domingo, 7 de abril de 2019

El Evangelio De Juan 119: La Victoria En Getsemaní. Juan 18:1. Mateo 26:36-46. Marcos 14:32-42. Lucas 22:39-46.


A partir de la predicación del día de hoy, vamos a escudriñar no solamente el evangelio de Juan, sino que nos daremos a la tarea de estudiar los cuatro evangelios de manera armónica, es decir veremos cómo, lejos de contradecirse, en realidad se complementan de forma tan perfecta que es como una pieza musical bien concertada.

Esto es así, porque como lo dijimos al principio de esta seria de enseñanzas el evangelio de Juan no es como los otros tres evangelios que son conocidos como evangelios sinópticos, Juan tiene mucho material exclusivo, pero en este punto de la vida y ministerio terrenal del Señor Jesús, esa diferencia tan marcada se desvanece casi por completo, los últimos hechos redentores del Señor Jesús se encuentran contenidos casi en su totalidad en los cuatro evangelios.

Aunque si hay algunos acontecimientos o detalles que, como lo veremos semana a semana, son exclusivos de uno o dos evangelistas. Pero al momento de estudiar los evangelios como un todo armonizado, complementaremos esta serie de enseñanzas de manera maravillosa y seremos grandemente bendecidos.

Como ya lo sabemos bien, los capítulos 13,14,15,16 y 17 de Juan se centran en las últimas horas de ministerio del Señor Jesús con sus discípulos, abarcando desde la muy famosa ultima cena, hasta la oración sumo sacerdotal, si recordamos bien, al final del capítulo 14 del evangelio de Juan, el Señor Jesús ordena a sus discípulos a seguirlo hasta el torrente de Cedrón.

Esto nos indica que las palabras que pronunció en los siguientes capítulos, 15-17, las dijo en el camino, Juan ahora nos indica en el versículo 18:1 Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos.

Juan describe la escena como sigue: habiendo dicho Jesús la oración intercesora por sus discípulos y por su iglesia universal, ahora toma a los once y atraviesa con ellos al este del torrente o arroyo de Cedrón, sabemos que fue al este, porque ahí hay un huerto conocido como lagar de aceite o Getsemaní.

De los cuatro evangelios solo dos de ellos, Mateo y Marcos, mencionan el huerto por su nombre, pero eso no deja lugar a dudas de que Juan y Lucas se refieran a otro sitio y contradigan así el relato en general, la mención de Juan del torrente de cedrón despeja toda incógnita, y Lucas hace mención del Monte de los Olivos, corroborando aún más el relato, geográficamente el huerto de Getsemaní se encuentra a las faldas de este monte.

En el pasado ocurrió un acontecimiento destacado ahí fue el paso de David por este mismo torrente al huir ante su rebelde hijo Absalón. 2ª Samuel 15:23. ¿Por qué mencionarlo? Porque este acto de humillación y sufrimiento es prototipo de Cristo. DIOS anunció cientos de años antes lo que había de suceder ahí con su Hijo Unigénito.

El relato de la agonía que Jesús sufrió en este huerto se encuentra en los otros Evangelios. Juan da por sentado que los lectores no necesitan más información respecto a ese tema. Todo lo que dice es: …en el torrente de Cedrón había un huerto, en el cual entró con sus discípulos.

Por lo tanto, dirigiremos nuestra atención a los pasajes paralelos, mayormente al pasaje que encontramos en Lucas por ser el que más detalles específicos da de todo lo que ocurrió en esos minutos cruciales para el destino de los elegidos de DIOS y de Cristo.

No crean que quiero exagerar lo ocurrido ese día, como lo veremos ahí se gestó el principio de la victoria de Cristo, fue en un huerto, Edén, donde satanás venció al primer Adán, será en un huerto, Getsemaní que el postrer Adán que es Cristo recuperará lo perdido por Adán: la sumisión perfecta al código moral de DIOS.

En el huerto de Getsemaní, el tema principal no es la agonía de Cristo, por eso no nos adentraremos en ella, no debemos de alejarnos del verdadero punto por el cual el Espíritu Santo inspiró este pasaje: la Gloria de Cristo, de hecho, su agonía en este lugar es parte de su victoria, victoria que comparte con nosotros, victoria que lo hace, como si fuera posible, aún más glorioso Señor y Salvador.

