. El problema con esta aseveración es que no tiene sustentos científicos que la sostengan, algunos dicen que el universo crea átomos de hidrogeno constantemente simplemente de la nada, es más factible creer que DIOS ha creado todo de la nada.

El consenso científico es todo lo contrario, este universo fue generado, de manera súbita y cataclísmica, es conocido como big-bang o gran explosión. La prueba científica determinante de que el universo tuvo un comienzo es la segunda ley de la termodinámica que básicamente nos dice que el universo se está quedando sin energía utilizable. Y esto quiere decir que, si se esta acabando no puede ser eterno, por lo tanto, tuvo un comienzo y eso significa que necesita una causa (que alguien lo originó). Pero si el universo fue creado, entonces es razonable concluir que hubo un Creador. Porque toda cosa que tiene un inicio necesita un Iniciador.

b.    El universo necesita una causa actual para seguir existiendo.

Ya sabemos que el universo necesitó un origen, pero algo nos mantiene existiendo justamente ahora, no solo necesitamos que alguien (DIOS) haya originado el universo, sino que también continúe y preserve su existir en el presente (Colosense 1:17).

El universo necesita tanto una causa originadora como una causa conservadora.

Si lo planteamos en forma de pregunta sería: ¿Por qué hay algo en vez de nada? Podemos responder de la siguiente manera:

·         Cada parte del universo es dependiente.
·         Si cada parte es dependiente, entonces también todo el universo debe ser dependiente.
·         Por lo tanto, todo el universo depende para su existencia ahora de un Ser Independiente.

Si las partes contingentes, que juntas componen el todo, se desaparecen, entonces todo el universo desaparece. Evidentemente todo el universo es dependiente. Este argumento nos muestra que debe de haber una causa que conserve al universo, pero no nos dice que clase de causa o más específicamente que clase de DIOS es el que existe, ¿Cómo saber si es el DIOS de la biblia el que creó y sostiene el universo? El siguiente argumento se encarga de eso.

B.   Argumento teleológico: a partir del propósito o diseño.

Este argumento razona a partir de un aspecto especifico de la creación para llegar al creador que lo puso ahí.

Existen muchas formas del argumento teleológico, el más famoso es el que deriva de la analogía del relojero de William Paley, quien tomaba muy en serio el Salmo 139:13-14. Él decía que, dado que cada reloj tiene un relojero, y dado que el universo es excedentemente más complejo en su operación que un reloj, se concluye que debe haber un Hacedor del universo. En pocas palabras, el argumento teleológico razona a partir del diseño de un Diseñador inteligente.

·         Todos los diseños implican un diseñador.
·         Existe un gran diseño en el universo.
·         Por lo tanto, debe haber un Gran Diseñador del universo.

Cada vez que hemos visto un diseño complejo, por la experiencia previa sabemos que éste vino de la mente del diseñador. Los relojes implican relojeros; los edificios implican arquitectos; las pinturas implican artistas; y los mensajes codificados implican un remitente inteligente.

También, entre más grande el diseño, más grande el diseñador, por ejemplo, los castores hacen diques con troncos, pero ellos nunca han construido algo como el Puente de Mezcala. Mil monos sentados frente a máquinas de escribir por millones de años nunca podrían escribir Hamlet por accidente. Shakespeare la escribió al primer intento.

Entre más complejo el diseño, más grande la inteligencia para producirlo.

Es importante notar que por diseño complejo queremos decir complejidad específica. Un cristal, por ejemplo, es específico, pero no complejo. Este, como un copo de nieve, tiene los mismos modelos repetidos una y otra vez. Polímeros aleatorios, por el otro lado, son complejos, pero no específicos. Una célula viva, sin embargo, es tanto compleja como específica. Esta clase de complejidad nunca es producida por pura ley natural. Siempre es el resultado de un ser inteligente. Por ejemplo, si vamos al bosque y encontramos piedras lisas, sabemos que es por el paso del agua, tal vez un río o arroyo, esto no hace necesario un diseñador, pero si encontramos la punta de una flecha antigua, sabemos que alguien la tuvo que hacer, tiene un diseñador inteligente.


