miércoles, 9 de octubre de 2019

Apologética 9: Jesucristo ¿Mito, simple hombre o DIOS? Parte 3. La Resurrección. 1ª Corintios 15:14.



Esta es la tercera clase en la cual nos damos a la tarea de aclarar que Jesús, como personaje histórico no solo es real, sino que es más real que cualquier personaje de la historia antigua, pero eso no significa que él sea DIOS, así que nos dimos a la tarea de probar mediante varios testimonios su divinidad:

    I.        Jesucristo el hijo de DIOS.

A.   Sus aseveraciones directas de divinidad.

                             I.        Durante su juicio. Marcos 14:61-64.
                            II.        De sus propios labios.
                          III.        Aceptó adoración en calidad de DIOS.
                          IV.        Confirmación por otros.

B.   Aseveraciones indirectas de su deidad. Atributos incomunicables en Su Persona.

C.   Cumplimiento de las profecías mesiánicas. Tenemos toda una clase al respecto en nuestro estudio de bibliología.

D.   Sus milagros.

                             I.        Definición de milagro.
                            II.        ¿Son posibles los milagros?
                          III.        ¿Son creíbles los milagros?
                          IV.        ¿Son científicos los milagros?
                           V.        ¿Son históricos los miagros?
                          VI.        ¿Son mitológicos los milagros?
                        VII.        ¿Son determinables los milagros bíblicos?
                       VIII.        ¿Hay milagros en la actualidad?

Los milagros no solo son posibles, sino hasta creíbles como hechos históricos, que no van en contra del pensamiento científico, y como son definidos como la intervención directa de DIOS, eso significa que: Todos y cada uno de los milagros que el N.T. nos dice acerca de Jesús, no solo son verdaderos, también son una prueba irrefutable de su total divinidad.

E.   Su resurrección. La siguiente y definitiva prueba de la divinidad del Señor Jesucristo es su resurrección literal de entre los muertos, así que vamos a estudiar a fondo este hecho histórico sin precedentes.

                             I.        Jesús realmente murió en la cruz del calvario.

Antes de que podemos probar la resurrección, primero debemos demostrar que Jesús en realidad murió, ya que no pocos grupos, incluido el islam, aseveran que no murió que solo se desmayó al estar colgando en la cruz. Hay al menos 7 evidencias de la muerte del Señor:

1.    Rechazó el narcótico que le ofrecieron para mitigar los dolores excruciantes, por lo tanto, no pudo caer en un desmayo profundo. Marcos 15:23.
2.    La perdida de sangre, desde el sudor sangrante en Getsemaní hace imposible sobrevivir a cualquiera.
3.    La separación del plasma de los glóbulos rojos son señal de ruptura cardiaca literalmente hablando. Juan 19:34.
4.    No le quebraron las piernas al percatarse de su muerte literal. Juan 19:33.
5.    Pilato pidió pruebas de su muerte antes de entregar su cuerpo. Marcos 15:43-45.
6.    Si hubiese sido una farsa, su aspecto al presentarse resucitado hubiese sido la de un miserable por las marcas de la tortura más que la de un Salvador glorioso.
7.    La Asociación Medica Americana de USA avala rotundamente, basados en las evidencias históricas, la muerte literal del Señor Jesús. (21 marzo 1986, p. 1643).

                            II.        Importancia de la resurrección.

El milagro más impresionante del Nuevo Testamento y el más atestiguado de todos los milagros es la resurrección de Jesucristo. Este fabuloso hecho maravilloso es la prueba suprema de las pretensiones de Cristo acerca de su deidad. Si Jesús no hubiera resucitado de los muertos, todas sus afirmaciones habrían quedado desmentidas en una fría tumba. 1ª Corintios 15:14.

George Ladd señala: Si Jesús ha muerto, se niega todo su mensaje. Si ha muerto, no puede venir en su reino. Si ha muerto, la esperanza de una venida triunfante del celestial Hijo del Hombres es, evidentemente, imposible.

Sí Cristo No resucito, entonces él es un mentiroso, puesto que el mismo dijo en varias ocasiones que moriría y que después se levantaría. Mateo 12:38-40. Lucas 9:22-27. Juan 2:19-22.

Por el contrario, si él ha resucitado de entre los muertos todo lo que dijo ser, hizo y prometió, es la más absoluta verdad. Pero, ¿resucitó realmente Jesús de entre los muertos?; ¿qué evidencias tiene el cristianismo para afirmar la resurrección de Jesús? Examinaremos algunas evidencias de este singular milagro:

