Pedro, lleno del Espíritu Santo, toma el
liderazgo de los apóstoles y se levanta a explicar lo que está sucediendo en
ese día tan trascendente para la historia del cristianismo, primero les aclara
a los que se están burlando de la situación, que no están borrachos pues son
entre las 8 y 9 de la mañana apenas, acto seguido cita el AT específicamente la
profecía de Joel 2:28–32, que explica el milagro de Pentecostés que las
gentes han visto, Pedro está listo para predicar el evangelio de Cristo. Quiere
que todos sepan que con el derramamiento del Espíritu Santo ha llegado la era de
la iglesia cristiana.
Así que él continúa su discurso, su temática
principal ahora será proclamar al Señor Jesús como salvador y Cristo. la
proclamación de Jesús como Señor y Mesías. La predicación apostólica primitiva
regularmente consta de cuatro elementos (no siempre en el mismo orden):
1)
El
anuncio de que ha llegado el tiempo del cumplimiento.
2)
Un
relato del ministerio, muerte y triunfo de Jesús.
3)
Citas
del antiguo testamento cuyo cumplimiento en estos eventos prueba que Jesús es
aquel que ellos señalaron antes.
4)
Un
llamado al arrepentimiento.
Estos cuatro elementos están presentes en la
proclamación de Pedro aquí.
22. Varones israelitas,
oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con
las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de
él, como vosotros mismos sabéis.
a. “Varones israelitas,
oigan estas palabras”.
Primero, Pedro se ubica en un terreno común, porque tanto Pedro como sus
oyentes aceptan las Escrituras como la Palabra de Dios. Luego, se dirige a su
auditorio con las palabras varones israelitas. Esta forma de expresarse no
tiene connotaciones nacionalistas ni pretende dejar por fuera a los gentiles.
La palabra Israel en este contexto es un término religioso que recuerda al auditorio
el pacto hecho por Dios con su pueblo. Y que tanto Pedro como sus oyentes son
participantes de ese pacto. Con este saludo, Pedro se aproxima más a sus
oyentes y lo usa para presentar a Jesús de Nazaret.
b. “Jesús nazareno era un
varón aprobado por Dios a ustedes con maravillas, prodigios y señales”. Pedro usa el
nombre de Jesús y el lugar de su residencia que son conocidos a las gentes, en
este caso Nazaret, así que no es en alusión al voto de nazareno encontrado en Números
6.
Jesús era conocido por este nombre: Mateo
26:71. Lucas 18:37. Juan 18:5-7. De acuerdo al letrero en la cruz, este era
el nombre de Jesús Juan 19:19. Pedro describe a Jesús como a un hombre aprobado
o confirmado por Dios a través de su vida terrenal, como es evidente por los
milagros, señales y prodigios que realizó.
La palabra aprobado del griego apodeiknumi
(ἀποδείκνυμι, G584) describe a Jesús como a una persona enviada por
Dios y que habla en el nombre de Dios. Nadie de las personas que escuchaban ese
día y que haya conocido la vida de Jesús puede negar las maravillas de dar
vista a los ciegos, resucitar a los muertos, y predicar el evangelio del reino.
De hecho, estos milagros, prodigios y señales demuestran a los oyentes que la
era mesiánica ha llegado, porque Jesús es el Mesías. Pedro continua y les dice:
c. “[Estas señales] que
Dios hizo entre ustedes por medio de él, como ustedes mismos saben”. En la proclamación
del evangelio, Pedro pone el énfasis en Dios. Dice que
·
Dios
respaldó a Jesús (v. 22).
·
Realizó
milagros a través de él (v. 22).
·
Lo
entregó a la muerte (v. 23).
·
Lo
resucitó (vv. 24, 32).
·
Y
lo hizo Señor y Cristo (v. 36).
Pedro inspirado por el Espíritu Santo
reconoce que Jesús siempre dependió de su Padre, que siempre fue DIOS por medio
de él quien realizó cada acto milagroso, cada sermón predicado, cada acto, cada
consejo, vinieron de su total dependencia del Padre, si el Señor Jesucristo dependía
de DIOS en todo y para todo, cuanto y más necesitaremos hacerlo cada uno de
nosotros, pero además, Pedro también lo dice para apelar a su sentido de temor
del Señor, pues estos varones israelitas, si algo son, es temerosos de
DIOS, por eso usa la frase, como ustedes mismos saben.
