La semana pasada comenzamos con el tercer capítulo de
este evangelio, en principio de cuentas vimos quien es Nicodemo, nombre de
origen griego por la helenización que se venía dando en el mundo conocido desde
más de 200 años antes y que había influido en el pueblo judío, este Nicodemo
que era de la secta de los fariseos, que pertenecía a el sanedrín y que era un
escriba, arriesgó todo por ir a conocer a Jesús.
Esta es la enseñanza en la que nos adentramos la
semana pasada, la disposición al escuchar la Palabra de DIOS, si bien es cierto
que los predicadores debemos estar a la altura de lo que el exponer la Palabra
de DIOS se merece, también es muy cierto que los oyentes deben hacer lo propio,
venir dispuestos y preparados física, emocional y espiritualmente a recibir la
semilla de bendición que es l predicación expositiva.
Nicodemo se acercó a Jesús y lo reconoció como maestro
enviado de parte de DIOS, reconoció que las señales que hacía le avalaban, pero
al contrario de los que decían creer en él pero que Jesús no se confiaba,
Nicodemo sí fue más allá de solo creer, en Nicodemo estaba latente una fe
salvífica.
Jesús contesta a la afirmación de Nicodemo con una de
las enseñanzas centrales en el cristianismo: el nuevo nacimiento.
Desde inicios de la era cristiana hay quienes se
atreven a decir que Jesús fue un gran maestro, un modelo de hombre, un
iluminado que nos muestra el camino de la paz y la armonía y otras tonterías
por el estilo, esto está totalmente alejado de la realidad de la Escritura,
Jesús le dice a Nicodemo y nos dice a todos hoy: hay que nacer de nuevo.
El cristianismo no es una religión de buenas obras o un mejor
comportamiento, el cristianismo nos dice que somos como Cristo porque hemos
nacido de nuevo.
Pero antes de adentrarnos en el nuevo nacimiento,
veamos cronológicamente este pasaje, aunque Nicodemo no había hecho una
pregunta explicita Jesús la ve en el fondo de su corazón (Jesús es DIOS y todo
lo sabe aún lo profundo de nuestros
corazones), lo que había en corazón de Nicodemo era algo muy parecido a la
pregunta que le hizo el joven rico a Jesús en Mateo 19:16.
Nicodemo estaba esperando esa nueva enseñanza, ese
complemento perfecto, eso que le faltaba para completar su salvación por así decirlo, eso que le garantizara la
vida eterna, pues todos los seres humanos sabemos de una u otra forma que esto
no es todo lo que hay, si bien no todos vamos a la Escritura para saber el
desenlace, es claro que en el corazón del ser humano hay eternidad o el sentido
de ella. Eclesiastés 3.11.
Jesús le responde a Nicodemo con otro mashal un
proverbio paradójico con una o varias aplicaciones prácticas, De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el
reino de Dios.
Jesús no le dio la misma respuesta que al joven rico:
guarda el sábado, honra a tus padres, ama a tu prójimo, etc. Jesús sabía que
Nicodemo como un principal entre los fariseos judíos hacia este tipo de cosas
celosamente desde hacía muchos años, Jesús tampoco le dice que tiene que mejorar, echarle más ganas, ser
mejor persona, portarse mejor, etc.
Jesús le dice tienes
que nacer de nuevo.
Muchos confunden moralismo con Nacer
de nuevo, el moralismo es un código de conducta, es donde nosotros por
nuestros propios medios hacemos o tratamos de hacer las cosas correctamente.
¿Qué tiene eso de malo? NADA, por el contrario, es muy bueno, pero NO ES EN
CRISTO y esa es la raíz del problema con el moralismo.
Pero ¿Por qué? Es la pregunta que muchos se hacen, eso
no parece justo, se portan bien, no matan, no roban, no adulteran, tratan de
ayudar sus semejantes, dan limosna a los necesitados en las calles, sienten lástima
de las personas menos bendecidas, etc. Pero eso no es lo que la biblia nos dice
que es necesario para entrar al Reino de DIOS, por dos grandes motivos, el
primero es un atributo de DIOS el segundo motivo es un atributo inherente en
todo ser humano: la santidad de DIOS y
el pecado humano.
