Un par de horas antes de la pasión y muerte del Señor
Jesús, él mismo, junto a los 11 discípulos restantes, se dirigían del aposento
alto donde tomaron la última cena, al torrente de Cedrón donde se encuentra el
huerto de Getsemaní, donde fue arrestado después de ser traicionado por el hijo
de perdición: Judas Iscariote.
En el trayecto del aposento al huerto, el Señor se dio
a la tarea de dar varias y muy importantes instrucciones finales a sus discípulos,
pues recordemos que seguían fuertemente conmovidos por las duras noticias
recientemente recibidas: la traición de judas, la negación de Pedro y sobre
todo la partida misma de Jesús.
En el capítulo 15, el Señor toma la alegoría de la Vid
para dar una gran lección a sus discípulos, más si tomamos en cuenta que era un
árbol con un fuerte simbolismo nacional y que unos cuantos minutos antes había
instituido la Santa Cena con el fruto de la vid como el elemento central de
ella.
En la parábola de La
Vid Verdadera, la cual es el séptimo y último Yo Soy del Señor en el evangelio de Juan, Jesús da la enseñanza
doble acerca de permanecer y dar mucho fruto o no permanecer y ser cortado y
arrojado al fuego.
El Señor en todo momento tiene en mente una relación
personal con Él, que es el permanecer pero al mismo tiempo una relación
interpersonal entre discípulos, la vida en comunidad es fundamental e
indispensable en la vida cristiana, sin una vida de amistad como familia y
comunidad no podemos decir que en realidad seamos cristianos, en el mejor de
los casos simpatizamos con el cristianismo y sus enseñanzas pero nada más.
En el versículo 14 reafirma lo que vine diciendo hace
tiempo: 14 Vosotros sois mis amigos, si
hacéis lo que yo os mando.
Al hacer constantemente la voluntad de Cristo sus
discípulos obtienen para sí mismos la garantía de que son sus amigos, es decir,
de que permanecerán en su amor en una relación de amistad íntima.
Esta afirmación toma mayor impacto a la luz de la
forma en que estos hombres, los 11 discípulos restantes, han manifestado sus deficiencias de carácter
durante los 3 años y medio que han estado a su lado e incluso esa misma noche cuando
peleaban por los mejores lugares a la mesa pero nadie deseaba ceñirse la toalla
del servicio.
La declaración del Señor Jesús era sin duda un acto de
amor condescendiente y extraordinario el que dijera Vosotros sois mis amigos, es maravilloso de su parte, no cabe duda
que él es fiel aunque nosotros seamos egoístas.
No podemos seguir adelante sin hacer el énfasis debido
en la cláusula que el Señor dejó establecida para poder considerarnos entre el
bendecido y selecto grupo de amigos de Cristo: si hacen lo que Yo les mando.
Esta expresión coloca toda la fuerza en la responsabilidad
humana. Si bien la Biblia es clara en cuanto a la Soberanía y providencia de
DIOS en todos y cada uno de los actos libres que suceden en el universo,
también es clara al hablar de nuestra responsabilidad al respecto, y este es
uno de esos casos, más que avalar la enseñanza del libre albedrío, este pasaje deja en claro que DIOS finca
responsabilidades a los seres humanos por sus decisiones.
Al igual, está clausula: si hacen lo que yo les mando, también deja de lado el
universalismo, que es la doctrina que cree que todos de una u otra manera
seremos salvos al final de los tiempos, sin importar que jamás hayas nacido de
nuevo, sin importar que nunca des evidencia de tu fe en Cristo, pues al final todos somos hijos o en este caso amigos de
DIOS.
La doctrina universalista es tan peligrosa y herética
que hasta los grupos pentecostales en su gran mayoría la han desechado a lo
largo de su historia, por lo tanto no nos dejemos engañar, en la serie de Soteriología hablamos a fondo acerca de
esta peligrosa y sutil herejía que ha llevado y sigue llevando al infierno
miles.
