El día de hoy llegamos el final de nuestro estudio
sistemático y expositivo del séptimo capítulo del evangelio del discípulo
amado, el evangelio de Juan, este capítulo nos dejó muy ricas enseñanzas para
nuestro diario vivir en Cristo.
·
La
silla de escarnecedores: por la nefasta actitud de los medios hermanos del
Señor.
·
El
sello de la sana doctrina: obedecer a DIOS, no buscar la propia gloria sino la
gloria solo para el Señor.
·
La
circuncisión es la señal del pacto: DIOS circuncidó nuestros corazones.
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A
juzgar con justo juicio.
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Agradecemos
la encarnación: por la Kénosis y por morir en nuestro lugar.
·
El
plan perfecto de DIOS no puede ser cambiado por nadie.
·
Los
ríos de agua viva: el Espíritu Santo en nosotros llevándonos a vivir la vida de
Cristo.
El apóstol Juan nos relata en estos últimos
versículos, la reacción de los diferentes grupos reunidos en la fiesta, y es en
este punto donde nos vamos a enfocar, pues la persona de Cristo causó división
entre la gente, hasta la fecha lo sigue haciendo, y para cerrar el capítulo y
el año 2017, vamos a reflexionar ¿Quién es para nosotros el Señor Jesús? O ¿Qué
significa para nosotros la persona de Jesucristo?
Comencemos viendo la reacción de la multitud en el
versículo 40 Entonces algunos de la
multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta.
Juan nos dice que las personas al escuchar la
invitación del Señor de creer en Él para que del interior broten río de agua
viva, es recibida de distintas formas por los presentes, primero nos narra que
la multitud lo asocia con el profeta prometido por Moisés en Deuteronomio 18:15-18.
Con esto entendemos que no pensaban otro profeta más, pues, de hecho, llevaban
más de 400 años sin recibir a un profeta ni palabra de parte del Señor, pero se
referían al Profeta, aquel que iba a
preparar el camino para el Mesías, de esto hablamos cuando estudiamos el
capítulo uno.
En el siguiente versículo leemos dos reacciones más:
41 Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos
decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo?
Otros de la multitud lo reconocían como el Mesías o el
Cristo, pero recordemos que no precisamente porque hubiese FE salvífica en ellos,
solo anhelaban una vida sin opresión extranjera, pero, al contrario, otro grupo
más se fue al extremo contrario, al dudar de su lugar de origen ¿De Galilea ha
de venir el Cristo? Es la expresión propia del rechazo al Señor Jesús.
Ellos mismo hicieron la pregunta para ser contestada
de forma negativa, y a continuación dan la objeción: 42 ¿No dice la Escritura que, del linaje de David, y de la aldea de
Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?
Parecen ahora si recordar la Escritura, anteriormente
se apegaban a mitos extra bíblicos que cuando el Cristo llegara nadie sabría de
donde viene, pero ahora con tal de rechazar al Señor, hacen usa de la Palabra,
lo cual demuestra solamente que estaban predispuestos para negar a Jesús.
El siguiente versículo resume la situación en ese
momento: 43 Hubo entonces
disensión entre la gente a causa de él.
El resultado de tres opiniones diferentes dio a luz un
cisma, una división:
·
Es
el profeta.
·
Es
el Mesías.
·
No
es nadie.
En el verso 44 corrobora Juan la acción predestinada
de la providencia divina de salvaguardar a Jesús para ser ofrecido en
sacrificio, pero hasta la siguiente Fiesta de la Pascua, no antes: 44 Y algunos de ellos querían prenderle;
pero ninguno le echó mano.
Pero no nos confundamos, estos que querían arrestarlo
eran aparte de los alguaciles enviados por los dirigentes de los fariseos, en
otras palabras, ya eran dos grupos los que querían encerrar o arrestar a Jesús.
En los siguientes versículos vemos más reacciones en
cuanto a la persona de Cristo: 45 Los
alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y éstos les
dijeron: ¿Por qué no le habéis traído? 46 Los alguaciles respondieron: ¡Jamás
hombre alguno ha hablado como este hombre! 47 Entonces los fariseos les
respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados? 48 ¿Acaso ha creído en
él alguno de los gobernantes, o de los fariseos? 49 Mas esta gente que no sabe
la ley, maldita es.
