Como lo hemos venido anunciando, a partir
del día de hoy y durante los próximos meses estaremos escudriñando el libro de Los
Hechos de los apóstoles, mejor conocido simplemente como Hechos, para
lograrlo, al igual que como hicimos con el evangelio de Juan, primeramente,
daremos una enseñanza introductoria, para poder comprender mejor este
maravilloso texto.
En longitud, el libro de Hechos supera a
casi todos los libros del canon del Nuevo Testamento. Con sus veintiocho capítulos
y sus 1.007 versículos, constituye un puente ineludible entre los Evangelios y
las Epístolas. No cabe la menor duda que sin el libro de hechos, no solamente
el canon estaría incompleto, tampoco tendríamos la base necesaria para
comprender las cartas, todas ellas, no solo las de Pablo, y al mismo tiempo es
la continuación natural de los relatos evangélicos, es por este motivo que
decidimos dar el paso igualmente natural y no saltar a algún otro libro de la
Escritura.
A.
Título.
En cierto sentido, Hechos es el libro más importante
del Nuevo Testamento. La verdad pura y simple es que, si no contáramos con
Hechos, no tendríamos ninguna información acerca de la Iglesia Primitiva, fuera
de la que pudiéramos deducir de las cartas de Pablo.
Se ha dicho que hay dos maneras de escribir
la Historia. Una consiste en procurar trazar el curso de los acontecimientos de
semana en semana o de día en día, momento a momento, lineal y consecutivamente;
y la otra es aquella que nos abre una serie de ventanas y nos permite vislumbrar
algunos momentos decisivos y personalidades relevantes de cada período. El
Libro de los Hechos sigue la segunda fórmula.
Casi siempre le llamamos Los Hechos de los
Apóstoles. Pero este libro no nos da, ni pretende darnos, un relato exhaustivo de
los hechos de los apóstoles. Aparte de Pablo, sólo se mencionan tres, salvo en
la lista que aparece en el capítulo primero. En Hechos 12:2 se nos dice en una
breve frase que Herodes mandó ejecutar a Santiago, el hermano de Juan. Juan aparece
algo más en la narración, pero nunca hace uso de la palabra. El libro nos da
sólo verdadera información sobre Pedro, que muy pronto desaparece de la escena
como protagonista. En el original no hay artículo Los delante de Hechos;
una traducción correcta del título podría ser Hechos de varones apostólicos; y
lo que pretende es darnos una serie de hazañas típicas de las figuras heroicas
de la Iglesia Primitiva.
B.
Autor.
Aunque su nombre no aparece en el libro,
desde el principio de la Historia de la Iglesia siempre se ha mantenido que su autor
es Lucas. Acerca de él sabemos realmente muy poco; sólo se le menciona tres
veces en el Nuevo Testamento:
·
Colosenses
4:14.
·
Filemón
24.
·
2ª
Timoteo 4:11.
De estas referencias podemos deducir dos
cosas seguras: la primera es que era médico; y la segunda, que era uno de los
más apreciados colaboradores y leales amigos de Pablo, porque fue su compañero en
su último encarcelamiento.
Además, podemos concluir también que era
gentil. En Colosenses 4:11 termina la lista de recuerdos y saludos de
los que son de la circuncisión, es decir, de los judíos; y en el versículo 12
empieza una nueva lista, que suponemos que incluirá a los gentiles. Según esta
deducción nos encontramos con el hecho interesante de que Lucas fue el único
autor gentil del N.T.
Podríamos haber supuesto que Lucas era
médico porque usa términos médicos con mucha naturalidad tanto en su evangelio,
como en este libro, para muestra basta mencionar que es el único de los cuatro
evangelistas que relata la hematidrosis o el sudor como grandes gotas de
sangre, de parte de Jesús en la agonía en el huerto de Getsemaní momentos antes
de ser entregado para ser juzgado. Este tipo de detalles son los que nos dejan
entre ver que efectivamente, el oficio de Lucas es el de médico.
En Lucas 4:35, hablando del que tenía
el espíritu de un demonio inmundo, dice: «… cuando el demonio le había tirado
al suelo», y usa el término médico correcto para convulsiones.