Lucas el llamado médico amado, describe un cuadro más intenso y vívido de la situación, seguramente por su profesión, y aunque él no nos dice que ocho de los once discípulos no fueron con el Señor Jesús más allá, sabemos por los relatos de Mateo y Marcos, que hubo tres, los llamados íntimos: Pedro, Juan y Jacobo, que lo acompañaron hasta el corazón del huerto a levantar una oración al Padre nuevamente, pero en esta ocasión no por su iglesia, sino por nuestro Señor Jesucristo mismo.

Si algo podemos aprender de este incidente, es que si el Señor Jesús en persona, siendo DIOS mismo hecho carne, necesitó de momentos de profunda dependencia en intimidad con su Padre, ¿Cuánto más no lo necesitaremos nosotros simples y débiles seres mortales?

Lucas tampoco menciona las tres oraciones separadas y el regreso del Señor cada vez a los tres discípulos, encontrándolos siempre dormidos. Por otra parte, es solamente Lucas quien menciona al ángel que vino a fortalecer a Jesús. También es solamente él quien hace referencia al sudor que llegó a ser como gruesas gotas de sangre que caían en tierra. Es Lucas quien, en forma aún más enfática que Mateo y Marcos, dirige nuestra atención al pasmoso horror a que el Salvador se vio expuesto, la pavorosa angustia desgarradora que experimentó.

Leemos en Lucas 22:39 Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron.

Lucas resalta en hecho de que era costumbre arraigada en el Señor, no solo la oración, sino el lugar específico al cual se dirigió a orar, es importante hacerlo notar, porque es la primera señal de obediencia total de Jesús al Padre, pues a sabiendas de que Judas lo iría a buscar primeramente a ese lugar, pudo haber buscado otro sitio.



El sentido común humano dicta que si sabes que en cierto lugar vas a correr peligro y de muerte no hay que ir a ese lugar, pero el Señor Jesús venció aun sus instintos humanos de supervivencia, Adán cedió a sus instintos primarios, vio que el fruto era agradable a los ojos y codiciable para comer y falló en su obediencia, el postrer Adán fue en contra de un instinto todavía más grande y lo venció logrando así recuperar el terreno que Adán perdió.

Jesús, el Buen Pastor está a punto de poner su vida por sus ovejas. Debe hacer, quiere hacer, un sacrificio voluntario, el único tipo de sacrificio que será suficiente como expiación por los pecados de todos los que ponen su confianza en él.

Después Lucas nos narra: 40 Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación.

Es maravilloso el amor del Señor Jesús, todavía se dio el tiempo de advertir una vez más a sus discípulos acerca de no caer en la tentación que el griego original es peirasmos (πειρασμός, G3986) que se traduce no solo como tentación, también como prueba o adversidad, y preferimos está ultima traducción, pues lo que el Señor Jesús tiene en mente no es la tentación del pecado, sino las pruebas que se desencadenaran después de su captura, Él Señor sabe que la furia del sanedrín no se conformará con su muerte, que llenos de ira y rencor perseguirán a sus discípulos también, ya lo había advertido en el evangelio de Juan el mundo me aborrece y los aborrecerá a ustedes también.

La narración continua en los siguientes dos versos leemos: 41 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, 42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 

En este punto el Señor ya dejó atrás a los ocho y se adentró a orar solo con Pedro, Juan y Jacobo, ellos tres estaban relativamente cerca del Señor pues lograron escuchar su oración y ver lo que sucedía, aunque entre sueños pues sabemos que dormían en ratos.

En Lucas solo encontramos el relato de una oración, por Mateo y Marcos, sabemos que fueron tres intercaladas entre tiempo de exhortación a los tres íntimos: vamos despierten les decía, a Lucas no le parece necesario resaltar este hecho, y reproduce la escencia de las tres oraciones en una sola: Padre si quieres pasa de mí está copa, pero no se haga mi voluntad sino la tuya.

Poco a poco el Señor sigue ganando el terreno perdido por Adán, en el huerto del Edén, no se tomó en cuenta la voluntad de DIOS como algo digno de obedecer, Adán tuvo la orden directa y explicita de parte de DIOS de no comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, sin embargo, no obedeció, entre las consecuencias están que toda la raza humana que somos sus descendientes nacemos propensos, sí al pecado, pero en específico a la rebeldía.

Es por esto que ser verdaderos discípulos es imposible de lograr si no estamos descansando en Cristo, simplemente nuestra carne es rebelde por naturaleza, no le gusta ser corregida, a nadie nos gusta que nos llamen la atención y si no estamos permaneciendo en Cristo el ser implacables es el resultado.


