El día de hoy comenzaremos a escudriñar el quinto
capítulo del evangelio que redacto el discípulo amado, el apóstol Juan, dicho
evangelio como nos hemos venido cerciorando, es muy diferente en estilo y
contenido a los 3 primero evangelios llamados sinópticos, esto es así no porque se contradiga la Escritura, sino
al contrario, es el complemento perfecto, algunos relatos exclusivos que hemos
estudiado son:
·
El primer milagro de Jesús: convertir el agua en vino.
·
La entrevista nocturna de Jesús con Nicodemo.
·
La entrevista con la mujer samaritana.
·
El segundo milagro de Jesús: la sanidad del hijo del
oficial del rey.
Todos estos relatos, como lo estudiamos, terminan en
la salvación o el mensaje de salvación de una o más personas, pues Jesús, el
profeta por excelencia, a eso vino a la tierra en forma de ser humano, a
traernos el evangelio de DIOS.
Otro relato exclusivo del evangelio de Juan, es el que
encontramos en los primeros versículos del capítulo 5, para nuestro estudio lo
vamos a escudriñar en varias partes, en la primera el día de hoy, entenderemos
el actuar de Jesús no solo con el enfermo a la puerta del templo, sino en
general con todos los seres humanos.
Lo primero que nos narra el apóstol Juan es: 1 Después de estas cosas había una fiesta
de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Obviamente se refiere a después
de haber sanado al hijo del oficial del rey y los demás acontecimientos
narrados en el capítulo 4, el punto interesante aquí es que Juan no nos dice
exactamente a que fiesta se refiere.
Los judíos iban en peregrinación a Jerusalén de forma
ritual obligatoria a solo 3 fiestas: la pascua, el pentecostés y los tabernáculos,
como recientemente había pasado la pascua donde Jesús purificó el templo, las
opciones se reducen a dos: pentecostés o tabernáculos, lo realmente importante
en este versículo no es lo que no dice, sino por qué no lo dice, la respuesta
es simple: porque no es relevante.
Aprendamos una rápida pero valiosa lección: donde la
biblia calla, nosotros callemos, si la Escritura no se pronuncia en algo
nosotros tampoco lo hagamos, no caigamos en mundos pre-adámicos, por ejemplo.
En el siguiente versículo leemos: 2 Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque,
llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos.
No lejos de la puerta de las ovejas, así llamada
probablemente porque por ella pasaban muchas ovejas que se llevaban a sacrificar
al cercano atrio del templo, había un estanque. Popularmente, a este estanque
se lo conoce por el nombre de Betesda (casa de misericordia). Tenía
cinco pórticos o porches cubiertas donde podían descansar los enfermos y protegerse
de las inclemencias del tiempo.
Esto explica el siguiente versículo: 3 En éstos (pórticos) yacía una multitud de
enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua.
Recientemente entendimos que la misión de Jesús es
velar por los enfermos no por aquellos que tienen sanidad. Marcos 2:17. A pesar de que no es nuestro tema central del día de
hoy, no deja de ser importante recordar lo que vemos en los discipulados, pues
renueva nuestra mente y confirma nuestra convicción de ser como Cristo.
Muchos son los que vienen a la congregación ignorando
que somos como un hospital espiritual, donde hay de todo: médicos, enfermeras,
camilleros, administrativos, pero lo que más abunda en un hospital son los enfermos, y el ignorar esta
verdad ha desilusionado a muchos.
El
problema es que muchas veces no somos de
expectativas realistas, y al llegar a la congregación, pensamos que todos
son amorosos, que todos son buenos cristianos, que todos son espirituales, que
todos son discípulos fieles y maduros que reflejan a Cristo todo el tiempo, pensamos
que todos los asistentes son gente perfecta, sin malas mañas, con excelente
carácter, y siempre dispuestos a sufrir por los demás, pero la realidad es otra
y cuando abrimos los ojos a ella, es cuando muchos se desaniman y ya no quieren
seguir asistiendo a la iglesia.
En la iglesia acude gente real, no ideal, sean como sean son nuestra
familia, de hecho, el que sean algunos difíciles de amar nos ayuda a templar
nuestro carácter. Efesios 4:2.
Sin embargo, en el relato de Juan 5, son enfermos
literales, que padecían desde hace mucho tiempo dolencias y enfermedades tales
como ceguera, parálisis, etc. Lo siguiente que leemos es que esperaban el
movimiento de las aguas y el versículo 4 nos habla del motivo por el cual
esperaban que el agua se moviera.