En Lucas 9:38, hablando del que le
pidió a Jesús: «¡Maestro, por favor, mira a mi hijo…!», usa el término médico
convencional para hacer un reconocimiento. Era médico, y los términos técnicos
de los médicos eran los que se le ocurrían de una manera natural.
La tradición revela ciertos aspectos de la
vida de Lucas (prologó anti marcionita): Lucas es un sirio, natural de
Antioquía, médico de profesión. Fue discípulo de los apóstoles y posteriormente
acompañó a Pablo hasta el martirio de éste. Sirvió al Señor sin perturbación,
sin esposa, sin hijos, y a los ochenta y cuatro años de edad durmió en Bitinia,
lleno del Espíritu Santo.
C.
¿Cuándo
se escribió Hechos?
La fecha más temprana posible de composición
es el 62 d.C. que es el año cuando Pablo fue liberado de su prisión en Roma y
es la última referencia a tiempo (“dos años enteros” [28:30]) en Hechos. La
fecha más tardía es el 96, que fue el año cuando Clemente de Roma conoció a
Hechos. La fecha de composición, por lo tanto, se ubica en ese período de
treinta y cuatro años, entre el 62-96 dC.
D.
¿Dónde
fue escrito Hechos?
No tenemos ninguna información que nos
permita saber dónde fue que Lucas escribió Hechos. ¿Tenía ya algunas partes
escritas antes de acompañar a Pablo en su viaje a Roma? ¿Pudo guardar sus documentos
durante el naufragio en Malta? ¿Terminó el libro en Roma, durante los dos años
en que Pablo permaneció bajo arresto domiciliario? Nos podemos hacer una
infinidad de preguntas, pero las respuestas nunca serán definitivas. Algunos
eruditos señalan a Acaya como un lugar posible de composición, en tanto que
otros señalan a Roma.
E.
El
destinatario del tratado.
El Evangelio de Lucas y Hechos están
íntimamente relacionados en cuanto a que ambos están dedicados a Teófilo. Lucas
1:1-4. Hechos 1:1. La expresión excelentísimo Teófilo pareciera sugerir
que Teófilo pertenecía a la alta clase social, tal vez un alto dignatario del
gobierno romano. Además, el versículo introductorio de Hechos sugiere que el
segundo libro es una continuación del primero, el Evangelio. Tenemos tres
posibilidades:
1.
Es
posible que Teófilo no sea realmente un nombre propio. En aquellos días era
peligroso ser cristiano. El nombre Teófilo viene de dos palabras griegas:
Theos, que quiere decir Dios, y filein, que quiere decir querer, y significa amigo
de DIOS. Es posible que Lucas se refiriera a uno que ama a Dios sin
mencionar su verdadero nombre para no comprometerle.
2.
Hay
una teoría más romántica, basada en el hecho de que Lucas era médico y los
médicos eran muchas veces esclavos en aquellos días. Se ha sugerido que Lucas
puede haber sido el médico de Teófilo, y que éste puede haber estado gravemente
enfermo y haberse salvado gracias a la habilidad y fidelidad de Lucas, y que en
agradecimiento le concedió la libertad. En este caso, tal vez Lucas le quería
mostrar su gratitud a Teófilo; y, como la cosa de más valor que poseía era el Evangelio
de Jesús, se lo escribió y envió a su benefactor.
3.
Lo
más probable es que efectivamente, Teófilo era una persona real, y debe de
haber sido un alto dignatario romano. Tal vez Lucas le dedicó sus libros para
mostrarle que el cristianismo era una cosa maravillosa y que los cristianos
eran buenas personas. Es posible que Lucas tratara de influir en un gobernante
romano para que no persiguiera a los cristianos.
F.
El
propósito del libro.
Cuando uno escribe un libro lo hace por
alguna razón, o puede que por más de una. Consideremos las que pudo tener Lucas
para escribir Hechos.
