En el mismo día se
llevó a cabo un juicio triple, que solamente fue una farsa, el veredicto de
darle muere a su enemigo estaba dictado desde mucho tiempo atrás, los judíos,
más específicamente el sanedrín, escribas, fariseos, sacerdotes y el sumo
sacerdote, no solo estaban celosos de la fama, la sabiduría y el poder de
Jesús, sobre todo estaban molestos porque en cada ocasión posible el Señor los
desenmascaró como los hipócritas que eran.
Una vez que Poncio
Pilato sucumbió ante los deseos malignos del sanedrín, se llevó a cabo la cruel
sentencia, los sufrimientos y horrores de aquellos que eran condenaos a morir
crucificados eran tan grandes que se tuvo que inventar una palabra para
describirlos, no obstante, en medio del dolor, la burla, la soledad, los reclamos
y rechazos, el Señor Jesús, desde la Cruz dio 7 discursos breves, conocidos
como las siete palabras en la cruz y que estudiamos una a una en las semanas
pasadas:
·
Padre, perdónales no saben lo que están haciendo.
·
De verdad te digo, que hoy mismo estarás conmigo en
el paraíso.
·
Mujer he ahí a tu hijo, Juan he ahí a tu madre.
·
Elí, Elí ¿lama sabactani? DIOS mío, ¿Por qué me has
desamparado?
·
Tengo Sed.
·
Tetelestai: Consumado Es.
·
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Al gritar
fuertemente está ultima oración, es que el señor Jesús murió. Literalmente dejo
de vivir, no fue una ilusión, no fue un truco, no fue tampoco una muerte
espiritual como algunos grupos sectarios quieren hacer creer, simple y
sencillamente su cuerpo mortal, su naturaleza humana dejo de tener vida, dejo
de respirar y de latir su corazón, por lo tanto, sus funciones vitales
necesarias para sostener la vida humana, dejaron de ser.
¿Qué es lo que
sucede entre su muerte y su sepultura?
¿Por qué los
evangelistas lo narran?
¿Cuál es su
importancia?
¿Cómo nos impacta
en la actualidad?
Son los cuatro
evangelios los que narran los eventos que se dieron lugar, entre su muerte y el
bajarlo de la cruz para poder darle sepultura, solo que Juan
y Mateo son los que más detalles específicos nos dan y con
estos dos relatos nos bastará para tener el cuadro completo de todos los
sucesos.
De hecho,
específicamente hablando, son dos relatos simultáneos, al igual que en la
negación de pedro, se dio al mismo tiempo, pero en diferente lugar que el
juicio religioso de Jesús. Esta vez Juan nos narra lo que sucedió en el calvario, al pie de la cruz, mientras que
en Mateo encontramos el relato de lo que aconteció en los alrededores. Comencemos
con el relato del evangelio de Juan.
31.
Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que
los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de
reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las
piernas, y fuesen quitados de allí. 32.
Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al
otro que había sido crucificado con él. 33. Mas cuando llegaron a Jesús, como
le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.
Los miembros del
sanedrín, hipócritamente piden que se acelere todo, pues la ley de Moisés
prohíbe determinantemente que alguien que ha sido muerto colgando en un madero,
su cuerpo siga allí toda la noche. Deuteronomio
21:22-23. Sobre todo, porque el día siguiente era el sábado
pascual, por ello es que era un día de reposo de gran solemnidad.
Es un acto
religioso totalmente vacío, sin vida en sí mismo, no entendían la esencia de la
ley en lo más mínimo, de haberla entendido no habrían tenido celos ni rencor al
Señor, por eso es que en un acto más de hipocresías hacen gestiones para que
todo este proceso se acelere, recordemos que, para los judíos, el día
acaba/comienza a las 6 de la tarde, el Señor Jesús muere a las 3 pm queda
entonces poco tiempo y hay registros de personas condenadas a la muerte en la
cruz, que duraron días enteros en agonía intensa. Si no hacían algo, el sábado
más importante del año, se vería profanado, según ellos.