                          III.        La evidencia de la tumba vacía.

Testigos fidedignos, tanto amigos como enemigos, testificaron que el sepulcro estaba vacío: las mujeres, los discípulos, los ángeles y los soldados romanos. Mateo 28:6; Marcos 16:6; Lucas 24:3-12; Juan 20:1, 2. ¿Qué pasó para que desapareciera el cuerpo de Jesús? O manos humanas se lo llevaron o el poder de Dios le resucitó. Algunas teorías racionalistas para explicar el hecho serían:

a) Que José de Arimatea se llevó en secreto el cuerpo para ponerlo en un lugar más adecuado. El libro la conspiración de la pascua de Hugh Schonfield, propone esta teoría. El problema de esta hipótesis es, ¿por qué nunca se supo el lugar de la nueva tumba? Además, ¿por qué José de Arimatea (y los que le habían ayudado a trasladar el cuerpo) no dijo que Jesús estaba muerto en vez de apoyar la idea de la resurrección? ¿Cómo es que nunca nadie trajo el cuerpo de Jesús para acallar la resurrección? ¿Cómo libro la guardia romana? ¿Por qué nadie lo vio violar el Sabbath? Por último, no hay ninguna evidencia de una tumba que se haya convertido en centro de peregrinación por contener los restos de Jesús.

b) Que las autoridades (judías o romanas) habrían trasladado el cuerpo. El problema de esta teoría es, ¿por qué nadie presentó el cuerpo de Jesús y así terminar con la proclamación de Jesús? Esto especialmente se puede decir de las autoridades judías, que eran las que más deseaban poner fin a la naciente fe.

c) Que Jesús no murió realmente en la cruz.  Ya aclaramos este punto al inicio.

d) Que las mujeres cometieron un error y fueron a otra tumba. Pero, ¿es posible que mujeres que conocían el lugar de la tumba, ya que habían presenciado el entierro, se hayan equivocado tanto? Ahora bien, suponiendo que se hubieran equivocado de tumba, por la oscuridad de la mañana, ¿cómo es posible que a tan tempranas horas hubiera habido un jardinero trabajando? Marcos 16:5,6; Juan 20:15. Suponiendo que el ángel no era más que un jardinero. Además, todo el malentendido se hubiera aclarado si el presunto jardinero hubiera sido presentado como testigo del error de las mujeres. Finalmente, si las mujeres simplemente se equivocaron de tumba, ¿por qué las autoridades no presentaron el cuerpo de Jesús para terminar con la idea de la resurrección?

e) Que nadie visitó la tumba y el relato de las mujeres es una añadidura posterior. Se ha sugerido que pasaron por los menos dos meses antes de que los discípulos proclamaran la resurrección y que tal creencia estaría basada en apariciones espirituales de Jesús a los apóstoles. Esta hipótesis se contradice claramente por lo que indican los Evangelios. Estos señalan que varias personas visitaron la tumba en diferentes ocasiones. Mat. 28; Mar. 16; Luc. 24; Juan 20. Además, las autoridades podrían haber mostrado los restos de Jesús, sacándolos de la tumba intacta. El no hacerlo es señal de que la tumba estuvo vacía a partir del tercer día.

f) Que los discípulos robaron el cuerpo de Jesús. Ciertos escépticos creen esta teoría, pero es extremadamente improbable que los descorazonados discípulos hubieran tenido valor para defraudar con semejante falsedad a un mundo que les era hostil. Es imposible creer, además que hubieran persistido en sufrir persecuciones, torturas y hasta la muerte por sostener una mentira. Mateo 28.15.

La autoridad del sepulcro vacío es comentada por J. Anderson: Es un asunto histórico el que los apóstoles lograron desde el principio muchas conversiones en Jerusalén, a pesar de su hostilidad, proclamando las buenas noticias de que Cristo se había levantado de la sepultura, y esto sucedió a corta distancia del sepulcro. Cualquiera de los oyentes podría haber visitado la sepultura. Sin duda, la tumba vacía es una magnífica prueba de la resurrección de Jesús de Nazaret.

                          IV.        La evidencia de la transformación de los discípulos.

Los seguidores de Cristo habían presenciado su muerte y quedaron completamente desilusionados en cuanto a su mesiandad. Lucas 24:21.

Se reunieron en el aposento alto por temor de los judíos. Pero después de ver al Señor resucitado, predicaron con denuedo la resurrección, y varios fueron martirizados por su testimonio. ¿Quién daría su vida para divulgar lo que supuestamente era una falsedad? ¿De dónde vino la valentía extraordinaria de los discípulos? Algunos escépticos mencionan que lo que experimentaron los discípulos fueron en realidad alucinaciones acerca de Jesús resucitado. ¿Es posible que los discípulos fueran víctimas de alucinaciones? Recordemos que estaban conmovidos mentalmente, aun así ¿Pensaban tanto en la resurrección que sus mentes vieron algo que en realidad no estaba ahí?

En primer lugar, debemos tener en cuenta que los discípulos, después de la muerte de Jesús, se desilusionaron y no podían pensar en la resurrección. Además, es necesario considerar los siguientes hechos antes de aceptar que las apariciones de Cristo fueron a alucinaciones:

a)    No todas las personas son susceptibles a alucinar. Generalmente sólo cierta clase particular de personas tiene alucinaciones, las altamente imaginativas y muy nerviosas. Sin embargo, las apariciones de Cristo no estuvieron restringidas a personas de una constitución psicológica especial.

b)    Las alucinaciones están ligadas en el subconsciente del individuo. Con sus experiencias particulares del pasado, por tanto, ellas son muy individualistas y extremadamente subjetivas. Es totalmente imposible que dos personas tengan la misma alucinación al mismo tiempo. Sin embargo, las apariciones de Cristo fueron vistas por muchas personas, hasta 500 a la vez. 1ª Corintios 15:6.