1)
Una
de sus razones era presentar el cristianismo al gobierno romano. Algunas veces hace
mucho hincapié en mostrar lo corteses que fueron con Pablo los magistrados
romanos.
Lucas
se esfuerza en presentar a los cristianos como buenos y leales ciudadanos, y
que siempre se los había tenido en esa estima. Lucas escribía en días en los
que se aborrecía y perseguía a los cristianos, y contó su historia de manera
que se viera que los magistrados romanos siempre habían sido justos con el cristianismo
y que nunca habían considerado que los cristianos fueran malas personas. De
hecho, se ha hecho la interesante sugerencia de que Hechos no es otra cosa que
el documento preparado para la defensa de Pablo ante el Emperador romano.
2)
Otro
de los objetivos de Lucas era mostrar que el Evangelio era para todos los seres
humanos de todos los países.
Esta era una de las cosas que a los judíos les costaba entender. Tenían la idea
de que ellos eran el pueblo escogido de Dios, y que Dios no tenía interés en
los demás pueblos. Lucas se propone demostrar lo contrario:
·
Presenta
a Felipe predicando a los samaritanos.
·
A
Esteban, haciendo universal el cristianismo y muriendo por ello.
·
A
Pedro, recibiendo a Cornelio en la Iglesia.
·
A
los cristianos, predicando a los gentiles en Antioquía.
·
A
Pablo, viajando por todas partes y ganando a personas de todas clases para
Cristo.
·
Y
en Hechos 15, presenta a la Iglesia tomando la gran decisión de aceptar a los
gentiles en igualdad de términos que los judíos.
3)
Pero
estos no eran más que propósitos secundarios. La primera intención de Lucas se
encuentra en las palabras del Cristo Resucitado en 1:8: Seréis mis testigos
en Jerusalén, y en toda Judea, y en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Lucas quería influenciar en Teófilo al presentar la expansión del cristianismo,
y mostrar cómo llegó hasta Roma en no mucho más de treinta años la Religión que
había empezado en un rincón de Palestina.
Hechos
se divide naturalmente en seis partes, cada una de las cuales termina con lo
que se podría llamar una declaración de progreso. Las seis partes son:
a.
1:1–6:7;
trata de la Iglesia en Jerusalén y de la predicación de Pedro; termina con el
resumen: «A todo esto, el Evangelio se iba propagando, y el número de los creyentes
se multiplicaba extraordinariamente en Jerusalén; también se habían convertido
muchos sacerdotes.»
b.
6:8–9:31;
describe la extensión del cristianismo por toda Palestina y el martirio de
Esteban, seguido de la predicación en Samaria. Termina con el resumen:
«Entonces la Iglesia estaba en paz en toda Judea y Galilea y Samaria, y seguía edificándose
y viviendo en el temor del Señor; y crecía en número de creyentes gracias al
ánimo que les daba el Espíritu Santo.»
c.
9:32–12:24;
incluye la conversión de Pablo, la extensión de la Iglesia hasta Antioquía, y
la entrada del gentil Cornelio en la Iglesia, con la intervención de Pedro. El resumen
final es: «A todo esto, el Evangelio crecía en extensión y en influencia.»
d.
12:25–16:5;
cuenta la extensión de la Iglesia por toda Asia Menor y la campaña de
evangelización en Galacia.
Termina diciendo: «Las congregaciones se iban consolidando en la fe, y crecían
en número de día en día.»
e.
16:6–19:20;
relata la extensión de la Iglesia en Europa y la obra de Pablo en grandes
ciudades gentiles como Corinto y Éfeso. En resumen: «Así iba
extendiéndose el Evangelio poderosamente y haciéndose maravillosamente eficaz.»
f.
19:21–28:31;
cuenta la llegada de Pablo a Roma y su encarcelamiento allí. Termina con la descripción
de Pablo «proclamando el Reino de Dios e impartiendo enseñanza sobre todo lo
concerniente al Señor Jesucristo con libertad y valentía, y sin que nadie
hiciera nada para impedírselo.»
Este plan de Hechos contesta la pregunta más
perpleja: ¿Por qué termina allí? Termina con Pablo en la cárcel esperando el juicio.
