La semana pasada comenzamos a estudiar una faceta de
esta serie de enseñanzas, en la cual nos dimos cuenta por medio de la Escritura
que primero Cristo nos compra en el mercado de esclavos del pecado para
hacernos sus esclavos, después el deja de llamarnos esclavos y nos dice que
somos sus amigos, luego él nos otorga la ciudadanía en los cielos y por ultimo
como si no fuera suficiente gracia sobre nuestras vidas, DIOS nos adopta como
sus hijos, haciéndonos herederos de la vida eterna, la cual es una herencia
irrevocable.
Como entendimos la semana pasada, en la roma antigua
la adopción venia acompañada de dos grandes beneficios que espiritualmente nos
apuntan a la preservación de nuestra salvación:
1. El
final definitivo a las relaciones sociales y a las conexiones legales con la
familia natural.
2.
El
adoptado se convertía en miembro permanente de la familia nueva.
Además, era muy raro que a un esclavo se le adoptará
pues automáticamente tenía derecho a heredar con los hijos legítimos, la
herencia a la cual hoy en día tenemos acceso es a la vida eterna, si DIOS
ha prometido que heredaremos la vida eterna entonces sucederá, podemos estar
seguros porque DIOS no es mentiroso o no sería DIOS Justo y Santo y además
porque DIOS es Todopoderoso y no hay nada ni nadie que pueda impedir que Él
cumpla su promesa.
Muchos son los que tienen temor de predicar esta
verdad pues creen que provocará vidas licenciosas, libertinas y continuamente
en el pecado, pero lo cierto es que, si entendemos correctamente esta doctrina
de la gracia conocida como Preservación de los santos, sucederá
todo lo contrario.
El comprender correctamente la adopción como hijos
de DIOS creará en nosotros una vida completamente diferente a la del mundo,
tanto el mundo pagano, como la del mundo cristiano cultural, que no se
diferencia en nada en la vida práctica diaria con el paganismo.
La
adopción tiene el poder de transformar un infierno de vida en un paraíso de
bendiciones, si no lo crees, pregúntale a un niño que haya sido rescatado de
alguna situación desamparada.
La Biblia es una Unidad de Pensamiento, cuyo
personaje central es Jesucristo y cuyo mensaje es la redención efectuada por
Él, es por ello que en más de una ocasión encontramos en ella ejemplos de
adopción y por consecuencia un cambio radical de vida.
El primer ejemplo lo encontramos en la vida de uno de
los más ilustres personajes de la Escritura: Moisés. Éxodo 2:1-10.
La vida de Moisés se vio grandemente trastocada, pues
pasó de ser el hijo de unos esclavos, condenado a muerte, desamparado en la
cesta en el río Nilo, a ser el parte de la familia real de Egipto, en esa
época, la mayor potencia en la tierra. Hechos
7:20-22.
Otro ejemplo de adopción y una vida transformada a
raíz de ella, es la vida de Hadasa, mejor conocida como Ester. Ester 2.5-11. Mardoqueo siempre veló
por el bienestar de su prima Ester, y ella incluso después de convertirse en
reina siguió confiando en Él.
Un ejemplo más lo vemos en la vida de Mefi-boset,
quien en termino prácticos (no tanto legales) fue adoptado por el rey David. 2ª Samuel 9: 1-13.
MEFI-BOSET
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NOSOTROS
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No fue por sus méritos, fue por amor a Jonathan.
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No son nuestros
méritos, es por la obra de Cristo.
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Le otorgo el perdón de su vida.
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Nos otorga el perdón de
nuestro pecado y pecados.
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Le otorga las tierras de su padre, le da
herencia.
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Tenemos nuestra
herencia en Cristo.
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Lo sienta a su mesa por siempre.
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Estamos sentados
juntamente con Cristo en lugares celestiales. Efesios 2:6.
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Lisiado de ambos pies.
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No sabíamos caminar en
la vida espiritual.
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Su nombre significa el que quita la vergüenza.
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No viviremos más en
vergüenza.
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La vida de Mefi-boset, paso de ser un exiliado,
lisiado, paria, a vivir cómodamente en el palacio del rey, por supuesto que su
comportamiento nunca fue el mismo.
Nosotros no lo buscamos a Él y sin embargo él nos
buscó hasta encontrarnos y nos salvó y aun siendo sus enemigos él nos hizo sus
amigos, no teníamos ni tenemos nada que ofrecerle y él a cambio nos ofrece una
herencia incomparable e inconmensurable, tenemos todo por medio de la Fe que
tenemos en Jesucristo el Hijo de DIOS, él nos da una promesa maravillosa a los
creyentes en 2ª Corintios 6: 17-18.
