El día en que Jesús abrió de manera milagrosa los ojos
de un hombre ciego de nacimiento, provocó varias reacciones, primero en los
vecinos y amigos cercanos al ciego, que incrédulos ante tal milagro terminaron
por maravillarse ante este maravilloso hecho.
Cualquiera creería que esta sería una señal más que
suficiente para que los fariseos creyeran en Jesús, si no como el Mesías prometido,
al menos le dieran el status de profeta, pero fue todo lo contrario, por un
pequeño detalle: el milagro lo realizó en día de reposo.
Esto como lo hemos visto en repetidas ocasiones,
alteró demasiado la sensibilidad religiosa de los fariseos que de inmediato
comisionaron un grupo representativo del sanedrín, de al menos 23
representantes, que portaran la misma autoridad para llegar al fondo del
asunto.
Este sanedrín menor, se dio a la tarea de interrogar
la que había sido ciego y al no encontrar una respuesta satisfactoria, se
dirigieron ahora a los padres del pobre hombre, que atemorizados por las
amenazas de expulsión de la sinagoga de aquellos que aceptaron a Jesús como el
Mesías, ni siquiera se atrevieron a insinuar que fue Jesús quien le regalo el
don de la vista a su hijo.
Se limitaron a afirmar que en efecto nació ciego, que
sí era su hijo el que deambulaba por la plaza proclamando su milagro pero que
desconocían la causa de su nuevo estado, edad
tiene pregúntenle a él, fue su respuesta en este rubro.
Si algo pudimos aprender la semana pasada con la
situación que afrontaron los padres del ciego, es que ellos no se tomaban a
juego su vida espiritual, tal vez no era por el motivo correcto, los movía más
el temor por las represalias religiosas, políticas, económicas, etc. pero al
final de cuentas tomaban en serio sus
vidas espirituales.
Ahí fue a donde llevamos nuestro sermón de la semana
pasada, a que entendamos que la membresía es la manera en que DIOS nos lleva a
marcar la diferencia, pues a comparación del cristianismo bíblico, la gran
mayoría solo vivimos una caricatura de cristianismo tanto en lo individual como
en lo colectivo.
No nos confundamos, no significa que vamos a tener que
ser perfectos para acceder a la membresía, significa que tengamos
verdaderamente le anhelo de ser moldeados por medio de la iglesia para ser como
Cristo, que reconozcamos que fallamos y que es necesario que nos supervisen
correcta y bíblicamente.
No conformes con la respuesta dada por los padres del
hombre que fue ciego, los fariseos llamaron nuevamente a comparecer ante el
sanedrín menor, al ciego para continuar con el interrogatorio, y es en este
segundo interrogatorio donde la malsana actitud de los fariseos queda al
descubierto, y es de hecho, el propósito de nuestro sermón del día de hoy,
mostrar en estos cuantos versículos la actitud farisaica.
Para entenderlo necesitamos saber primero, ¿Quiénes
eran los fariseos? Entre la época del A.T. y el N.T. denominada inter testamentaria
se dio el auge de 3 sectas religiosas basadas en el judaísmo, los esenios, los
saduceos y los fariseos. Dichas sectas nacieron por su manera de interpretar la
Toráh, y son los fariseos y los saduceos los que encontramos en los relatos del
N.T.
Los fariseos se consideraban a sí mismos como herederos
de las tradiciones de Esdras, a quien veían como el fundador del judaísmo,
después de Moisés. Aceptaban la llamada “ley oral”, en adición a la Toráh, como
fundamento de su fe. Creían en la resurrección, y en que Dios daba recompensas
en esta vida y en la posterior.
Su meta en la vida era conseguir la santidad por medio
de una estricta observancia de la ley. El nombre de fariseo viene del arameo parash,
ser separado o apartado. Por tanto, los fariseos se consideraban “los separados”,
especialmente con el sentido de “los que se apartan para no contaminarse”. La
secta nació como una reacción contra las tendencias helenizantes que causaron
también la guerra de los Macabeos.
La gran mayoría de los predicadores utilizan el
término fariseo de forma peyorativa,
como insulto, creen que eran las peores personas que han existido por su
excesiva religiosidad, sin embargo, no debemos ser tan duros con ellos, pues en
realidad tenían buenas intenciones, al ver que su pueblo se alejaba cada vez
más de la ley de DIOS, aunque como sabemos las buenas intenciones por si mismas
no son suficientes.
En la actualidad hay una mala aplicación del termino
legalista o fariseo, se ha confundido en extremo su uso y se les llama de esta
manera a todos aquellos que nos apegamos fuertemente a la Escritura, que no
damos lugar a opiniones externas en materia doctrinal, sin embargo, esa no era
la escencia del fariseísmo, su verdadera actitud la encontramos muy bien
representada en el segundo interrogatorio al hombre que había sido ciego.
Las 4 Características
De Una Actitud Farisaica.
Juan prosigue en el versículo 24 Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le
dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador.
a.
Falsa
espiritualidad. Ya se habían quedado sin argumentos, ya se había
probado y comprobado que en realidad era el hombre, que nació ciego y que hubo
un extraordinario milagro y aun así se negaban a aceptar a Jesús como profeta,
ya no digamos como el Mesías.