23 a éste, entregado por
el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y
matasteis por manos de inicuos, crucificándole;
En
este versículo encontramos las dos caras de la moneda llamada predestinación:
a. La soberanía de Dios. Pedro asume que
la audiencia está en pleno conocimiento del juicio y muerte de Jesucristo. En
este versículo usa el pronombre personal ustedes para hacer que sus oyentes
sientan la responsabilidad que tienen por la crucifixión de Jesús.
Sin embargo, les habla desde un punto de
vista divino: Dios está en completo control de la situación, aun cuando los
judíos trajeron a Jesús a juicio y los soldados le dieron muerte. Pedro dice
que la muerte de Jesús ocurrió de acuerdo con el determinado consejo y
anticipado conocimiento de Dios. La expresión determinado consejo sugiere
un plan que ha sido determinado y que es claramente definido.
El autor de este determinado consejo es Dios
mismo. Pedro disipa cualquier duda respecto a si Dios pudo haber actuado
precipitadamente en formular su propósito y entregar a Jesús al pueblo judío. Y
agrega el término anticipado conocimiento. Con esta frase, apunta a la omnisciencia
de Dios por la cual cada parte de su plan está en su pleno y anticipado
conocimiento. 1ª Pedro1:2. En su primera epístola, Pedro escribe que a
Jesús se le escogió antes de la creación del mundo, 1ª Pedro 1:20 NVI.
Pero no podemos ser reduccionistas y dejar fuera la otra parte esencial; la
responsabilidad humana.
b. La responsabilidad del
hombre.
Pedro hace a sus oyentes responsables por la muerte de Jesús: a este
prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole.
Tenemos por una lado la determinación de
Dios de que su Hijo muriera y por el otro la responsabilidad del hombre por
perpetrar la acción, ambos son verdad, ambos sucedieron y ambos son bíblicos,
no se anulan el uno a el otro, DIOS es
soberano, se cumple su consejo pero eso no anula nuestra responsabilidad en los
hechos, si nos queremos cruzar de manos y no hacer nada para después echarle
la culpa a DIOS diciendo que está en su plan que las cosas sucedan así, no
solo nos hemos vuelto reduccionistas, también seremos culpables de complicidad
en aquello que dejamos que pasara sin nosotros hacer nada.
Es cierto, Dios mismo entregó a Jesús a los
judíos, y fueron ellos quienes lo llevaron a la muerte clavándolo en una cruz.
Los judíos no pueden exonerarse de culpa achacando la muerte de Jesús a los
romanos, a quienes llaman hombres malvados, porque ellos mismos fueron
quienes contrataron a los romanos. Pedro enseña que los judíos deben reconocer
su responsabilidad por la muerte de Jesús. Deben ver todos los aspectos del
plan de Dios. Por eso les dice:
24 al cual Dios levantó,
sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido
por ella.
Pedro afirma el hecho de la resurrección de
Cristo. En forma positiva afirma que Dios levantó a Jesús de la muerte. Enuncia
la doctrina apostólica de la resurrección, un tema que se repite mucho en el
libro de Hechos. Dios llevó a cabo su plan en etapas predeterminadas:
1.
Primero
el sufrimiento y la muerte de Cristo.
2.
Posterior
a ella, su resurrección.
Dios levantó a Jesús soltándole de los
dolores de la muerte. Una lectura literal en el griego de la palabra dolor
es dolores como de parto. Pero ¿qué significa dejar libre a Jesús de los
dolores de parto de muerte?
Algunos intérpretes han sugerido que Pedro,
hablando arameo, usó otra palabra para dolores de parto, tal como cuerdas.
Ellos argumentan que el salmista habla de ligaduras de muerte. Salmos
18:4; 116:3; 2ª Samuel 22:6. No podemos determinar cuál fue la palabra en
arameo que usó Pedro. El griego, sin embargo, tiene la expresión dolores de parto,
que aparece en el discurso de Jesús relacionado con el fin del mundo. Mateo
24:8.
