El pecado de Sodoma no fue una sola transgresión a la ley del Señor, la homosexualidad normalizada solo fue la punta del iceberg, en Ezequiel 16:49-50 vemos que en realidad fue una declive moral y espiritual tremenda, comenzó con la soberbia de querer sustituir a Dios, seguido por la maldición de la abundancia, es decir amaron las cosas materiales por encima de quien les dio esa prosperidad, a esto se sumó la también pésima administración de su tiempo, se volvieron una sociedad de ocio, el cual entendimos en medida razonable no tiene nada de malo, pero cuando no nos queda tiempo para el Señor, entonces hemos caído en el mismo hoyo en el cual se hundió Sodoma.
Podemos decir sin temor a equivocarnos que estos tres escalones de declive moral, en la gran mayoría de los casos tiene como consecuencia directa la desaparición de la compasión. Pero la compasión bíblica y no la humanista que de inmediato piensa en representantes como el Dalai Lama, y que no tiene nada que ver con lo que la Escritura nos enseña a poner en obra al os creyentes que deseamos ser como Jesús.
La palabra griega que el NT utiliza para compasión es splagcnizomai (σπλαγχνίζομαι, G4697) y tiene un significado mucho más profundo que solamente el vocablo compasión, pues indica un movimiento de entrañas o sentir que las entrañas anhelan algo y que nos lleva a actuar ante las necesidades de los demás.
Es muy importante entender que el Señor Jesucristo experimentó este sentimiento y espera que nosotros lo hagamos también. Mateo 9:36-38. Mateo 14:14. Mateo 15:32.
Una sociedad sana moralmente, basada en la Ley y el evangelio del Señor, debe de ser una sociedad que se preocupa y mucho por los más necesitados, y por lo que escribe el profeta Ezequiel, esto no era lo que comúnmente pasaba en Sodoma, no fortalecían la mano de los afligidos y menesterosos. Ellos, al igual que nosotros como sociedad en la actualidad, actuaban diametralmente opuestos a lo que la Escritura marca.
Pero no solo es el hecho de que no nos preocupemos por los afligidos y necesitados, sino que aún, yendo más allá en depravación, son precisamente ese tipo de personas las que menos se tolera en la sociedad actual, son las que se desea expulsar de la vida comunitaria, los bebés no deseados, los ancianos y los enfermos crónico degenerativos son los mejores ejemplos, y para lograrlo es que se ha promovido hasta el cansancio el aborto para los bebés y la eutanasia para los mayores y enfermos.
No es de sorprendernos que haya pasado así en Sodoma y que pase así en la actualidad, pues la arrogancia hace pensar que el mundo gira alrededor nuestro y no del Señor, y por lo tanto solo se desea cosas y personas que nos sean serviles, a modo, que no afecten nuestro tiempo, dinero y energías, pues lo único se que quiere es disfrutar de la vida, el hedonismo en su máxima expresión, sin la responsabilidad de cuidar esmeradamente de alguien más, sobre todo alguien desvalido y que poco o nada aportara materialmente hablando.
Por ello es que se legisla en muchos países del mundo en contra de este vulnerable grupo de personas y la sociedad aplaude que esto suceda, así ya no tendrán que soportar estorbos.
El caso del aborto, por ejemplo, desde la antigüedad ha sido ampliamente aceptado, incluso el abandono de niños era algo relativamente normal, y muchos de ellos terminaban como esclavos de alguien más, y fue el cristianismo bíblico el que vino a cambiar esa visión y esa nefasta conducta en el mundo, al defender la vida como un Don preciado del Señor y al ofrecer compasión por alguien más sin llegar a obtener absolutamente nada a cambio.
A diferencia de hoy, fue el cristianismo el que llegó a excluir el aborto de las conductas socialmente aceptables llegando incluso a penarlo.
A pesar de que las feministas de la primera ola se oponían al aborto por ser una forma de los hombres de huir de sus responsabilidades, sin embargo, con la llegada del socialismo totalitarista a la URSS todo cambió drásticamente, Lenin procedió a legalizar el aborto y fue seguido poco a poco por los otros países del mundo, siendo de los primeros México en 1931 legalizándolo por motivo de violación.
Durante las siguientes décadas se fue promoviendo y ganando terreno cada vez más, y se llego a condicionar los programas de ayuda a los países tercermundistas a cambio de que legislaran a favor del aborto. Pero eso no es lo peor, sino que:
El aborto dejó de ser un mal menor en la sociedad para ahora ser considerado un derecho de las personas gestantes.
Para que nos demos una idea de la falta de compasión que hay en el mundo actual, tan solo en EEUU de 1973 a 2011 la cifra de abortos había llegado a los 53 millones de victimas inocente, esto supera todas las perdidas humanas en la SGM, incluidos los más de 6 millones de judíos que murieron en el holocausto nazi.
La falta de compasión también se hace presente en las alternativas al aborto, pues presentan la adopción y el tener al bebé como opciones mucho más costosas, desde el punto de vista económico y desde la comodidad personal. Lamentablemente el punto de vista de millones de personas es que el aborto es el método ideal para quitarnos muchos problemas de encima.
No solo el aborto es muestra de la falta de compasión de esta sociedad, también el suicidio asistido o la eutanasia es un caso similar y también va ganando terreno legal en el mundo entero. Aquí el método es un poco diferente, pues empiezan a manipular los sentimientos de las personas para hacerlos cambiar de opinión ¿Y si fueras tú el que tiene una enfermedad incurable y muy dolorosa? ¿no te gustaría morir dignamente y sin dolor? ¿Merecen sufrir ls pobres ancianos, enfermos, niños, mujeres, etc? Son sus frases preferidas. En el año 2013 Bélgica nación pionera en esta legislación amplió la eutanasia a los niños, y se registró el primer caso en el 2016.
Y qué decir de los ancianos, que antaño eran las personas más respetables en la familia y la comunidad, hoy en día se les ha relegado, apartado como si se trataran de un estorbo, y en los mejores casos se le envía a un asilo para que ahí sean atendidos, en los peores casos simplemente son abandonados e ignorados por sus familiares.
La falta de compasión es latente también en las instituciones de salud para con todo tipo de pacientes, la mayoría de los trabajadores de ese sector se han deshumanizado y tratan a los demás de una forma pésima o definitivamente les niegan la atención oportuna y adecuada.
Ezequiel 16:49 nos exhorta a fortalecer el brazo, es decir ayudar desinteresadamente, a las mujeres que están pensando en abortar o a los adultos que están en riesgo, o a los enfermos terminales, pero al igual que en Sodoma, a esta sociedad le es mucho más fácil abandonarlos a su suerte para poder llevar una vida más placentera.
Y nuevamente, no solo la sociedad en general ha caído en este hoyo moral, también la iglesia se ha olvidado de su sagrado deber encomendado pro el Señor Jesucristo en Mateo 25:32-46. La ayuda que estamos llamados a otorgar a los afligidos y necesitados, los que en verdad lo están y no pueden hacer nada por ellos mismos eso no lo olvidemos, la hemos postergado a las ONGS como y al Estado, conformándonos con saber que las personas pueden recibir ayudas sociales, becas y asistencia gratuita en casas albergue, y creemos que con ello es suficiente.
El Señor Jesucristo ha dado el mandamiento a Su Iglesia de ser compasiva con los afligidos y necesitados, no podemos entonces delegar esta sagrada responsabilidad a nadie, y mucho menos al Estado.
¿Cómo puede la iglesia ejercer la compasión a la cual nos llamó el Señor Jesucristo? Se preguntaran algunos, eso lo veremos en el próximo tema.
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