El día de hoy llegamos al final de cuarto capítulo de
la predicación expositiva del evangelio de Juan, este capítulo comienza cuando
Jesús decide, en total obediencia al padre pasar por la región de samaria en su
viaje de Judea a Galilea.
En su paso por samaria, al calor del mediodía, cansado
del camino, hambriento y sediento, Jesús tiene una poderosa entrevista con una
mujer que después de ser confrontada con su estilo de vida inmoral, rectifica
el camino y no solo ella, sino muchos más en su pueblo creyeron en aquel que da
agua de vida eterna.
Después de pasar 2 días compartiendo el mensaje del
evangelio en samaria, ahora Jesús se dirige a la región, que, si ciertamente NO
lo vio nacer, pues él nació en Belén de Judá, si es la región que lo vio
crecer, pues paso su niñez y juventud en Nazaret en Galilea.
Los galileos, como lo entendimos la semana pasada, al
principio, se mostraron escépticos, al grado de menospreciar no solo el oficio
profético del Señor, sino la salvación misma que solo Cristo puede ofrecer, sin
embargo, en los siguientes versículos leemos que recompusieron el camino al
cambiar de actitud.
En el versículo 45 leemos que, al llegar a la región
de Galilea, lo recibieron de diferente manera, al presenciar los milagros y
señales hechas durante la fiesta de la pascua en Jerusalén. Juan 2.23.
A partir del verso 46, el apóstol Juan comienza a
relatar el segundo milagro de Jesús, no sin antes dejar en claro que fue
precisamente ahí, en Galilea donde se dio el primero, al convertir el agua den
vino, en las bodas en Caná.
En Capernaum un oficial del rey tenía su hijo enfermo.
Capernaum como lo entendimos anteriormente, es un
poblado que pertenece, junto con Caná y Nazaret, a la región de Galilea, era
una ciudad situada a las orillas del mar de Galilea, el nombre de la ciudad
significa aldea de Nahúm, aunque cabe aclarar que el profeta del A.T. no nació
ahí.
Jesús estuvo en Capernaum tanto tiempo e hizo tantas
señales ahí que al cabo de un tiempo fue llamada su ciudad: Mateo 9:1. Marcos
2:1. Fue también en Capernaum que Jesús llamó a Mateo
(también llamado Leví) al apostolado mientras estaba en el despacho de
recolección de impuestos.
Ya que en ese lugar se recolectaban impuestos, era
altamente probable que hubiera ahí una guarnición militar para supervisar que
este negocio marchará bien, es por
eso que un oficial del rey radicaba
en esa ciudad.
Cuando el rey Herodes el grande, quien mando ejecutar
la matanza de los niños, murió en el año 4 d.C. su reino quedó divido:
·
Arquelao, gobernaba Judea, Samaria y parte de Idumea.
·
Felipe, a cargo de Iturea y Traconite.
·
Herodes Antipas, quien gobernaba la mayor parte de
Galilea y Perea.
Por lo tanto, el rey al que se refiere el apóstol Juan
es este último, Herodes Antipas, es él quien encarcela y manda a ejecutar a
Juan el bautista como ya lo vimos anteriormente.
En el versículo 47 leemos que, cuando oyó (el oficial del rey)
que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese
y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir.
La desesperación y el agobio por la grave enfermedad
de su hijo, hizo que el oficial del rey fuera a buscar a Jesús, de esta
situación podemos aprender que el hecho de tener un buen puesto, un buen
trabajo, una vida cómoda o títulos, no nos dan la garantía de nunca pasar por
los problemas cotidianos de la vida, no garantizan que nunca tendremos
familiares enfermos o que nosotros mismos nunca pasemos por ese trago amargo.
Eso obviamente nos incluye a los cristianos, de todo
lugar, de cualquier denominación, es un engaño decir que por ser hijos de DIOS
no pasaremos por tribulaciones en esta vida, de hecho, como lo hemos entendido
anteriormente, es todo lo contrario, el verdadero cristiano sufre de
persecución, vituperios, tribulaciones, etc. Romanos 8:35-39.
Otra enseñanza que nos deja este pasaje, es que aún el
hombre más grande, de mejor posición,
al acudir a DIOS en busca de auxilio, se vuelve como un pordiosero que extiende
su mano en busca de una ayuda, a pesar de su alto rango, se humillo al pedirle
ayuda a Jesús, caminó alrededor de 25 km desde Capernaum hasta Caná para rogar
en persona, no envió un criado como el centurión romano de Lucas 7:1-10.