La cláusula de obediencia toma mayor relieve con lo
que el Señor dice en el siguiente versículo. 15 Ya no os llamaré esclavos, porque el esclavo no sabe lo que hace su
señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os
las he dado a conocer.
Algo que hemos predicado y que la biblia nos enseña es
que por naturaleza todos somos esclavos, ya sea del pecado o de Cristo, solo
hay dos amos, solo hay dos dueños, la falsa enseñanza filosófica del libre
albedrío que se ha difundido en el medio cristiano al confrontarla con la
Escritura cae rápidamente, pues en realidad no existe tal concepto pues no
tenemos la capacidad de elegir lo espiritualmente bueno, solo podemos elegir lo
que nuestra naturaleza pecaminosa nos permite.
El libre albedrío es como santa claus, creemos en él
hasta que descubrimos que es el Padre el que nos da todo.
El concepto del libre albedrío nos dice que DIOS no puede o no quiere
obligarnos nunca a hacer nada que nosotros no deseemos, como creer en él, por
ejemplo, que DIOS es todo un caballero que respetará siempre nuestras
decisiones, que, si nosotros decimos con nuestro libre albedrío que NO a la
voluntad de DIOS entonces DIOS no puede hacer ya nada al respecto, DIOS
tiene las manos atadas a nuestro libre albedrío piensan muchos.
Lo cierto es que nunca en la biblia encontramos el atributo de caballerosidad
divina, vemos claramente la
Supremacía de DIOS y el ejercicio de su Supremacía es lo que se conoce como
soberanía divina, pero jamás encontramos algo así como caballerosidad divina:
·
Daniel
4.35.
·
Jonás
1:1-3, 17.
·
Hechos
9:1-6.
No hay tal cosa como un libre albedrío genuino, de ser posible que los
hombres pudieran hacer lo bueno a los ojos de Dios entonces por demás estuvo
que Cristo muriera en la cruz, entonces no estábamos tan perdidos y entonces
Dios se habría equivocado y eso no sucede nunca.
Lo que si nos dice la biblia es que tenemos voluntad, no tanto así
libertad (en el sentido moral y espiritual para ser salvos, no lo olvidemos), y
somos responsables moralmente del ejercicio de nuestra voluntad, DIOS es
soberano y nosotros somos responsables.
Por ello es que no creemos en el libre albedrío sino más bien en el esclavo albedrío, pues una vez que por la gracia de DIOS somos
hechos sus hijos al nacer de nuevo, pasamos de ser solo su creación, a ser de
su posesión completamente, pues somos comprados a precio de sangre, y al igual
que Israel en el antiguo Testamento es liberado de la esclavitud en Egipto para
servir a su nuevo dueño, así nosotros, una vez liberados de la esclavitud del
pecado ahora pertenecemos por completo a Cristo, somos sus esclavos.
Esta es una verdad fácil de decir, pero que en la
práctica se vuelve una gran dificultad, pues por la falta de renovación de
nuestra mente y sumado a las enseñanzas humanistas y moralistas que abundan en
la actualidad, creemos que Cristo pasa a ser un accesorio más en nuestras
ajetreadas vidas, pensamos solo en él cuando tenemos problemas o tribulaciones
y lo tratamos como el conserje del condominio.
El cristianismo verdadero no es añadir a Jesucristo
a mi vida. Más bien, es dedicarme yo mismo por completo a Él, sometiéndome
enteramente a su voluntad y procurando agradarlo por encima de todo. Esto
demanda la muerte propia den nuestro ego y seguir al Dueño de nuestras vidas,
sin importar el costo. En otras
palabras, ser cristianos es ser esclavos de Cristo.
En la cultura grecorromana, que es en medio de la cual
se escribió el N.T. la calidad de vida del esclavo dependía mayormente del
carácter de su dueño, había amos crueles y sanguinarios que no valoraban en lo
más mínimo la vida de sus esclavos, los maltrataban sin piedad ni razón.
Había también amos bondadosos que trataban
amorosamente a sus esclavos y les otorgaban muchos privilegios, al grado de
considerarlos hasta como sus amigos y ese el caso con nuestro Señor, no solo es
nuestro Dueño, también nos ofrece su amistad.