4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba
el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del
agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.
No en todos los manuscritos antiguos aparece el
versículo 4, muchos son los que lo omiten y hay mucha controversia acerca de
aceptar este pasaje o no, muchos creen que se añadió más tarde para darle
explicación a la respuesta del paralitico en el verso 7.
No vamos a meternos en controversia, y vamos a dar por
hecho que es parte del texto, pues si lo entendemos bien no contradice ni hace
violencia a la Escritura en general, pues no son pocos los pasajes donde nos
habla de seres angelicales, de hecho, hay una ciencia bíblica llamada
angelología, la cual enseña acerca de estos seres creados obviamente por DIOS y
mostrados en muchas partes de la Biblia.
La angelología nos habla de la personalidad, la
naturaleza, la jerarquía, atributos, nombres, títulos, su morada, su origen, su
trabajo, etc.
No es el momento de adentrarnos profundamente en este
estudio, pero si es bueno aclarar algo en cuanto a estos seres antes de continuar
y es QUE LE SIRVEN AL HOMBRE EN OBEDIENCIA A DIOS. Hebreos 1:13-14.
Hay muchas sectas que confunden y caen en herejías,
nuevamente por la falta de preparación, al no estudiar doctrinas como la
angelología, creen por ejemplo que Cristo es el arcángel Miguel que tomó forma
humana, cuando ciertamente Cristo es
DIOS, o bien conciben a los ángeles como lo que son: mensajeros (el griego angelos significa mensajero) pero
reciben mensajes que contradicen la Escritura de “ángeles” que ni aparecen en
la biblia, me refiero a Moroni y el
evangelio que a Jesús se le olvido darnos la primera vez que vino a la tierra. Gálatas 1:8.
Hay también algunos carismáticos o neo pentecostales
que se la pasan dando órdenes a los seres angelicales porque DIOS los puso a nuestro favor, lo cual
es parcialmente cierto, si DIOS los ha hecho espíritus ministradores, es decir
nos ayudan, pero OBEDECEN AL CREADOR no a otra criatura como lo es el ser
humano.
Otra mentira es que nosotros al morir nos convertimos en ángeles en el cielo, es anti bíblico y
es una aspiración mediocre, pues en la glorificación no solo recibiremos un
cuerpo nuevo semejante al de los
ángeles no igual Mateo 22:30 y se
refiere a no más hambre, sed, cansancio, enfermedad ni muerte, sino que el
Padre nos glorificará juntamente con Cristo. Romanos 8:17.
Este ser angelical que nos narra el capítulo 5 del
evangelio de Juan, bajaba a las aguas de vez en cuando a agitarlas y el primero
en bajar al estanque era curado milagrosamente de su dolencia, obviamente el
ángel no era quien obraba el milagro, era solo el mensajero, era el encargado
de llevar la sanidad divina a los hombres, Con este milagro, Dios ofrecía a su
pueblo elegido una prueba de Su buena voluntad, e indicaba que aun cuando había
estado por largo tiempo sin profetas ni milagros, Él no se había desentendido
ni olvidado de ellos; era un indicio del Mesías que había de venir, así que no espere ni ore para que un ángel
le traiga ningún tipo de milagro, ore a DIOS y espere en su buena voluntad.
Lo siguiente que nos dice Juan es 5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba
enfermo. Esto no necesariamente significa que llevará todo ese tiempo en
los pórticos o yendo al estanque, pero si nos habla de la gravedad de su
enfermedad crónica, por lo que se entiende era un paralitico, tal vez por ser el
caso más patético es que Jesús lo eligió para mostrar su Omnipotencia.
Luego leemos en el versículo 6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así,
le dijo: ¿Quieres ser sano? A primera instancia pareciera que la pregunta
de Jesús es algo indolente o en son de burla, ¿Qué si quería ser sano? ¿Acaso
alguien enfermo pierde alguna vez la esperanza de sanar?
La razón es, sin duda, para que tomase conciencia más profunda
del miserable estado en que se hallaba, al no poder ayudarse a sí mismo de
ninguna manera, y a desear con mayor anhelo su propia curación. También lo hizo
para que estuviera más dispuesto para apreciar su curación.
