Los estados de nuestro Señor Jesucristo son dos, el
estado de humillación que ya estudiamos a detalle, comienza en la Encarnación y
culmina con su muerte y sepultura, el segundo estado es el estado de exaltación
el cual comienza con su resurrección literal de entre los muertos.
La resurrección de Cristo, para su mejor estudio y
comprensión se divide en tres grandes aspectos, el aspecto histórico, en el
cual entendimos detalles y pruebas indubitables acerca de este acontecimiento
histórico, el segundo es el aspecto apologético, es decir de defensa: defiende
la persona de Jesucristo, defiende la doctrina cristiana y defiende la
inerrancia e infalibilidad de la Escritura.
El tercer aspecto es el aspecto salvífico, que significa que tiene que ver con nuestra salvación,
en pocas palabras y como lo veremos bíblicamente, nuestra salvación depende por
completo del hecho de que Cristo haya resucitado, de lo contrario, no somos
salvos.
No solo en Romanos
4.25 el apóstol Pablo hace referencia directa entre la salvación (la
justificación es una de las 7 etapas de ella), también en pasajes como 1ª Corintios 15:17 donde dice
claramente que, si Cristo NO resucitó, vana es nuestra fe y aún
estamos en pecados.
Ya hemos dejado muy en claro que el pecado es la
barrera imposible de quitar por nosotros los seres humanos y que nos separa de
DIOS y nos condena a la perdición eterna, Cristo con su sacrificio quitó el
pecado de en medio de nosotros y DIOS, pero la Escritura es muy clara si Cristo NO resucitó TODAVÍA estamos en
nuestros pecados.
¿Qué acaso no pago Cristo por nuestros pecados en la
cruz?
¿No dijo consumado es colgado desde la cruz al morir?
¿No llevó ahí los pecados del mundo?
Textos como los de Isaías 53.5 y 2ª Corintios 5:21 parecen indicar que no hacía falta
nada más, sin embargo, Pablo en 1ª Corintios y en su carta a los Romanos nos
muestra que la resurrección de Cristo no solo es un hecho verídico en la
historia, piedra fundamental en la predicación cristiana y prueba indiscutible
de la mesiandad del Señor Jesús, también es indispensable para nuestra salvación.
La pregunta es ¿Por qué es así? ¿Por qué era necesaria
no solo la muerte, sino también la resurrección de Cristo de entre los muertos?
Para poder contemplar el cuadro completo es necesario
poner frente a frente a la vida con la muerte, para lograrlo es preciso leer el
contexto posterior de 1ª Corintios 15:17
yendo hasta el versículo 22.
Pablo se da cuenta de un hecho muy importante: LA VIDA TUVO QUE LLEGAR HASTA DONDE HABÍA LLEGADO LA MUERTE.
Nosotros necesitábamos una salvación completa pues
estábamos completamente perdidos, la desobediencia de Adán introdujo el pecado
y con él la muerte en los seres humanos, pero ese pecado no entró
superficialmente, se arraigó en todo el ser integral de los hombres, su cuerpo,
alma y espíritu.
Los seres humanos somos una unidad, así como no podemos pecar
con el cuerpo, pero estar limpia nuestra alma y espíritu, tampoco podíamos
solo ser salvados espiritualmente y lo demás dejarlo a la deriva.
Por eso es que cuando DIOS le dijo a Adán el día que comas de ese fruto morirás no
cayó fulminado, la biblia nos dice que vivió aun otros 930 años, lo que pasó
aquel día es que la muerte entro en su corazón al entrar el pecado. Romanos 5:12.
Por ello es que la redención completa del ser humano solo se alcanza
después de la resurrección, porque la vida debía de llegar hasta donde llegó la
muerte. Romanos 8:23-24.
La clave para comprender a la perfección es siempre
recordar que somos perdidos o salvos en
solidaridad con alguien, si somos perdidos es en Adán, si somos salvos es
en Cristo. 1ª Corintios 15:21-22 y
45-49.
El nuevo testamento nos muestra que desde nuestra
elección hasta nuestra glorificación (etapas de la salvación) son en
solidaridad con Cristo, de ahí que la resurrección de Cristo es la derrota
definitiva de la muerte: Cristo mató a
la muerte muriendo en la cruz, pero era necesario que esa Vida que mato a
la muerte se manifestara en la resurrección.
La justificación, hace tiempo lo entendimos es el ser
declarados justos ante DIOS y libres del castigo justo por nuestros pecados,
pero aún hay más, esto se logra porque en la justificación somos muertos al pecado por medio de la Vida
inextinguible de la resurrección de Cristo, por eso Pablo nos dice que la
resurrección asegura la justificación. Romanos
7.4. Colosenses 3:3.
Ahora podemos entender el profundo sentido del texto
en Romanos 4.24-25. Sino también con respecto a nosotros a
quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los
muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras
transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.
Como podemos darnos cuenta, además de sus aspectos
histórico y apologético, la resurrección
de Cristo es todavía más importante en su aspecto salvífico, como base de
nuestra redención y por lo tanto es piedra angular del Evangelio mismo, la obra redentora de Cristo si de verdad
iba a ser efectiva no podía terminar en muerte, sino en vida.
A manera de apéndice, es bueno responder ¿Quién es el
autor de la resurrección?
Hay un principio general en toda sana teología y que
es clara en la palabra de DIOS, y es que todas las acciones de las Personas
divinas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) en proyección hacia el mundo son hechas
en común por las Tres Personas Divinas. Por ejemplo: la creación, la redención,
la edificación de la iglesia, etc.
Por lo tanto, las Tres Personas Divinas intervinieron
en la resurrección de Jesucristo:
1. El
Padre aportó la energeia o poder
dinámico que levanta. Romanos 10.9.
2. El
Hijo administró esa energeia voluntariamente
para levantar su propia humanidad difunta. Juan
10.18.
3. El
poder lo aplica y ejecuta El Espíritu Santo. Romanos 8:11.
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