Nos gustaría saber lo que le pasó después; pero la continuación está cubierta
de misterio. Sin embargo, Lucas terminó allí porque había cumplido su
propósito: había relatado cómo había empezado el cristianismo en Jerusalén y se
había extendido por el mundo hasta llegar a Roma. Un gran investigador del
Nuevo Testamento ha dicho que el título de Hechos podría ser «Cómo llevaron la
Buena Noticia desde Jerusalén hasta Roma.»
G.
Fuentes
de Lucas.
Lucas era un historiador, y las fuentes de
un historiador tienen una importancia suprema. ¿De dónde obtuvo Lucas la información?
En este sentido, Hechos se divide en dos partes:
a.
Los
primeros quince capítulos, de cuyos acontecimientos no fue Lucas testigo
presencial. Lo más probable es que tuviera acceso a dos fuentes:
1)
Las
actas de las iglesias locales. Puede que ni siquiera estuvieran escritas; pero
cada iglesia tenía sus memorias. En esta sección podemos dilucidar tres
informes: el de la Iglesia de Jerusalén, que encontramos en los capítulos 1 al
5 y 15 y 16; el de la Iglesia de Cesárea, que cubre 8:26-40 y 9:31– 10:48, y el
de la Iglesia de Antioquía, que incluye 11:19-30, y 12:25–14:28.
2)
Es
muy probable que hubiera ciclos de historias que podríamos llamar Los Hechos de
Pedro, de Felipe y de Esteban. No cabe duda de que la amistad de Lucas con
Pablo le puso en contacto con todas las personalidades de todas las iglesias, cuyas
historias se pondrían a su disposición.
b.
Los
capítulos 16 a 28. De mucho de esta sección Lucas fue testigo presencial.
Cuando leemos Hechos con atención nos damos cuenta de un hecho curioso: la
mayor parte del tiempo, Lucas cuenta las cosas en tercera persona de singular o
plural; pero hay algunos pasajes en los que cambia a la primera persona del
plural, y de «ellos» pasa a «nosotros».
Los pasajes «nosotros» son los siguientes:
Hechos 16:10-17; 20:5-16; 21:1-18, y 27:1–28:16. En todas estas ocasiones Lucas
tiene que haber estado presente. Debe de haber hecho un diario del viaje, y por
eso tenemos en estos pasajes el relato de un testigo presencial.
En cuanto a los momentos cuando no estaba
presente, deben de haber sido muchas las horas que pasó en la cárcel con Pablo
y las historias que Pablo le contó. Puede que no hubiera ninguna gran figura
que Lucas no conociera, y en cada caso debe de haber obtenido el relato de
alguien que estuvo allí. Cuando leemos Hechos, podemos estar seguros de que no ha
habido ningún historiador que tuviera mejores fuentes que Lucas, ni que las
usara con mayor rigor histórico.
H.
Exposición
del texto: Hechos 1:1-5.
1.1 En
el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús
comenzó a hacer y a enseñar.
Observe los siguientes puntos:
a.
El
Evangelio.
Lucas se refiere al tercer Evangelio como el primer tratado. En el
griego, la expresión anterior o primero significa el primero de dos o más
asuntos. En este caso, Lucas escribe sólo dos libros, el Evangelio y Hechos.
Hace una distinción entre los dos documentos al llamar al primero de ellos el
“primer”. Preguntarse si planeó un tercer volumen acerca de la historia de la
iglesia después de la liberación de Pablo de la casa donde estaba preso en Roma
sería mera especulación y un intento completamente fútil.
b.
Teófilo. Lucas dedica su
Evangelio y Hechos a Teófilo. Este nombre significa amigo de Dios y es usado
tanto por judíos como por gentiles. Al dedicar su Evangelio a Teófilo Lucas le
presenta al Señor Jesucristo en palabras y obras. Y aunque en Hechos no ofrece
mayores detalles acerca de él, suponemos que al leer el Evangelio es que
Teófilo llega a ser cristiano.
c.
La
persona de Cristo.
