Cuando el Señor Jesús de manera milagrosa abrió los
ojos de un hombre que era ciego de nacimiento, de inmediato se dieron las reacciones
propias de un acontecimiento de tal magnitud.
Los primeros en reaccionar fueron sus vecinos y todas
aquellas personas relativamente cercanas a él, pensaban que lo estarían
confundiendo, pero el hombre que había sido ciego de inmediato aclaro a todos
que en efecto era él quien se sentaba a pedir limosna, pero que aquel a quien
llaman Jesús, después de untar lodo en sus ojos lo mandó al estanque de Siloé a
lavarse y fue así como pudo ver por primera vez en su vida.
La verdadera maldición de esta y cualquier generación
no son las falsas enseñanzas de que los hijos deben pagar por los pecados de
los padres hasta varias generaciones después, eso como lo vimos a detalle es
una gran mentira que tergiversa el carácter justo de DIOS.
La maldición de las generaciones es dar una respuesta
como la del ciego sanado cuando le preguntaron por Jesús, no lo sé, fue su
respuesta, estar, tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de Cristo, nada hay más
lamentable, más triste y más angustioso, ser ciegos espirituales, no alcanzar a
ver la gracia derramada en Cristo.
Lo siguiente que nos cuenta el apóstol Juan es la
segunda reacción, no de los vecinos, ni de los discípulos siquiera, sino de los
fariseos, lo podemos ver en los siguientes dos versículos: 13 Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 14 Y era día de
reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos.
Podría esperarse que un milagro tan sensacional de
Cristo hubiese silenciado y avergonzado a cuantos se oponían al Señor, pero
tuvo el efecto contrario: en vez de recibirle como al gran profeta, le
sometieron a juicio como a un gran criminal.
Hay quienes piensan que los que llevaron a este hombre
a los fariseos, lo hicieron con buenas intenciones, para mostrarles que este
Jesús del que tanto se hablaba no era lo malo que ellos decían, sino que ahora
tenían pruebas suficientes de que su misión era de parte de DIOS.
Otros piensan que si lo hicieron con mala intención.
Del texto no es posible deducir lo uno o lo otro. Quizá simplemente pensaban
que era un caso tan asombroso que requería una investigación a fondo.
Lo que en verdad es relevante para nuestra enseñanza
del día de hoy, es con quienes fue presentado, con los fariseos sí, pero, ¿Todo
el sanedrín o solo unos representantes? ¿El gran
sanedrín o un sanedrín menor?
Para comenzar aclaremos el concepto del sanedrín, el
sanedrín del griego synedrion que
significa consejo o tribunal, es el nombre dado al concilio de 71 ancianos que
eran la Corte Suprema de la ley judía, con la misión de administrar justicia
interpretando y aplicando la Toráh, tanto oral como escrita. A la vez, ostentaba la representación del
pueblo judío ante la autoridad romana. Tradicionalmente se originó con los
setenta ancianos que ayudaban a Moisés. Números
11:16-17 y 24. Eran 71 miembros pues hacían la inclusión simbólica del
propio Moisés.
Su alcance judicial era muy grande, llegando a
condenar con la expulsión de la sinagoga o congregación y hasta el grado de sentenciar
de muerte, pero en la época de gobernador poncio Pilatos, vaya en el tiempo de
Jesús no podían ejecutar esta última sentencia, solo pronunciarla, por eso es
que no mataron a pedradas a Jesús, pues la muerte romana era la crucifixión,
una vez más la soberanía de DIOS en acción para cumplir a la perfección el plan
de redención. Gálatas 3:13.
No es probable que todo el consejo de los 71 miembros
se haya reunido para tratar este asunto, es un detalle muy importante como para
que Juan lo haya pasado por alto, lo más factible es que haya sido un grupo
comisionado por el sanedrín, en el cual algunos de sus miembros estaban
presentes, pero que habían recibido de ellos la misma autoridad para actuar en
su representación, algunos los llamaban sanedrín
menor, a diferencia que cuando se juntaban los 71 ancianos o el gran sanedrín.
Un poco más adelante veremos porque la relevancia en
nuestra enseñanza, de hablar, aunque sea ligeramente del sanedrín.
