La semana pasada vimos que cuando el hombre que había
sido ciego fue interrogado por segunda ocasión por el sanedrín menor, estos al
no poder desacreditar el milagro y por consecuencia a Jesús, lo que hicieron
fue tomar una actitud completamente legalista, actitud farisaica le llamamos.
Las 4 características de una actitud farisaica, que
cualquiera de nosotros podemos llegar a vivir son:
A.
Falsa
espiritualidad. (da gloria a DIOS).
B.
Necedad
ante los hechos. (preguntas para ocultarla).
C.
Insultos.
(somos discípulos de Moisés).
D.
Sectarismo.
(en definitiva, lo expulsaron de la sinagoga).
Antes de que nos adelantemos a juzgar duramente a
estos fariseos, recordemos que todos los seres humanos estamos propensos a
vivir del lado del legalismo esta en nuestro ADN espiritual, es muy común escuchar de un niño: yo no hice así, yo si obedecí, yo no hice
mal, etc.…
Esto es por el simple hecho de ser descendientes de
Adán, el cual al comer del árbol del Bien y del mal, dejó de vivir en total
dependencia de DIOS y comenzó a vivir en su auto suficiencia, esa es la
escencia del legalismo: yo haciendo algo para DIOS.
Concluimos diciendo que Lo irónico es que el fariseo
mientras más santo se siente más pecador se hace, porque menos depende de
Cristo.
En los últimos versículos de este capítulo vemos ahora
al Señor Jesús es su trabajo como el Príncipe
de los pastores, no por nada el siguiente capítulo nos habla de esa
maravillosa labor, de hecho, a lo largo de todo el capítulo 9 es que vemos su gracia irresistible obrar en la vida del
ciego, que estaba a punto de recibir algo más gran, mucho más grande y mucho
mejor que la vista, y es la salvación de
su alma.
Siguiendo la narración del apóstol Juan leemos en el
versículo 35 Oyó Jesús que le habían
echado fuera; y hallándole, le dijo: ¿Tú crees en el Hijo de Dios?
Alguien debió correr la noticia, y como estaban las
cosas, por el ambiente hostil hacia Jesús, la noticia de que había ya un
expulsado de la sinagoga por insinuar que Jesús es el Mesías, debió esparcirse
rápidamente, hasta llegar a oídos de Jesús.
Pero lo que en realidad nos importa es que Juan nos
dice que Jesús halló o encontró al ciego, Juan usa la palabra griega jeurisko
(εὑρίσκω, G2147) esta palabra tiene 3 connotaciones, y es la tercera la
que nos abrirá el panorama de lo que sucedió:
·
Encontrar metafóricamente:
hallar delito, falta, etc.
·
Encontrar para sí mismo: hallar descanso, hallar
comida, etc.
·
Encontrar, ya por una búsqueda previa.
No es ninguna casualidad que el Espíritu Santo (de
quien hablaremos los miércoles en el estudio de Pneumatología) haya inspirado está palabra en particular al apóstol
Juan, con ella nos revela que si en efecto Jesús encontró o halló al hombre que
había sido ciego, pero por una búsqueda previa, muy previa:
·
Primero vemos el ciego en definitiva no sabía nada de
Jesús. 9:12.
·
Después vemos que ya su entendimiento iba progresando.
9:17.
·
A continuación, encontramos al ciego defendiendo a su
sanador. 9:25.
·
Hasta se atreve a provocar a los fariseos. 9:27.
·
Por ultimo lo vemos predicando la grandeza de Cristo. 9:30-32.
De hecho, está última afirmación fue la que lo hizo
acreedor a su expulsión de la sinagoga, que fue tal vez lo mejor que le pudo
pasar en su vida.
Si ponemos atención poco a poco el ciego va dando
muestras de que Jesús lo está buscando, no es él, de él no pudo salir nada bueno
naciendo en pecado, aunque sabemos que no fue esa la causa de su ceguera natal,
también sabemos que si es la causa de la ceguera espiritual.
Dos eventos en su vida que parecerían fatales, en
realidad fueron algo planeado por DIOS para su bendición: nacer ciego y ser
expulsado de la sinagoga por el sanedrín.
Cuando estemos metidos en medio de la tribulación
nunca olvidemos dos cosas:
·
DIOS tiene el control, al grado de que ya lo tenía
planeado.
·
Es para nuestro beneficio.
Tal vez antes de llegar a los pies de Cristo pasaste
por muchas y muy difíciles situaciones en tu vida que te orillaron a clamar a
ÉL, al igual que el hombre que había sido ciego, debes saber que es lo mejor
que te pudo haber pasado, es la manera en que Cristo busca y encuentra a los
que son suyos: en Su Gracia nos va ablandando, quebrando y moldeando. Lo
estudiamos en Soteriología se denomina Gracia
Irresistible.
Es el mismo acontecimiento visto desde dos
perspectivas diferentes, desde nuestra perspectiva, pareciera que es el hombre
ciego que poco a poco va entendiendo quien es Cristo y poco a poco se va
rindiendo a sus pies, desde la perspectiva de DIOS, que es la que importa,
vemos como DIOS va obrando en el corazón del ciego, poco a poco con las
circunstancias, los interrogatorios, las amenazas, y hasta con la expulsión.