Ya sea un centurión romano, un oficial del rey, una
mujer con flujo de sangre durante 12 años, no importa, siempre que alguien
viene a Jesús en busca de ayuda, de consuelo, de auxilio, él siempre nos recibe
con los brazos abiertos, jamás nos rechaza, de hecho, nos hizo la invitación de
venir a sus pies a descansar. Mateo
11:28.
Reflexionemos un momento, ¿Por qué pasan las cosas en
nuestra vida? ¿Por qué los problemas nos llegan de repente? ¿Por qué somos agobiados?
Le puedo decir que la respuesta es solo una: para ir a Cristo.
Ya sea un inconverso, que vive alejado del evangelio,
o un hijo de DIOS que lleve tiempo caminando en la Verdad, todo lo que pasamos
está ligado a la persona de Jesucristo, para ir a más con Él, para buscarlo
como desesperados, para humillarnos debajo de Él, para rogarle que meta su mano
en nuestras vidas, para ser más como Él.
Por la respuesta que Jesús le da a este oficial,
podemos deducir que estuvo en la fiesta en Jerusalén y fue testigo de las
señales que Jesús realizó allá. Entonces
Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.
Jesús primero tiene que confrontar al oficial del rey,
humillarlo, encararlo con su realidad, para que su corazón se reblandezca y sea
tierra fértil. ¿Por qué tiene que ser así? Porque de no ser así NADIE buscaría
a DIOS, nadie querría saber nada de Él, la comodidad, la prosperidad, el
bienestar, nos tendrían alejados para siempre de DIOS, pensando que no nos hace
falta, que tenemos todo lo necesario para ser felices: salud, riqueza, amor, ¿DIOS?
No gracias, ahora no, tal vez después, diríamos todos.
El hecho de que DIOS nos sacuda, y lleguen problemas a
nuestras vidas, a un verdadero hijo de DIOS le causa gozo, no alegría, no
felicidad que son emociones pasajeras y externas, nos cusa gozo que es la
motivación interna y eterna de saber que DIOS sigue trabajando en nosotros, que
nos recuerda y nos ama, al grado de hacer lo que sea necesario para que
lleguemos a los pies de Cristo o para que los que estamos a sus pies le
reflejemos fielmente.
El oficial del rey acepta humildemente las fuertes
palabras de Jesús y respetuosamente se vuelve a dirigir a él para rogar
nuevamente por su hijo: 49 El oficial
del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.
Vemos que no tomó las palabras de Jesús como una
afrenta ni como un rechazo, pues insistió en su petición y continuó en su lucha
hasta prevalecer. Estaba tan preocupado por la salud de su hijo, que no parecía
atender a ninguna otra cosa.
Sin embargo, descubre la debilidad de su fe, pues cree
que Jesús puede curar a su hijo antes de que éste muera, pero no cree que Jesús
tenga poder para resucitarle. Había olvidado que Elías y Eliseo habían
resucitado a personas; ¿y acaso era Cristo inferior en poder a dichos profetas?
Obsérvese la prisa que le da a Jesús, como si hubiera peligro de que al Hijo de
Dios se le pudiera escapar el tiempo.
¿Alguna vez has dudado que DIOS este haciendo lo mejor
en tu vida?
¿Alguna vez has dudado que este obrando a tiempo?
No eres el primero y ciertamente no serás el último,
parte de las consecuencias del pecado en nuestras vidas es la impaciencia y la
duda en la Soberanía de DIOS, la misma duda que sembró la serpiente al decir no morirán, acecha nuestros corazones,
para eso DIOS nos ha regalado la FE, la fe no es creer en DIOS, los demonios
también creen, la Fe es creerle a DIOS, al
DIOS Todopoderoso y Soberano de la Escritura.
Si DIOS está obrando algo en nuestras vidas, por
difícil de entender o asimilar que sea, es importante tener la certeza es decir
la FE en que es lo mejor para nuestras vidas, y que lo está haciendo en el
tiempo correcto, ni antes, ni después, pues DIOS nunca se equivoca. Isaías 45:9.
A pesar de la duda que asaltaba a este pobre hombre
desesperado, no deja de recordarnos en su actitud a la viuda descrita en la
parábola de Lucas 18:1-8. Dicha parábola
nos enseña a insistir, a nos desmayar en la oración.
La oración la vemos como el último recurso, frases
como:
ya solo me queda orar por tal o cual situación son frecuentes entre
nosotros por no darle el real valor a la oración, pensamos que orar es pesado,
aburrido, cansado, hasta inútil, ¿Para qué orar si DIOS no va a hacer nada?
Pensamos muchas veces.