Por eso es que
envían una comitiva con el gobernador Poncio Pilato, para pedirle que aplique
el castigo conocido como crurifragium que era la acción de romper las piernas, por medio de golpes violentos,
con un martillo, un garrote o un trozo de acero, esto era suficiente para
provocar no solamente intensos dolores, pues rompían las piernas a la altura de
las espinillas, pero también provocaba la muerte por asfixia, pues al ya no
poder levantarse a tomar bocanadas de aire, los pulmones en cuestión de minutos
se veían colapsados, esto implicaba inevitablemente la muerte, sin la necesidad
de esperar horas o días para que llegará.
Pilato dio
rápidamente el permiso. Juan vio cómo los soldados rompían los huesos de los dos
malhechores. También vio que al darse cuenta de que Jesús ya había muerto, no
le quebraron los huesos. Es muy probable que se abstuvieran de hacerlo por
orden del centurión, en quien Jesús había producido una profunda impresión. Juan
continua con su narración, vayamos a los versículos 34 al 37.
34.
Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió
sangre y agua. 35. Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero;
y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis. 36. Porque estas
cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso
suyo. 37. Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.
Para garantizar
que no existiera ni la más mínima posibilidad de que quedara algo de vida en el
cuerpo de Jesús, uno de los soldados atravesó el costado de Jesús con una lanza
o espada. Como la espada se sostenía en la mano derecha, probablemente, lo más verosímil
es que se abriera el costado izquierdo de Jesús. Al instante salió sangre y
agua.
Juan amplía este
hecho, dedicando no menos de cuatro versículos al mismo. Debe haber tenido un
propósito al hacerlo así. Es muy probable que tratara de decir a sus lectores
que Cristo, el Hijo de Dios, de hecho, murió esto obviamente según su
naturaleza humana. La muerte de Jesús no fue en apariencia; fue real. El
apóstol mismo había estado presente y había visto brotar del costado del Señor
la sangre y el agua. Recordemos que en la época en que Juan escribió sus cartas
y su evangelio, los gnósticos, en especifico el grupo de los Docetas, negaban
la humanidad del Señor Jesús, ellos decían que su humanidad era solo una
apariencia del griego doketa de ahí su nombre de docetas.
Pero ¿qué hizo que
brotara sangre y agua de la abertura producida por la espada? Se ha escrito
mucho acerca de ello, según el Dr. S. Bergsma en el artículo Blood and Water,
la explicación fisiológica podría ser que la muerte de Jesús se produjo por la
rotura del corazón como resultado de una gran agonía y dolor mentales.
Una muerte así
sería casi instantánea, y la sangre que desemboca en el pericardio se
coagularía en grumos rojos (sangre) y suero límpido (agua). La herida de espada
permitiría entonces que saliera esta sangre y agua. El artículo menciona los nombres
de varios médicos distinguidos que han aceptado esta teoría.
Lo que sí debemos
hacer, es descartar estás tres teorías erróneas:
1. Afirmar
que Jesús murió de rotura del corazón. esto despierta, y con justa razón oposición de
inmediato. Sobre todo, porque se interpreta la mayoría de las veces de forma
metafórica y casi poética: murió con el corazón roto de amor…
Ahora bien, es
cierto que Jesús no murió con el corazón roto de dolor, como si lo suyo
hubiese sido un fracaso amoroso, Él Murió triunfador, completo la obra del
Padre, siempre hizo su voluntad, nunca lo desobedeció, gustoso llevó la cruz,
el oprobio y la muerte, nadie lo obligo, lo suyo no fue un fracaso, fue el
mayor triunfo de la historia.
Cuando hablamos de
la posibilidad de que la sangre y agua que brotaron del costado de Jesús
indiquen una rotura previa del corazón, utilizamos el término rotura de corazón
en un sentido estrictamente fisiológico.