Pero el Señor Jesucristo venció esta rebeldía de la carne, él se ofreció voluntariamente como el sacrificio, muy a pesar de que no lo deseaba, muy a pesar de que sabía que la copa que iba a beber era la copa de la ira santa de DIOS, muy a pesar de la agonía intensa que estaba atravesando, aun así, prefirió la sumisión obediente a la rebeldía latente de la carne.

El falló de Adán no fue solamente al mandato expreso de DIOS de no comer de un fruto específico, el falló de Adán fue en contra directamente del carácter justo y santo de DIOS, para que lo comprendamos mejor, violó implícita o explícitamente cada uno de los diez mandamientos que DIOS le da a Moisés en el monte Sinaí, estos diez mandamientos son el código moral de la conducta que a DIOS le agrada, estos diez mandamientos reflejan el carácter de DIOS, por ello es que no creemos que la ley ha sido abrogada por la gracia, más bien ahora en Cristo, la podemos cumplirla cabalmente.

Para poder verlo plenamente vayamos a Éxodo 20:1-17 y enumeremos los mandamientos en una lista:

1.    No tendrás dioses ajenos. Éxodo 20: 3.
2.    No te harás imágenes. Éxodo 20:4-6.
3.    No tomarás el nombre de DIOS en vano. Éxodo 20:7.
4.    Santificarás el día de reposos. Éxodo 20: 8-11.
5.    Honra a tu padre y a tu madre. Éxodo 20:12.
6.    No asesinarás. Éxodo 20:13.
7.    No cometerás adulterio. Éxodo 20:14.
8.    No robarás. Éxodo 20:15.
9.    No mentirás (hablar falso testimonio). Éxodo 20.16.
10. No codiciar. Éxodo 20.17.

Los diez fallos en uno de Adán:

·         El primer mandamiento, no tendrás dioses ajenos delante de mí, es un llamado a amar única y exclusivamente a DIOS, Adán falló en amar a DIOS por encima de todas las cosas, su amor lo puso en alguien más: en sí mismo.

Es por eso que a partir de ese momento los seres humanos nacemos siendo egoístas por naturaleza, al igual que Adán el amor por DIOS no es lo primero en nuestras vidas.

·         El segundo mandamiento, No te harás imagen, habla de la manera específica en que se le rinde culto y adoración a DIOS, nunca es a nuestra manera, siempre es a la manera en que DIOS dice, a Adán se le dio la pauta de rendir adoración a DIOS por medio de la obediencia, pero transgredió la ley de la correcta adoración e hizo las cosas a su manera.

Juan Calvino decía que el corazón de los seres humanos es una fábrica de ídolos, refiriéndose a este punto, la idolatría se da de dos maneras, adorando a quien No es DIOS y adorando a DIOS como nosotros nos gusta y no como Él lo demanda.

·         El tercer mandamiento, no tomaras el Nombre de DIOS en vano, no es solo usar su nombre en falso juramentos o para blasfemar, va mucho más allá, este mandamiento habla de que la única forma de usar el nombre de DIOS es en total reverencia.

Pero Adán no reverenció el nombre de DIOS al dudar y caer en el engaño de la serpiente: ¿Conque DIOS les ha dicho no coman de todo árbol del huerto? Génesis 3.1. La única respuesta que debió dársele a la serpiente es No tentaré al Señor mi DIOS. Mateo 4:7.

·         El cuarto mandamiento, guardarás el día de reposo, Adán falló en descansar en DIOS al permitir que su esposa y el mismo comer del fruto prohibido, al poner en riesgo su descanso eterno violó la esencia del Sabbath.

·         El quinto mandamiento, honrarás a tu padre, fue claramente violado por Adán al deshonrar a su Padre, el creador de todo, él hubiese tenido largos días de haber honrado a DIOS correctamente.

·         El sexto mandamiento, no asesinarás, Adán se convirtió en el primer asesino, no solo de su esposa y de él mismo, sino de toda la raza humana. Romanos 5:12.

La tarea encomendada por DIOS era que se multiplicara, tenía la encomienda de darle vida a su posteridad, en cambio nos heredó la muerte, espiritual y física.

·         El séptimo mandamiento, no adulterar, habla del amor incondicional expresado en todas las áreas a nuestro cónyuge, más que el solo hecho de no ponerle los cuernos. Mateo 5:27-28.

Adán no mostró amor hacia su esposa al dejar que hablará con el diablo y no hacer algo para impedirlo, su llamado era a proteger a Eva con su amor a toda costa, no solamente eso, más aun, la echa por delante para justificarse con DIOS. Génesis 3:12.