Otro hecho que no debemos pasar por alto es que el
pequeño juicio de los fariseos fue un día después del milagro, pues de
realizarse en día de reposo ningún sanedrín se hubiese comisionado para llevar
a cabo esta ni ninguna otra tarea.
Ya hemos hablado muchas veces acerca de la importancia
tan absurda que le daban los fariseos al día de reposo, por no entender su
verdadero significado espiritual, se fueron del extremo de despreciarlo por
completo a casi idolatrarlo en sí mismo.
El razonamiento lógico de los fariseos era el
siguiente:
a)
Jesús tal vez hizo
un milagro, pero rompió el día de reposo.
b)
Si rompió el día de reposo es un pecador.
c)
Dios no permitiría nunca a un pecador como él hacer
milagros.
d)
Entonces no hay tal milagro.
e)
Hay que abrir una seria investigación al respecto y
desenmascarar al impostor.
Esto lo podemos deducir de los siguientes versículos: 15 Volvieron, pues, a preguntarle también
los fariseos cómo había recibido la vista. Él (ciego) les dijo: Me puso lodo
sobre los ojos, y me lavé, y veo.
No creían que este hombre hubiera nacido ciego, estaban
en total prejuicio, no los movía la prudencia de saber la verdad, los motivaba
la incredulidad de sus corazones. Por la respuesta del hombre que había sido
ciego, podemos ver que se estaba volviendo más precavido, sopesa las palabras
que salen de su boca y resume de forma muy rápida y concisa el milagro recibido
y ya ni menciona el nombre de su benefactor.
El versículo 16 es el que algunos teólogos han llamado
la batalla de los silogismos. Un
silogismo es un razonamiento formado por dos premisas y la conclusión lógica
que dan esas dos premisas. 16
Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque
no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer
estas señales? Y había disensión entre ellos.
El primer silogismo fue:
·
Premisa
mayor: Todos los que vienen de Dios guardan el día de
reposo.
·
Premisa
menor: Este hombre (Jesús) no guarda el día de reposo.
·
Conclusión:
Este hombre no es de Dios.
En apariencia parece un razonamiento excelente. Como silogismo
tiene validez. Pero esto
no significa que la conclusión sea verdadera, por el
sencillo hecho de que su primera premisa carece de fuerza, pues no entendían lo
que era en realidad guardar el día de reposo, solo eran sus tradiciones. Marcos 2:23-29.
Pero el primer silogismo tenía detractores que
lanzaron un segundo silogismo:
·
Premisa
mayor: Sólo los que son de Dios o los que no son pecadores
pueden dar la vista a los ciegos de nacimiento, pueden hacer “tales” señales.
·
Premisa
menor: Este hombre, Jesús, ha dado la vista a un ciego de
nacimiento, ha hecho “tal” señal.
·
Conclusión:
Este hombre es de Dios, este hombre no es pecador.
Aunque la conclusión es la correcta en este segundo
silogismo, las premisas están formuladas en forma de pregunta, lo que en la
lógica descarta como válida una premisa, (en México decimos ¿Me estás diciendo o me estas preguntando?).
Podemos darnos cuenta una vez más que lo sensato del
hombre no es nada comparado con la sabiduría de DIOS. Isaías 55:8-9.
Esta lucha de silogismos tenía dividida la opinión de
los fariseos que representaban al sanedrín, como no podían llegar a un acuerdo
volvieron a interrogar al que había sigo ciego. 17 Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te
abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta.
La pregunta, aunque admite en cierta medida el
milagro, sin embargo, va cargada todavía de cierto escepticismo, sino a la obra
realizada si a la persona de Cristo, pues son renuentes a pronunciar su nombre
como el autor del milagro.
El hombre que había sido ciego responde valientemente
y sin titubear: que es profeta, a diferencia que la última vez que se le
preguntó por Jesús y respondió que no sabía dónde estaba, ahora ya al menos va
progresando y da a entender que alguien con el respaldo tan grande de DIOS en
su vida, a lo menos es un profeta enviado por DIOS mismo.