A los discípulos ya no se les llama esclavos sino amigos. Cuando un
superior le dice a su siervo que haga esto o aquello, éste no recibe
explicaciones detalladas en cuanto al por qué y a las razones.
La situación es diferente en el caso de un amigo. El
amigo es el confidente. Para ese entonces Jesús les había dicho a los
discípulos todo lo que había oído del Padre, cosas tales como:
·
Por qué el Padre lo había enviado a la tierra.
·
Por qué iba a dar su vida.
·
Por qué tenía que alejarse de la tierra.
·
Qué haría al regresar.
·
Y cómo se podía salvar el hombre.
El Señor cerro la brecha, y como el mejor y más
bondadoso dueño que podríamos tener, nos dice que en la medida de nuestra
relación de intimidad con Él, dejaremos de vernos solo como esclavos y
comenzaremos a vernos como sus amigos.
Además, la tarea que debe realizar el esclavo a menudo
es ardua, pero el yugo que Jesús puso en sus discípulos era liviano, la carga
era ligera. Mateo 11:25–30, sobre
todo en comparación con la carga de normas y tradiciones humanas que recaían
tan pesadamente sobre los judíos, leyes ceremoniales y morales imposibles de
llevar, Pedro mismo lo dijo en Hechos
15:10: no pongamos cargas en los gentiles que nosotros ni nuestros padres
hemos sido capaces de sobrellevar.
El pueblo de Israel, como prototipo de la iglesia en
el A.T. fueron sus esclavos, con pesadas cargas legales que nunca pudieron
cumplir, pues no eran capaces por su pecaminosidad, pero el plan de DIOS nunca
fue que las cumplieran, sino demostrar que solo en Cristo es posible agradar a
DIOS, por ello es que la iglesia ya latente en el N.T. que es superior a Israel
en el A.T. no solo somos esclavos de Cristo, somos sus amigos.
Israel como nación fueron sus esclavos, la iglesia
como sus discípulos somos sus amigos. En estas palabras de Jesús está
claramente implícito el pensamiento de que no está satisfecho con obediencia
puramente superficial. Ese siempre fue el problema de los fariseos, obedecían
por mandato e imposición no por amor.
Sus amigos están motivados por la amistad cuando hacen
lo que él les pide. La obediencia es expresión de su amor.
El Señor Jesús continua y les dice ahora:16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que
yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y
vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre,
él os lo dé.
Aunque los discípulos son amigos de Cristo, esto no
quiere decir que estén en el mismo nivel con él. En la tierra los amigos
generalmente se escogen entre sí, pero la amistad de la que Jesús habla es
diferente. Es unilateral en su origen.
No se produjo por un acercamiento gradual de ambos
lados, como ocurre a menudo entre los hombres, sino que la produjo sólo Jesús.
Las palabras, No
me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, ponen de
relieve el carácter libre, independiente y espontáneo del amor de Cristo.
El fundamento del amor por nosotros nunca está en
nosotros, siempre está en él, porque incluso aparte de su amor por nosotros
Dios es amor. DIOS no necesitaba amarnos para ser o mostrar su amor, Él es amor
por definición y esencia, por eso el hecho de que nos ame es tan sublime y
maravilloso.
DIOS Es amor en su misma esencia. El carácter
incondicional y soberano de este amor divino se manifiesta también en pasajes
como los siguientes:
·
Deuteronomio.
7:7, 8.
·
Isaías
48:11.
·
Daniel
9:19.
·
Oseas
14:4.
·
Romanos
5:8.
·
Efesios
1:4.
·
1ª Juan. 4:10.
·
1ª
Juan 4:19.
Fue Cristo quien había elegido a estos hombres para sí
de entre el mundo de tinieblas, a fin de que fueran sus seguidores y como tales
dieran fruto, y esto no sólo por un tiempo o a ratos sino permanentemente.
Para este fin también los había elegido; es decir, los
había apartado del mundo y les había prometido darles las habilidades requeridas.
