Después de tomar la ultima cena, el Señor acompañado
de los 11 discípulos restantes se ponen en marcha del aposento alto al torrente
de Cedrón, en el camino el Señor Jesús les da varias y muy valiosas lecciones
que encontramos en los capítulos 14, 15, 16 y 17 de este maravilloso evangelio
escrito por el apóstol Juan.
Específicamente nos estamos adentrando en lo que dice
el capítulo 15, donde le Señor comienza con la alegoría de la Vid Verdadera cuya enseñanza doble es digna de recordar
continuamente:
·
La advertencia de muerte a los que no permanecen.
·
La promesa de vida a los que si permanecen.
Son los primeros 11 versículos donde el Señor
desarrolla esta metáfora, la cual nos habla no solo de permanecer para dar mucho fruto, además apunta a la vida en
comunidad, un aspecto que el Señor tocará en varias ocasiones a partir de ese
momento.
Es de hecho, el contenido de su enseñanza de los
siguientes versos, del 12 al 17, donde nos llama no solo a una vida en
comunidad, sino a que seamos amigos unos
de los otros, del mismo modo en que Él, siendo DIOS mismo, y el Dueño y Señor
de nuestras vidas y aun así nos ofrece Su maravillosa amistad eterna, ámense los unos a los otros es el
cierre de esta exhortación del Señor Jesucristo.
La última sección de este capítulo la dividimos en dos
partes, el día de hoy veremos la segunda y cerraremos así el capítulo 15 de
este evangelio, esta sección está dedicada a una gran exhortación para ser de
testimonio realmente para con el mundo, el cual como ya lo entendimos es la
sociedad separada del Reino de Dios.
El Señor Jesús nos deja ver con gran claridad que el
mundo lo aborrece a él y por lo tanto, lo menos que podemos esperar y que tarde
o temprano va a suceder es que nos va a aborrecer a nosotros, si esto no está
pasando, entonces si debemos de preocuparnos fuertemente, pues quiere decir que
nuestro testimonio o es pobre o definitivamente nulo.
Esto sucede porque muchas de la veces pensamos que podemos servir a dos
Señores, y que podemos quedar bien con ambos, con el mundo y con Cristo al
mismo tiempo, y lamentablemente si nos dan a elegir entre uno y otro, la
mayoría de las veces queremos quedar bien con el mundo en lugar de con Cristo.
Si el mundo nos aborrece, alegrémonos, pues nuestro
testimonio causa que Cristo sea conocido. Pero tengamos cuidado de querer ser
solo inquisidores, no se trata de
señalar los pecados y errores de carácter de los que nos rodean, eso lo hace
cualquiera: un tdj, un mormón, etc. Se trata de ser luz que nuestro estilo de vida incomode a los que viven en
tinieblas, que donde todos pecan, nosotros nos guardemos de hacerlo por amor a
Cristo.
También ya dejamos claro que una situación es que el
mundo nos aborrezca por sacar a la luz sus pecados y otra muy distinta que
nosotros seamos causantes de que se blasfeme su Nombre por nuestra falta de
sumisión.
Cuando escuchemos que el Nombre de Cristo es
blasfemado, hagamos a un lado el sentimentalismo y seamos tajantes en nuestra defensa:
bíblicamente él (o ella) No es
cristiano, si lo fuera sería un esclavo de Cristo y estaría sujeto a una
iglesia. Sin temor digamos: no representa a Cristo, no puedo decir que es
mi hermano, no puedo asegurar que es hijo de DIOS.
Deseo ahondar un poco en si es alguien que se reúne
con nosotros, como lo dije en la enseñanza pasada, hay dos opciones:
·
La primera es llamarle la atención, pues están
blasfemando a Cristo por su causa o hasta comentarlo con el liderazgo de la
iglesia (Ya tomaremos cartas en el asunto). Esto en el caso de los miembros,
tanto activos como pasivos, por eso es que cuando se organizó la membresía se
hizo el listado de ambos.
·
La segunda es decirles a quienes blasfeman por su
causa que en realidad No es cristiano, pues por algo no comparte la cena del
Señor, esto es con los asistentes y
simpatizantes, por cruda que sea esta respuesta, es preferible que la persona
se sienta ofendida a que el Nombre de Cristo sea pisoteado. Tal vez y hasta lo
hagamos reaccionar de su letargo espiritual.
Ambas acciones que sean en el amor del Señor, con el
fin de guardar el Nombre de Cristo, pero siempre recordando que también
nosotros podríamos un día recibir una exhortación de este tipo por nuestra
forma de vivir.