·         El octavo mandamiento, no robarás, habla de NO tomar algo que NO es de nuestra pertenencia, DIOS le dio todos los arboles del huerto, salvo uno solo, ese árbol era propiedad exclusiva de DIOS, al comer del fruto de ese árbol le robó directamente a DIOS.

·         El noveno mandamiento, no mentir, en esencia defender siempre la Verdad de DIOS, y Adán no lo hizo, dejo que fuera calumniada la verdad que salió directamente de la boca de DIOS: al comer de ese árbol morirán, Adán debió haber desalentado la calumnia de satanás no morirás, pero permitió que la mentira se consumara al dejar a Eva tomar del fruto prohibido.

·         El décimo mandamiento, no codiciar, habla de contentamiento, de estar agradecidos con DIOS por lo que tenemos en lugar de desear lo que no tenemos o lo que tienen otros, Adán no estaba conforme con su propio estado, estaba DESCONTENTO con lo que DIOS le había dado: casi toda la creación a sus pies, y codicio lo único que no era suyo.


Cristo cumplió con los Diez mandamientos en el huerto de Getsemaní, y restauro lo que Adán perdió, así como la caída de Adán fue en unos minutos, la restauración hecha por Cristo no llevó más tiempo, obviamente aún falta el coronar su obediencia en la cruz, para poder llevar sus méritos redentores, pero ese día en el huerto de Getsemaní, el Señor Jesús rescató lo que se había perdido: el poder de someternos en obediencia sumisa a la voluntad de DIOS.

1.    No tendrás dioses ajenos. Puso a DIOS y su voluntad por encima de todo.
2.    No te harás imágenes. Adoró a DIOS a la manera que DIOS pidió.
3.    No tomarás el nombre de DIOS en vano. No lo hiso, por el contrario, lo puso en alto al obedecerlo sumisamente.
4.    Santificarás el día de reposos. A diferencia de Adán, Cristo descanso en el Padre, por algo estaba de rodillas orando.
5.    Honra a tu padre y a tu madre. Honró al Padre como nunca nadie lo ha hecho ni lo hará nunca jamás.
6.    No asesinarás. Al obedecer, no evito un asesinato, evito el genocidio de los seres humanos.
7.    No cometerás adulterio. Nos amó de manera incondicional. Efesios 5:25.
8.    No robarás. No tomó nada que no fuera suyo, y no era su voluntad sino la del Padre, por lo tanto, al obedecerla se guardó de robarle a DIOS.
9.    No mentirás. No mintió, de hecho, nunca lo hizo, por lo tanto, su obediencia no solo fue externa, sino también de corazón.
10. No codiciar. No codició nada, lo único que deseaba es hacer la voluntad de su Padre.

En los siguientes versículos de Lucas leemos: 43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. 44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. 45 Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza. 46 y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.

Lucas nos da dos detalles muy específicos de la agonia física, mental y espiritual que el Señor Jesús atravesó en esos momentos decisivos en la historia de la redención:

·         El ángel que viene a sostenerle.
·         La hematidrosis.

En la serie de enseñanzas de Cristología: los estados de Cristo, en el Estado de humillación estudiamos los sufrimientos de Cristo en el huerto, te recomiendo que si deseas ampliar tu conocimiento en el tema lo escudriñes, por el momento no vamos a adentrarnos para no desviarnos del tema principal: La victoria de Cristo sobre la rebeldía de la carne.

Lucas narra, al igual que Mateo y Marcos, que el Señor Jesús se levantó de orar, puesto que estaba de rodillas, tal vez junto a una piedra a modo de reposadera, y al terminar de orar y ponerse en pie, se dirigió a sus discípulos para alertarlos de lo que estaba por suceder: la llegada de Judas con la guardia para arrestarlo.

Conclusión.

La carne sigue siendo rebelde, pero no debe ser así, si descansamos en Cristo, él nos llevará a obedecer no solo externamente, sino a ser sumisos, es decir una obediencia interna y externa por consecuencia.

Si lo ligamos con la enseñanza de la semana pasada, donde el Señor Jesús ora intensamente por su iglesia universal, una iglesia que no será perfecta de este lado de la eternidad, ese no es el plan de DIOS, y esto precisamente mina la obediencia de muchos, creen que la obediencia está condicionada por la perfección, pero no es así, nunca hemos presentado una iglesia perfecta a la cual te sujetas.


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