Acerca de todo lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar. No obstante que
el Evangelio de Lucas es más extenso que los otros tres Evangelios, Lucas no
pretende haber recogido todo lo que Jesús dijo e hizo (compárese Jn. 21:25).
Con
la cláusula todo lo que Jesús empezó a hacer y a enseñar, Lucas sugiere
que su relato en Hechos es una continuación de lo que Jesús dijo e hizo según
lo registrado en el Evangelio. El escribe acerca de Jesús, el sujeto tanto del
Evangelio como de Hechos.
2. hasta el día en que
fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a
los apóstoles que había escogido.
En este
versículo, Lucas presenta tres diferentes temas:
a.
La
ascensión.
De los cuatro evangelistas, sólo Lucas hace un relato descriptivo de la
ascensión de Jesús. Concluye su Evangelio con un breve resumen de este
acontecimiento Lucas 24:50–53. Con la narración que hace de la
ascensión, el Evangelio y Hechos quedan unidos, ya que éste la comienza donde
aquella termina. No lo escudriñamos en la armonía de los evangelios, porque lo
vamos a hacer más adelante en esta seria de enseñanzas.
b.
La
instrucción.
Lucas escribe, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a
los apóstoles”. Es una clara referencia al gran mandamiento: predicar el
evangelio a toda criatura, y la gran comisión: hacer discípulos a las naciones,
la visión y misión de la iglesia, de lo cual hablamos la semana pasada.
c.
La
elección.
Los apóstoles que había escogido. Lucas usa el término apóstoles, ya que
en Hechos él caracteriza a los creyentes como discípulos, y a los apóstoles
como maestros. Jesús mismo escogió a doce apóstoles, ahora once y los envió
como sus embajadores a proclamar el evangelio y a realizar milagros en su
nombre. El Espíritu Santo confirmó la elección de estos doce, al llenarlos en
el día de Pentecostés. Más adelante profundizaremos acerca del llamado
apostólico.
3 a quienes también,
después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables,
apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.
Hay una breve mención acerca del camino de
la gloria que atravesó el Señor Jesús: después de haber padecido, Lucas obviamente
tiene en el pensamiento los acontecimientos de la pasión y muerte del Señor a
manos de los dirigentes judíos.
Después nos deja ver que, para él, una
prueba suficiente de que Jesús vive es una referencia a sus apariciones después
de haber resucitado. De acuerdo con el relato de los cuatro Evangelios, Hechos,
y la primera epístola de Pablo a los Corintios, Jesús se apareció diez veces en
el período que va entre el domingo de la Resurrección y el Día de la Ascensión.
Lo hizo ante:
1.
Las
mujeres en la tumba (Mt. 28:9–10)
2.
María
Magdalena (Mr. 16:9–11; Jn. 20:11–18)
3.
Los
dos hombres camino a Emaús (Mr. 16:12; Lc. 24:13–32)
4.
Pedro
en Jerusalén (Lc. 24:34; 1 Co. 15:5)
5.
Diez
discípulos (Lc. 24:36–43; Jn. 20:19–23)
6.
Once
discípulos (Jn. 20:24–29; 1 Co. 15:5)
7.
Los
siete discípulos que pescan en Galilea (Jn. 21:1–23)
8.
Once
discípulos en Galilea (Mt. 28:16–20; Mr. 16:14–18)
9.
Quinientas
personas (presumiblemente en Galilea; 1 Co. 15:6)
10. Jacobo, el
hermano del Señor (1 Co. 15:7)
Contando esta van 11, más la aparición al
apóstol Pablo más adelante en este libro, dan el total de las 12 apariciones
bíblicas del Señor después de resucitar, la de Juan en la isla de Patmos cuando
le es inspirado el libro de Apocalipsis no la contamos por se parte de una
visión más que de una manifestación.
Todas estas apariciones muestran ser las pruebas
indubitables. Del griego tekmerion (τεκμήριον, G5039), señal
segura, prueba positiva. Significa que no puede ponerse en duda. Es más que
adecuada está palabra, pues los muchos testigos, empezando por la tumba vacía,
son muestra indiscutible de que en realidad resucitó de entre los muertos el
Señor Jesús.