Pero la respuesta del hombre enfermo es mucho más
patética que su condición misma. 7 Señor,
le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita
el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.
Parece que la regla en ese estanque era: cada quien vea por su propio bien, característico
de la naturaleza pecaminosa, todos aquellos hombres enfermos pensaban solo en
ellos, nadie pensaba en el bienestar de los demás, seguramente muchos llegaron
a ser curados y supieron de su condición y aun así decidieron meterse primero al estanque.
No nos sorprenda el egocentrismo de las personas,
nunca olvidemos que al igual que nosotros antes de ser llamados a los pies de
Cristo, el pecado era su único dueño y señor, y el orgullo y el egoísmo su
único pensar, si alguien te tiene que pisar para avanzar es casi seguro que
pasará, NO así nosotros lo hijos de DIOS, que no pensamos en nosotros mismos,
que nos negamos, tomamos nuestra cruz y cuando llega el tiempo de decidir si
hacemos la voluntad de DIOS o la nuestra, por mucho que a nuestro ego le duela
PREFERIMOS OBEDECER A DIOS, pero no nosotros, sino Cristo en nosotros.
La respuesta es patética, pues lo más esperado por
todos era que dijera un rotundo y simple si,
Señor, si quiero. Sin embargo, este hombre enfermo lo primero que hace es
QUEJARSE de que no hay quien le ayude a entrar al agua.
Jesús no le preguntó ¿Porque no entras al agua? O
¿tienes quién te meta al estanque? Jesús le preguntó ¿Quieres ser sano? Sin
embargo, se había acostumbrado tanto a su condición que se llenó de prejuicios
que nublaban su entendimiento.
Había perdido toda esperanza de ser sanado:
·
No hay quien me ayude.
·
Yo no puedo solo.
·
Mis piernas no funcionan y otros me ganan a entrar.
·
Solo soy un invalido despreciable.
·
Nunca voy a ser sano.
Eran los pensamientos que asaltaban continuamente a este
pobre hombre, pero antes de sentir lástima por él, echemos un vistazo a nuestro
propio corazón, pues seguramente no pocas veces hemos estado en una situación o
tomado actitudes parecidas a este paralitico.
No necesariamente en alguna enfermedad o condición
física, pero si en nuestras vidas espirituales, el desánimo hace presa de
nosotros, pone su pie en nuestro cuello y nos tiene contra el suelo matándonos
poco a poco:
·
Para que voy a la iglesia si no cambia nada en mi
vida.
·
Para que me discípulo si no pasa nada.
·
Nunca voy a poder dejar este hábito pecaminoso (cual
sea).
·
Mi vida no cambia, creo que no soy hijo de DIOS.
¿Cuántas veces hemos estados atrapados por
alguna situación negativa o algún problema? Y por más que tratamos y nos lo
proponemos simplemente no podemos salir de él, cuando nos encontramos en medio
de ese tipo de situaciones es casi imposible imaginarnos libres de esa cruel
atadura.
Muchas personas creen que aman los pecados
que practican en secreto simplemente por el hecho de les da placer momentáneo y
no los han podido superar, si en realidad amaran esos hábitos de la carne no se
sentirían miserables después de hacerlos y no tratarían de dejarlos con
desesperación.
En Romanos
7:16-19, Pablo confiesa que ha llegado a pecar, El hombre que escribió la
mayoría de los libros en el Nuevo Testamento, abiertamente admitió que había
visto días de grandes luchas con los pecados, lo cual nos muestra otra gran
verdad: nunca pensemos que somos los únicos que
luchan con pecados personales, que solo nosotros fallamos, que solo nosotros
nos comportamos de manera equivocada, esa es una trampa que nos mantendrá
atrapados en la desesperación si caemos en ella.
Aun los grandes
hombres de DIOS (Ya entendimos que nos los hay, hay un DIOS grande que se
glorifica en hombres débiles) pasan por pruebas y desánimos. Santiago 5:17.
Tal vez has llegado a pensar que eres mala
persona o que hasta ni has nacido de nuevo solo porque el placer de pecar te
arrastra a caer de nuevo, pero esta inclinación a los pecados no eres tú, tú
eres nueva criatura y tienes una identidad bien definida: eres Santo. 1ª Pedro 2:9.
La esencia, el ser interior, espiritualmente hablando, los cristianos no
somos pecadores, es la presencia de la carne la que nos inclina a pecar.
Romanos 7:21-23.