2.
Otro error que hay que disipar es que, si Jesús murió de rotura de corazón, no ofreció
su vida. En este caso su muerte no fue un sacrificio
voluntario. ¡Semejante conclusión es totalmente errónea! Jesús entregó
ciertamente su vida en sacrificio voluntario. Esta es la enseñanza clara de
toda la Escritura, sobre todo en Juan 10:11. Pero imaginemos, por un momento, que Jesús, aun sabiendo que el tomar
sobre sí la ira de Dios le destrozaría el corazón, decide, sin embargo,
hacerlo; ¿podríamos decir entonces que su muerte no fue voluntaria? El carácter
voluntario de la muerte de nuestro Señor ciertamente no disminuiría en nada.
3.
Debe eliminarse el error de que la lanzada le produjo la muerte. Esto es totalmente erróneo; porque, el escritor inspirado, antes de
decir nada acerca de la perforación del costado de Cristo, ya ha escrito, Cuando
Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la
cabeza, entregó el espíritu.
Lo que Juan escribe
respecto a la lanzada no fue escrito para describir qué causó la muerte de
Cristo, sino para mostrar que Jesús había de hecho muerto. Además, como dice el
Dr. S. Bergsma en su artículo: Presuponer, como hacen algunos, que la lanza
perforó el corazón todavía vivo, y explicar de esta manera la sangre y agua, es
una contradicción médica, porque en este caso hubiera brotado pura sangre. La
muerte de Jesús se produjo por la crucifixión, no por la lanza de un soldado
romano.
Además, preferimos
apegarnos a pensar que el corazón de Jesús se destrozó literalmente, por todo
lo ocurrido durante esas ultimas horas, desde la agonía en el huerto de
Getsemaní donde sudó gotas de sangre, hasta instantes antes de morir, cuando le
dieron a beber vino agrio, sobre todo, porque la otra explicación posible es
que el Señor haya tenido una malformación congénita del corazón, lo cual es
totalmente descartable, pues fue el cordero perfecto de
DIOS.
Es sumamente
extraño, casi imposible, dicen las autoridades médicas, que se rompa el músculo
cardíaco normal. Cristo, sin embargo, sufrió como nadie antes ni después ha
sufrido. Salmo 69:20 dice proféticamente, El escarnio ha quebrantado mi corazón. Juan
escribe lo que ha visto. Da un testimonio autoritativo de lo que ha percibido
con sus propios ojos, lo deja muy claro.
Pero Juan, no solo
tiene en mente refutar a los docetas, también apunto con la sangre y el agua
hacia los efectos expiatorios de la muerte de Cristo. 1ª
Juan 5:6. Juan lo relaciona con el pasaje en que Jesús le dice
a Nicodemo que hay que nacer de nuevo del agua y del Espíritu. Juan
3:5.
Además, cuando
Juan vio cómo los soldados se abstuvieron de romper los huesos de Cristo, vio en
ello el cumplimiento de las palabras referidas en Éxodo
12:46, Números 9:12 y el Salmo 34:20. No se había de quebrar
ningún hueso del cordero pascual y Cristo es el verdadero cordero pascual. También,
cuando el apóstol observó la perforación del costado de Cristo, vio en ello el cumplimiento
de la profecía de Zacarías 12:10.
Al mismo tiempo
que esto esta aconteciendo, Mateo nos dice que otros hechos se dieron a unos cuantos
metros del Calvario: Mateo 27: 50. Mas
Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. 51. Y he
aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló,
y las rocas se partieron; 52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de
santos que habían dormido, se levantaron; 53 y saliendo de los sepulcros,
después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a
muchos.
Las tinieblas se
habían disipado, pero no fue la única señal que hubo de que la salvación se
había consumado, tres hechos paralelos a lo que Juan nos acaba de narrar se
dieron en ese mismo instante, y como lo veremos no son para nada acontecimiento
aislados de lo que estaba sucediendo en el Gólgota:
1. Un
terremoto que partió las piedras y abrió los sepulcros.