Lo que ahora nos narra Juan, es la reacción de los líderes
de los fariseos, así como la de los alguaciles, los segundos, movidos por la
providencia divina, no arrestaron a Jesús, porque nunca habían escuchado tanta
sabiduría y misericordia en el hablar de un hombre en sus vidas.
Los alguaciles, los guardianes de la ley, aunque
superficialmente, pero habían creído en Jesús, pero, al contrario, los
principales de los fariseos los catalogaban como ingenuos y fáciles de engañar,
pues a su parecer, por ser ignorantes de la ley, están en maldición.
La actitud de los fariseos no solo era de incredulidad
en Jesús, sino de desprecio a las personas, incluidos los alguaciles, que creen
en Él. Con desdén estos líderes judíos, quienes ven escapárseles el poder,
miran con aires de superioridad a la iletrada multitud, a la “gente”, a la
simple chusma, a la gentuza.
La idea básica de los fariseos era que el estudio de
la ley lo hace a uno sabio y piadoso. Por esto la multitud debe ser ignorante y
perversa. En nuestros días se da muchas veces la misma actitud, solo presumimos nuestros amplios
conocimientos en sana doctrina, tenemos
la ortodoxia, pero dejamos de lado la ortopraxis y la ortopatía, poco a poco el
no toques al ungido del Señor se va
reemplazando con un no toques al
académico.
Pero no son todas las reacciones que encontramos en
estas líneas, falta una más, la de Nicodemo, el principal de entre los fariseos
que visitó al Señor Jesús de noche, para entrevistarse y disipar sus dudas,
aquel a quien Jesús le dijo las más profundas palabras para un pecador: es
necesario que nazcas de nuevo.
Su reacción la vemos en los siguientes dos veros: 50 Les dijo Nicodemo, el que vino a él de
noche, el cual era uno de ellos: 51 ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si
primero no le oye, y sabe lo que ha hecho?
Es notable que inmediatamente después de que los
fariseos hubieron dado a entender implícitamente que sin duda ningún líder
había creído en Jesús como el Cristo, uno de ellos hable favorablemente de él.
Quizá más notable todavía es el hecho de que los que un momento antes han
reprendido a la “chusma” por su ignorancia de la ley, vean ahora puesta al
desnudo su propia ignorancia.
O si no ignorancia, algo peor: falta de voluntad de
obedecer la ley en este caso específico; a saber, en el caso de Jesús. El precipitado
veredicto de los del Sanedrín, juicio que implicaba que a los ojos de ellos:
·
Jesús era un farsante (7:47).
·
merecedor de arresto (7:32)
·
e incluso de la muerte (5:18).
Era una amplia violación la ordenanza mosaica: Éxodo. 23:1; Deuteronomio 1:16, 17, en
el sentido de que la justicia debe ser imparcial y siempre debe dar al hombre
la oportunidad de que se le escuche antes de condenarlo. Se ha dicho que
Nicodemo actuó con debilidad en este caso.
Se limitó meramente a hacer una pregunta. Pero debe
advertirse que a Nicodemo se le oponía una maquinaria grande y muy poderosa en
el mundo religioso. Nicodemo mostró mucho valor, aunque es verdad que todavía
no había llegado a la cima de la confesión y la vida cristiana, más adelante
veremos que el Señor lo lleva ahí, al ir por el cuerpo del Maestro cuando es
bajado de la Cruz.
Con burla e indignación evidentes los fariseos 52 Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú
también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.
Como sabían que no tenían argumento contra la
acusación de juzgar sin previamente ver todos los hechos, los fariseos, en
lugar de admitir su falla a la ley, prefirieron hacer caso omiso de la
acusación y lanzaron en su lugar una acusación indirecta: ¿acaso eres también
Galileo?
Pusieron en duda sus intenciones sinceras de Nicodemo,
pero no solo eso, en medio de su profunda ira, ira nacida de los celos, los
fariseos incluso cometen un error bastante grave.
Desafían a Nicodemo a que busque en las Escrituras. Si
lo hace, pronto descubrirá que Galilea nunca produce ningún profeta y, por
tanto, tampoco al Mesías. Se olvidaron de Jonás 2ª Reyes 14:25. Jonás. 1:1 (Gat-hefer es un pueblo cerca de
Nazaret) y de Nahúm (Capernaum; significa:
pueblo de Nahúm, el profeta), y del hecho de que la Escritura sencillamente no
revela el lugar de origen de cada uno de los profetas.
