Al principio de nuestra serie de enseñanzas,
concluimos con varias pruebas bíblicas irrefutables, que el Espíritu Santo es
una Persona, no una fuerza, no un poder abstracto, que tiene todos los rasgos
de la personalidad:
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Tiene inteligencia. Romanos 8:27, 1ª Corintios 2:10-11.
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Demuestra sentimientos: Efesios 4:30.
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Tiene voluntad: 1ª Corintios 12:11 y Hechos 16:6-7.
El realiza las acciones de una persona:
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Sirve de guía: Juan 16:13.
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Convence de pecado: Juan 16:8.
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Hace milagros: Hechos 8:39.
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Intercede: Romanos 8:26.
Se le atribuye algo que solo se le puede asignar a
una persona:
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Se le puede obedecer: Hechos 10:19-21.
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Se le puede mentir: Hechos 5:3.
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Se le puede resistir: Hechos 7:51.
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Se le puede blasfemar: Mateo 12:31.
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Se le puede afrentar: Hebreos 10:29.
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Se le puede contristar: Efesios 4:30.
El Espíritu no solamente es una persona, sino que es
una persona especial, porque Él es Dios. Pruebas de la personalidad no son
necesariamente pruebas de la deidad; pero las pruebas de la deidad también son pruebas
de Su personalidad. Si Dios es una persona, y si el Espíritu también es Dios,
entonces Él también es una persona.
El Espíritu Santo Es Igual A Dios, De La Misma Sustancia, Igual En Poder Y Gloria Con El
Padre Y El Hijo, Por Lo Tanto El
Espíritu Santo Es Dios.
Este aspecto de la Pneumatología es muy debatido por
diferentes iglesias, denominaciones y sectas religiosas, sin embargo como
aprendimos hace tiempo, si una verdad se encuentra en la Biblia entonces
debemos a apegarnos a ella y vivirla.
Son 4 las pruebas irrefutables que demuestran la
divinidad del Espíritu Santo:
A. Sus nombres demuestran Su deidad.
Los nombres divinos del Espíritu revelan Su deidad. A Él
se le relaciona por nombre con las otras dos personas de la Trinidad dieciséis
veces, por ejemplo:
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Espíritu de Jesucristo: Filipenses
1:19.
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Espíritu de nuestro DIOS: 1ª Corintios
6:11.
Además, la promesa de nuestro Señor en mandar otro Consolador. Juan 14:16 usa la palabra otro, que significa uno de la misma
clase. En otras palabras, si Cristo es Dios, entonces el Espíritu, el otro
Consolador de la misma clase, también es Dios.
B. Sus atributos. Son atributos que
sólo pertenecen a Dios es decir incomunicables, el Espíritu tiene dichos atributos
que demuestran que Él es realmente una persona, pero también posee atributos que
solamente los tiene Dios, lo cual, por lo tanto, demuestra que Él es Deidad.
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Omnisciencia: Isaías 40:13 y 1ª Corintios 2:12.
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Omnipresencia: Salmo 139:7.
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Omnipotencia: Job 33:4 y Salmo 104:30.
Él también es verdad, amor, dador de vida, pero el
hombre también puede ser estas cosas en un sentido relativo, así que los
atributos comunicables en El Espíritu son un respaldo más de su personalidad.
C. Sus acciones son las que solamente Dios puede hacer:
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Fue la causa del nacimiento virginal: Lucas 1:35.
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Inspiro las escrituras: 2ª Pedro
1:21.
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Estuvo involucrado en la creación: Génesis
1:2.
D. Sus asociaciones con las otras personas de la
Divinidad demuestran Su deidad.
1. El Espíritu como Yahveh (Jehová).
El Nuevo Testamento identifica al Espíritu de Yahveh del Antiguo Testamento,
particularmente cuando cita un pasaje del Antiguo Testamento en el cual Dios
habló y lo atribuye al Espíritu
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Hechos 28:25 con Isaías 6:10.
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Hebreos 10:15-17 con Jeremías 31: 31-34.
Esta es evidencia fuerte de que los escritores del
Nuevo Testamento consideraron que el Espíritu Santo es Dios mismo.
2. El Espíritu y Dios.
La blasfemia contra el Espíritu y el mentirle a Él es igual que hacerle estas
cosas a Dios. Mateo 12:31. Hechos 5:3–4.
3. Igualdad ontológica.
El Espíritu se asocia en un plano de igualdad con el Padre y el Hijo.
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Mateo
28:19.
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2ª
Corintios 13:14.
En la referencia de Mateo el uso del nombre en singular fortalece la prueba. Podemos
corroborar sin temor a equivocarnos que Él Espíritu Santo es una persona y es
Dios.
Hay algunas objeciones que se arraigan del hecho de la
subordinación del Espíritu al Padre y al Hijo, la cual la llevan al extremo al
decir que en realidad fue creado por ellos en un determinado momento de la
eternidad pasada pero antes de la creación del mundo, como veremos rápidamente
eso es una mentira.
El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo o del
Padre por el Hijo.
A) Explícitamente se dice en Juan 15:26 que el Espíritu Santo procede del lado del (o de parte del) Padre, pero el verbo mismo ekporeuomai
(ἐκπορεύομαι, G1607) indica que sale de dentro del Padre. Proceder en
ningún momento significa crear o haber sido creado, es más bien enviado desde
dentro de.
B) En cambio, no se dice explícitamente que el Espíritu
Santo proceda del Hijo, pero podemos entender lo siguiente:
(a) En Juan 15:26,
dice Jesús, refiriéndose al Paracletos: el
cual yo os enviaré del lado (o “de parte”) del Padre. En Juan 14:26, este envío se atribuye al Padre.
Lo cual muestra:
1) Que el envío
lo hacen conjuntamente el Padre y el Hijo. Juan
10:28-30.
2) Que el Hijo no podría enviar el Espíritu Santo si el
Espíritu Santo no procediera también de Él, pues tal envío se lleva a cabo
desde el interior de Dios. Juan 16:28.
(b) El Espíritu Santo es llamado en el N.T.
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Espíritu del Señor. Hechos 5:9. 2ª Corintios 3:17.
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Espíritu de Jesús. Hechos 16:7.
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Espíritu de Cristo. Romanos 8:9.
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Espíritu de Su Hijo. Gálatas 4:6.
Todas estas expresiones indican una procedencia, como
puede verse volviéndolas del revés –donde no tienen sentido, por ser anti
bíblicas–: «Jesús del Espíritu», «Cristo del Espíritu», etc.
Por lo tanto decir que el Espíritu procede del Padre
por el Hijo es una referencia a su llegada planeada por El Padre y ejecutada
por medio del Hijo, en perfecta obediencia amorosa.