Empeñados en mantener su silogismo en pie, le dan un
aire de espiritualidad a su argumento: Ese hombre (Jesús) es pecador, mejor
dale la gloria a DIOS.
El fariseísmo tiene una fuerte tendencia a querer
siempre parecer muy espiritual, muy religioso, superior por su comportamiento
que agrada a DIOS, y ese fue su problema, el celo por DIOS no era lo malo en
sus vidas, sino el hecho de creer que por ello eran superiores a los demás a su
alrededor. en el sermón del monte, el Señor Jesús dejo al descubierto esta
actitud de falsa espiritualidad. Mateo 6:5
y 6:16.
Si creemos que, porque entendemos la sana doctrina,
que, porque oramos, leemos la biblia o practicamos cualquier otra disciplina
espiritual, somos superiores a los demás, entonces solo tenemos falsa
espiritualidad, la gracia, que es la forma en que los cristianos estamos
llamados a vivir nos dice tu no merecías
nada, lo tienes porque DIOS es bueno y nada más, y al comprenderlo lejos de
sentirnos superiores, solo podremos decir con todo nuestro ser gracias Cristo.
El hombre que fue ciego les contesta a los fariseos: 25 Entonces él respondió y dijo: Si es
pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.
Es importante notar que poco a poco este hombre va
tomando valor en sus respuestas, lo retomaremos en la próxima enseñanza, por el
momento basta con entender que él fue práctico en su respuesta, ustedes dan su opinión: es pecador, yo doy
los hechos: me abrió los ojos.
Los hechos siempre son más inquebrantables que las
opiniones sin fundamento, pero un legalista no entiende esto. 26 Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió
los ojos?
b.
Necedad
ante los hechos. Es la segunda característica de una actitud farisaica,
Una vez agotados todos los recursos, ahora vuelven a
las preguntas que habían hecho antes, porque no pueden pensar en nada más.
También es posible que, por este medio, trataron de cansar al hombre, de forma
que aburriéndolo lo pudieran conducir a alguna afirmación inconsecuente, en
algún momento de descuido.
Aquellos que encuentran su satisfacción en
las actividades religiosas les
molesta en demasía cuando les sugerimos que sus muchas actividades son solo
sombras y que las sombras no son nada, que se trata solo de Cristo. Colosenses 2:17.
¿Por qué es así? Porque el sugerirlo es un
ataque directo a su identidad, ellos creen que su identidad la define su
comportamiento, cuando la identidad de un cristiano la define su nacimiento en
Cristo.
Es obvio que el hombre comienza a perder la paciencia,
el procedimiento se está volviendo tedioso, y una vez más de forma valiente les
da una respuesta que los hace sacar otra actitud farisaica: 27 Él les respondió: Ya os lo he dicho, y
no habéis querido oír; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también
vosotros haceros sus discípulos?
No podemos creer que haya hecho la propuesta en serio,
al conocer al sanedrín, recordemos a Nicodemo que tuvo que ir a hurtadillas
hasta Jesús pues sabía que no lo aceptarían nunca, atentaba por completo contra
su religiosidad.
La respuesta furiosa de los fariseos fue: 28 Y le injuriaron, y dijeron: Tú eres su
discípulo; pero nosotros, discípulos de Moisés somos. 29 Nosotros sabemos que
Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde sea.
c.
Insultos.
Ya sabemos que los insultos los hacen las personas que
se quedan sin argumentos, los fariseos lo hicieron en repetidas ocasiones en
contra del Señor Jesucristo, pero en esta ocasión es con el ciego que fue
sanado.
Además, su insulto fue con una fuerte carga,
nuevamente, de complejo de superioridad, ellos hacen mención de Moisés, dicen
ser sus discípulos, pero eso solo los llena de orgullo y auto satisfacción, a
Moisés si lo reconocen todos, hasta los samaritanos, pero a ese hombre que te abrió los ojos, nadie
lo conoce.
Este cuadro me recuerda al hijo mayor en la parábola
del hijo pródigo. Lucas 15:25-29.
Ese es el gran problema del fariseísmo, del legalista,
cree que es su comportamiento lo que lo define y si alguien no se comporta como
él, entonces ese alguien debe estar mal, creen que la aceptación total de DIOS
depende de lo que hacemos o que para agradar a DIOS tenemos que vivir para Él,
cuando nuestro comportamiento no modifica en absolutamente nada lo que DIOS ve
y siente por nosotros, Él nos ama con amor eterno, y nosotros no hicimos nada
para merecerlo, somos aceptados por que
estamos en CRISTO y nada más.
El comportamiento de una persona no tiene ninguna
influencia sobre el amor de Dios. Te ama porque, en Su gracia, Él ha elegido
hacerlo, recuerda siempre que nos eligió a pesar de que nos conoció.
No puedes hacer nada para ganarte la aceptación de
Dios, porque Jesús ya ha hecho todo para que el Padre te acepte. Somos
completamente aceptado por Dios porque estamos en Cristo.