Así pues, vuelven a repudiar al Cristo. De hecho, la
actitud de los líderes, movidos por la envidia, se había vuelto más agria que
antes. Pero fracasó por completo el intento del Sanedrín de arrestarlo en ese
tiempo, ya sabemos el motivo: no había llegado su hora.
En resumen, vemos las reacciones diversas siguientes
en estas cuantas líneas escritas por el apóstol Juan:
La multitud cree que:
·
Es
el profeta.
·
Es
el Mesías.
·
No
es nadie.
Los alguaciles, los líderes de los fariseos y Nicodemo
creen que:
·
Es
alguien digno de ser escuchado.
·
Es
un farsante que engaña a los ignorantes.
·
Hay
que darle la oportunidad antes de juzgarlo prematuramente.
Seis reacciones diferentes acerca de la persona del
Señor Jesucristo en solo unos cuantos versículos acerca de su vida y obra
narrados por Juan, por algo el Señor mismo advirtió que él era causa de
división. Mateo 10.34-35.
El Señor Jesucristo siempre ha sido objeto de
controversia en las opiniones de las personas, y en la actualidad no es la
excepción:
·
Algunos lo tienen como un gran maestro.
·
Otros como un ejemplo a seguir.
·
Otros más creen en él como un niño cree en los reyes
magos: solo por interés.
·
Hay quienes niegan su divinidad.
·
Hay otros que niegan su humanidad.
·
Otros llegan al extremo de poner en duda hasta su
existencia histórica.
·
Como hace 2000 años, hay quienes creen que es una
farsa.
Aun entre los cristianos sinceros hay opiniones
diferentes en cuanto su persona, la imagen que tienen de él es muy diversa:
·
Unos lo ven en la creación, al lado del Padre dando
vida.
·
Otros Lo visualizan como el niño acostado en el pesebre, por la Encarnación.
·
Otros más como el misericordioso que sanaba enfermos y
afligidos.
·
Algunos como el gran maestro, cuya enseñanza
trasciende todo.
·
Hay quienes no dejan de verlo en la Cruz, realizando
su obra de redención.
·
Los más gozosos lo
ven resucitado, triunfante a la entrada del sepulcro.
·
Los más maduros, entienden que está sentado a la
diestra del Padre, ejerciendo el Oficio sacerdotal.
Con lo que queremos cerrar este capítulo de la
Escritura y este año como iglesia Cristocéntrica es:
·
¿Quién es para nosotros el Señor Jesús?
·
¿Qué significa para nosotros la persona de Jesucristo?
·
¿Cómo lo visualizas tú en lo personal?
·
¿Es el Señor y Salvador de tu vida? o ¿Sólo es un
amuleto de buena suerte?
Esta reflexión es muy importante para tu vida
espiritual, pues de la forma en que concibas en tu mente y corazón al Señor
Jesucristo, es la relación que tendrás con Él:
Si solo lo ves como al conserje del edificio, al cual
acudes solo cuando hay algo mal en tu vida, no te sorprenda no poder entablar
algo más íntimo con él.
Si únicamente piensas de él como el genio de la
lámpara maravillosa, no te quejes cuando no cumpla tus deseos.
Si solo piensas de él como Padre consentidor, que
nunca te va a llamar la atención, no te sientas mal cuando te quebrante en
disciplina.
Si exclusivamente lo ves como tu amigo, pero no te
reconoces como su esclavo, cuando haga su voluntad en tu vida te va a doler si
cambia tus planes por los suyos.
Si te dices su seguidor, cristiano por nombre, y lo
ves como tu Maestro, pero no te discípulas, entonces no te sorprenda cuando te
humille para que busques renovar tu mente con la Verdad.
Si exclusivamente piensas que es tu salvador, pero
nunca le llamas Señor de tu vida, entonces solo estás contento de no ir al
infierno no estás gozoso de pasar la eternidad con él en el cielo, así que no
te maravilles cuando haga lo que sea necesario para que pases tiempo con él y
lo conozcas.
Para cerrar este año, y para comenzar el 2018, piensa
seriamente: ¿Qué significa para ti El
Señor Jesucristo?
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