miércoles, 12 de octubre de 2016

Cristología. Bloque A: La Persona de Jesucristo. Tema 20: El Carácter De Cristo Parte II Cita. Hebreos 7:26.

En la clase pasada comenzamos a estudiar el carácter o la personalidad de nuestro Señor Jesucristo, entendimos que él no puede estar en una lista de los hombres más grandes de la historia porque simplemente él los sobrepasa por mucho aún a todos juntos.

Esto es debido a su impecabilidad y es por esta imposibilidad de pecar que su personalidad es altamente cargada de carisma, al grado que al llamar a sus primeros discípulos no hubo mayor inconveniente para que estos dejaran literalmente todo, familia, trabajo, sus vidas mismas y le siguieran.

Ese carisma irradiado por Jesús no es como el carisma que los artistas o personajes famosos tienen en la actualidad, basado en la apariencia física, pues de hecho vimos que la biblia nos dice precisamente lo contrario, en Jesús no hubo, belleza, hermosura o un atractivo físico en el cual basara su carisma.

Más bien, como ya lo mencionamos la base del carisma sin igual del Señor Jesucristo fue su impecabilidad, que se traduce en santidad.

La santidad del Señor Jesucristo puede dividirse en ontológica y moral.


 
La santidad ontológica consiste en la separación de su ser de lo inmundo, de lo defectuoso, de las limitaciones propias del pecado y permite un acercamiento a la trascendencia al Padre que es infinitamente Santo.

Esta santidad ontológica de la humanidad del Señor fue producida por la unión hipostática misma, pues obviamente no puede haber un mayor acercamiento a DIOS que el Ser una persona con Él.

La santidad moral consiste en una conducta moralmente recta, que su vida siempre fue de acuerdo a la voluntad de DIOS. La santidad moral a su vez la clasificamos en activa y pasiva.
 

A.   SANTIDAD MORAL ACTIVA.

¿Qué originaba en Jesús la santidad moral positiva?
¿Qué originaba en Jesús el ser Santo?

a)    La unión hipostática. Esto ya lo estudiamos anteriormente, esta unión le confería a la humanidad de Jesús una santidad especial, trascendente. 1ª Juan 3:3.

b)    Una comunión especial con el Espíritu Santo. Fue el Espíritu Santo quien ungió a Jesús. Isaías 61:1. Lucas 4:18.

Esta comunión ininterrumpida capacitó a Jesús para poder cumplir siempre, en todo lugar y en todos los aspectos posibles la voluntad del Padre. Juan 4:34. Juan 17:4. Hebreos 10.7.

¿Qué frutos produjo la santidad moral de Jesús?

a)    Su amor por el Padre. Jesús mantuvo siempre una comunión íntima y ferviente con el Padre, lo conocía y eso provocó que lo amara y ese amor produjo una perfecta obediencia. Juan 15.10. Filipenses 2:8. Hebreos 5:7-8.

b)    Su bondad con todos. Para la miseria, la necesidad, la marginación, Jesús siempre tuvo amor, perdón, un perdón y una compasión inmensos, a todos los trató con respeto, a los hipócritas, farsantes, explotadores y mercaderes de la fe los trató con Ira Santa, a nadie trató con desprecio.

·         Juan 2.15.
·         Mateo 9.36.
·         Lucas 19:41-44.
·         Juan 8:7-11.

c)    Un perfecto control sobre sí mismo. Esta virtud es el broche de oro en la lista de virtudes del carácter de los cristianos. (Templanza en Gálatas 5.23, dominio propio en 2ª Pedro 1.6). el dominio propio que ejercía Jesús es una combinación perfecta de humildad, mansedumbre y templanza, y no era una imposibilidad estoica (que no sentía nada) como afirman algunos, por el contrario, Jesús sometía su voluntad conscientemente al Espíritu Santo.

d)    Su fortaleza de carácter. Que queda de manifiesto sobre todo en la víspera de su muerte vicaria.

·         Mateo 26.20-25.
·         Lucas 22:39-46.

e)    Su prudencia. La cual se destaca especialmente cada vez que los escribas y fariseos le tendían lazos para sorpréndele y hacerle tropezar.

·         Mateo 21.23-27.
·         Mateo 22.15-22.
·         Juan 8.1-6.

B.   SANTIDAD MORAL PASIVA.

Como ya se mencionó, al hablar de santidad moral pasiva habla específicamente de la impecabilidad de nuestro Señor, al decir que Cristo fue y es impecable es hablar de dos aspectos de esta realidad:



a)    Jesús nunca cometió pecado alguno. No tuvo defectos ni imperfecciones morales, motivo por el cual Él mismo pudo decir en Juan 8:46 ¿Quién de ustedes me acusa de pecado? Cosa que ningún otro ser humanos ha podido reclamar.

Es también por este motivo que el nombre de Jesucristo está totalmente aparte de toda lista de personajes ilustres, héroes, grandes hombres de la historia, etc. A muchos personajes de la historia les trataremos con respeto y dignidad, pero solo ante Jesucristo hemos de postrarnos en actitud de adoración.

Ya lo hemos entendido anteriormente, Jesucristo a pesar de ser un ser humano completamente y compartir las debilidades físicas características de nuestra raza, como hambre, cansancio, sueño, dolor, etc. Sin embargo, Él no fue portador del pecado original en su ser, fue nuestro sustituto perfecto en la cruz, sin la mancha de la depravación humana. Hebreos 7:23.

La cita de 2ª Corintios 5.21 que dice que por nosotros Cristo fue hecho pecado, ha de entenderse en el aspecto judicial únicamente, así Él estuvo libre moralmente tanto de la corrupción hereditaria como de pecado actual.

b)    Jesús fue y es incapaz de pecar. Hay tres relaciones que el ser humano puede tomar frente al pecado.


Ahora bien, ¿Qué es lo que impedía que Cristo pudiese pecar?

Ciertamente no era incapacidad física o espiritual de poder elegir entre el bien y el mal, pues Él fue totalmente libre y por lo tanto perfectamente obediente al Padre, tampoco es necesariamente como dice la teología católico romana porque en él habitaba la esencia divina del bien absoluto que lo llevaba a solo hacer lo que es bueno a los ojos de DIOS.

Esencialmente fue la responsabilidad que, como la segunda persona de la trinidad, el Verbo encarnado tenía, Cristo sabía que, de pecar, ese pecado habría sido atribuido a DIOS mismo por medio de su naturaleza divina (no se puede pecar solo la carne y el alma y espíritu libres), el hecho de decir que en DIOS hubiese pecado es una contradicción de términos, es un IMPOSIBLE teológico y metafísico.

A esto se le suma la acción eficaz del Espíritu Santo que le llenaba en todo momento y hacía en Él moralmente imposible que pecara.

Ese es el carácter maravilloso y sin paralelo de nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo, y ese mismo ser perfecto es el que habita en nosotros, y por medio de la misma acción es que nos guarda de cometer pecados, haciendo que nos parezcamos más a Él.

·         1ª Juan 2.20.
·         Romanos 8:14.
·         Colosenses 1.26-27.

Al permanecer en Cristo, nosotros lo que hacemos en dejar que su carácter impecable se manifieste por medio de nuestras vidas, por eso es tan importante conocer Cristo por medio de doctrina bien cimentada, pues las emociones, los sentimientos, las ideas propias, jamás nos llevarán a ser como Cristo, que es el propósito por el cual DIOS nos creó y nos redimió.





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