No podemos mejorar la aceptación total, y Dios ya te
ha aceptado totalmente. Sin embargo, hay creyentes que aún luchan por hacer
todas las cosas bien para que Dios los ame y los acepte, y cuando les mostramos
que Cristo es la único que se necesita, los molesta, y algunos hasta a los
insultos llegan, tal como los fariseos que interrogaban al ciego.
Tú
eres su discípulo, dicen. Parecen considerar el título de discípulo de
Jesús el insulto máximo. No se les ocurre nada peor para decirle al indigente.
Ni siquiera se les ocurre que le están dando el más elevado honor posible.
Ante los insultos el hombre atina a contestar 30 Respondió el hombre, y les dijo: Pues
esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió
los ojos. 31 Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es
temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye. 32 Desde el principio no se ha
oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. 33 Si éste no
viniera de Dios, nada podría hacer.
Los humilla con sus propios argumentos, mejora el
segundo silogismo y les echa en cara la autenticidad de Jesús: no es pecador porque obró este gran milagro es
lo que les da a entender, y de paso deja al descubierto su ignorancia: ustedes
no saben de donde es, pero a mí me abrió los ojos, los dejó al descubierto.
Los fariseos han sufrido una derrota humillante. Han
sido acorralados. Entre tanto, el mendigo ha progresado en su confesión. Ya no
dice, Si es pecador (Jesús), no lo sé
(9:25). Ahora sabe que Jesús no es
pecador, sino receptor del favor de Dios en forma muy elevada, al grado de
hacer tan maravillosa obra.
Esta acertada respuesta desata la cuarta
característica de la actitud farisaica que encontramos en este relato: 34 Respondieron y le dijeron: Tú naciste
del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron.
d.
Sectarismo,
vivir apartados de aquellos que no son
como ellos. Al hombre ciego lo echaron fuera de la sinagoga como
edificio y como organización religiosa, lo más probable, como habíamos dicho es
que no haya sido una expulsión menor de 30, 60 o 90 días, sino la máxima
expulsión: de por vida.
Los legalistas modernos lo que hacen es cortarte de su grupo de amistades, te
dejan de hablar, se alejan, la mayoría de las veces hablando mal, regando el
veneno que el legalismo hizo que se acumulara en sus corazones.
Sabemos que es legalismo o fariseísmo, pues si fuera
una persona que descansa en Cristo, que conoce Su gracia aceptaría a las
personas como él es aceptado por DIOS: INCONDICIONALMENTE.
No es suficiente solo con hablar, conocer y descansar
en el A.I. de DIOS, es importante también y mucho, demostrarlo, si en realidad
lo entendemos, lo mínimo que vamos a querer hacer es aceptar a todos tal como
DIOS nos ha aceptado a nosotros.
Eso no quiere decir que toleramos cualquier
tipo de comportamiento, mucho menos el pecado desvergonzado o las herejías
doctrinales, quiere decir que a pesar de su comportamiento amamos y aceptamos a
las personas. Proverbios 10:12.
Los Legalistas Quieren Gracia Para Sus Vidas Cuando Fallan, Pero
Justicia Y Disciplina Para La De Los Demás Cuando Caen. Gálatas 6:1.
En la iglesia somos especialistas en señalar
con el dedo los malos comportamientos, somos expertos en hacer sentir vergüenza
y culpabilidad a aquellos que no se comportan a la altura de un hijo de DIOS,
solo al descansar en Cristo amaremos incondicionalmente, tal como nosotros
somos amados por DIOS.
Un cristiano que ha caído no necesita ser
condenado aún más, le basta con el pie en el cuello que el diablo tiene sobre
de su vida por medio de la culpabilidad, la condenación de los creyentes Jamás
viene de parte de DIOS. Romanos 8:1.
Si DIOS no condena a sus hijos cuando pecan ¿Quiénes somos nosotros para
hacerlo entonces? (DIOS nos redarguye, nos corrige y disciplina, pero NO nos
condena).
La iglesia no es una sociedad de personas
perfectas y sin pecado. Más bien, es una familia de personas sinceras cuyas
vidas demuestran el poder transformador de la gracia de Dios.
Una razón por la cual nos necesitamos los
unos a los otros en la familia de la iglesia es para demostrar el amor y la
aceptación incondicional del Padre. Conforme andamos bajo Su Gracia, le daremos
a otros el mismo amor y aceptación que hemos recibido de Dios.
Las 4 características de una actitud farisaica, que
cualquiera de nosotros podemos llegar a vivir son:
A.
Falsa
espiritualidad.
B.
Necedad
ante los hechos.
C.
Insultos.
D.
Sectarismo.
Todos los seres humanos estamos propensos a vivir del
lado del legalismo esta en nuestro ADN
espiritual por el simple hecho de ser descendientes de Adán, el cual al
comer del árbol del Bien y del mal, dejo de vivir en total dependencia de DIOS
y comenzó a vivir en su auto suficiencia, esa es la escencia del legalismo: yo
haciendo algo para DIOS.
Lo irónico es que el fariseo mientras más santo se
siente más pecador se hace, porque menos depende de Cristo.
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