El capítulo 4 del evangelio de Juan nos dice en sus
primeros 4 versículos que Jesús al percatarse de la disputa de los fariseos y del
celo de los discípulos del Bautista, decide irse de Judea a la región de Galilea
donde tiempo atrás realizó su primer milagro registrado en los evangelios:
convertir el agua en vino en las bodas de Caná.
Había 3 caminos para llegar de Judea a Galilea, dos
que rodean y son más largos y uno que pasa por Samaria y es el más corto, sin
embargo, Jesús no tomo el camino más breve por conveniencia, pues como el mismo
apóstol Juan aclara en el versículo 9 judíos
y samaritanos no se llevan bien entre sí, el hecho de que Jesús haya tomado
el camino de Samaria es en alineación total a la perfecta voluntad del Padre.
La perfecta obediencia de Cristo al Padre en su vida y
ministerio terrenal tiene dos repercusiones que estudiamos la semana pasada:
·
Asegura nuestra salvación al ser el sacrificio propicio, perfecto.
·
Cristo en nosotros nos lleva a cumplir la voluntad de
DIOS hoy en día.
Lo siguiente que nos narra el apóstol Juan es que
Jesús llegó a la ciudad samaritana llamada Sicar, junto al terreno que Jacob
heredó a su hijo José, como lo dice Génesis
33:19 y Génesis 48:22.
En esta parcela, que en otros tiempos había pertenecido
a Jacob, y no lejos de donde estaba enterrado José, Jesús se detuvo para
descansar un rato. El lugar era ideal para hacerlo pues estaba allí el pozo de
Jacob. 6. estaba allí el pozo de Jacob.
Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la
hora sexta.
Cuando la Escritura nos muestra la fragilidad del
cuerpo humano, de la naturaleza humana de Jesús, en relatos cómo este, al calor
de la hora sexta que es el medió día, y después de caminar varios kilómetros,
Jesús que a pesar de ser 100% DIOS, también al mismo tiempo es 100% un ser
humano, y como tal sufrió los estragos del cansancio y el sol de mediodía.
En nuestro estudio de Cristología Bíblica entendimos
que a esta peculiar e irrepetible situación se le conoce como Unión Hipostática, y es totalmente
necesaria para que se efectuara la obra de redención, DIOS ni puede morir y
como Espíritu no puede derramar sangre, en cambio la persona Humano-divina de Jesucristo pudo
derramar sangre y morir en la Cruz para efectuar nuestra expiación sustituta.
Un canto de JAR que comienza precisamente con esa
frase cansado del camino… sediento de ti,
nada tiene que ver con la Escritura, un verdadero cristiano continuamente
está descansando en Cristo, si se llegase a cansar es porque su relación con
DIOS se ha enfriado.
En el versículo 7 leemos que: Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de
beber. Podemos imaginarnos a un Jesús cansado de caminar al menos un par de
horas, polvoriento y sediento por el calor, sentado a la orilla del pozo de
Jacob, sabiendo perfectamente en su Omnisciencia que la mujer de Samaria se
dirigiría a sacar agua del pozo, muy probablemente siendo fiel a las costumbres
de la época, la mujer llevaba su cántaro al hombro.
Apelando entonces a la amabilidad de la mujer, Jesús
le dijo: Dame de beber. Es razonable suponer que esta petición se hiciera
después de que la mujer hubo sacado el agua del pozo, era una petición normal
por las condiciones en las que se dio la situación, pero al mismo tiempo era la
manera perfecta de seguir cumpliendo a la perfección el plan trazado por DIOS:
proclamar el evangelio.
La petición de Jesús era algo natural debido a que se encontraba
solo, pues como el siguiente versículo nos narra: Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. Y
Jesús no tenía a la mano nada para sacar agua del pozo.
La mujer, quedó sorprendida por la petición de Jesús,
no porque no fuese posible que Jesús tuviera sed, sino por el grado de
enemistad que tenían los judíos y los samaritanos, versículo 9: La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú,
siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y
samaritanos no se tratan entre sí.
¿Quiénes son los samaritanos?
Habitantes de Samaria obviamente, Capital del
reino de Israel entre 870-721 a. C Después de la caída de Samaria, y según los
archivos de los asirios, Sargón rey de Asiria llevó cautivos a 27.290
israelitas y repobló la ciudad con gente de otros países que había conquistado.