Sobre todo si no hemos renovado nuestra mente en todos
y cada uno de los aspectos de nuestra existencia:
·
Nuestra forma de pensar.
·
Nuestra forma de hablar.
·
De vivir.
·
De vestir.
·
De hacer negocios.
·
De trabajar.
·
De relacionarnos.
·
De estudiar.
·
La forma de tratar el medio ambiente.
·
En pocas palabras nuestra cosmovisión.
Solo hasta que nuestra cosmovisión se alinee
correctamente a la Escritura, es que saldremos verdaderamente del mundo, pues
en teoría ya no somos de ahí, pero en la práctica muchos cristianos siguen
siendo paganos disfrazados.
El Señor Jesús les dice a sus discípulos en el verso 22 Si yo no hubiera
venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa
por su pecado. Hablando
específicamente del pecado del rechazo por incredulidad.
Después continúa su explicación acerca del porque el
mundo lo aborrece a él y por consecuencia a nosotros: es porque el mundo
aborrece a DIOS. 23 El que me aborrece a
mí, también a mi Padre aborrece.
Los judíos tenían la costumbre de pensar que podían
considerar a Dios como a su Padre, se lo dijeron en Juan 8:41 nosotros tenemos un padre y es DIOS, pero al mismo tiempo
consideraban a Jesús como poseído del demonio y le llamaban samaritano. Juan 8:48.
Pretendían que amaban al Padre, aunque evidentemente
odiaban al Hijo. Pero, en vista del hecho de que el Padre y el Hijo son uno en
esencia, resulta imposible tal actitud. Alguien puede imaginar que ama al Padre
mientras odia al Hijo, pero se engaña. El que odia a uno necesariamente odia al
otro.
Y esto es así también con respecto a la época actual.
Los que se burlan de la expiación por medio de sangre y rechazan la muerte vicaria
de Cristo, no aman a Dios, nuevamente vemos que el teísmo, solo está a medio camino, y no está en la verdad,
pues aunque creen en un Ser Supremo y
muchos de ellos le llaman dios, no es el DIOS de la Escritura.
El DIOS de la biblia es revelado y entendido solo por
medio de la Persona de Jesucristo, no podemos decir que creemos en DIOS y al
mismo tiempo rechazar a Cristo, su vida, su muerte por nosotros, su expiación
por medio de su sacrificio y su sangre, si creemos en DIOS entonces estamos
llamados a creer en Su Hijo Jesucristo.
24 Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún
otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y
a mi Padre.
Jesús hizo obras de tal magnitud, cual nunca se habían
realizado y nunca se volverán a realizar:
·
El agua en vino.
·
Levantar al paralitico de Betesda.
·
Alimentación de los 5000.
·
Caminar sobre el mar.
·
Dar visa al ciego de nacimiento.
·
La resurrección de Lázaro.
Son tal sólo las más destacadas de este evangelio, sin
embargo, para la generación incrédula, estos milagros no los salvarán, sino al
contrario, los condenarán aún más. Nicodemo mismo le dijo: sabemos que vienes de DIOS porque nadie puede hacer las obras que tú
haces si no viniera de parte de Él.
Los hechos y las palabras de Jesús fueron
indiscutibles, su autenticidad como salvador no podía ponerse en duda, si no
creían en sus palabras, sus hechos lo respaldaban abundantemente.
Sin duda que el odio de estos judíos era inexcusable.
El pensamiento del versículo 24, expresado en forma completa, sería como sigue:
Si no hubiese hecho entre ellos las obras que nadie
más hizo, no los acusaría del pecado de incredulidad; pero ahora, en estas
obras y por medio de ellas, me han visto tanto a mí como a mi Padre, sin
embargo, a pesar de esto me han tanto a mí como a mi Padre.
El Señor Jesús
continúa enseñando a sus discípulos y les dice: 25 Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su
ley: Sin causa me aborrecieron.
Esta declaración de Jesús es asombrosa, en ella
nuevamente vemos la armonía entre la Soberanía Divina y la responsabilidad
humana, pues en medio y por medio de este odio al Señor Jesús, DIOS está
cumpliendo Su Voluntad perfecta.
Sin obligar a nadie a que aborrezca a Cristo y al
Padre, sin hacer violencia a la voluntad de los hombres, DIOS se encarga de
hacer cumplir su Palabra. Este odio es parte del plan de redención, si el mundo
hubiese amado al Señor como aman a los falsos profetas de la actualidad, no le
hubieses crucificado, le hubieses ofrecido el mejor puesto disponible en la
ciudad, sin embargo, ese nunca fue el Plan de DIOS, Su perfecto plan es mucha
más grande y perfecto: Salvar a sus elegidos.