Muchas veces nosotros mismos nos sentimos
como esa viuda que clamaba al juez injusto o como ese oficial del rey, estamos
en la miseria espiritual y emocional por los problemas y las situaciones
difíciles, en la escuela, en el trabajo, en el hogar mismo, olvidamos que: La oración no tiene como propósito cambiar la voluntad de DIOS la
oración tiene como propósito cambiarnos a nosotros.
Jesús ya había decidió obedecer al Padre y
sanar al hijo del oficial, pero lo que estaba en juego no era la sanidad en sí
misma sino el moldear el corazón de este pobre hombre, de humillarlo hasta que
reconociera que solo no podría hacer nada, que necesitaba intervención divina
en su vida, su petición no cambió o influyó en la decisión de Jesús, su
petición moldeo su propio corazón.
No me malinterpreten no es que no debamos de
pedir, no es que ya no vamos a orar pues de todos modos DIOS es soberano y va a
hacer lo que Él sabe que es mejor, por el contrario, saber que DIOS es soberano
debe alentarnos aún más a orar, pues tenemos la seguridad de que va a darnos la
respuesta perfecta, aunque muchas veces esa no sea la respuesta que queremos
escuchar, pero al final es la mejor.
¿Entonces cómo es que debemos de orar cuando
tenemos una petición? Igual que siempre, rogando humildemente, suplicando y
pidiendo, PERO RECONOCIENDO QUE SE HACE SU VOLUNTAD y que su voluntad es
perfecta, tal como Jesús en el huerto de Getsemaní: Lucas 22: 41-44.
El no reconocer esta verdad ha llevado a
muchos cristianos sinceros y humildes a la frustración espiritual:
·
Le pedí a DIOS salud de mi esposo y no me dio nada.
·
Rogué por un mejor trabajo y no respondió.
·
Suplique por mi economía y DIOS no escuchó.
·
Clame por mi familia y no pasó nada.
Son frases muy comunes entre los cristianos
que ignoran la Soberanía de DIOS, el engaño de las doctrinas humanistas hace
estragos en la iglesia.
Nunca olvidemos que DIOS responde
absolutamente todas nuestras oraciones y/o peticiones, de 3 formas:
·
Si.
·
No.
·
Aun no es tiempo.
Si la respuesta es como al oficial del rey: ve,
tu hijo vive, o si fuera, deja que los muertos entierren a los muertos,
ES LO MEJOR PARA NOSOTROS.
En el versículo 50 leemos Jesús le dijo: Vé, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús
le dijo, y se fue. La confrontación dio su fruto, el trato de Jesús no fue
en vano, siempre da el resultado deseado, se cumple que la Palabra no regresa
vacía, cumple el cometido por el cual es enviada, en este caso: FE. Romanos 10:17.
Juan nos muestra que su FE fue confirmada: 51 Cuando ya él descendía, sus siervos
salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. 52 Entonces
él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a
las siete le dejó la fiebre. 53 El padre entonces entendió que aquella era la
hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.
La sanidad, nos lo da a entender Juan, fue instantánea
por obra de Jesús, no fue la recuperación lenta esperada normalmente, además
fue a la hora exacta en que Jesús lanzó la Palabra, lo cual confirma aún más
que fue DIOS y solo DIOS quien lo hizo, lo cual lo llevó a predicarle a toda su
casa, es decir familiares, amigos y criados que allí vivieran.
Para cerrar su relato Juan nos dice 54. Esta fue la segunda señal que hizo
Jesús, cuando llegó de Judea a Galilea.
Después de volver de Judea a Galilea, ésta fue la
segunda señal que el Señor hizo en este
último lugar. Ambas ocurrieron en Caná. En las dos
manifestó el Señor su gloria. Primero,
al transformar el agua en vino, mostró su control
absoluto sobre el universo físico. Y ahora,
por medio de esta segunda señal, hace ver que la
distancia no representa un verdadero
obstáculo para la manifestación de su amor y poder, por
consiguiente, en los dos casos el Salvador se revela como el Hijo de Dios.
Ese es el mayor milagro que en la actualidad podemos
recibir, que Cristo sea manifestado en gloria y majestad a nuestras vidas, para
que caigamos a sus pies, reconociendo nuestra necesidad de Él, no importa si ya
somos hijos de DIOS, pues muchas veces nuestra relación se enfría y es lejana,
y lo mejor que nos puede pasar es como al oficial del rey: ser sacudidos de
nuestra vida de comodidad, pero alejados del Camino del Señor.
Excelente explicación Dios les Bendiga y les sigue usando para su honra y gloria
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