domingo, 9 de abril de 2017

El Evangelio De Juan 19: Gracia Soberana. Juan 3:7-12.

En la enseñanza anterior comenzamos a adentrarnos en el nuevo nacimiento, y sobre todo la necesidad que todos los seres humanos tenemos de este, no hay más, no tenemos dos o tres o varias opciones para entrar al reino de DIOS, o se nace de nuevo o no se puede entrar en él.

Jesús correctamente hace dos comparaciones en la regeneración, la primera el nacer, pues al igual que en un nacimiento natural, el nacido NADA puede, tiene o aporta para nacer, es sin mérito alguno, de la misma forma nosotros al reconocernos pecadores, al reconocer que Cristo murió recibiendo el castigo que ese pecado merecía, al comenzar a detestar el pecado y a buscar a DIOS o en pocas palabras al ser regenerados NADA hicimos ni aportamos ni un solo mérito tenemos.

La segunda analogía y es nuestro tema central del día de hoy, es la del viento que sopla por donde quiere, la soberanía de DIOS AL SALVAR o conocida también como Gracia soberana.

La palabra pneuma se traduce como espíritu y como viento, dependiendo del contexto donde se encuentre es la traducción que se le da, por lo tanto, el dicho de Jesús era un ingenioso juego de palabras que fácilmente se ligan a la profecía de Ezequiel 37:9-14.

De la expresión de Jesús se desprenden tres premisas:

·         No hay nadie en la tierra que pueda dirigir el viento. Actúa con independencia completa (a los ojos del hombre).
·         Ni aún se puede ver.
·         Sabemos que está ahí porque produce un sonido al chocar con los objetos.

El viento actúa según le place. Así también el Espíritu. Su acción y su Gracia es soberana, incomprensible y misteriosa. ¡Qué gran lección era ésta para un hombre que se había criado en la creencia de que una persona podía y debía salvarse a sí misma mediante una obediencia perfecta a la ley de Moisés y a una multitud de preceptos fabricados por el hombre! Seguramente fue un duro golpe para el orgullo de Nicodemo.

Y es aun hoy en día un duro golpe para el orgullo, la vanidad, la alta auto estima en que se tiene así mismo el ser humano, capaz hoy en día de hacer cosas casi inimaginables, remplazar partes vitales del cuerpo humano como hígado y corazón, capaz de inventar cosas tales como la nanotecnología y de comunicarnos por fibra óptica, capaz de colonizar todo el mundo conocido y aun enviar sondas al espacio y robots al planeta marte, y de desde hace décadas viajó al espacio y visitó la luna: pero totalmente incapaz de salvarse así mismo del pecado.

La Soberanía de DIOS es tal vez uno del os atributos menos entendidos y más malinterpretado por el pueblo cristiano, sobre todo el menos aceptado a conciencia.
Es fácil para nosotros asimilar el amor de DIOS, es sencillo para nosotros aceptar su gracia, es relativamente cómodo someterse a su justicia, pero cuando llega el momento de aceptar en humildad al 100% la Soberanía de DIOS, siempre el ser humano choca con pared.

Para entender la soberanía es necesario saber de su supremacía, lo cual significa que por mucho DIOS es el ser supremo en el universo, significa que, si pudiéramos poner en una balanza, por un lado, la creación completa, así como la vida de cada criatura y por el otro lado estuviera el Señor de los ejércitos, por mucho es más “pesado” o “valioso” nuestro Señor y Rey.

El ejercicio de Su Supremacía es conocido como Soberanía Divina. Que DIOS se comporte como lo que es: El Ser Supremo del Universo, haciendo lo que Él quiere, cuando Él quiere, porque Él quiere y con quien él quiere es SU DERECHO porque todo es de Él, por Él y para Él.



Debemos dejar en claro que SOBERANÍA no es lo mismo que TIRANÍA, nuestro amado DIOS no es un dictador cruel en el cielo disfrutando hacer y deshacer cosas a su antojo egoísta y caprichoso como muchos lo quieren hacer ver, por el contrario, DIOS hace las cosas según SU voluntad y su voluntad no es arbitraria es BUENA, AGRADABLE Y PERFECTA: Romanos 12:2.

Hasta este punto, todos o la mayoría lo asimilamos relativamente bien, pero ¿Qué pasa cuando la Soberanía de DIOS se topa de frente con nuestras metas, con nuestros planes, con nuestros deseos, con nuestros seres queridos o con nuestras ideas preconcebidas de la vida? La gran mayoría de los llamados cristianos huyen despavoridos pensando que así no puede ser nuestro DIOS.

·         Cuando sucede una tragedia.
·         Cuando hay una enfermedad.
·         Cuando un problema nos agobia.
·         Cuando sabemos de un desastre natural.
·         Cuando nuestros planes no salen.
·         Cuando vemos que alguien pasa a la eternidad sin Cristo.

Es en esos momentos donde ponemos en duda la buena, agradable y perfecta voluntad de DIOS, pero un cristiano verdadero se ancla a la Palabra y cree firmemente que, aunque no lo podamos ver o entender nosotros, pero eso NO significa que DIOS perdió el control o que está haciendo algo malo.

Al igual que el viento, no lo podemos ver, no le podemos ordenar, no está a nuestro alcance el gobernarlo, por eso Jesús hace esta segunda analogía.

Es importante que no caigamos en el error común de ser nosotros quienes queremos juzgar las situaciones y pensar que sabemos lo que es mejor, por mucho (infinitamente) DIOS es más sabio y es Él quien sabe realmente como y porque hace las cosas a SU manera, nosotros por ejemplo juzgamos como “injusto a primera vista” lo sucedido con Santiago y con Pedro en Hechos 12.1-12.