Esta expresión es una figura literaria y
nada más, así que no debe ser forzada para que diga algo que no dice en
realidad. Simplemente significa que Dios liberó a Jesús de la agonía que
acompaña a la muerte. Y Pedro da las razones para la liberación de Jesús de la
agonía de la muerte: porque era imposible que fuese retenido en el poder de
la muerte. Dios pronunció la maldición de la muerte sobre la raza humana
cuando Adán cayó en pecado. Pero Jesús, que no pecó, pero que sí llevó sobre él
los pecados del mundo, quitó el aguijón de la muerte cuando él murió en la
cruz. Por lo tanto, la muerte no volvió a tener poder alguno sobre él.
Pedro continua y cita nuevamente el AT.
25. Porque David dice de
él:
Veía al Señor siempre
delante de mí;
Porque está a mi diestra,
no seré conmovido.
26. Por lo cual mi
corazón se alegró, y se gozó mi lengua,
Y aun mi carne descansará
en esperanza;
27. Porque no dejarás mi
alma en el Hades,
Ni permitirás que tu
Santo vea corrupción.
28. Me hiciste conocer
los caminos de la vida;
Me llenarás de gozo con
tu presencia.
Aquí tenemos la segunda de tres citas que
Pedro hace del Antiguo Testamento en su sermón de Pentecostés. Sigue la
traducción del griego de Salmo 16:8–11, la cual aquí difiere poco del
texto hebreo. Pedro cita el salmo para respaldar su enseñanza de que Dios
levantó a Jesús de la muerte quedando así cumplida la profecía de David
respecto a Cristo y su resurrección.
a. “Veía al Señor siempre
delante de mí; porque está a mi diestra, para que no sea yo conmovido”. David se revela
como una persona que pone toda su confianza en Dios. Habla como un hijo de Dios
que sabe que Dios nunca está lejos de él. De hecho, David ve al Señor delante
de él; el texto hebreo dice: “Al Señor he puesto continuamente delante de mí”
(Sal. 16:8).
Dios está al alcance de la mano de David y
precisamente esta cercanía del Señor hace que David esté tranquilo. La cláusula
está a mi mano derecha. Salmos 73:23; 109:31; 110:5; 121:5, describe
a Dios como el protector de David.
Podríamos parafrasearlo más o menos así: Estoy
tan cerca de DIOS, que lo veo siempre delante de mí y él me protege siempre.
b. “Por lo cual mi
corazón se alegró, y se gozó mi lengua”. Debido a la estrecha
relación que David tiene con Dios y a la confianza puesta en él, su corazón
está lleno de gozo y felicidad. Expresa sus sentimientos cantando canciones de
alabanza. Hace referencia a su corazón, el centro de su ser. Por eso Romanos
10:10 dice: Cree con el corazón y confiesa con la boca.
Y continúa diciendo: “Y aun mi cuerpo
descansará en esperanza”. La lectura del hebreo esta parte dice: “mi cuerpo
también reposará confiadamente”. David sabe que físicamente él está seguro aun
frente a la muerte. Pone su esperanza en Dios.
Esta parte se parafrasea como sigue: mi
corazón se alegra y mi boca lo proclama, y aun estoy confiado en que DIOS me
protege físicamente.
El motivo de la confianza de David es el
siguiente:
c. “Porque no dejarás mi
alma en la tumba, ni permitirás que tu Santo vea corrupción”. Aunque en la
primera parte de este versículo David se está refiriendo a sí mismo, en esta
segunda parte está profetizando acerca del Mesías y su resurrección. Dice que
su confianza es que la tumba no marcará el fin de su comunión con Dios. Continuará
disfrutando de la vida en la presencia del Señor.
Varias versiones transliteran el término
griego hades. Este es el término para el hebreo Seol, que significa “sepulcro”.
En su sermón, Pedro emplea la palabra hades no en el sentido de “morada de la
muerte”, sino como tumba o sepulcro.
Aun en la tumba Dios no abandona a sus hijos,
sino que les da la seguridad de la resurrección. La frase, “No permitirás que tu
Santo vea corrupción”, es la convicción de David respecto a esta promesa de
Dios.