En el libro de Lucas
cap. 15 encontramos las 3 parábolas de la gracia que nos hablan de esta
situación:
·
1 oveja entre 100.
·
1 moneda entre 10.
·
1 hijo entre 2.
En las 3 parábolas hay un común denominador: la gracia irresistible. La oveja no
encontró al pastor, fue el pastor quien dejó a las otras 99 seguras y fue y
buscó y encontró a la oveja perdida, no fue la moneda que encontró a su dueña,
fue la dueña que barrió su casa hasta encontrar la moneda perdida, no fue le
hijo pródigo quien por su propia cuenta decidió regresar a casa, no fue sino
hasta que las circunstancias lo orillaron, la humillación, la pobreza, la
desesperación, hasta que DIOS en Su gracia abrió su mente: volveré a casa de mi
padre.
Entendamos entonces que:
Si Es Necesario Que Toquemos Fondo Para
Entender Que CRISTO Es Suficiente, Entonces DIOS Va A Permitir Por Amor Que
Toquemos Fondo. Romanos 8.28.
Aun como cristianos nacidos de nuevo nos
puede suceder, hasta que no llevemos una vida totalmente Cristocéntrica, DIOS
no va a dejar de trabajar en nosotros nunca, nos ama demasiado como para
dejarnos como somos sin Cristo:
·
Orgullosos.
·
Soberbios.
·
Arrogantes.
·
Pendencieros.
·
Abominables.
·
Viles pecadores en pocas palabras.
No nos sorprenda entonces: cuando las cosas
no nos salgan bien, cuando todos se alejen de nosotros, cuando nuestros planes
se vean frustrados, cuando vayamos cada vez más y más hacia abajo, a tocar
fondo, ese es el mejor lugar donde podríamos estar, si no pregúntale al hombre
que había sido ciego.
Cuando Jesús lo encontró, le hizo una
pregunta directa: ¿Crees (tienes fe) tú
en el Hijo de DIOS? El pronombre tú, es
con el propósito de darle un énfasis a sus palabras, ¿Confías totalmente, para
vida y muerte, en el Hijo del Hombre? Algunos manuscritos mencionan Hijo del Hombre en lugar de Hijo de DIOS, lo cual no altera mucho la
pregunta, si hacemos memoria este era el título Mesiánico dado en el libro de
Daniel a Cristo.
Lo que en realidad es relevante es la
pregunta de Jesús, que hacemos extensiva a nosotros el día de hoy: ¿Tenemos FE?
¿Tienes FE? ¿Cómo saberlo? En principio La fe no es un sentimiento, la fe es
una fuerte convicción dada por DIOS como regalo y la evidencia de que tenemos
Fe es que viene acompañada de su hermana
gemela: el arrepentimiento.
De poco o nada sirve que hayamos pasado por
situaciones fuertes y difíciles en nuestras vidas si no hay un genuino
arrepentimiento, es únicamente dolor
innecesario, pues tendremos que volver a pasar por el fuego hasta salir
purificados, tendremos que ser sometidos a prueba nuevamente hasta que vayamos
con Fe y Arrepentimiento a los pies de Cristo.
El hombre ciego lo hizo: 36 Respondió él y dijo: ¿Quién es Señor, para que crea en él?
Una prueba indubitable de la fe de este
hombre es su disposición a creer, a buscar, a seguir a aquel que es el Hijo de DIOS. Como Jesús aún no se
revelaba abiertamente como el Mesías de DIOS, era obvio que el hombre que fue
ciego no supiera quien era, pero algo si tenía, hambre de conocerle,
disposición por saber quién es.
Es otra característica que acompaña la Fe:
disposición. Ya lo hemos mencionado en muchas ocasiones, si en verdad su gracia
nos ha alcanzado y ahora somos hijos de DIOS, algo que va a brotar de nuestro
corazón es el deseo ardiente de conocer a Cristo, va a llegar el momento en
nuestras vidas en que vamos a desear ser discipulados, enseñados, corregidos,
con tal de conocer a Cristo y ser más como Él.
Y lo maravilloso, es que como Cristo dijo, aquellos
que vamos por la acción del Padre en nosotros, no nos echa fuera, en otras
palabras, ten por seguro que:
Si DIOS Puso En Tu Corazón El Deseo De
Conocer A Cristo, Cristo Se Va A Dejar Conocer Por Ti. Juan 6:37
Para muestra está la respuesta que da: 37 Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el
que habla contigo, él es.
Las palabras son casi idénticas a las dichas
a la mujer samaritana cuando le hizo la misma pregunta Juan 4:25-26. Al igual que con la samaritana y con cada pecador que
reconocía su condición vil, Jesús nunca se ocultó, nunca puso trabas o burocracia interminable, jamás se
escondía, ni lo hace, el único requisito es: reconocer que necesitamos de Él.