Es probable que esta pregunta haya sido hecha por los
que apoyaban el segundo silogismo (que no es pecador) y que los que se
inclinaban al primero (que es pecador) hayan sido mayoría en el pequeño
concilio que se estaba realizando, lo deducimos por el siguientes dos versículos: 18 Pero los judíos no creían que él había sido ciego, y que había
recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la
vista, 19 y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros
decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?
En su intento de desacreditar el milagro y al Señor
Jesús, los fariseos al fracasar en la ruta directa de interrogar al implicado
principal, van ahora por la ruta indirecta, interrogar a los implicados
secundarios: sus padres.
No creían que hubiese sido ciego de nacimiento,
pensaban o bien que no era ese su hijo ciego, que se parecía mucho, o que nunca
había sido ciego, que siempre mantuvo un engaño con tal de mendigar para no
trabajar.
Procedieron entonces a interrogar a los padres del que
fue ciego: ¿Es su hijo, el que dicen que nació ciego? Si es así, entonces,
¿Cómo es que ahora puede ver?
La respuesta y el motivo por el cual la dieron de ese
modo, amarra todo para poder comprender nuestra enseñanza del día de hoy: 20 Sus padres respondieron y les dijeron:
Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego; 21 pero cómo vea ahora, no
lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad
tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo. 22 Esto dijeron sus padres,
porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado
que, si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la
sinagoga. 23 Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él.
Sabemos que es nuestro hijo, respondieron, y con ello declaran abiertamente que
lo identifican en plenitud.
Nació ciego, dijeron, afirmando que es en realidad quien dice ser,
aquel que recibió la vista y o un embustero o farsante.
Como ve ahora, quien le dio la vista, como el fueron abiertos los ojos,
no lo sabemos, pregúntenle a él, ya tiene la edad suficiente, lo
que no atrevieron a confirmar por pura cobardía no por ignorancia fue el hecho
de cómo es que ha recuperado la vista, sabemos que fue un acto de cobardía
total, por lo siguiente que narra el apóstol Juan.
Esto decían por temor a ser expulsados de la sinagoga si confesaban a
Jesús como el Cristo. No fue ignorancia acerca del tema, sabemos que ya
había pasado un día de que se dio el maravilloso milagro y tiempo hubo para que
el ciego fuera a contárselo no solo a los vecinos, sino a sus familiares,
incluidos sus padres.
Pero sus padres rehúyen dar una respuesta directa por
miedo, a si quiera insinuar no afirmar, insinuar que Jesús es el Mesías
prometido, pues eso daría pie a ser expulsados de la sinagoga, y este es otro
punto a favor de creer que fue un pequeño sanedrín, que portaba la autoridad
del sanedrín mayor quienes interrogaron al ciego y sus padres.
Si no fueran sus representantes en autoridad, ¿Qué
temor podrían tener?
El miedo a los judíos es un tema común en el Evangelio
de Juan; recordemos que por miedo precisamente al sanedrín es que Nicodemo,
miembro del mismo, fue a Jesús de noche, y que en la fiesta de los tabernáculos
del capítulo 7, nadie se atrevía a hablar abiertamente de Jesús, por el mismo
miedo a las consecuencias.
Aunque no es el tema, no está de más recordar, que, si
nosotros llegamos a estar en una situación parecida, tener que elegir entre
nuestra fe por el Señor Jesús y que haya consecuencias, al igual que los 3
jóvenes en el horno de fuego, que nuestra respuesta sea siempre: que no nos arrodillaremos ante la estatua del
rey, antes preferimos las consecuencias, aunque estas sean ser echados al horno de fuego.
Podemos entender entonces que las hostiles autoridades
judías habían decidido (o sea, decisión formal del Sanedrín) mucho antes de que
Jesús fuera formalmente condenado como merecedor de la muerte, que cualquiera
de sus seguidores que lo reconociera como el Mesías, el Ungido de Dios, sería expulsado
de la sinagoga.
Había dos tipos de expulsiones:
·
Expulsión
menor: por 30, 60 o hasta 90 días.
·
Expulsión
mayor: cortar en definitiva con el miembro de la sinagoga.
