En la clase pasada comenzamos a estudiar el carácter o
la personalidad de nuestro Señor Jesucristo, entendimos que él no puede estar
en una lista de los hombres más grandes de la historia porque simplemente él
los sobrepasa por mucho aún a todos juntos.
Esto es debido a su impecabilidad y es por esta
imposibilidad de pecar que su personalidad es altamente cargada de carisma, al
grado que al llamar a sus primeros discípulos no hubo mayor inconveniente para
que estos dejaran literalmente todo, familia, trabajo, sus vidas mismas y le
siguieran.
Ese carisma irradiado por Jesús no es como el carisma
que los artistas o personajes famosos tienen en la actualidad, basado en la
apariencia física, pues de hecho vimos que la biblia nos dice precisamente lo
contrario, en Jesús no hubo, belleza, hermosura o un atractivo físico en el
cual basara su carisma.
Más bien, como ya lo mencionamos la base del carisma
sin igual del Señor Jesucristo fue su impecabilidad, que se traduce en santidad.
La santidad del Señor Jesucristo puede dividirse en
ontológica y moral.
La santidad ontológica consiste en la separación de su
ser de lo inmundo, de lo defectuoso, de las limitaciones propias del pecado y
permite un acercamiento a la trascendencia al Padre que es infinitamente Santo.
Esta santidad ontológica de la humanidad del Señor fue
producida por la unión hipostática misma, pues obviamente no puede haber un
mayor acercamiento a DIOS que el Ser una persona con Él.
La santidad moral consiste en una conducta moralmente
recta, que su vida siempre fue de acuerdo a la voluntad de DIOS. La santidad
moral a su vez la clasificamos en activa y pasiva.
A. SANTIDAD MORAL ACTIVA.
¿Qué originaba en Jesús la santidad moral positiva?
¿Qué originaba en Jesús el ser Santo?
a) La unión hipostática.
Esto ya lo estudiamos anteriormente, esta unión le confería a la humanidad de
Jesús una santidad especial, trascendente. 1ª
Juan 3:3.
b) Una comunión especial con el Espíritu Santo.
Fue el Espíritu Santo quien ungió a Jesús. Isaías
61:1. Lucas 4:18.
Esta
comunión ininterrumpida capacitó a Jesús para poder cumplir siempre, en todo
lugar y en todos los aspectos posibles la voluntad del Padre. Juan 4:34. Juan 17:4. Hebreos 10.7.
¿Qué frutos produjo la santidad moral de Jesús?
a) Su amor por el Padre. Jesús
mantuvo siempre una comunión íntima y ferviente con el Padre, lo conocía y eso
provocó que lo amara y ese amor produjo una perfecta obediencia. Juan 15.10. Filipenses 2:8. Hebreos 5:7-8.
b) Su bondad con todos. Para
la miseria, la necesidad, la marginación, Jesús siempre tuvo amor, perdón, un
perdón y una compasión inmensos, a todos los trató con respeto, a los
hipócritas, farsantes, explotadores y mercaderes de la fe los trató con Ira
Santa, a nadie trató con desprecio.
·
Juan
2.15.
·
Mateo
9.36.
·
Lucas
19:41-44.
·
Juan
8:7-11.
c) Un perfecto control sobre sí mismo. Esta
virtud es el broche de oro en la lista de virtudes del carácter de los
cristianos. (Templanza en Gálatas 5.23, dominio
propio en 2ª Pedro 1.6). el dominio
propio que ejercía Jesús es una combinación perfecta de humildad, mansedumbre y
templanza, y no era una imposibilidad estoica (que no sentía nada) como afirman
algunos, por el contrario, Jesús sometía su voluntad conscientemente al Espíritu
Santo.
d) Su fortaleza de carácter. Que
queda de manifiesto sobre todo en la víspera de su muerte vicaria.
·
Mateo
26.20-25.
·
Lucas
22:39-46.
e) Su prudencia. La cual se destaca
especialmente cada vez que los escribas y fariseos le tendían lazos para
sorpréndele y hacerle tropezar.
·
Mateo
21.23-27.
·
Mateo
22.15-22.
·
Juan
8.1-6.
B. SANTIDAD MORAL PASIVA.
Como ya se mencionó, al hablar de santidad moral
pasiva habla específicamente de la impecabilidad de nuestro Señor, al
decir que Cristo fue y es impecable es hablar de dos aspectos
de esta realidad:
a) Jesús nunca cometió pecado alguno. No
tuvo defectos ni imperfecciones morales, motivo por el cual Él mismo pudo decir
en Juan 8:46 ¿Quién de ustedes me acusa
de pecado? Cosa que ningún otro ser humanos ha podido reclamar.
Es
también por este motivo que el nombre de Jesucristo está totalmente aparte de
toda lista de personajes ilustres, héroes, grandes hombres de la historia, etc.
A muchos personajes de la historia les trataremos con respeto y dignidad, pero
solo ante Jesucristo hemos de postrarnos en actitud de adoración.
Ya
lo hemos entendido anteriormente, Jesucristo a pesar de ser un ser humano
completamente y compartir las debilidades físicas características de nuestra
raza, como hambre, cansancio, sueño, dolor, etc. Sin embargo, Él no fue
portador del pecado original en su ser, fue nuestro sustituto perfecto en la
cruz, sin la mancha de la depravación humana. Hebreos 7:23.
La
cita de 2ª Corintios 5.21 que dice
que por nosotros Cristo fue hecho pecado,
ha de entenderse en el aspecto judicial únicamente, así Él estuvo libre
moralmente tanto de la corrupción hereditaria como de pecado actual.
b) Jesús fue y es incapaz de pecar. Hay
tres relaciones que el ser humano puede tomar frente al pecado.
Ahora bien, ¿Qué es lo que impedía que Cristo pudiese
pecar?
Ciertamente no era incapacidad física o espiritual de
poder elegir entre el bien y el mal, pues Él fue totalmente libre y por lo
tanto perfectamente obediente al Padre, tampoco es necesariamente como dice la
teología católico romana porque en él habitaba la esencia divina del bien
absoluto que lo llevaba a solo hacer lo que es bueno a los ojos de DIOS.
Esencialmente fue la responsabilidad que, como la
segunda persona de la trinidad, el Verbo encarnado tenía, Cristo sabía que, de
pecar, ese pecado habría sido atribuido a DIOS mismo por medio de su naturaleza
divina (no se puede pecar solo la carne y el alma y espíritu libres), el hecho
de decir que en DIOS hubiese pecado es una contradicción de términos, es un
IMPOSIBLE teológico y metafísico.
A esto se le suma la acción eficaz del Espíritu Santo
que le llenaba en todo momento y hacía en Él moralmente imposible que pecara.
Ese es el carácter maravilloso y sin paralelo de nuestro
amado Señor y Salvador Jesucristo, y ese mismo ser perfecto es el que habita en
nosotros, y por medio de la misma acción es que nos guarda de cometer pecados,
haciendo que nos parezcamos más a Él.
·
1ª
Juan 2.20.
·
Romanos
8:14.
·
Colosenses
1.26-27.
Al permanecer en Cristo, nosotros lo que hacemos en dejar que su
carácter impecable se manifieste por medio de nuestras vidas, por eso es tan
importante conocer Cristo por medio de doctrina bien cimentada, pues las
emociones, los sentimientos, las ideas propias, jamás nos llevarán a ser como
Cristo, que es el propósito por el cual DIOS nos creó y nos redimió.
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