Dios cumple su plan de redención. El odio de los
hombres debe producir la crucifixión de Cristo, a fin de que los hombres, en
específico su pueblo, se puedan salvar. Pero el decreto eterno se cumple de tal
modo que la culpa recae en el hombre, no en Dios. La responsabilidad por el
rechazo y el odio es enteramente de los seres humanos.
¿Qué Palabra se tenía que cumplir? El Señor Jesús está
citando aquí 2 Escrituras: Salmo 35:19.
Salmo 69:4.
En el Salmo 35 encontramos
que David ha otorgado muchos favores a los que ahora son sus enemigos. El sufrimiento
de ellos había sido su sufrimiento; los pesares de ellos, sus pesares. Los
había tratado como a hermanos. Pero le habían devuelto mal por bien. Exactamente
lo mismo que Judas, los dirigentes y el pueblo que rechazaron al Señor Jesús.
El Salmo 69, como
ya lo habíamos mencionado hace tiempo, es uno de los 6 salmos más citados en el
N.T. este Salmo es citado por Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo, el Escritor de
Hebreos y Juan pero en el libro de Apocalipsis. Se conoce a este Salmo como un Salmo mesiánico, es decir un Salmo cuyo
contenido tiene que ver con Cristo. Nuevamente Davis es su escritor, y el Señor
lo cita en el verso 4, se han aumentado
más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa.
Según el Salmo 35
los enemigos son quienes prefieren olvidar favores pasados; según el Salmo 69 son los que no pueden soportar
ser testigos del celo ardiente que David manifiesta por la causa de Jehová. Sin
duda, en ambos casos el salmista mismo recibe los malos tratos. Sus enemigos lo odian sin causa.
Así también, sólo que mucho más, cuando los enemigos
de Cristo lo repudian, a pesar de todas sus palabras de gracia y milagros de
amor, lo odiaban sin causa.
·
Se preocupó por ellos.
·
Los amó hasta el fin.
·
Procuró su bienestar físico y espiritual.
·
Los sanó de enfermedades y dolencias.
·
Abrió los ojos de los ciegos.
·
Les dio de comer, no solo pan normal, sino pan de
vida.
·
Les dio a beber el agua de vida.
Y sin embargo, en su pecado y maldad, la ingratitud
afloró, no solo no tuvieron en cuenta tantas bondades, sino que las
menospreciaron al punto de odiar a quien más se había preocupado por sus vidas,
sin duda un acto vil y despreciable.
Acto, que lamentablemente muchas veces imitamos en la
actualidad los cristianos, en parte por
falta de madurez, en parte por malas enseñanzas pero regularmente he visto a
muchas personas que un tiempo recibieron el favor de Cristo a sus vidas,
disfrutaron de su gracia y misericordia, pero que por razones infantiles ahora
le han dado la espalda, algunos al punto de aborrecer Al Salvador.
Muchos, como niños pequeños, hacen berrinche cuando el
Señor no les cumple alguna petición,
o cuando hay problemas y situaciones adversas en sus vidas, salen corriendo
vociferando pestes del Señor, pues según ellos estaba obligado a evitar que pasaran por la tribulación, como
indicamos la semana pasada, esta es una falsa enseñanza cuyo promotor es el
diablo y cuyo fin es el infierno.
No importa porque tipo de problemas, situaciones o tribulaciones
estemos pasando, DIOS está en control, y su fin no es quitarnos algo para darnos algo más grande o mejor, el propósito de
DIOS al pasarnos por cualquier circunstancia es que seamos más como Cristo.
Cuando tengamos contentamiento con Cristo, cuando
Cristo sea todo lo que necesitemos, entonces en medio de las dificultades,
entonces, ya estaremos madurando de verdad.
Hay quienes argumentan que Jesús no pudo estar citando
el libro de los Salmos, pues dice la frase está
escrito en la ley, y como los Salmo son escritos Poéticos y no son parte de
la Toráh o del pentateuco, entonces no son las citas correctas, sin embargo, lo
mismo pasó en Juan 10 cuando habló
acerca de ser dioses, y aclaramos que
la Palabra es una unidad, así que
era común la expresión la ley para
referirse a pasajes en todo el A.T.
Ahora bien, ¿Cuál ha de ser la actitud de los discípulos
respecto a este mundo, representado por los judíos que desafían a Dios, odian a
Cristo y persiguen a la iglesia?