Ese fue el obstáculo que impidió a los
fariseos acudir a Jesús y mirar su gloria, reconocerle como Mesías, porque no
reconocían que le necesitaban, creían que con su comportamiento religioso y
moralmente aceptable era suficiente, nunca vieron la verdad: que eran pecadores
necesitados de la gracia de DIOS, por ello Jesús les llama ciegos espirituales más adelante.
La reacción del que había sido ciego fue magnifica:
38 Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró.
De inmediato, de la disposición y las
intenciones pasó a los hechos: le adoró. Reconoció en primer lugar su
divinidad, en ambas ocasiones le llama Señor
del griego Kurios, cuando
estudiamos los Nombres de DIOS lo vimos, y entendimos que es una palabra que se
utilizaba para denotar o un alto respeto, o en definitiva adoración al Creador.
Además de reconocerlo como Señor, le da la
adoración que solo DIOS merece. Hechos
10:25-26. Apocalipsis 22:8-9. Jesús entendía perfectamente que la adoración
es solamente para DIOS. Mateo 4:10. Si
Jesús no fuese DIOS no habría aceptado la adoración del que había sido ciego,
pero la aceptó porque Cristo es DIOS.
Cuando nosotros somos alcanzados por la Gracia irresistible de DIOS, y llegamos
a los pies de Cristo, le vamos a querer conocer, y Él por amor se mostrará a
nosotros, pero no es lo único que vamos a desear hacer, también vamos a desear
y profundamente adorarle.
Y no nos referimos a cantos cristianos en la iglesia, nos referimos a una vida que le
refleje, que este a la altura de su majestad, una vida digna del evangelio, la adoración en espíritu y en verdad es
depender de Cristo en cada instante de nuestras vidas. (discipulado nvo.)
Las últimas palabras de Jesús en este relato,
nos muestran más claramente lo que venimos diciendo: la ceguera espiritual. 39 Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a
este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.
Como no iba a decir estas palabras, si ponía
en comparación la vida de este hombre, que estaba ahí postrado a sus pies
rindiéndole culto genuino, humilde, apasionado de corazón, rendido por completo
y a su lado había cantidad de hostiles, obstinados y orgullosos fariseos que no
le reconocían como Señor.
A Cristo, Algunos lo reciben con gozo y son recompensados.
Otros lo rechazan y son castigados. Esta recompensa y este castigo son juicio
sobre aquéllos que entran en contacto con él, que escuchan de Él, Por esta
razón es que dijo: Para juicio yo vine a
este mundo.
Para que los que no ven, o sea los ciegos
espirituales vean y reconozcan que sin Cristo no son nada y no tiene nada, y
los que ven o los que creen ver, pero que se engañan así mismos no vean. Mateo 15:12-14.
Estás palabras de inmediato encontraron
destinatario. 40 Entonces algunos de los
fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos
también ciegos?
Si seguimos sus propios argumentos, ellos le
preguntaban a Jesús: ¿Nos estás poniendo en la misma categoría que la de esta chusma maldita que no conoce la ley?
¿Acaso estos fariseos que se decían discípulos de Moisés en realidad no
sabían nada como debería de ser? La respuesta es firme: 41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas
ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.
Les estaba diciendo: si reconocieran que me necesitan, si reconocieran que son pecadores, si
reconocieran que nada saben, si reconocieran que el comportamiento no los hace
mejores que los demás sino el nuevo nacimiento, podrían dejar de vivir en
pecado, pero como no me reconocen, seguirán viviendo en pecado.
Titulé esta predicación Jesús Encuentra A Los Que Son Suyos, puesto
que es el tema principal en esta parte final del relato acerca del ciego de
nacimiento que es sanado milagrosamente por Jesús y las reacciones que se
desencadenaron.
Como lo vimos, es a lo largo de todo el capítulo que
Jesús se la pasa buscando al ciego, para darle algo mejor que la vista. Que es
la vida eterna.
La manera de buscarlo a él y todos los que le
pertenecemos por estar predestinados a ser sus hijos, es por medio de las
situaciones de la vida, que poco a poco nos van ablandando hasta rompernos y
estar listos para ser moldeados, tocar fondo es horrible, pero si es necesario
que DIOS lo haga para llevarnos a los pies de Cristo, solo podemos decirle con
todo el corazón: GRACIAS SEÑOR.
Pero no nos encuentra y nos deja a la deriva, nos
llama a tener fe en Él, esa fe se muestra por medio del arrepentimiento, además
de dar a luz el deseo de conocerle y adorarle. Y Cristo que es bueno, se revela
a todos aquellos que, de corazón humilde, le buscamos y le adoramos.
Si nosotros reconocemos nuestra necesidad de Cristo,
más que de cualquier otra cosa, no es porque no fuéramos ciegos espirituales,
claro que lo fuimos, por eso precisamente es que la mayoría pasamos por lo que tuvimos
que pasar, problemas, angustias, tribulaciones, para reconocer nuestra
verdadera condición.
Esa fue la tragedia de los fariseos, se creían tan
buenos por sí mismos, que no reconocían que sin Cristo no eran mejores que la chusma a la que maldecían. Juan 7:19.
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