La ascensión de Jesús tuvo lugar cuarenta
días después de su resurrección y diez antes de Pentecostés, palabra que en
griego quiere decir quincuagésimo. Durante esos cuarenta días, Jesús
instruyó a sus discípulos acerca de las cosas relacionadas con el reino de
Dios. Con esta resumida afirmación, Lucas vuelve a llamar la atención de
sus lectores a su Evangelio. El Evangelio de Lucas registra más de treinta
veces la expresión reino de Dios.
¿Cuál es el mensaje del reino de Dios? Este
modismo resume el corazón de la enseñanza de Jesús. El reino es el gobierno de
Dios en los corazones y vidas de su pueblo, quienes como ciudadanos de este
reino reciben el perdón de pecados y la vida eterna.
Es más, para los apóstoles, la frase el
reino de Dios significaba predicar las buenas nuevas de la muerte y
resurrección de Jesús y hacer discípulos de todas las naciones. Se deduce que
la iglesia puede adoptar el mensaje de Jesús, tal como está registrado en los
Evangelios, y hacerlo parte de sí misma.
4. Y estando juntos, les
mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre,
la cual, les dijo, oísteis de mí. 5. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más
vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Las traducciones varían respecto de la
primera parte de este versículo. Algunas dicen: Mientras comía con ellos,
les dio orden (NIV). Esta idea se obtiene de la palabra griega sunalizo
(συναλίζω, G4871). El sentido primario del término griego es comiendo
sal con alguien.
La traducción literal del texto es
imposible, así de la traducción dinámica nos da a entender que estaban
compartiendo los alimentos cuando les dio la orden de no salir de Jerusalén.
Esto concuerda con lo dicho por Pedro tiempo después. Hechos 10:40-41.
En otras palabras, Jesús comió con sus
discípulos como una prueba visible que no era un fantasma sino un ser humano de
carne y huesos. Al comer con sus discípulos, Jesús estaba demostrándoles la
realidad de su resurrección. Ahí es cuando les dice: No se vayan de
Jerusalén, sino que esperen la promesa de mi Padre.
Durante su ministerio, Jesús enseñó a sus
discípulos que su Padre enviaría el Espíritu. En Pentecostés, Pedro declara que
el don del Espíritu Santo se origina en el Padre. Jesús señala al Padre y no a
sí mismo, porque, como el Espíritu Santo, él ha sido enviado por el Padre. Como
portavoz del Padre, Jesús promete el don del Espíritu. Juan 14:26. Mas
aquel Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, él
os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho.
Debido a que los discípulos habían estado
con Jesús desde su bautismo, conocían las palabras dichas por Juan el Bautista
acerca de Jesús. Jesús les recordó a sus discípulos las palabras de Juan: Porque
Juan ciertamente bautizó con agua, más ustedes serán bautizados con el Espíritu
Santo dentro de pocos días. Es importante notar que Jesús no dice que él
bautizaría a los apóstoles con el Espíritu; sino que serían bautizados y Dios
el Padre es el agente implicado en todo este proceso.
El tiempo entre la ascensión de Jesús y el
derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés es breve, sólo diez días. En
las palabras de Jesús, el lapso es de unos pocos días. En ese tiempo,
los discípulos deben llenar la vacante dejada por Judas Iscariote con una
persona que hubiera estado con Jesús desde el tiempo en que el Señor fue
bautizado por Juan.
Estos primeros 5 versículos son el prologo
del libreo de Hechos, Lucas elige cuidadosamente cada una de sus frases. Resaltan
las palabras iniciales: las cosas que Jesús
comenzó a hacer y a enseñar. La obra que Jesús comenzó a hacer durante
su ministerio terrenal continúa, porque Jesús vive. Pero más resalta que no
solo es predicar, sino proclamar con el testimonio de nuestras vidas, tal como
el Señor Jesús: hacia y enseñaba. Prediquemos el evangelio sí, pero que
nuestra forma de vivir no arruine lo que nuestros labios dicen.
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