Nicodemo aun asombrado y aturdido en su mente por la explicación de Jesús le pregunta: ¿Cómo es que sucede esto? Se ve claramente que este líder religioso carecía del más elemental conocimiento del camino de salvación. Su preparación farisaica parece haberle hecho inmune a la percepción espiritual.

Al igual muchos de nosotros nos quedamos estupefactos al saber que DIOS otorga su gracia de forma soberana, nos preguntamos al igual que Nicodemo ¿Cómo puede ser esto?

Somos salvos porque DIOS es Soberano, si DIOS estuviera restringido a la falacia de “ser un caballero” lo cual no vemos en la biblia por ningún lado, (no así su SOBERANÍA que está llena la biblia de ella) nadie sería salvo jamás.

Esto ha llevado a muchos a pensar ¿Si DIOS es soberano para salvar, porque no salva a todo el mundo de sus pecados?

La razón de porqué Dios no salva a todo el mundo es que Dios el Padre es soberano en la salvación El otorga el don de la fe salvadora solo a quien le place. Unos recibimos Gracia otros reciben Justicia, pero nadie recibe injusticia de parte de DIOS: Romanos 9:14.

En Efesios 1:3-5 leemos que Dios escogió a su pueblo antes de la fundación del mundo. En amor los escogió, para que vinieran a ser santos y sin mancha, sus hijos y sus hijas. Esto muestra que el pueblo de Dios fue escogido antes de la caída de Adán, y nos enseña también el por qué Dios los escogió. Como el texto lo señala, los escogió para ser adoptados hijos suyos, para alabanza de su gloria y de su gracia.

Hay tres posturas que se toman con respecto a la Soberanía de DIOS en la Salvación:

1.      La primera y la más común es la del rechazarlo por creer que se trata de un “dios” que no es como ellos lo imaginaban.

2.      La segunda es el orgullo o sentirse “del club de los elegidos” lo cual demuestra que no se ha entendido a cabalidad que NO se trate de nosotros se trata siempre y solamente de DIOS.

3.      La tercera y la que espero que lleguemos a tomar a partir del día de hoy, es la de la humildad, pues a pesar de que DIOS nos vio en la eternidad con tantos errores, fallas, y por su puesto en el pecado original, aun así, nos eligió para ser salvos.

Jesús le contesta Nicodemo, ¿Eres tú maestro de Israel y no sabes esto? Es evidente que Jesús lo que quería era dejaren claro que la salvación no viene por méritos de nosotros, ni siquiera por ser maestros de la ley como Nicodemo. La salvación viene solo si hemos nacido de nuevo por la GRACIA SOBERANA de DIOS.

Podemos descartar de ser un cristiano genuino entonces, a los siguientes ejemplos:

·         Aquellos que asisten a la iglesia los días de servicio. (ir a McDonald no nos convierte automáticamente en hamburguesas).

·         Quien vive en pecado, pero canta alabanzas.

·         Quien lee la biblia, pero no la vive.

·         Quien aplaude y dice amén en la iglesia, pero vive afuera como le da la gana,

·         Quien sirve en cualquier área de la iglesia, pero no se niega a sí mismo.

·         Ser oidor, pero NO hacedor de la palabra.

·         Orar con “mucha fe” pero no convivir bien con los hermanos en la fe.

·         Hacer “buenas obras” pero amar más las cosas materiales que el mundo ofrece.

·         Llevarse bien con los demás cristianos, pero no tomar su cruz.

·          Ser bautizado, pero NO busca tener comunión con Él Padre.

·         En general no cumplir con los requisitos de ser un discípulo de Jesucristo.

¿Cómo saber si soy nacido de nuevo? Ya la semana pasada lo dijimos y lo recordaremos pues nunca está de más:

·         Te reconoces pecador e insuficiente para alcanzar a DIOS.
·         Das gracias por la muerte expiatoria de Cristo.
·         Aborreces el pecado que antes te deleitaba.
·         Comienzas a buscar tener una relación con tu padre Celestial.

Jesús una vez más le replica a Nicodemo: Lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos… Jesús contrasta el sabemos inicial de Nicodemo con su propio sabemos, lo cual expresa que su conocimiento fluye de una íntima comunión con el Padre, Jesús por consiguiente no quiere que queden dudas en Nicodemo acerca de la Soberanía de DIOS en la salvación, de la regeneración por gracia.

Jesús continúa diciendo: y no recibís nuestro testimonio, al percatarse que Nicodemo aún no había aceptado humildemente las enseñanzas de Jesús referentes a la necesidad de nacer de nuevo y a la soberanía de DIOS en ello.

No es sencillo aceptar humildemente la sana doctrina y en específico la doctrina de la gracia soberana, de hecho, es IMPOSIBLE para el hombre natural, esto no sucede a menos que tengamos la mente de Cristo. 1ª Corintios 2:16.

Por eso Jesús le dice a Nicodemo Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?

Parafraseado podría ser: ¿Se te hace increíble esto? Y te estoy hablando de tu parte que es: NADA, CERO. Ahora mi parte (las cosas celestiales) es MORIR POR LOS INJUSTOS, POR LOS PECADORES, POR LO VIL Y MENOSPRECIADO, cuando Yo soy EL JUSTO, SIN PECADO NI MANCHA, EL REY SUPREMO DEL UNIVERSO.

Cuando estemos tentados a pensar que la Soberanía de DIOS no tiene sentido, volteemos a la Cruz de Cristo y recordemos que EL no merecía morir y nosotros sí, pero que DIOS en su gracia soberana hizo la gloriosa sustitución, Cristo tomó nuestro lugar y ahora nosotros podemos estar al lado del Padre.










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