En otras palabras, los samaritanos de la época de Jesús eran mestizos de otras
naciones con hebreos LO CUAL ERA ABOMINACIÓN para los judíos. Juan 8:48.
Por eso el asombro de la mujer, para ella era
casi increíble que aquellos judíos que usaban a sus compatriotas para insultar:
eres samaritano, ahora se acercara
uno de ellos a pedirle que le diese algo de agua para beber, pues el rechazo se
incrementaba especialmente en los utensilios, una cosa era que casualmente
llegaran a realizar tratos comerciales con ellos, pero los judíos tenías por costumbre,
casi ley, nunca compartir utensilios con los samaritanos.
De hecho, la traducción más exacta de la
frase de Juan: porque judíos y
samaritanos no se tratan entre sí, debería de ser: porque judíos y samaritanos no beben del mismo vaso.
La samaritana, dándose cuenta de que Jesús tendría que
usar su cántaro, queda enormemente sorprendida y, tal vez, complacida de que
este judío le dirija la palabra y esté dispuesto a beber de su cántaro. Una vez más vemos que DIOS no hace acepción
de personas. Hechos 10:34.
Esto no se refiere a la doctrina universalista de que
al final todos seremos salvos, se
refiere como lo aclaramos en las enseñanzas del capítulo 3, a que no importa de
qué nacionalidad, etnia, raza o genero se pertenezca, eso para DIOS es indistinto,
Él elige de todo tipo de personas.
Jesús utilizó el sentimiento de asombro que despertó
en la mujer samaritana y hace que crezca aún más su curiosidad al entender la
razón de la pregunta que le hace: ¿Cómo
tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?
El razonamiento de la mujer era de superioridad, tú, un judío, estás necesitado y no puedes
valerte, … yo, mujer samaritana, soy autosuficiente y por lo tanto puedo
ayudarte. Presumía entre líneas que a pesar de que ellos tenían en
menosprecio a los samaritanos, vean como una mujer de samaria te rescata.
En su respuesta Jesús le hace ver que la realidad es
completamente diferente, de hecho, es todo lo contrario. Es ella quien necesita
el agua, y él es la Fuente que puede suministrarla.
¿Cuántas veces hemos estado en la misma situación de
la samaritana frente a DIOS? Pensamos que le hacemos un favor a DIOS al venir a
la iglesia, o al servir, o con el simple hecho de creer en él, pensamos que eso
es suficiente, que debería estarnos agradecido, y aunque no lo digamos con esas
exactas palabras, nuestras actitudes lo revelan:
·
Llegamos siempre tarde sin motivo razonable.
· No traemos biblia ni cuaderno de apuntes (a pesar de
no retener casi nada de las enseñanzas).
·
En este momento estamos pensado que vamos a comer
saliendo.
·
Despreciamos la doctrina y el discipulado.
·
Servimos, pero de mal modo, de mala gana, sin
entusiasmo ni agradecimiento.
·
Etc. Apocalipsis
3:17.
Algunas personas, ya no de la iglesia sino de fuera de
ella, hasta llegan a pensar que eso de ser cristianos es para ignorantes, para pobres,
para artistas frustrados y deportistas retirados, pero que ellos no tienen
necesidad de nada, son buenas personas, trabajan diligentemente, no roban, no
matan, ocasionalmente dicen alguna mentira, pero
blanca, no daña a nadie, a este tipo de personas Jesús les dijo en Lucas 18:25 es más fácil pasar un camello
por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos.
Guardemos nuestro corazón de caer en el error del
joven rico y de la samaritana de creer que no necesitamos nada de Jesús o peor
aún de pensar que Él necesita algo de nosotros, cuando un Atributo
Incomunicable de la Deidad es la Aseidad o Total Independencia: nosotros sin DIOS no somos nada, DIOS sin
nosotros sigue siendo el Ser Supremo del universo.
La respuesta de Jesús en el versículo 10. Si conocieras el don de Dios, y quién es el
que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. Es un
glorioso mashal y al mismo tiempo es
la comprobación de su Aseidad divina. Al igual que en el capítulo 3, en la
entrevista nocturna con Nicodemo, Jesús comienza a aplicar su pedagogía divina, es decir, por medio de
mashales, preguntas, enseñanzas cada vez
más profundas los va guiando a percibir la Verdad de DIOS.
