La clase pasada comenzamos a estudiar bíblicamente la
divinidad plena de nuestro Señor Jesucristo, establecimos ya tres puntos
importantes para hacerlo:
1.
Su preexistencia en el A.T. como DIOS.
2.
Las afirmaciones bíblicas directas, llamándole DIOS y
Señor.
3.
Atributos incomunicables en Cristo.
En esta clase continuaremos con las evidencias
bíblicas acerca de la total y plena divinidad de Jesucristo.
¿Por qué total y plena? ¿Por qué no solo Cristo es
DIOS? Es importante siempre aclarar que Cristo es total y plenamente DIOS, pues
en el pasado se llegó a herejías anti trinitarias al suponer que Jesucristo es
DIOS, pero menor a él Padre o peor aún que es un dios, lo cual da lugar a
muchas herejías, para evitar caer en ello siempre que nos refiramos a Cristo
como DIOS, aunque no hagamos mención estemos convencidos que es TOTAL Y
PLENAMENTE DIOS.
Además de las tres premisas anteriores: la
preexistencia, las afirmaciones directas y los atributos incomunicables en
Cristo, tenemos otras pruebas de su divinidad:
1. Jesús
mismo tenía conciencia de su divinidad.
En años recientes y sobre todo con el fin de
desacreditar la persona de nuestro Señor Jesucristo hay “teólogos” que afirman
que Jesús no tenía idea que era DIOS, el Hijo de DIOS o el mesías, que nunca
quiso iniciar una iglesia, que todo fue idea de Pablo.
Naturalmente es imposible meternos en la cabeza de
alguien más, y menos de Jesús, pero la evidencia de los evangelios nos muestra
que Jesús era consiente de ser verdaderamente el Hijo de DIOS e igual a DIOS
mismo.
Los textos que nos revelan la conciencia que tenia de sí
mismo de más allá de ser solamente un ser humano normal, se dividen en dos
categorías, los de su conciencia mesiánica, es decir que tenía una tarea específica
que realizar, la cruz no fue un accidente en su vida como muchos quieren hacer
creer y los textos que nos dicen que tenía conciencia de su divinidad.
1.
Conciencia
mesiánica.
·
Mateo
5:22, 28, 32, 39, 44. La frase “pero yo les digo” es una ratificación de
autoridad propia del Mesías enviado por DIOS.
·
Mateo
22:41-46.
·
Lucas
19:10.
·
Mateo
16:16-17.
2.
Conciencia
de su divinidad.
·
Mateo
7.21.
·
Mateo
11:27.
·
Juan
10:30.
·
Juan
14:9-10,14.
·
Mateo
9.2.
Si Jesús solo fue un hombre común y corriente como
muchos afirman, pero él decía de sí mismo que era igual a DIOS y uno con DIOS,
entonces solo hay tres opciones:
1) Era
un lunático, es igual a alguien en un manicomio que afirme ser napoleón.
2) Era
un mentiroso, pues sabía que no era DIOS, pero aun así él dijo que lo era.
3) Realmente
Es DIOS y no estaba loco ni mintió.
Si los dos primeros casos se cumplen, entonces sus
enseñanzas por muy bonitas o éticas que parezcan carecen de valor moral, pues o
las dijo un loco o las dijo un mentiroso, pero en el tercer caso sus enseñanzas
no solo son moralmente correctas, son la Palabra de DIOS mismo.
2. Jesús
mismo recibe adoración.
Cuando en la biblia leemos que Jesús recibe adoración,
no solo es un acto de postrarse por demostrar respeto como dicen los testigos
de jehová, va mucho más allá, es en el sentido que nos habla Mateo 4:10 o Juan 4:24, una completa
adoración a DIOS.
·
Hebreos
1:6.
·
Mateo
2:2.
·
Mateo
28:17.
·
Marcos
5:6.
·
Juan
9:38.
La adoración de cualquier otro ser que no fuera Dios
era para los judíos uno de los peores pecados (Éxodo 20:3-6; Deuteronomio 6:4-6, 13-15). No obstante, los
discípulos no tuvieron problema alguno en adscribir doxologías sólo a Cristo.
·
Romanos
9:5.
·
2ª
Timoteo 4.18.
·
2ª
Pedro 3:18.
·
Apocalipsis
1:5-6.
3. Testimonios
de autores no cristianos.
Nadie que verdaderamente se aprecie de ser una persona
medianamente culta negará la existencia histórica de Jesucristo, pero eso no significa
que coincidan con la divinidad de Cristo, sin embargo, hay testimonios de los
dos primeros siglos de la era cristiana que dan fe de la creencia de los
primeros cristianos en la divinidad de Jesucristo, los dos testimonios más
apreciados son:
·
Plinio
el Joven, gobernador de Bitinia. En una carta dirigida al emperador Trajano en el año
112 hace énfasis en que los cristianos se reúnen para cantar himnos y adorar a
Cristo a quien consideran DIOS.
·
Flavio
Josefo, el famoso historiador judío. Habla de Cristo como el que resucito al tercer día y
que es más que un simple ser humano.
4. Conclusiones.
El Nuevo Testamento afirma una vez tras otra la plena
y absoluta deidad de Jesucristo. Lo hace en cientos de versículos específicos que
llaman a Jesús «Dios», «Señor», e «Hijo de Dios», así como en los muchos
versículos que usan otros títulos de deidad para referirse a Cristo, y en los
muchos pasajes que le atribuyen hechos o palabras que pueden ser ciertos sólo
de Dios. Colosenses 1:19. Filipenses 2:9.
En una sección anterior ya explicamos que Jesús es
real y plenamente hombre. Ahora concluimos también que es real y plenamente Dios.
Legítimamente, su nombre es «Emanuel», o sea, «Dios con nosotros» (Mateo 1:23).
5. ¿Por
qué es tan importante la divinidad de Cristo?
Ya entendimos previamente la gran trascendencia de la
completa humanidad de Cristo para nuestra redención, y en el caso de su
completa divinidad no se queda atrás.
1. Solamente alguien que fuera Dios infinito podía llevar
la plena condena de todos los pecados de todos los que creerían en él; una
criatura finita hubiera sido incapaz de llevar esa pena.
2.
La salvación es del Señor (Jonás 2:9), y todo el
mensaje de la Biblia está diseñado para mostrar que ningún ser humano, ninguna
criatura, jamás hubiera podido salvar al hombre; sólo Dios mismo lo podría
hacer.
3.
Solamente alguien que fuera real y plenamente Dios
podía ser el único mediador entre Dios y el hombre (1ª Timoteo 2:5), tanto para llevarnos de regreso a Dios como
también para revelarnos a Dios más plenamente (Juan 14:9).
Por lo tanto, si Jesús no es plenamente Dios, no tenemos salvación y no
hay cristianismo.
No es casualidad que en toda la historia del
cristianismo los grupos que han descartado la creencia en la plena deidad de Cristo
no han durado mucho tiempo dentro de la fe cristiana, y se han descarriado a
los tipos de religión representados por el unitarismo en los Estados Unidos
(como los testigos de Jehová) y en otras partes. 1ª Juan 2:23. 2ª Juan 9.
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