Es un paso vital entender esta verdad, no
somos pecadores por pecar, no más, estando en Cristo no podemos volver a ser
pecadores en el sentido estricto de la palabra, pues eso implicaría que
perdimos nuestra regeneración y eso es imposible.
No caigamos en la mentira de creer que amamos
los pecados solo porque nos producen placer y por esa causa volvemos a
cometerlos, si bien es cierto que el pecar trae consigo un placer pasajero,
eventualmente se vuelven una amargura en la vida de los hijos de DIOS. Romanos 7:24. ¡Miserable de mí! Gritaba
Pablo.
El hecho de que lleguemos a disfrutar el
placer pasajero que causa el pecar, solo dice algo de nosotros: somos seres
humanos todavía.
Si nos duele el no madurar, si nos desanima
el no cambiar, ¡gloria a DIOS! QUIERE DECIR QUE EL ESPÍRITU SANTO NOS ESTA
REDARGUYENDO, y que es la ocasión perfecta para dejar de hacer las cosas como
las venimos haciendo y empezar a hacerlas diferente, Albert Einstein decía: ¿Quieres resultados diferentes? has las
cosas diferentes.
¿Si esta vez en lugar de quejarnos como el
paralitico, de lamernos nuestras propias llagas y hacernos los sufridos
espirituales, empezamos a discipularnos
seriamente, a dejar las redes y leer la biblia a alejarnos de las malas
influencias y nos congregamos fiel y regularmente?
Lo que sucede a continuación, después de las
quejas y auto-compasión del hombre enfermo es una maravilla. 8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho,
y anda. 9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y
era día de reposo aquel día.
Jesús NO pregunta por segunda vez, de hecho,
él ya sabía la respuesta de este hombre, si le preguntó fue para el mismo
paralitico se diera cuenta de su condición, Jesús tampoco le da explicaciones,
ni le debate su situación, Jesús simplemente le da la orden de levantarse y
andar, lo sana en el acto, sin necesidad de la
fe del enfermo, sin preguntarle, sin tomarlo en cuenta para nada.
Una vez más la gloria del Hijo de Dios
aparece claramente revelada. Esta recuperación no es ni gradual ni parcial; aquellos charlatanes
que pretenden “curar por fe” deberían estudiar
cuidadosamente este maravilloso relato, pues el enfermo no aportó nada, pues no
tenía ya esperanza de nada.
Y ese es el punto máximo de nuestra enseñanza
de este día, con esto deseo terminar por hoy, recapacite un momento, si DIOS
nos preguntara si queremos ser salvos, si deseamos ser sus hijos, si queremos
dejar el pecado y arrepentirnos para ir a los pies de Cristo reconociendo que
él murió por nosotros y reconocerlo como nuestro Señor y Salvador, la respuesta
sería siempre un rotundo NO.
Nadie quiere ni nadie puede, por eso es tan
maravillosa la salvación monergista, porque todo lo hace DIOS, nosotros no
aportamos nada, ni decidimos nada, ni nos pregunta nada, aun en lo natural
podemos verlo ¿A quién de los presentes sus padres le preguntaron si deseaba
nacer?
El orgullo de la naturaleza pecaminosa, ha
hecho creer que si DIOS se comporta así es un tirano y opresor, pero no
olvidemos dos puntos claves:
·
Somos su creación, somos de su propiedad, y
él es Soberano.
·
Si no tomará él solo la decisión TODOS SERÍAS
CONDENADOS AL INFIERNO.
Por eso es que el título de la enseñanza del día de
hoy es: gracias Señor por no preguntar.
Nuestro señor y DIOS desea y ha planeado lo mejor para
nosotros, y no nos va a preguntar si estamos de acuerdo, porque él sabe que,
debido a la carne, no tenemos la perspectiva correcta, es como preguntarle a un
niño pequeño que quiere de comer y dárselo.
Así que no ha de sorprendernos no solo que no nos
preguntó si deseábamos ser sus hijos, él nos adoptó y ya, pero también no nos
sorprenda cuando DIOS permita que pasemos por tribulaciones, por pruebas, sobre
todo cuando quite de nuestra vida algo que nos gusta mucho pero que nos hace
daño, al final DIOS sabe que es lo menor para nosotros, y para muestra basta
ver que el paralitico tomo su lecho y después de 38 años de sufrir por fin pudo
ponerse en pie y caminar.