Esto nos da pie a la siguiente línea de pensamiento: el diseño que captamos en el universo es específicamente complejo, la vida es el conjunto más complejo del universo, todo ser vivo en el universo tiene moléculas de ADN que son los componentes responsables de codificar la información genética (Adenina, Timina, Citosina, Guanina). El ADN de una simple ameba unicelular contiene hasta 400 millones de bits de información genética, lo suficiente para escribir 80 libros de 500 páginas cada uno.

Si fuéramos a pasear a la playa y encontráramos una enciclopedia tirada, no dudaríamos que tuvo una causa inteligente, al igual, cuando encontramos a un ser vivo compuesto de millones de células constituidas de ADN presuponemos que tiene una causa inteligente detrás suyo.

El astrónomo Carl Sagan, inconscientemente proveyó un ejemplo mucho más importante. Él nota que la información genética en el cerebro humano expresada en bits es probablemente comparable con el número total de conexiones entre neuronas, cerca de 100 billones 10 bits. Si se escribiese en español, esa información llenaría unos 20 millones de volúmenes, tantos como los que hay guardados en las más grandes bibliotecas del mundo. El equivalente de 20 millones de libros es lo que hay dentro de la cabeza de cada uno de nosotros. El cerebro es un lugar muy grande en un espacio muy pequeño, dijo Sagan. Él fue más allá al notar que, la neuro-química del cerebro está asombrosamente ocupada, es el sistema de circuitos de una máquina más maravillosa que cualquiera concebida por los seres humanos.

Pero si esto es así, ¿entonces por qué el ser humano no necesita a un Creador inteligente, como lo necesita la computadora más simple? El argumento teleológico nos dice que hay un diseñador inteligente, mucho muy inteligente, es el Creador y Sustentador del universo entero y de la vida que en ese universo se encuentra.

C.   El argumento a partir de la ley moral.

Las raíces del argumento moral para la existencia de Dios están basadas en Romanos 2:12-15. En donde dice que la raza humana queda sin excusa dado que hay una ley escrita en sus corazones. De hecho, desde el tiempo de Emmanuel Kant este argumento ha sido expresado en varias formas. La forma más popular emana de C.S. Lewis en Mero Cristianismo. El núcleo de este argumento sigue esta estructura básica:

·         Las leyes morales implican un Dador de la Ley Moral.
·         Existe una ley moral objetiva.
·         Por lo tanto, existe un Dador de la Ley Moral.

La primera premisa es autoevidente. Las leyes morales son diferentes de las leyes naturales. Las leyes morales no describen lo que es, prescriben lo que debe ser. No pueden ser conocidas observando lo que la gente hace. Son lo que las personas deberían hacer, ya sea que las lleven a cabo o no.

El peso del argumento descansa en la segunda premisa, existe una ley moral objetiva. Esto es, existe una ley moral que no está sólo prescrita por nosotros sino también para nosotros. Los seres humanos prescriben un comportamiento apropiado para otros seres humanos. 
La pregunta es si hay evidencia que una prescripción universal y objetiva obliga a todos los seres humanos. La evidencia para tal ley es fuerte. A nuestro propio juicio podríamos pensar que el mundo se está haciendo mejor (o peor). ¿Cómo podríamos saberlo a menos que hubiese algo estándar más allá del mundo por lo cual podamos medirlo?

Declaraciones tales como, Hitler estaba equivocado, no tiene fuerza si esto es meramente una opinión o los juicios morales de Hitler están correctos o equivocados dependiendo de las normas culturales. Si él estaba objetivamente equivocado, entonces debe haber una ley moral más allá de nosotros por la cual todos estamos obligados.

Pero si existe tal ley moral universal y objetiva, entonces debe existir un Dador de la Ley Moral universal y ese es Dios.

Por lo tanto, es una falacia el argumento ateo que dice, que no necesita creer en un DIOS para portarse bien y ser buena persona, porque preguntaríamos ¿Según qué estándar eres una buena persona?