La tierra tembló,
las rocas se partieron y los sepulcros se abrieron. Esto muestra que la muerte
del Salvador tenía, y por supuesto que aún tiene, significado universal. Pues
históricamente, los teólogos ortodoxos de la iglesia lo han interpretado, y nos
apegamos a esa interpretación, como una señal de que la salvación tiene alcance
universal, específicamente, hablan del alcance de la redención de la creación. Que
la tierra temblara y las piedras se partieran, fue una señal profética de que
esa creación pasara, y de que habrá un cielo nuevo y una tierra nueva. Apocalipsis
21:1, lo cual sin la muerte expiatoria de Cristo no habría
sido posible. Romanos 8:21. Colosenses
1:20. 2ª Pedro 3:13.
¿Qué provocó el
terremoto? Sería mejor preguntar ¿Quién lo provocó? La respuesta es, por
supuesto que DIOS. Este terremoto fue grande, porque se formaron grandes
fisuras en las rocas y aun los sepulcros se abrieron. De aquí se desprende la
siguiente señal:
2. Santos
resucitados.
52-53.
Y muchos cuerpos de santos que habían dormido fueron resucitados y habiendo dejado
los sepulcros, después de la resurrección, entraron a la santa ciudad y aparecieron
a muchos.
No se dice quiénes
eran estos santos. Sin embargo, lo siguiente es claro:
·
Primero, fue una resurrección verdadera y no
solamente una aparición de cadáveres.
·
Segundo, ocurrió en el momento mismo de la muerte de
Cristo y junto con las otras señales apuntaba al significado de esa muerte.
·
En tercer lugar, no fue sino hasta después de la
resurrección de Cristo que entraron en Jerusalén y aparecieron a muchos. No se
explica donde estuvieron desde el momento que dejaron sus sepulcros hasta que
aparecieron a muchos en la santa ciudad, del mismo modo que no se indica el
paradero de Jesús durante los intervalos entre sus apariciones después de su
resurrección.
·
En cuarto lugar, todo parece señalar hacia el hecho
de que estos santos no volvieron a morir. Debe ser que, después de haber
aparecido a muchos por algún breve período, Dios los haya llevado para estar
con él en el cielo.
·
Por último, esta señal, como las otras dos, es profética.
Muestra que la muerte de Cristo garantiza nuestra resurrección gloriosa en la
segunda venida de Cristo.
3. El
velo del Templo se rasgó.
Con base en lo que
dice Hebreos 6:16. 9:3 y10:20.
Se ha interpretado siempre que fue el conocido como el
segundo velo el que se rasgó, es la cortina que separaba el Lugar
Santo del Lugar Santísimo. Esta cortina interior es la descrita en Éxodo
26:31–33.36:35. 2ª Crónicas 3:14.
Según se describe
en estos pasajes se habían entretejido hilos de azul, púrpura y escarlata en
una tela de lino blanco, de tal modo que estos colores formaban un conjunto de
querubines, los ángeles guardianes de la santidad de Dios que parecían cerrar
simbólicamente el paso hacia el Lugar Santísimo.
Una descripción del
velo del templo de Herodes la da Flavio Josefo en su libro Guerra
de los judíos. En el momento de la muerte de Cristo este velo se
rasgó repentinamente en dos de arriba abajo. Esto ocurrió a las tres de la
tarde, cuando los sacerdotes debieran estar atareados en el templo por la
inminente llegada del sábado pascual.
¿Cómo ocurrió? No
por desgaste natural, porque en ese caso probablemente se habría roto en
diversas partes y la rotura se habría producido más probablemente desde abajo
hacia arriba. Tampoco es probable que Mateo esté tratando de dar la idea de que
la ruptura del velo fue causada por el terremoto. Si esta hubiera sido su
intención, ¿no habría mencionado el terremoto antes de la rasgadura del velo? Nosotros
estamos enumerando las señales de forma diferente a como sucedieron para poder
entrelazar nuestra enseñanza, pero el orden cronológico es el dado obviamente
por Mateo en su relato.