No es de sorprendernos que el apóstol Pablo escriba
acerca de la adopción pues él conocía bien costumbres en la roma de su época,
así como en la sociedad judía bajo la cual él vivió.
Un esclavo adoptado siempre se consideraba miembro
verdadero de la familia y su nombre se inscribía como tal en los archivos de la
ciudad no solo en el registro familiar, sino con el resto de los miembros de la
familia.
En Jerusalén, el libro en el que se registraban los
nombres se llamaba el libro del viviente o también era conocido como el
libro de la vida. (algo así como el archivo que se encuentra en Arcos
de Belén en la CDMX). Así toma más sentido la cita de Apocalipsis 3:5.
Igualmente, los nombres de todos los adoptados por el
Señor se registran en el libro de la vida de la Jerusalén celestial y la
belleza de esto es que, es que están registrados nada más y nada menos que en la
familia del Rey, no en la de un mendigo, no en la de alguien importante a
secas, sino en la familia del gran Rey de Reyes, creador del universo.
¿Podría haber mayor honor o privilegio que ser hijo
adoptivo de Dios? Absolutamente NO.
La adopción nos brinda todos los beneficios de la
familia, incluido el derecho de acercarnos a Dios en oración. Si DIOS no nos rechazó cuando éramos unos
viles y despreciables pecadores, sino por el contrario nos extendió los brazos
de amor, ¿Cuánto más no nos aceptará cuando vayamos delante de el en oración
ahora que nos ha adoptado como sus hijos y nos ha hecho herederos del cielo?
No es de extrañar que Pablo exclamara en Efesios 1.3–5. Bendito sea el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes
de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de
Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.
Es importante entender que DIOS nos lleva de esclavos
a hijos, pues la relación esclavo-amo no necesariamente es permanente, pero la
relación padre-hijo si lo es. Juan 8.35.
Somos hijos,
permaneceremos en casa para siempre y somos sus herederos, la pregunta es: ¿Qué
es lo que hacemos con esa herencia? ¿Nos comportamos igual? ¿Seguimos en la
miseria espiritual cuando hemos heredado riquezas en gloria? Romanos 8:15.
Muchos no creen
esta maravillosa verdad y por eso no disfrutan de sus beneficios espirituales,
piensan que es demasiado bueno para ser verdad, que no podemos merecer algo tan
precioso, y saben, en parte tienen razón: no lo merecemos, por eso se
llama GRACIA, significa que es un regalo inmerecido, y si es demasiado bueno
para ser cierto es porque proviene de nuestro DIOS que es BUENO siempre.
Hay otros que dudan
que esto sea una realidad, pues conocen a alguien (todos conocemos este tipo de
personas) que comenzaron una vida cristianizada, pero al cabo de un tiempo se
alejaron y algunos hasta apostatan o hacen cosas peores que los que nunca han
conocido el evangelio de Cristo.
La apostasía, se da
desde el principio de la era cristiana. 1ª Juan 2:19.
Un apostata es
alguien que recibió un rayo de luz, pero no fue iluminada por completo su vida,
es alguien que recibió la semilla, pero esta no dio nunca fruto, es alguien que
sabe la palabra escrita pero que ignora la Palabra viva, es alguien que puede
reconocer la verdad, PERO NO AMA LA VERDAD. 1ª Juan 2:4-5.
Por eso es que esta
enseñanza es tan maravillosa, pues nosotros no apostatamos, no nos alejamos, no
nos desviamos del Camino de Cristo, no porque seamos mejores, no porque sabemos
más, no por ser merecedores de permanecer, si seguimos firmes es solo por
amor y la gracia de DIOS. Judas 24-25.
Pero no perdamos la
perspectiva completa, somos hijos y esclavos al mismo tiempo, el Hijo de DIOS,
nuestro Señor Jesucristo se hizo esclavo al tomar forma de hombre para que los
esclavos del pecado pudiéramos llegar a ser hijos de DIOS, si nuestro Señor se
hizo Hijo-Esclavo de nosotros no se puede esperar otra cosa.
Así es la libertad
verdadera. De esta manera, somos hijos y esclavos a la vez. Las dos realidades
no son mutuamente exclusivas aun cuando las metáforas sean diferentes. Seremos
parte de su familia por siempre. Estaremos en su servidumbre gloriosa para
siempre. Apocalipsis 22.3.
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