c)    Las alucinaciones generalmente están restringidas al tiempo y lugar en que ocurren. Vale decir, ellas se dan en un lugar que trae recuerdos y en una circunstancia en que la persona llega a tomar una actitud de nostalgia por cosas pasadas. Sin embargo, las ocasiones y los lugares en que apareció Cristo para nada conducen a tales situaciones, ya que apareció en distintos lugares y circunstancias.

d)    Las alucinaciones exigen que los que las experimentan tengan una gran ansiedad por ver tales hechos. Por el contrario, en el caso de las apariciones de Cristo, los discípulos fueron llevados a creer lo que ya habían abandonado como fe.

                           V.        La evidencia del establecimiento de la iglesia.

Es admitido que la iglesia fue formada sobre dos sólidas bases: el derramamiento del Espíritu Santo y la predicación de la resurrección de Jesús. Una multitud de judíos creyeron. Hechos 2:41. Y un gran número de sacerdotes obedecían a la fe. Hechos 6:7. Solamente la resurrección de Cristo podía convencerlos. ¿Cómo se podría explicar la existencia de la Iglesia cristiana, que seguramente hubiera permanecido sepultada con su Señor, si Jesucristo no hubiera resucitado? La iglesia viva y radiante del día de Pentecostés no nació de un dirigente muerto.

Indiscutiblemente el cristianismo lleva presente cerca más de 2000 años y durante todo ese tiempo ha trastornado el mundo, el fundamento y principal predicación de este movimiento es la resurrección de Cristo, ha soportado entre sus seguidores muertes, persecuciones, hambres, tribulaciones, etc. Permanecido de pie hasta la fecha, y una de las cosas que lo sostienen y fortalecen es la firme creencia en que Cristo vive.

La fundación y existencia continua de la Iglesia de Cristo es, por tanto, una de las pruebas más fehacientes de la realidad de la resurrección

                          VI.        El día de culto cristiano.

Antes de la era cristiana el día de culto de los judíos era el séptimo día de la semana o el sábado, después de la crucifixión la iglesia cristiana empezó a dar culto el primer día de la semana, la razón por la cual se cambio fue que precisamente en el primer día de la semana resucito el Señor.  Marcos 16:2.

                        VII.        El nuevo testamento.

No estamos razonando en círculo, pues no intentamos probar que por estar ahí escrito es cierto, pero lo que sí es un hecho indiscutible es que todo libro escrito tiene un contexto histórico, el Corán por ejemplo considera la vida de Mahoma, Los Miserables de Víctor Hugo situado en la revolución francesa.

Sabemos, según datos indiscutibles, que el Nuevo Testamento tuvo su origen al principio de nuestra era entre el movimiento cristiano que tenía sociedades organizadas llamadas iglesias en las grandes ciudades del mundo romano. Es evidente, según la naturaleza del Nuevo Testamento mismo, que los escritores de los veintisiete libros creían cabalmente que Jesucristo había resucitado de los muertos. Creían que su tumba estaba vacía y que había aparecido en forma reconocible con el mismo cuerpo con que había sufrido en la cruz.

                       VIII.        La evidencia de la conversión de Pablo.

La importancia del testimonio de Saulo de Tarso radica en que este hombre no era creyente, por el contrario, él se oponía tenazmente a las enseñanzas del cristianismo, e incluso perseguía a los cristianos. Era un hombre culto, que por ninguna razón posible podría llegar a inventar o imaginar el ver al Señor Jesús resucitado. Pero, camino a Damasco algo ocurrió con el joven erudito.

¿Cómo es posible explicar que este incidente alcanzara las consecuencias históricas que tuvo? ¿Por qué un hombre de raza tan dura, teniendo la mente sana repentinamente abandonó la fe de sus antepasados para abrazar las creencias de sus enemigos? ¿Cómo se puede explicar que uno de los más grandes intelectuales de todos los tiempos haya pasado repentinamente de un extremo dogmático al otro? La respuesta se encuentra en el hecho de que el hombre de Tarso tuvo un encuentro personal con el Cristo resucitado.
                          IX.        La experiencia cristiana.

Otro hecho tangible de la resurrección de Jesús es cuando un alma pecaminosa, se acerca a DIOS con humildad y quebranto y DIOS transforma esa alma por el poder de su gracia, este cambio radical se le conoce como “vida resucitada” tal como la de Cristo. Sin duda la experiencia cristiana es de gran valor para apoyar lo que las Escrituras dicen de Jesucristo, él es Dios con nosotros, el verbo encarnado, el camino y la vida.

                           X.        Conclusiones.

Después de examinar los testimonios de Jesús, los apóstoles, las profecías mesiánicas, los milagros del Señor y la evidencia incontrovertible de la resurrección, no hay otra alternativa que aceptar incondicionalmente la deidad del Señor Jesucristo. Negar tal hecho es ser ciego y sordo al cúmulo de pruebas entregadas tanto por el Antiguo como por el Nuevo Testamentos. 


 


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