Dios es Santo, santo, Santo, eso no significa 3 veces Santo, significa que es
infinitamente Santo (es un recurso literario hebreo que así lo indica) la
Santidad de DIOS es infinita y es tal vez el atributo que más resalta en la
Escritura acerca de Él.
Pero como lamentablemente no conocemos al DIOS TRINO
de la Escritura no sabemos lo que esto significa, la gran mayoría del mundo aun
el llamado cristiano cree en un dios
de su imaginación, pero no en EL DIOS DE LA BIBLIA.
La
santidad de Dios significa que Él transciende la corrupción moral de Su
creación y que está separado de todo lo que es profano y pecador. Dios no puede
pecar, no puede gozarse del pecado, y no puede tener compañerismo con el pecado.
Es imposible sobre exagerar la importancia de la santidad de Dios. Lo que
entendemos acerca de este atributo influenciará cada aspecto de nuestra
relación con Él.
Se
ha humanizado tanto a DIOS y se ha endiosado tanto al hombre, que la
trascendencia de la santidad divina se ha perdido, se ha llegado a creer que
DIOS es compañero, cuate o igual al ser humano, que apapachador aun a pesar de
que pecamos, bajo la bonita pero anti
bíblica frase de dios ama al pecador, pero aborrece el pecado, el ser humano se
trata de relacionar con DIOS, pero lo que en realidad hace es ofenderle aún
más.
La gran mayoría de
los cristianos no entienden la gravedad del pecado y los pecados porque
sencillamente ignoran lo trascendente de la santidad de DIOS. Job 15:15.
Dios
no puede pecar, no puede gozarse del pecado, y no puede tener compañerismo con
el pecado. No hay absolutamente ninguna posibilidad de que Dios pudiera ser
tentado o que Su naturaleza pudiera ser contaminado. Él siempre permanece como
es – Santo e Incorruptible. Salmo 5.4.
Job 34.10. Habacuc 1: 13a. Santiago 1:13. 1ª Juan 1:5.
El ser humano por su parte, fue creado a la imagen y
semejanza de DIOS, en esa imagen y semejanza se encuentran el conocimiento, el
sentido de justicia y la santidad, sin embargo, a causa de la caída en el
huerto del Edén, perdió la verdadera esencia de su humanidad y paso a ser un PECADOR.
El pecado afecta al ser humano en su totalidad:
·
En su espíritu: somos culpables del pecado,
espiritualmente pecadores. Efesios 2.1.
·
En su alma: somos corrompidos por el poder del pecado.
·
En su cuerpo: la presencia del pecado en la carne.
El pecado introducido por Adán a la raza humana,
produce un gran distanciamiento entre DIOS y los hombres, el hombre es portador
del pecado en su ser y DIOS es infinitamente Santo, esto crea un gran problema
para los seres humanos, pues automáticamente estamos destituidos de la gloria
de DIOS. Romanos 3:23.
En vano el ser humano se esforzaría por arreglar la
situación, no importa cuántos esfuerzos propios, suplicas, méritos, mandas,
veladoras, lagrimas o sacrificios por cerrar la brecha entre un DIOS santo y su
creación atestada de pecado, es IMPOSIBLE, de hecho, el ser humano en su estado
de pecado no solo no puede acercarse a DIOS tampoco quiere hacerlo. Romanos 1:21-32.
¿Qué tiene que ver todo esto con la respuesta de Jesús a Nicodemo?
Jesús le estaba dando la solución a Nicodemo, Jesús le
estaba marcando la pauta, le estaba diciendo: los seres humanos no pueden
acercarse a DIOS a menos que su vieja naturaleza pecaminosa sea retirada,
quitada de en medio y eso solo se logra NACIENDO
DE NUEVO.
Nicodemo lanza entonces una pregunta que muchos se han
planteado también: ¿Cómo podemos nacer de nuevo si ya somos viejos? ¿Acaso
entraremos en el vientre de nuestra madre y así lo lograremos?