Lo sucedido debe
ser considerado un milagro. No se menciona ningún medio secundario usado para
efectuarlo y sería inútil pensarlo.
En cuanto al significado simbólico, es lo que nos interesa y es lo que nos
llevará al cenit de nuestra enseñanza. Hebreos
10:19-20.
Por la muerte de
Cristo, simbolizada por la rotura del velo, queda abierto el camino al Lugar
Santísimo celestial, que es el cielo, pero el escritor de Hebreos es claro,
el camino se abrió a través del velo de su carne. Ser traspasado con la
lanza en su costado era un símbolo de que su muerte abría el camino al trono de
la gracia, no para él, Cristo siempre tuvo comunión delante de ese trono
maravilloso, el camino lo abrió para los pecadores, pero no para todos los
pecadores, sino para un tipo especial de pecadores: aquellos que reconocen su
condición y se arrepienten, es decir: su
iglesia.
Cuando DIOS abrió
el costado de Adán para de ahí formarle una esposa, fue también un acto
simbólico que apuntaba a miles de años en el futuro, cuando por medio del
costado abierto de Cristo nacería su amada, su esposa, su
iglesia.
Del
costado de Adán se formó a su esposa Eva, del costado del postrer Adán es decir
Cristo se formó a su esposa: la iglesia. Efesios 5:25. Es el sacrificio de Cristo el que hace posible que su iglesia sea
formada, por el perdón de pecados de sus elegidos, pero en específico, el que
su carne haya sido rasgada, así como el velo del templo se rasgó, nos apunta al
camino abierto a la intimidad con DIOS, ya no hay obstáculo que nos impida ser
la esposa.
Antes, por el
pecado estábamos separados de DIOS, destituidos de Su gloria, no podíamos tener
intimidad con él, no lo amábamos, no lo anhelábamos, no deseábamos orar,
congregarnos, leer la biblia, nada espiritual brotaba de nosotros, una vez que
aquello que nos estorbaba para poder entrar en el lugar santísimo fue quitado,
ahora podemos tener comunión con el Señor sin que nada ni nadie nos lo impida.
Nuestra vergüenza fue quitada, ahora podemos ser la Esposa de Cristo sin que
nada nos limite.
La iglesia es la
esposa de Cristo, nació de su costado, le costó su sangre, dio su vida por
ella, lamentablemente, aun a pesar de todo esto, hay muchos creyentes que se
comportan como concubina y no como amada esposa.
La palabra cristiano es para identificarnos de forma individual, pero la
palabra iglesia es para identificarnos de forma comunitaria o colectiva. Ser
cristiano significa entonces, pertenecer a una iglesia local.
La iglesia es parte del plan de DIOS en el mundo, Jesús mismo dijo que
ni las puertas del Hades prevalecerían contra ella, en otras palabras, la
verdadera iglesia de Jesucristo es indestructible, prevalecerá por la
eternidad, por eso aquellos que dicen yo
no necesito la iglesia para madurar, crecer, sostenerme, etc. Sólo
demuestran o su enorme arrogancia o su gran ignorancia, pues la iglesia es tan
importante que Cristo murió por ella.
Estamos llamados a ser la
novia expectante de Cristo, no su concubina, decir que somos hijos de DIOS sin
ser miembros de una iglesia local sana doctrinalmente, es una contradicción y
es comportarnos como concubina y no como la novia esperando a ser desposada.
Lamentablemente muchas
personas en las congregaciones, viven sin ser miembros reales de su iglesia,
solo se comportan como la amante del Señor, quieren sus beneficios, su ayuda,
su amor, su paz, pero no quieren el comprometerse con Él, su Señorío, su
voluntad en sus vidas.
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