Como se ha indicado antes, el dar fruto se refiere a la producción de los
efectos de la gracia divina, como los mencionados en Gálatas 5:22-23, amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad,
fidelidad, mansedumbre, autocontrol, etc.
La elección de la que habla este pasaje no es para un
oficio determinado como el apostolado, sino la que corresponde a todo cristiano.
Todos los creyentes son escogidos de entre el mundo para producir frutos. Aunque
esto es un acto que ocurre en el tiempo, tiene su base en la elección antes de la fundación del mundo. Efesios 1:4.
La elección es para permanecer y dar mucho fruto y que
ese fruto permanezca, es decir no solo dar fruto ocasionalmente o solo un poco
de fruto, sino mucho fruto, constantemente, aunque para que eso suceda
continuamente tengamos que ser podados por DIOS en nuestras vidas.
La evidencia de los elegidos es el fruto constante y
permanente, no el conocimiento teológico acumulado, no son los muchos dones o
ministerios, no es el tiempo que llevamos asistiendo a una iglesia, esos son
aspectos secundarios en nuestra vida cristiana que se darán como consecuencia,
pero la verdadera evidencia es el fruto: el carácter de Cristo en nosotros, la
obediencia a su palabra y la sujeción a su iglesia.
El Señor Jesús lo liga con las oraciones contestadas,
lo cual ya lo hemos aclarado, son oraciones conforme al corazón, propósito y
voluntad de DIOS, en este caso en específico son oraciones en las cuales le
decimos a DIOS: por favor queremos dar
mucho fruto.
Todo mundo ora para ser bendecidos, pero pocos oran
para ser como Cristo y menos aún para ser quebrantados por DIOS para realmente
ser hechos a la imagen del Señor Jesús, cuando somos elegidos, una
característica más que va a dar evidencia es nuestro anhelo por ser como Cristo,
vamos a empezar a orar para:
·
Amar como Cristo.
·
Obedecer como Cristo.
·
Tener el carácter de Cristo.
·
Servir como Cristo.
·
Vivir y morir si es necesario como Cristo. Filipenses 1.21.
Si alguien se dice ser elegido por DIOS, pero no tiene
el deseo, la intención ni ora por ser como Cristo, entonces realmente dudo
mucho de su profesión de fe en Cristo.
En el siguiente verso El Señor reafirma lo que venimos
diciendo acerca de la vida en comunidad, el amor como el sello de los
discípulos, pero no el amor sentimentalista y vago, sino el amor como
convicción y bien direccionado en su iglesia: 17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.
Se reafirma el
pensamiento del versículo 12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a
otros, como yo os he amado, pero en una forma un poco diferente. Jesús
muestra ahora que al decir a los discípulos que permanezcan en él, y
especialmente al recordarles su gran amor de elección por ellos pues es el
contexto inmediato, tenía un gran propósito en la mente, para que os améis unos a otros.
La base de la elección no es el amor, es la
consecuencia, si en verdad fuimos elegidos por él en la eternidad y somos
llamados a sus pies aquí en el tiempo, seremos personas capaces de amarnos unos
a otros tal y como Él nos amó.
No sólo lo amamos a él porque él nos amó primero, sino
que también nos amamos unos a otros porque él nos amó primero. El amor de los
unos por los otros es una extensión del amor de Cristo por nosotros. Es “el
amor de Dios derramado en nuestros corazones” con tanta abundancia que se
derrama en las vidas de otros. Romanos
5:5.
La lógica es sencilla y clara: si somos elegidos,
vamos a permanecer y si permanecemos daremos mucho fruto y ese fruto se nota
porque vamos a tener la capacidad de amar incondicionalmente a nuestros
hermanos en la fe, cuando vemos a alguien amando sin ningún otro interés que
reflejar a Cristo, aun y cuando sean personas difíciles de soportar y amar, es
porque estamos viendo a una persona que permanece en Cristo pues por sí misma
no sería capaz de hacerlo y por lo tanto estamos frente a un ESCLAVO DE CRISTO.
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