En medio de este mundo deben dar testimonio, al igual
que lo da el Espíritu: 26 Pero cuando
venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el
cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
Jesús ha venido hablando del odio que los discípulos
tendrán que soportar de parte del mundo, esta sociedad que también odia al
Padre y al Hijo. En consecuencia, no sorprende que en relación con esto vuelva
a consolarlos recordándoles su promesa anterior respecto a la venida del
Espíritu, el Paracletos.
El Padre y Jesús mismo enviarán a este Consolador. Lo
dijo en Juan 14:6 Yo rogaré al Padre, y les dará otro
Consolador. No hay contradicción, el hecho de que lo envíe el Padre no
excluye que al mismo tiempo lo envíe el Hijo. Al Espíritu Santo se le llama
aquí el Espíritu a de verdad, igual que en 14:17.
Ese Espíritu dará testimonio. La palabra testimonio del griego martureo
(μαρτυρέω, G3140), significa testificar o declarar, pues en medio del
mundo malvado, declarará en contra de él. Más adelante profundizaremos en este
tema. (16:8-9). Basta por el momento con saber que el testimonio del Espíritu
es doble:
·
Para con los del mundo, declarará acerca de su gran
necesidad de ser salvados.
·
En medio de la iglesia su testimonio será para su consuelo
en medio de esta generación perversa.
Siempre que un verdadero siervo de Dios da testimonio
contra el mundo, este testimonio es obra del Espíritu, de nosotros, nada bueno
puede venir.
Siempre que un humilde creyente, con su palabra y
ejemplo, atrae a otros hacia Cristo, es obra del Espíritu. Ese Espíritu siempre
da testimonio en relación con la Palabra, la Palabra de Cristo. El testimonio
del Espíritu no son bonitos sentimientos, es la Palabra de Cristo enraizada en
nuestros corazones.
En general, como ya lo vimos, el mundo que es
abiertamente hostil a Cristo, no recibirá el testimonio que damos, sin embargo
gracias a DIOS, hay excepciones. De entre los que hoy día son abiertamente
hostiles algunos serán atraídos. Serán transferidos del reino de las tinieblas
al de la luz eterna.
Un ejemplo bíblico es el mismísimo apóstol Pablo. ¿Hubo
alguna vez un perseguidor más violento que Saulo de Tarso? El Espíritu lo iba a
cambiar, y a otros como él a lo largo de la historia, para que se convirtiera
en celoso misionero de Cristo.
Ahora bien, en esta obra de testimonio el Espíritu
Santo utiliza medios, como lo indica el versículo siguiente. 27 Y vosotros daréis testimonio también,
porque habéis estado conmigo desde el principio.
Nos encontramos nuevamente con la palabra martureo
para testimonio, en el original griego, el tiempo es presente continuo,
es decir se traduciría mejor: estarán
dando testimonio.
Es cierto que estás palabras son para los testigos
oculares del ministerio terrenal del Señor Jesús, es decir para los 11
apóstoles, los primeros discípulos, y sin duda que dieron testimonio con sus
vidas y en algunos casos hasta con sus muertes acerca de Cristo.
Sin embargo, no podemos limitar esta obra que el
Espíritu Santo realiza solamente a los apóstoles, nosotros y cualquier
discípulo a lo largo de la historia, estamos capacitados con el mismo Espíritu
Santo que capacitó a los 11, por lo tanto, también nosotros podemos ser si DIOS
así lo determinará: mártires o testigos de Cristo.
A estas alturas, ya no debería de tomarnos por
sorpresa, pues como bien lo hemos predicado incansablemente, nuestras vidas son
para la Gloria de DIOS, y si Él determina que lo glorificamos en medio de la
tribulación y la persecución, que así sea
entonces. Además ¿Qué podemos esperar si vivimos en una sociedad que
aborrece a Cristo, aborrece a DIOS y nos aborrece a nosotros?
Conclusión.
En los versículos 18–27, el Señor Jesús nos habla de la actitud del mundo ante los
creyentes:
A. El mundo os
aborrece.
1. Las razones de este odio:
a. Los creyentes no son del mundo.
b. Los creyentes pertenecen a Cristo, a quien el mundo
odia.
2. Las razones de este odio y por lo tanto la
responsabilidad están en los malvados corazones que han decidido rechazar al
enviado por DIOS, pero al mismo tiempo y sin violentar la voluntad humana es
para que se cumpla la profecía mesiánica.
B. El Consolador, el Espíritu de verdad, dará testimonio
de mí, les dice Jesús, y ustedes están llamados a ser mis testigos si es
necesario. Después de todo, somos sus
esclavos, hacemos lo que nuestro Señor dice, sabiendo que él sabe lo que es
mejor para nosotros.
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