Si no hay un estándar objetivo, superior dado por un DIOS moral no hay manera de saber si alguien es bueno o malo, sin embargo, el DIOS de la biblia se muestra así mismo como un DIOS moral, los diez mandamientos son un reflejo de esa moralidad y él espera que su máxima creación, los seres humanos, vivamos bajo ese estándar de moralidad.

D.   El argumento ontológico. Salmo 53:1.

El término ontológico viene de un vocablo griego que quiere decir “Ser". El primer filósofo que se conoce que desarrolló el argumento ontológico fue Anselmo de Canterbury (1033-1109). Pretende derivar la existencia de DIOS a partir de su esencia. Ese argumento es el más debatido, es aceptado y rechazado pro grandes filósofos de la historia.

El argumento ontológico se mueve en el área de la filosofía, primero nos da una definición filosófica de DIOS y después con base en esa misma definición es que demuestra que DIOS existe, para entenderlo tenemos que entender antes un par de conceptos, como pruebas a priori y a posteriori que son los caminos para probar la verdad en una afirmación.

Las pruebas a posteriori o posteriores, parten de la experiencia, son el resultado de ella, como la medición de un pizarrón con una regla, es la verdad fundamentada en hechos comprobados. Las pruebas a priori o previo a, parten de afirmaciones que e saben verdaderas, se sigue el razonamiento lógico y se llega a la conclusión, se basa en la deducción. Como saber que si caigo al agua saldré mojado. El argumento ontológico se basa en pruebas a priori, es una deducción lógica.

Este argumento ha tomado dos vertientes, la original, que parte de la perfección por definición de DIOS, formulado por Anselmo y otro, que parte de la necesidad de la existencia de DIOS por definición, planteado por Rene Descartes, el gran filósofo francés del siglo XVII.

a.    El Ser Perfecto.
De acuerdo con esta declaración del argumento el mero concepto de Dios como un ser absolutamente perfecto demanda que él exista.

·         Todos podemos tener una definición mental de DIOS, aunque no creamos en él.
·         Dios es por definición un Ser perfecto y no podemos pensar en nada mayor a Él.
·         Pero la existencia real siempre es mayor a la existencia mental.
·         Por lo tanto, Dios debe existir en la realidad y no solamente en la mente.

Si Dios no existiese, entonces le estuviese faltando una perfección, llamada, existencia. Pero si a Dios le faltase una perfección, entonces él no sería absolutamente perfecto. Pero Dios es por definición un ser absolutamente perfecto. Por lo tanto, un ser absolutamente perfecto como Dios debe existir.

Desde la época de Emmanuel Kant (1724-1804), ha sido ampliamente aceptado que esta forma de argumento, es inválido porque la existencia no es una perfección. Sin embargo, existe una segunda forma del argumento ontológico que no está sujeto a esta crítica que es la propuesta por Descartes.

b.    El Ser Necesario.

·         Tenemos un concepto de DIOS.
·         Si Dios existe, debemos concebirle como un Ser Necesario.
·         Pero por definición, un Ser Necesario no puede no existir.
·         Por lo tanto, si un Ser Necesario puede existir, entonces, debe existir.

No podemos concebir a DIOS sin que el exista, como no podemos concebir agua que no moje o un triangulo que no tenga res lados, por definición es imposible. Dado que no hay contradicción en la idea de un Ser Necesario, parecería que se debe concluir que debe existir uno.

La única manera de hacer que este argumento pruebe la existencia de DIOS es introducir disimuladamente el argumento cosmológico.

E.   Todos los argumentos conducen a una causa.

Hemos visto que los cuatro argumentos principales se apoyan en ultima instancia en la idea de una causalidad:

·         El Cosmológico: alguien causo y sostiene el universo, este no es eterno.
·         El teleológico: alguien es el causante del diseño perfecto del universo.
·         El moral: alguien es el causante de la ley moral objetiva que la conciencia humana tiene.
·         El ontológico: si podemos tener una idea de DIOS eso causa que sea necesaria su existencia.

Al combinar los argumentos como un todo uniforme podemos probar que clase de ser es DIOS y al mismo tiempo su existencia.  Esto es lo que veremos la próxima clase.

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