Pedro explica que la afirmación de David no
es hacia él mismo, pues todos saben que David murió, lo sepultaron en los
sepulcros de los reyes en Jerusalén y su tumba sigue con sus restos ahí, nunca
hubo evidencia de que David resucitará de entre los muertos, por lo tanto, este
salmo apunta a alguien más, es un salmo mesiánico, así que solo puede apuntar
hacia el Mesías ósea hacia el Señor Jesucristo, y a diferencia de la tumba de
David, la tumba de Cristo está vacía porque Dios le levantó de los muertos. Y
Pedro mismo puede dar fe de este hecho. Por eso el prosigue citando el Salmo y
dice:
d. “Me hiciste conocer
los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia”. En la parte
final de este salmo, David recurre al mecanismo literario de contraste:
negativo y positivo, muerte y vida, corrupción y presencia de Dios.
Aun si la segunda parte del versículo se
aplicara a David mismo, el hecho que Pedro lo llame profeta apunta no al
salmista sino a Cristo. Con todo, en el último versículo de este salmo David
habla de sí mismo; resume así su comunión íntima con Dios. David reconoce que
Dios le ha dado divina revelación que le instruye para conocer los caminos de
la vida. Afirma: “Me has hecho conocer los caminos de la vida”.
Para David, la Palabra de Dios es una
lámpara para sus pies y una luz para su camino. Él sabe que Dios mismo es la
fuente de vida, por lo cual está en condiciones de disfrutar de una vida plena
en la presencia de Dios. El gozo de David consiste en caminar continuamente en
los caminos de la vida en una comunión estrecha con su Señor.
La frase en tu presencia es una fuente de
gozo, porque la presencia de Dios es luz de luces. La resume el apóstol Juan. 1ª
Juan 1:3–4
Los escritores del AT saben que nadie puede
escapar del poder de la muerte, y que todos descenderán a la tumba en el tiempo
señalado. También saben que Dios tiene poder sobre la muerte y que en la
presencia de Dios ellos tienen vida eterna. De acuerdo con esto, Job
confiadamente afirma que, aunque la muerte destruya su piel en la tumba, él verá
a Dios en su carne. Job 19:25–27.
Pleno de esperanza, David afirma que él verá
el rostro de Dios y que tiene acceso a él después de la muerte. Salmos 11:7;
16:9–11; 17:15.
Estoy tan cerca de DIOS,
que lo veo siempre delante de mí y él me protege siempre, mi corazón se alegra
y mi boca lo proclama, y aun estoy confiado en que DIOS me protege físicamente.
Porque
no dejarás mi alma en la tumba, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me
hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia.
Los cristianos primitivos aplicaron Salmo
16:10 a Cristo: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu
Santo vea corrupción”. Interpretan las palabras de David como queriendo decir
que el sepulcro no podrá destruir el cuerpo de Cristo. El cuerpo de Cristo no
vio corrupción, sino que fue glorificado en su resurrección. Por tanto, la
promesa de Dios se cumplió no en David, sino en Cristo. Porque se trata de
Cristo, siempre de Cristo y solo de Cristo.
Y está porción de la Escritura que
escudriñamos hoy, nos muestra poco a poco, como pedro y los primeros cristianos
interpretaban el AT y las promesas en él: Cristocéntricamente. A pesar de ser David el más grande rey de la
nación de Israel quien escribió el salmo citado por pedro, seguramente conocido
por todos los varones pisados allí escuchando, pedro lleva el cumplimiento de
la promesa no a David, sino a Cristo.
Cuando el Espíritu Santo está obrando en una
iglesia, está se vuelve Cristocéntrica, tal y como lo podemos ver aquí, la
iglesia en su primer día de existencia visible, es más a escasos minutos de ser
formada y ya estaba siendo construida alrededor de la persona y obra de nuestro
Señor Jesucristo, pero no solo la iglesia, también nuestras vidas deben de
girar en torno al Señor Jesús, todo en ellas debe de ser Cristocéntrico y la
única forma de lograrlo es siendo bíblicos en todas las áreas, de lo contrario no pasaremos de ser
espectadores o asistentes a una congregación cristiana.
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