El relato sin duda da a entender que la excomunión en
este caso pretendía ser definitiva y terrible. El que era expulsado de la
sinagoga quedaba totalmente excluido de la vida religiosa y social de Israel.
Desde cualquier punto de vista: social, económico, religioso,
etc. los resultados eran espantosos, sobre todo para personas tan pobres que su
hijo tenía que vivir de la limosna.
Ahora entendemos porque Juan escribió 23 Por eso dijeron sus padres: Edad tiene,
preguntadle a él.
Podemos darnos cuenta, que la institución que sería la
encargada de regular y supervisar la vida espiritual del pueblo, embriagada de
poder, se desvirtuó y utilizo su autoridad no para guiar en amor, sino para
amedrentar con temor, amenazas e intimidaciones.
Nosotros como iglesia también estamos llamados a
aplicar la disciplina, y es algo muy parecido, la excomunión menor, que es el
negar el sacramento de la santa cena y la excomunión mayor, que es expulsar de
la congregación, a aquellos que se digan cristianos pero que llevan una vida de
pecados desvergonzados e impenitentes.
No es oculto que estamos formando la membresía en
nuestra congregación, pero no es para poder aplicar la disciplina, este aspecto
es solo la consecuencia de llegar a ser miembro, pero vivir en pecado
impenitente.
El motivo real del porque nos estamos dando a la tarea
de definir bíblicamente quienes representamos oficialmente a Cristo y quienes
no lo hacen, es porque ha llegado el
tiempo de dejar de jugar a ser cristianos.
Al menos si algo podemos tomar en cuenta de los padres
del que había sido ciego, es que se tomaban en serio sus vidas espirituales,
tal vez por los motivos equivocas, tal vez por miedo a las repercusiones, y no
por amor a su DIOS, pero de que lo hacían, lo hacían.
Sin embargo, el cristianismo en la actualidad aun en
nuestra congregación es solo una
caricatura de lo que la biblia nos dice que en realidad es, queremos ser
cristianos a nuestra manera, de nuestra
forma, como nosotros sentimos que es posible, solo hay un tipo de
cristianismo y es el establecido en la Escritura, lo demás es fuego extraño delante del Señor y si no
tenemos cuidado seremos consumidos.
La membresía, el ser cristianos genuinos,
representantes respaldados por la unica institución oficial que puede hacerlo
que es la iglesia, es la forma de tomar con la seriedad que se merece nuestro
caminar en Cristo, yo no sé ustedes, pero yo no estoy jugando a ser pastor, me
tomo mi labor muy en serio, de lo contrario, tomaría el camino fácil y
seguiríamos como estábamos, sin una membresía bien definida.
Con el establecimiento de la membresía está llegando a
su fin la época de los cristinos que
creen que:
·
Pueden ser llaneros solitarios.
·
Pueden hacer lo que quieran.
·
No hay quien les pueda exigir cuentas de sus vidas.
·
Que pueden seguir inmaduros toda su vida.
·
Pueden vivir en pecado desvergonzado.
·
Vivir el cristianismo como les dé la gana.
·
No se tienen que sujetar a una autoridad espiritual
llamada iglesia.
·
No es enserio la vida cristiana.
·
Pueden ir y venir de iglesia en iglesia.
·
Pueden vivir aislados de los demás miembros.
·
Que pueden vivir como la concubina y nunca ser esposa
de Cristo.
·
Que pueden jugar a ser cristianos.
La advertencia de que habrá disciplina, no es el
motivo por el cual estamos llamados a ser verdaderos cristianos, eso es lo
mismo que aquellos que solo están felices de no ir al infierno pero que no les
interesa conocer a DIOS.
El hecho de que haya disciplina, es como el barandal
de un barco, que nos guarda de caer por la borda más que ser una amenaza a
nuestras vidas, ha llegado el tiempo de dejar de creer que somos cristianos
solo porque llevamos muchos años sumergidos en este cristianismo cultural y
pragmático pero que no tiene nada de bíblico.
El propósito de la membresía es hacer de nosotros
mejores cristianos, genuinos, dignos representantes del evangelio, que
lleguemos a ser luminarias en la noche
oscura de esta generación.
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