La mujer samaritana no entendía ni quien era Jesús, el
autor mismo de la salvación, ni cuál era el don de DIOS, el agua viva que clama
para siempre la sed espiritual y es para vida eterna, se nota por su respuesta
ingenua: Señor, no tienes con qué
sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
Ella pensaba que, al decir agua viva, se refería no al
agua estancada de la superficie del pozo, sino al agua profunda, que brotaba
del manantial al fondo, por eso le dice no
tienes con que sacarla.
Según la mujer existen dos obstáculos que hacen
imposible que Jesús pueda ofrecer esa agua viva de que ha estado hablando
(pensando ella que se refiere al agua del fondo del pozo, que está viva en comparación con la estancada de
arriba):
A. No tiene un cubo con cuerda; pero incluso si lo
tuviera,
B. El pozo es profundo.
Más adelante en el capítulo 5 hablaremos de cuando nuestros
prejuicios están bloqueando nuestra comunión.
Esto daba vueltas en la cabeza de la samaritana:
·
Primero un judío se acerca a mí.
·
Él me pide que le de agua, no importa que sea del mismo
lugar de donde yo en persona he tomado.
·
A mi asombro este hombre me dice que si le pidiera me
daría agua viva del fondo del pozo y no tiene ni cubo con cuerda y el pozo es
muy hondo.
La
mujer estaba cada vez más receptiva, más dispuesta, lista para recibir la
Palabra, se nota por su siguiente pregunta: ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo,
del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
Aunque
su pregunta lleva cierto grado de negatividad (Acaso), no deja de mostrar que en realidad esta perpleja y que
empieza a considerar al forastero judío como alguien grande, no de edad o de tamaño,
sino de condición. La pedagogía divina está
dando resultado.
En
los versículos 13 y 14 Jesús indica que ciertamente él es mucho mayor que Jacob,
pues el don que Jesús da, es infinitamente mayor que la herencia que Jacob dejó:
Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta
agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no
tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua
que salte para vida eterna.
De
esta forma Jesús apela a los deseos en la mujer y que son los deseos
espirituales genuinos de todo ser humano:
·
De verdadero descanso. (No tendrás sed jamás).
·
De Máxima satisfacción. (Es una fuente de agua de vida
eterna).
Al
ser abiertos nuestros ojos a la miseria espiritual en la que fuimos concebidos,
todos los hombres de inmediato tenemos dos anhelos que queremos llenar, el
primero es el de un verdadero descanso, de un alivio a nuestra condición
miserable y pusilánime, y el segundo, es la satisfacción de nuestra alma en su
futuro eterno, la seguridad de que seremos salvos.
Ambos
deseos Jesús los dejo satisfechos en la mujer samaritana al decirle que no
tendría sed nuevamente, que con Él basta y que esa agua de vida es el regalo de
la seguridad eterna en gloria, es la vida eterna garantizada.
Hay
un enorme contraste entre el agua del pozo y el Agua de Vida:
El
agua del pozo de Jacob.
|
El
agua viva que Jesús concede.
|
No
puede evitar que se tenga sed otra vez
…
y otra vez … y otra vez.
|
Hace perder la sed para siempre; es decir,
da satisfacción duradera.
Isaías 49.10. Apocalipsis 7.16-17.
Apocalipsis 21:6.
|
No
sacia el alma, así que no refresca nuestro ser interior.
|
Entra en el alma y permanece dentro, como fuente de
frescura y satisfacción espiritual.
|
Es
de cantidad limitada, disminuye,
desaparece
al beberla.
|
Es un manantial perpetuo. Aquí en la tierra sostiene
a la persona espiritualmente con vistas a la vida eterna en los cielos (“para
vida eterna”).
|
La sed espiritual que todos los seres humanos sufrimos
única y exclusivamente pude ser saciada en Cristo, no hay otra fuente de agua viva, no importa que
tanto busquemos, solo en Cristo aplacaremos esa sed inmensa que el pecado dejó
plasmada en nuestra alma, al alejarnos de la presencia y la gloria de DIOS, y
no solo eso, también nos convirtió en sus enemigos.
Como muy bien escribió Agustín de Hipona: «Nos hiciste, Señor, para ti, y está
intranquilo nuestro corazón hasta que descanse en ti»
La próxima semana DIOS mediante, veremos la respuesta
a esta maravillosa verdad de parte de la mujer samaritana.
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