Es obvio que aun Nicodemo no comprendía a plenitud el
evangelio que Jesús le estaba predicando, Cuando Jesús habla acerca de entrar
en el reino de Dios, es evidente que esta expresión equivale a tener vida
eterna o ser salvo de la ira de DIOS a causa del pecado en el ser humano.
Jesús le contesta: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del
Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Primero entendamos que es Nacer del espíritu, para
ello vayamos a las citas de Isaías
44:3-4 y Ezequiel 36:25-27.
Nacer de nuevo del Espíritu se refiere a la
renovación, a la regeneración, al infundir vida, al soplo o aliento del creador
sobre nuestro lo más íntimo de nuestro ser: nuestro espíritu, es ser uno con
Cristo en la parte más elemental, es ser limpiados del PECADO que nos estorbaba
para cercarnos a DIOS. Tito 3:5-7.
Jesús lo compara con “el nacimiento” no por
casualidad, todo lo contrario, es muy acertada su analogía, pues al igual que
en un nacimiento natural él bebe NADA tiene que aportar para su nacimiento, de
la misma forma nosotros NADA aportamos para ser regenerados.
No
es algo que se sienta, no es algo que mueva nuestras emociones, no vamos a
sentir fuego, ni calor, ni nada parecido, no nos va a tirar al suelo, no nos va
hacer dar vueltas como locos, es algo interno, íntimo y que SOLO DIOS puede
obrar, pero algo si es seguro Las personas regeneradas son imposibles de ignorar se nota a la
distancia que son nuevas criaturas, que nacieron de nuevo, su arrepentimiento
da testimonio de la Fe salvífica.
¿Cómo puedo
saber si he nacido de nuevo (es de forma personal, no tratemos de aplicarlo a
los demás)?
·
Porque
entiendo que soy pecador.
·
Porque
agradezco que Cristo murió en mi lugar, pagó por mi pecado en la cruz.
·
Porque
empiezo a aborrecer los pecados que antes me deleitaban.
·
Porque
ahora tengo hambre de conocer a DIOS.
Pero Jesús aún nos dice más, nos dice que hay que nacer del agua, refiriéndose al bautismo, pero no nos confundamos,
el rito del bautismo NO salva ni regenera en sí mismo, es solo la señal externa de lo que sucedió en el
interior de los regenerados y es inseparable, en otras palabras, todos
aquellos que somos hijos de DIOS tarde o temprano tendremos el anhelo (si no es
que lo tenemos ya) de identificarnos con la señal del pacto: el bautismo en
agua.
Jesús refuerza aún más su punto con la frase: Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo
que es nacido del Espíritu, espíritu es.
Esta frase la podemos parafrasear para que
sea más entendible a nosotros como: LA NATURALEZA HUMANA PECADORA SOLO PRODUCE
NATURALEZA HUMANA PECADORA, NO PODEMOS SACAR LIMPIEZA DE LA IMPUREZA, PERO EL ESPÍRITU SANTO SE ENCARGA DE SANTIFICAR LA NATURALEZA PECADORA.
Jesús no deja lugar a dudas, no hay otra
forma, no hay otro método u otro camino para ser salvos por eso le dice a
Nicodemo en el siguiente versículo: No
te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
A Nicodemo todo aquello le parecía sumamente extraño. Estaba
acostumbrado a la idea de salvación por medio de las obras de la ley; es decir,
por un acto del hombre. Pero la enseñanza que ahora recibe es que la salvación
es un don de Dios, y que, en su primera etapa, tiene lugar por medio de un
acontecimiento en el que el hombre es necesariamente pasivo.
Nicodemo debía haber tenido un conocimiento lo suficientemente profundo
de su propia incapacidad y corrupción para comprender esto inmediatamente.
Entonces no hubiera mostrado con su expresión o con sus palabras que le resultaba
tan extraña y sorprendente la enseñanza de Jesús acerca de la absoluta necesidad
y del carácter soberano de la regeneración. Pero esto lo veremos a fondo la
próxima semana.
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