Los primeros cinco versos del evangelio de Juan son
considerados como el prólogo o la introducción a su libro, en estos versos el
apóstol Juan hace un fuerte hincapié en la divinidad de nuestro Señor
Jesucristo, llamándolo DIOS creador del universo, nos muestra además a Cristo
como la Palabra de DIOS personificada y, por si fuera poco, en tan cortas
frases habla ya de lo que es el evangelio: Luz y vida para la humanidad que
está muerta y en tinieblas espirituales.
En los siguientes versos, Juan habla de su homónimo de
nombre, Juan, pero el bautista.
¿Quién fue Juan el bautista?
¿Por qué los 4 evangelios lo incluyen en sus escritos?
¿Qué función cumple en la profecía bíblica?
¿Por qué es importante su función?
¿Qué enseñanza tenemos de él en nuestros días?
En primer lugar, el apóstol Juan lo llama simplemente
Juan, pues en su evangelio curiosamente el no escribe su propio nombre, se
refiere así mismo solamente como el discípulo amado, y en una ocasión como los
hijos de Zebedeo, por lo tanto, no hay lugar para la confusión.
Juan, conocido como el Juan el bautista, no porque
fuera su apellido, sino por su ministerio característico de bautizar a las
personas para arrepentimiento, algunos lo llaman Juan el que bautiza, él fue el
primo en carne del Señor Jesús: Lucas
1:36.
Al igual que el Señor Jesús, el nacimiento de Juan el
bautista fue anunciado por un ángel y fue también de manera milagrosa, aunque
no en el mismo sentido de la concepción virginal, sino que a pesar de ser
estéril su madre Elisabeth y de ser ya ancianos ambos padres, DIOS les concedió
un hijo. Lucas 1:5-26.
Como podemos darnos cuenta, Juan el bautista fue el
precursor inmediato de Jesús, fue enviado por DIOS para una tarea muy
específica: preparar al pueblo para la
llegada del Mesías prometido.
Durante siglos, los judíos habían esperado la llegada
del Mesías, y una de las ultimas profecías de su llegada, fue que poco antes
DIOS enviaría a Elías a prepararle el camino: Malaquías 3:1 y 4:5. Mateo 17:10-13.
El apóstol Juan nos dice en el versículo 6 que hubo un
hombre enviado por DIOS, ese hombre es Juan el Bautista, la palabra
para enviado significa un enviado como representante oficial, con un mensaje
especial, ese mensaje fue: ARREPENTIMIENTO.
Mateo 3:1-2.
Antes de ser hijos de DIOS los seres humanos por naturaleza somos
pecadores y aborrecedores de la bondad de DIOS, cosas tales como:
·
Robar.
·
Mentir.
·
Adulterar.
·
Fornicar.
·
Engañar.
·
Deseos de
venganza.
·
Odio hacia
otras personas.
·
Ser
orgulloso.
·
Vanidosos.
·
Amantes de
los deleites carnales.
·
Los vicios
y pasiones desordenadas.
·
Etc.
Son algo totalmente normal, pues nuestra conciencia era esclava
del pecado y no sentíamos ningún pesar, como lo entendimos la semana pasada,
éramos muertos espirituales y estábamos en las más profundas tinieblas,
apartados de la gloria de DIOS.
Es por este motivo que Cristo es la Luz y la Vida de los hombres, pero
el evangelio no se queda ahí, falta una parte fundamental y es la regeneración
o el arrepentimiento.
Una vida en
arrepentimiento le da la espalda a lo que ofende a DIOS y nos hacía daño, toma el
perdón de Cristo y comienza a vivir para DIOS, si solo nos sentimos mal por lo que hacemos, pero no hay ningún cambio
entonces solo tenemos remordimiento el
cual no vale nada delante de DIOS.
La esencia del arrepentimiento no solo es tratar de portarnos bien o de echarle ganas para dejar lo malo, el
verdadero arrepentimiento es solo obra del Espíritu Santo en nuestros
corazones: Romanos 8:13-14.
La manera sencilla y practica para vivir una vida arrepentida es
teniendo una relación Padre-hijo con DIOS, de hecho, la palabra griega para
hijo es huios y significa el que
tiene una relación con su padre, esa relación con nuestro Papá en el cielo se
da cuando leemos su palabra, cuando oramos en su presencia, cuando asistimos a
su casa a adorar, etc.
Cuando DIOS nos regenera por medio del nuevo nacimiento, una de las
características que nos lo demuestran es que ya no podemos pecar a gusto, desde ese momento en adelante cada vez que hacemos
algo en contra de la ley y el carácter justo y santo de DIOS nos sentimos mal
en nuestro espíritu, pues el Espíritu Santo nos está redarguyendo: 2ª Corintios 7:9-10.
En el versículo 7 encontramos otra palabra clave en la
misión de Juan el bautista: testimonio. Del gr. martureo (μαρτυρέω, G3140) que
significa testificar, y proviene de la misma raíz de donde traducimos la
palabra mártir.
Hay una gran diferencia entre testificar a manera de
mártir y solo predicar un mensaje, Juan el bautista no obró milagros, pero la
pureza de su vida y de su doctrina eran pruebas contundentes de que era un
enviado de Dios, ese era su testimonio: una
vida conforme a la voluntad de DIOS.
Hay
quienes obedecen a DIOS, pero no se niegan a sí mismos, como el profeta Jonás.
Hacen las cosas, obedecen a DIOS, siguen sus mandamientos, pero en realidad es
solo algo externo, no hay un cambio interno, no lo genera el Espíritu de DIOS
en nosotros. Jonás 4:1-3.
La
otra cara de la moneda es la sumisión, la sumisión es obedecer no sin
cuestionar pues no somos robots, sino CONFIANDO en que DIOS sabe lo que es lo
mejor, la sumisión (rendición total, interna y externa) sí es negarse a sí
mismo, el ejemplo más claro lo vemos en Jesús en cuando oró en el huerto de
Getsemaní horas antes de pasar por la cruz del calvario: Lucas 22:41-42.
Y
por supuesto que Juan el bautista también fue un hombre sumiso y obediente a
DIOS, al grado de dejar TODO literalmente por hacer la voluntad de DIOS. Marcos 1:6.
Juan
era de la línea sacerdotal, ambos padres, Zacarías y Elisabeth pertenecían a la
línea de sacerdotes, por lo tanto, Juan tenía el derecho ser un sacerdote de
forma hereditaria en la religión organizada de su época y vivir cómodamente,
pero rechazó esto y más, por obedecer
sumisamente a DIOS.
Esto solo se logra cuando nosotros entendemos no solo
en nuestras mentes sino de todo corazón que no se trata de mí, de mis deseos,
de mi vida, se trata única y exclusivamente de Cristo, su causa, su evangelio y
su reino.
Al
vivir conforme a la voluntad de DIOS, como Juan el bautista tarde o temprano
llegaran momentos donde DIOS nos va a probar, no me refiero al fuego de prueba
o a las tribulaciones en sí misas, más bien con una bifurcación: obedecer y
seguir a Cristo o ir por el yo. Mateo
14:1-5.
¿Qué decisión hubieras tomado tú? ¿Exhortar al rey a
que se aleje de sus pecados o seguir con vida? Parece que en la actualidad es mejor ser políticamente
correcto con los pecados de la gente que llamarlos al arrepentimiento.
Pero
sin ser tan “espirituales” de ser llamados a exhortar a alguien, de muchas
otras formas somos puestos a prueba por DIOS:
·
Voy a la
iglesia o hago lo que ME gusta.
·
Leo la
biblia o estoy en el Facebook.
·
Doy
testimonio o albureo con mis amigos.
·
Soy fiel
a Cristo o lo niego con mis hechos.
·
Etc.
Como
los apóstoles testificaban de Cristo después de su manifestación, Juan
testificaba de El antes de su manifestación. Sobre todo, Juan era un testigo de
Cristo (1:7; 5:33, 35).
En
toda la predicación testificaba de Cristo. Cuando predicó el arrepentimiento,
dijo que el reino (de Cristo) se había acercado. Cuando bautizaba, decía que
"el que viene tras mí ... él os bautizará en Espíritu Santo y fuego"
(Mat. 3:11). Al ver a Jesús dijo,
"He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29).
Juan el bautista era totalmente Cristocéntrico, lo podemos corroborar en el siguiente verso del
apóstol Juan: 8. No era él la luz, sino para
que diese testimonio de la luz.
Parece
como si el apóstol quisiera decir: Juan el Bautista nunca se atribuyó lo que
algunos herejes le atribuyen hoy día, por el contrario, sabía perfectamente que
se trata de Cristo SIEMPRE. Juan 3:30.
El
apóstol Juan nos habla de su homónimo Juan el bautista, de su labor al ser un
digo mártir, un testigo fiel de Cristo:
1.
Predicaba fielmente el mensaje del Arrepentimiento.
2.
Vivió una vida conforme a la voluntad de DIOS,
negándose a sí mismo para agradar en todo al Señor.
3.
Prefirió obedecer a DIOS, aunque fuera a precio de su
propia vida.
4.
Era totalmente Cristocéntrico.
¿Cómo aplicamos esto a nuestras vidas? Simple,
¿Han escuchado a algunos decir que Dios te quiere llevar a un nuevo nivel?
Eso verdad, te quiere llevar al nivel más bajo, a la
humillación, a menguar, a ser como Juan el bautista, para después mostrar su
gracia en ti.
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